José Miguel Fortín

Buenos consejo a Carlos Calleja. De José Miguel Fortín, Guillermo Miranda Cuestas, Carlos Ponce

Al oído de Carlos Calleja. De José Miguel Fortín Magaña

26 abril 2018 / La Prensa Gráfica

Hoy recuerdo nuevamente aquella lectura sobre los generales victoriosos entrando en Roma, conduciendo una cuadriga, mientras un sirviente sostenía ante sus cabezas una corona de laureles, al paso de la multitud que los alababa, en tanto ese mismo esclavo les susurraba que no debían olvidar que eran mortales. Esa costumbre no solo era sabia, sino necesaria. Ojalá que hoy, los políticos triunfantes tuvieran la suerte de contar con un verdadero amigo que les advierta sobre los peligros del Poder, dado que sin duda contarán siempre con innumerable cantidad de aduladores.

Escribo al oído de Carlos Calleja en estas páginas, porque probablemente nunca lo haré personalmente, debido a mi desinterés por el halago; y porque, desafortunadamente estoy seguro, ya ha sido cuasi secuestrado por una inmensa pléyade de serviles aduladores que solo le dirán lo lindo, bueno y eficiente que resultarán todas sus acciones, desde aquí, hasta 2019.

Mire, Carlos, nos guste o no, usted deberá enfrentar a los verdaderos enemigos de la democracia solo. Si gana, por cinco años se rodeará de miles de falsas amistades que le endulzarán el oído y se reirán de cuanto chiste haga; para después, cuando pase su período, olvidarse de su existencia. Si pierde, verá ese silencio mucho más pronto de lo que cree; y en menos de un año, los que hoy lo vitorean, lo habrán abandonado.

A partir de este momento, su nombre se ha vuelto público y sus enemigos, los verdaderos, buscarán hasta debajo de las piedras para atacar su imagen, para ridiculizarlo y para encontrar flaquezas donde las haya.

Ahora que la contienda interna ha terminado, permítame (hablando con la franqueza que me caracteriza) decirle que usted me pareció una persona sincera hace ya varios meses cuando hablamos; y que esa opinión no ha cambiado; pero que creía y todavía lo hago, que se equivoca al no querer confrontar aun cuando dos ideas esenciales se yuxtapongan, como por ejemplo cuando la creencia en la libertad y en la República se oponen a la opresión y a la tiranía. Ahí no hay consenso que valga y debe uno estar dispuesto a defender la patria hasta con la vida. Supongo que por eso es que el himno de su partido reza que “libertad se escribe con sangre” (aun cuando esa frase sea incomprensible para el saliente alcalde de San Salvador) y por ello, porque el candidato de ARENA tendrá necesariamente que debatir sus ideas contra los postulantes de otros institutos políticos y particularmente y en su oportunidad contra el señor Bukele, es que lo invité a conversar; pero según entiendo, usted (o alguien cercano a su persona) lo interpretó como un acto de hostilidad por mi parte, lo que siento mucho. Hoy temo por quienes han empezado a rodearlo. ¡Huya de la lisonja y de la zalamería!; se equivoca si considera que quienes lo adulan son siempre sus amigos, o si cree que quienes hacen crítica constructiva son siempre sus enemigos. Si permite un último consejo de alguien que nada busca, sino ver la luz, como Diógenes; rodéese de un equipo capaz y técnico; pero ante todo, que esas personas sean gente recta y honesta, que adoren a Dios, veneren la Patria y sirvan al Pueblo.

Aunque yo no esté de acuerdo con usted en muchas cosas, le deseo lo mejor.

La encrucijada de Carlos Calleja. De Guillermo Miranda Cuestas

27 abril 2018 / El Diario de Hoy

Los proyectos políticos, como la vida cotidiana, están llenos de encrucijadas. Al final de las elecciones, no faltan los analistas que crean narrativas sobre cómo ocurrió cierto resultado a partir de las decisiones acertadas y desacertadas de cada candidato. Esta serie de columnas busca anticiparse a ese cómodo análisis retrospectivo e identificar, a medida aparecen los candidatos a presidir el Estado salvadoreño, sus encrucijadas. Y el primero de la lista es Carlos Calleja.

