Nelson Turcios

Explorando alternativas al encarcelamiento. De Nelson L. Turcios

Nuestras cárceles rebalsan con hombres jóvenes, sin esperanza alguna de convertirse en miembros productivos en nuestra sociedad. Casi 100 por ciento de los más de 27,000 presos son salvadoreños pobres y sin educación. Este enorme encarcelamiento ha resultado en gran parte de la guerra contra las maras y las drogas y la falta de tratamientos de la drogadicción y de enfermedades mentales.

Nelson TurciosNelson L. Turcios, 11 junio 2016 / LPG

Las condiciones de dureza y aislamiento social en las cárceles causan más problemas. El encarcelamiento va más allá de la acción en sí. La inmensa mayoría de personas encarceladas son hombres y esto es devastador para una pareja en una relación estable, además de predisponerlos a contraer enfermedades sexuales, incluyendo sida. Tuberculosis y hepatitis C son enfermedades rampantes entre prisioneros. Así, el encarcelamiento origina serias consecuencias sociales y de salud pública.

La Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha reportado significante aumento de detenciones ilegales y el peligroso hacinamiento en las cárceles salvadoreñas. También ha expresado preocupación por la falta de notificación escrita la prensa graficade las sentencias, falta de acceso a servicios legales y dependencia en testigos soplones, lo cual afecta la credibilidad de los testimonios y la integridad de nuestro incompetente sistema judicial. Y agrega que algunos individuos esperan hasta ocho años por la apelación de sentencias. Estas anomalías deben de corregirse, para que aquellos deprivados de su libertad por una u otra razón, reciban un trato justo y humano.

Encarcelamiento es parte de la seguridad pública, pero mayoría de expertos creen que los costos socio-económicos son mucho más altos que los beneficios. Más de 50 % de exprisioneros cometen crímenes y regresan a las cárceles dentro de tres años.

Alternativa al encarcelamiento es cualquier forma de castigo que no sea tiempo detrás de las rejas, la cual puede ser una sentencia para cualquier individuo que comete un acto criminal. Alternativas pueden ayudar a reparar los daños sufridos por las víctimas, tratamiento de la drogadicción y enfermedades mentales y rehabilitar a los ofensores. También ayudan a reducir los exorbitantes gastos económicos causados por encarcelamiento y el horrendo hacinamiento en las cárceles. Para beneficiarse de las alternativas, los tribunales deben dictar sentencias que conecten al ofensor con el crimen cometido, que proteja al público y que reduzca la repetición de las ofensas.

Alternativas al encarcelamiento mantienen a los ofensores con sus familias y en sus trabajos. Varios estudios reportan que las alternativas al encarcelamiento: probación (bajo vigilancia electrónica), restitución (el individuo paga multa por gastos incurridos por sistema judicial), servicios comunitarios (trabajo no-remunerado en organizaciones cívicas) y rehabilitación son las sentencias más adecuadas por crímenes no-violentos; y que el encarcelamiento es únicamente apropiado si estas alternativas fallan.

Todos los salvadoreños reconocemos que la pobreza es la causa de nuestros problemas. Aproximadamente 50 % de nuestra población vive en extrema pobreza. Salvadoreños pobres tienen muy pocas oportunidades de educación y de trabajo y esto conduce al aumento de pobreza, enfermedades crónicas y muertes prematuras. Esta pobreza ha precipitado masiva emigración y la ruptura del núcleo familiar, ahora reflejada en la desesperación de menores forzados también a una inhumana emigración.

Se espera que el Gobierno, sector privado y medios de comunicación desarrollen programas para realmente eliminar o aliviar la pobreza. Todos tenemos esa responsabilidad moral con ese enorme segmento de nuestra población –los pobres– excluidos económica y socialmente, para que lleven una vida digna y decente. Combatiendo la pobreza ayuda a solucionar varios de nuestros problemas, incluyendo la violencia.