4 mayo 2018 / La Prensa Gráfica
El 16 de diciembre de 2013, a cuatro años de la gestión del primer gobierno del FMLN, la Secretaría Técnica de la Presidencia presentó el Plan Maestro para la modernización y ampliación del Aeropuerto Internacional de El Salvador. “El Plan Maestro para la ampliación del aeropuerto fue elaborado por la empresa estadounidense Kimley Horn, que ganó la licitación del convenio de cooperación técnica no reembolsable por $427 mil entre la Agencia de Estados Unidos para el Comercio y el Desarrollo (USTDA, por su sigla en inglés) y CEPA, en el marco del Asocio para el Crecimiento entre los gobiernos de El Salvador y Estados Unidos”.
Debe aclararse que no es el primer Plan Maestro que se diseña para ese aeropuerto internacional. Si mal no recuerdo, el Gobierno de Francia hizo una donación similar cinco o seis años antes. Cuando inició la primera gestión del FMLN el país contaba con una propuesta de uso planificado del recurso de cara a convertir al país en un centro de logística y servicios internacionales. Seguramente si se investiga en los archivos institucionales e internacionales, hay otros estudios financiados por la institución o ejecutados mediante cooperación internacional que simple y sencillamente se tiraron a la basura.
Un plan maestro es un instrumento básico para orientar el uso racional y equilibrado de los recursos. Es un instrumento orientador de la inversión. Es un instrumento para programar la inversión. Es un instrumento para racionalizar la inversión pública. Es un instrumento para atraer inversiones privadas. Es un instrumento que requiere especialistas para su desarrollo. Y es un instrumento que exige tomadores de decisión comprometidos con el presente y el futuro de los recursos estratégicos, especialmente los de un aeropuerto internacional.
El aeropuerto es un activo territorial y un activo nacional. Tiene alrededor de 39,200 metros cuadrados en un espacio con amplias posibilidades productivas. Allí se propuso (2001, 2009) una ordenada expansión urbana para crear una ciudad aeroportuaria promoviendo la conurbación lineal de cuatro ciudades: Santiago y San Juan Nonualco, San Rafael Obrajuelo y Zacatecoluca. Una ciudad aeroportuaria para proveer el soporte al aeropuerto internacional con infraestructura, servicios e institucionalidad.
Por esto, con mucha pena se conoce el anuncio reciente de la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) de “ampliar y modernizar” el aeropuerto internacional con una inversión de $36 millones haciendo caso omiso de los planes maestros diseñados para el aeropuerto y, de manera particular, el presentado en 2013 durante la gestión del FMLN. De la manga de la camisa sacan un diseño que desentona, hacen presupuesto, abren licitación y lo adjudican a una empresa mexicana.
¿Qué dice el vicepresidente, promotor de la inversión internacional? ¿Qué dice la Secretaría Técnica, encargada de la planificación? ¿Qué dice el Viceministerio de Transporte, responsable del transporte aéreo? ¿Qué dicen los profesionales de la arquitectura y la ingeniería sobre el diseño y especificaciones técnicas? Pregunto porque en 10 meses que le quedan a esta gestión gubernamental, la obra no se finaliza. ¿Será otra Diego de Holguín? ¿Será otro SITRAMSS? Pregunto porque los funcionarios de turno no tienen el derecho de ahogar oportunidades de desarrollo futuro con inversiones caprichosas que no responden a una planificación estratégica.
Y hay que decirlo categóricamente. No tienen el derecho de ahogar oportunidades futuras o hacerlas más caras. Este es un recurso estratégico para hacer de El Salvador un centro de servicios logísticos, industriales, turísticos y aeronáuticos. El desarrollo se planifica. Para eso son los planes maestros.