Parado en la usual tarima de la sede de ARENA, revestida de los tres colores abanderados desde 1981, Carlos Calleja es proclamado como la apuesta de su partido a competir por la Presidencia de la República. Hay dos premisas que parecen ser ignoradas en la tarima tricolor. Primero, cientos de miles de salvadoreños están desencantados con esos y otros colores. Segundo, los hijos de los cincuentones y sesentones —aquellos nacidos o crecidos después del conflicto— no están desencantados necesariamente; muchos, nunca fueron siquiera encantados.

En el discurso, pareciera que Carlos Calleja admite estas premisas y fue estratégico al no plegarse a las líneas duras de negar pertinencia al diálogo y a la reconciliación. También en el discurso, Carlos Calleja plantea una “nueva era de acuerdos”, de cara a una nueva fase de la sociedad global —la economía del conocimiento— y en un país en el que las instituciones políticas han sido incapaces de consensuar, construir e implementar verdaderas apuestas al largo plazo.

Pero las frases de buenas intenciones y la mera retórica tienen un límite en el tiempo. El discurso de cambio será creíble en la medida en que se observen acciones concretas en al menos tres direcciones: un equipo de plan de gobierno de profesionales honestos, competentes y actualizados en el debate internacional alrededor del desarrollo y las políticas públicas; una coalición de movimientos sociales y partidos políticos que potencie la inclusión y la diversidad de pensamiento y además confirme su capacidad de construir acuerdos; y un liderazgo audaz y democrático en la agenda legislativa.

Los últimos dos puntos son los más complejos. El referente chileno es sumamente valioso para comprender que sí es posible trazar una agenda común entre conservadores y liberales. La ecuánime alianza de tres partidos —uno conservador que abandera el progreso económico, otro social cristiano que subraya políticas sociales de fondo y otro liberal que defiende minorías excluidas— ha definido la libertad, la justicia y la inclusión como principios centrales que ahora sigue el gobierno de Piñera. Con ello se ha diversificado la oferta política a distintos segmentos poblacionales y generacionales y al mismo tiempo se ha renovado el sistema de partidos en Chile.

Respecto a la Asamblea Legislativa, el panorama es muy desafiante. La sola elección de presidente del Órgano Legislativo ya expuso a funcionarios que tienen en su currículum los vicios de la ARENA anclada en prácticas inaceptables. Fue Norman Quijano quien votó por una Corte de Cuentas subordinada al PCN. Fue Margarita Escobar quien votó por un decreto en 2011 con el objetivo de paralizar a la Sala de lo Constitucional. Ambos se disputan ahora una silla que, dado el funcionamiento de la innecesariamente amplia junta directiva, tiene más sentido de privilegio que de servicio. Si bien el candidato no tiene responsabilidad en el ámbito legislativo, la credibilidad de una nueva forma de hacer política empieza en la Asamblea Legislativa a partir del 1 de mayo. Bajo esta lógica, la fracción legislativa de ARENA puede ser su principal aliada o su principal contrincante. Ahí podrá confirmarse si existe o no esa “nueva ARENA” que Carlos Calleja mencionó en su discurso de proclamación.

De la idoneidad de su equipo de trabajo, de la construcción o no de una coalición incluyente y de la capacidad de provocar una agenda legislativa al servicio del país, en decisiones vitales como la elección de magistrados de la Sala de lo Constitucional o de fiscal general, se entenderá si Carlos Calleja está proponiendo a los salvadoreños el regreso de ARENA al poder —la ARENA que gobernó por 20 años— o el ingreso de algo realmente distinto. Ahí su encrucijada.

@guillermo_mc_

La corrupción en la carrera por la presidencia. De Carlos Ponce

27 abril 2018 /El Diario de Hoy

Las elecciones internas para elegir candidato presidencial finalizaron el fin de semana pasado en ARENA. Los afiliados eligieron a Carlos Calleja, el más joven de los tres que participaron en el proceso. Al igual que los otros dos contendientes, Javier Simán y Gustavo López, Calleja no nunca ha trabajado en el sector público y, por lo tanto, no tiene se tiene que preocupar del efecto que esto tendría sobre la credibilidad de su discurso. Sin embargo, se ha rodeado de gente que si puede debilitar sus planteamientos. Entre quienes apoyan visible y abiertamente a Calleja hay personajes vinculados al pasado político que aborrecen los salvadoreños. Esto, sin duda, choca con la “Nueva Visión” propuesta por Calleja y con su postura de cero-tolerancia a la corrupción.

La corrupción será un tema clave para las próximas elecciones. La posición de los candidatos en relación con este problema tiene el potencial de ganarles o restarles muchos adeptos. Distintos instrumentos de medición indican que la ciudadanía percibe que la corrupción se ha agudizado. La gente no cree en los funcionarios públicos y, en general, en los políticos. Peor aún, los salvadoreños asocian la corrupción con la incapacidad de los funcionarios y, en consecuencia, con su poco interés de resolver los principales problemas que afectan diariamente a la gran mayoría, como la inseguridad.

Retomando dos de los términos utilizados frecuentemente por el joven empresario, Calleja aún está a tiempo para desechar el “círculo vicioso” del que se ha rodeado y cambiarlo por un “círculo virtuoso” de personas que valgan la pena. Solo así podrá prevenir que se contamine su discurso anticorrupción y pierda fuerza su “Nueva Visión” de país. Necesita buscar mujeres y hombres íntegros, honestos y capaces, para sustituir a los que solo debilitarán sus planteamientos. Si no lo hace, no logrará convencer a los que aún no le compran su discurso.

Aun así, Calleja tiene ventaja sobre los precandidatos que han salido a desfilar en el partido oficialista. A él no lo persigue la oscura sombra de haber sido un funcionario público. En cambio, Gerson Martínez y Hugo Martínez, las posibles cartas del FMLN, sí tienen ese problema. Ambos han sido parte de dos de los gobiernos más corruptos de la historia de El Salvador. Nunca abrieron la boca para criticar o denunciar a las redes de corrupción que carcomen el aparato estatal. Eso los hace cómplices o, cuando menos, plantea serias dudas sobre cualquier postura que adopten en su campaña en contra de la corrupción o las viejas prácticas políticas.

A Nayib Bukele también lo persigue el mismo fantasma. No fue hasta hace poco cuando empezó a hablar sobre corrupción y trinquetes políticos en el FMLN. Guardó silencio por demasiado tiempo. Esto no quiere decir que cualquiera de los Martínez o Bukele no puedan revertir su actual posición; lo pueden hacer, solo que les costará más tiempo y esfuerzo.

Muchos pueden tildarme de optimista al pensar que los candidatos no se van a dejar ir así como están y harán los cambios que vayan en contra de la corriente. No obstante, prefiero ser optimista y exigente. Estoy seguro de que la mayoría está de acuerdo con demandar más de los candidatos, exigirles que vayan más allá de las palabras bonitas y que acompañen sus discursos con acciones que demuestren su compromiso con desarticular las redes de corrupción en El Salvador y cambiar la forma de hacer política. Este es el reto que los salvadoreños debemos plantearles a los candidatos.

@_carlos_ponce

 

Si vamos a defender la Libertad, que sea la de todos. De José Miguel Fortín Magaña

Cuando hablamos de la Libertad, de sus virtudes y de su defensa, habitualmente lo hacemos pensando en primera persona; de igual manera ocurre cuando se trata de los derechos y muy distinto es en cuanto a los deberes, en cuyo caso sí pensamos en la obligatoriedad de su cumplimiento por quienes nos rodean. Probablemente sea natural pensar y actuar de esa manera, aunque no deja de reflejar un rostro no tan sociable de nuestras personalidades. Las anteriores consideraciones son mucho más válidas y sensibles ahora que vivimos inmersos en la realidad de una época en la que la comunicación e interacción entre seres humanos está al alcance de todos por los recursos tecnológicos como las redes sociales.

José Miguel Fortín Magaña, 2 junio 2017 / LPG

La verdadera lucha por las libertades y los derechos no radica solo en defender la propia o la de quienes comparten nuestras ideas, posturas o puntos de vista, sino en luchar por la de todos, incluso y principalmente por la de aquellos que no piensan como nosotros, que dicen las cosas de una manera que no nos gusta o que están abiertamente en contra de nuestros postulados.

Cotidianamente censuramos, a veces de manera muy poco educada incluso llegando a la burla, a quienes “tienen la osadía de pensar distinto” o decir cosas que no queremos oír y terminamos actuando como aquellos a quienes condenamos.

Hace pocos días el licenciado Max Mojica, quien perteneció al Movimiento Libertad hasta hace poco, emitió algunos comentarios en sus redes sociales con los que muchos –y me incluyo– podremos estar en desacuerdo o totalmente en contra, como lo expresado contra la Iglesia Católica, el señor arzobispo y el colegio Externado de San José, pero lo hizo haciendo uso de su libertad para expresarse, de su libertad para compartir su pensamiento y preservar ese derecho, tan suyo como nuestro, debe ser parte primordial de la lucha de todos.

Yo mismo tuve la dicha de vivir buena parte de mi infancia en los recintos del Externado de San José y aunque sin compartir, entonces como ahora, algunas ideas de quienes dirigen esa institución, mi permanencia allí sirvió en mucho en la formación de mi manera de ser y pensar. Al igual que yo, son incontables los salvadoreños de toda corriente política e ideológica que deben buena parte de su formación al trabajo de los sacerdotes de la Compañía de Jesús y a los maestros que laboran con ellos.

La democracia, que hemos elegido como forma de gobierno y convivencia social, se nos plantea a todos como una exquisita manera de unirnos más en función de los disensos que de las ideas compartidas, porque al final el reto y su victoria intrínseca sobre cualquier otra forma de comunidad está precisamente en superar las diferencias para perseguir los objetivos comunes.

Cada día nos plantea a todos tanto la necesidad de convivir, como la urgencia de hacerlo de manera pacífica y civilizada, de dejar un poco de lado nuestros propios puntos de vista, de respetar al que piensa distinto y de aceptar que solo defendiendo la libertad ajena puedo defender la propia.

Parafraseando a Voltaire: Max, no estoy de acuerdo con tu opinión sobre mi colegio ni tu opinión sobre el señor arzobispo, pero daría mi vida por defender tu derecho a disentir de mí.

 

Cuando la mentira se convierte en verdad. De José Miguel Fortín Magaña

A Joseph Goebbels, el oscuro jefe de propaganda del Partido Nazi en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, se le atribuye una frase que reza: “La mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, y aunque quizás él no dijo esa frase exacta, definitivamente que su filosofía la reflejaba perfectamente. Así como los Nazis en su época, los gobiernos totalitarios e incapaces de hoy en día utilizan la repetición de mentiras para esconder sus fallas, justificarse ante sus ciudadanos y mantenerse en el poder.

José Miguel Fortín Magaña, 24 marzo 2017 / LPG

Este caso es patentemente claro en la Venezuela de hoy: antes Chávez y hoy Maduro han convertido un país inmensamente rico en una nación quebrada, tanto económica como socialmente. Para cualquier observador imparcial la causa del fracaso venezolano radica en la incompetencia de sus líderes, quienes se han enfocado más en derrochar los fondos del Estado que en construir un país vibrante, pujante y justo, con bienestar para todos. Sin embargo, para ocultar lo que debería de ser evidente para todos, los chavistas recurren a fantasmas como el boicot económico de las clases pudientes y el imperialismo de los Estados Unidos, entre muchas otras falsedades. Donde sí se lucen es en su capacidad de mentir: lo hacen con tanta convicción y lo repiten tanto, que en el pasado un alto porcentaje de la población ha preferido creer las mentiras de ellos en vez de creerle a sus propios ojos.

Es claro que la situación económica y política de El Salvador no está en los mismos niveles de los de Venezuela. Nuestro país ha tenido la bendición de contar con instituciones independientes –como la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y más recientemente la Fiscalía General– que han servido como contrapeso a los abusos más descarados de los últimos gobiernos, pero esto no ha sido suficiente. En El Salvador de hoy en día cada vez existe menos trabajo y confianza y mucha más inseguridad en que el futuro va a ser mejor que el ahora. Esto debería de ser evidente para cualquier salvadoreño; sin embargo, el actual gobierno ha trabajado arduamente en quitarse la culpa de sus fracasos y encontrar otros culpables.

Cuando la población le reclama que no hay oportunidades de trabajo o que la inseguridad es insoportable, el gobierno culpa a las administraciones pasadas; asimismo, cuando el gobierno incumple con sus compromisos financieros porque derrochó todo el dinero que había recolectado en más de 20 nuevos impuestos, se excusa con el cuento que la oposición no les quiere aprobar más créditos. Es tan ridícula esta situación que se ha llegado al colmo que cuando se les muere Gustavito, el hipopótamo del zoológico, en vez de aceptar su propia negligencia culpan de su deceso a delincuentes, es decir, a la misma inseguridad galopante que dicen que no es culpa de ellos.

Los salvadoreños nos merecemos un país mucho mejor que el que ahora tenemos, con amplias oportunidades, seguridad, armonía y bienestar para todos. De la misma manera, nos merecemos un gobierno capaz, transparente y honesto, que trabaje para todos responsablemente y no nos quiera ver la cara de tontos.

En conclusión, depende de nosotros si ignoramos los hechos y seguimos creyendo en palabras vacías, porque una vez que como ciudadanos nos decidamos a encarar las falsedades de nuestros malos gobernantes, entonces estaremos a cargo de nuestro propio destino.

«Evidentemente que hay un espionaje sistemático”: José Miguel Fortín

Al exdirector del IML le extraña que el Gobierno se desmarque sin investigar. También cuestiona la forma de hacer política del alcalde Bukele de parecer simpático y de tener troles detrás de él.

Dr. José Miguel Fortín Magaña, exdirector de Medicina Legal, fundador del "Movimiento Libertad"

Dr. José Miguel Fortín Magaña, exdirector de Medicina Legal, fundador del «Movimiento Libertad»

Entrevista al Dr. José Miguel Fortín, de Cristian Meléndez, 4 febrero 2017 / LPG

la prensa graficaMiguel Ángel Fortín es miembro fundador del Movimiento Libertad, organización que no duda en decir es claramente política. Desde ese escenario, critica la actuación de nuevos líderes, así como de los que tras ser investigados han salido del país. Se refiere al caso del alcalde de San Salvador, Nayib Bukele, y al expresidente Mauricio Funes. Fortín Magaña también tiene claro que existe el espionaje en el país, sobre todo, de las instituciones a las cuales el gobierno del FMLN pudiera ver como enemigas.

¿Qué opina de la realidad salvadoreña, en lo político, en lo social? Se lo pregunto tomando en cuenta que estamos en medio de una clara polarización política.

Desde hace algunos años en lugar de ir avanzando las cosas han ido para peor, como una política sistematizada del gobierno, por lo menos del gobierno anterior. La confrontación entre un grupo y el otro se hizo más evidente y llegamos a un punto en donde la mitad uno llegó a odiar a la mitad dos, y viceversa. Realmente no hemos sabido reconciliarnos, sino que hemos llegado a odiarnos unos con otros.

¿Qué se debe hacer para superar esa polarización?

Es una cosa interesante, porque desde la perspectiva psicológica muchas veces esto hace que la ciudadanía quede sin moverse, estática, porque saben que cuando digan algo van a ser insultados por una parte importante de la gente. De los políticos o de los troles que existen.

¿Ha identificado un caso de político que recurre a esto?

Sí, y los troles también, y volvemos a la misma historia. Cuando yo oí al alcalde de San Salvador hablar de la nueva forma de hacer política, por un instante tuve la ilusión de que habría una nueva forma de hacer política, pero cuando me doy cuenta de que la nueva forma de hacer política es parecer muy simpático, pero por atrás tener troles o una serie de atacantes que hablan mal lo que él no se atreve a decir públicamente, cuando un personaje no comprende el concepto de la democracia y en una conferencia de prensa excluye a los que no le son simpáticos, por alguna razón, entonces yo no veo una nueva forma de hacer política. Simplemente veo la misma grotesca forma de imponer las ideas e intentar destruir al adversario convirtiéndolo en su enemigo.

¿Es un riesgo para la democracia esta clase de político?

No hablando de una persona en concreto, ya hablando de forma general ese es uno de los grandes riesgos. Cada uno se va enconchando en su propia esquina creyendo que todo lo que uno dice está mal y que todo lo que él diga está bien. Cuando esto sucede se va perdiendo el contacto con la realidad porque ya no se es capaz de escuchar la crítica, porque se considera a la crítica como un acto de enemistad, por lo tanto cada uno de los políticos se ha ido aislando del sentir popular. Entonces se tiene a un FMLN que dice que representa al pueblo, pero no oye nada de los intereses del pueblo. Cuando cada uno de los partidos políticos se ha ido aislando por ver en todos los contrarios a sus enemigos, los mismos partidos han perdido el contacto con la población, y al perder ese contacto con la población, la población comienza a buscar algunos líderes que pudieran de alguna manera y ahí el peligro de los liderazgos caudillismos no siempre sanos. Hay que tener cuidado con los líderes caudillos. Ahí apareció Hugo Chávez en Venezuela y así pueden aparecer algunos caudillos que aparentan tener algún interés por la población, pero no lo tienen.

La corrupción es algo que nos golpea cada vez más frecuentemente, ¿cree que se está combatiendo?

Creo que hay algunas señales, algunos intentos para combatir digamos el aspecto relativo a la corrupción. Lo que pasa es que dentro de la impunidad que ha imperado en la tierra cuscatleca, en la clase política también ha habido una especie de arreglo tácito entre esos corruptos. Quiero aclarar que hay políticos responsables; pero muchos se han distinguido por la corrupción. Resulta chocante oír el cinismo de cómo algunos políticos tachados de corruptos hablan del prójimo.

¿Qué políticos se han distinguido por la corrupción?

Sabe perfectamente de quién estoy hablando. En este último período me parece totalmente chocante que el inquilino de Managua, me refiero al (expresidente Mauricio) Funes esté hablando que a los trabajadores que hay que defender su salario mínimo, mientras tiene, seguramente, en la mesa en la que escribe con su computadora o lo que sea, una botella de Cognac Luis 13, de ¤5,000, que solo la botella vacía vale como ¤800 porque es del cristal más fino del mundo.

¿Quién está fallando en el combate a la corrupción? ¿Cree que la Asamblea está actuando en consonancia con el combate a la corrupción o en consonancia con la corrupción misma?

A lo mejor están actuando en consonancia de la corrupción algunos de ellos. Yo tengo mis dudas en el quehacer de la Asamblea Legislativa. Por ejemplo con la aprobación de un Presupuesto General de la Nación que está desfinanciado. Los salvadoreños nos hemos vuelto complacientes con todo esto y llega el momento en que todos luchemos contra la corrupción dejando de ser espectadores. En las últimas semanas se ha denunciado una serie de casos de posible espionaje a instituciones que el Gobierno o el FMLN considera oposición. ¿Cree que hay espionaje? Evidentemente hay un espionaje. Ahora llama la atención que el Gobierno se desliga de esto sin ninguna investigación. Cuando uno encuentra que hay un acto sistemático en donde todos los enemigos potenciales del Gobierno están siendo espiados, en un país civilizado esto sería una crisis nacional, pero en este caso la diputada (Jackeline) Rivera se burla de esto. El señor dizque de Transparencia, y subrayo dizque porque no hay ninguna transparencia, dice que no hay ningún problema, el señor (Eugenio) Chicas dice no hay problemas. Lo que me parece inaudito es que se diga que no se va a investigar, que aparezca un aparato de espionaje y el Gobierno diga que no va a investigar nada.

¿Como Movimiento Libertad qué proponen para solucionar todos estos problemas?

Nuestras reuniones tienen que ver del porqué la población no hace nada. Ese es el sentido de este movimiento, hagamos algo. Nadie, si no es la misma población civil, puede empoderarse y decirle a los políticos que son empleados de nosotros y tenemos derecho a exigirle y decirle que no se está de acuerdo con esto o lo otro. Este es un movimiento político que pretende empoderar a los ciudadanos. No toleramos más la corrupción.