San Salvador está siendo objeto de divisiones territoriales físicas quizás para impedir el tránsito de personas y vehículos.
San Salvador está siendo objeto de divisiones territoriales físicas quizás para impedir el tránsito de personas y vehículos en varias partes de la ciudad, pareciera construir un muro para evitar que los de una parte de la ciudad transiten por otra, p. ej. los vecinos de la zona poniente al oriente, creando una verdadera autopista dentro de la ciudad, que entorpece más el tránsito en vez de facilitarlo, pues no permite cruzar de oriente a poniente y al revés, sino que obliga a transitar lejos, p. ej. en la avenida Masferrer debe irse al South Point Masferrari o al North Point Lucero para pasar este nuevo muro de Berlín salvadoreño, aumentando enormemente la concentración y atraso de vehículos en tales redondeles, desde el de la Unión Europea, quizás para que gasten el doble de gasolina y con el ingreso extra del impuesto ya no sea necesario subirle $0.17 al galón de gasolina para que OOPP pueda usarlo en otras rutas.
Y lo mismo puede decirse de múltiples calles en todas partes como en la Vía Privilegiada de la Compañía SITRAMSS y otras. Que el responsable envíe a su personal a las horas de entrada y salida del trabajo, que lleguen a las siete y media, no a las diez ni a las tres y media, que vean cuántas personas están viendo las esculturas del túnel de la Masferrer, y el hoyo negro entrando al túnel del Redondel de las Naciones Unidas.
Parece ser que con la acumulación del tránsito en esas y otras calles citadinas, tomándose parques y espacios públicos, la PAES de los motoristas, en paciencia y solidaridad, había subido casi a nueve, pues daban paso para que otros vehículos cruzaran la Autopista Citadina, mejorando su comportamiento cívico, pero tampoco los pobres peatones pueden pasar de una a otra acera porque corren un peligro mortal, pero talvez el dueño de los sapos amarillos (quizás originarios de la Muralla China) tenga en mente construir medias Ruedas de Chicago para que los peatones pasen la Autopista Citadina, ¿por qué no usar en un cruce el semáforo apagado frente a Casa Presidencial?, cuando si entra o sale alguna persona o vehículo siempre hay agentes de servicio para parar el tráfico y hacerlo menos fluido.
Nuestro Código Civil desde 1860 (art. 579) establece: “El uso y goce… para el tránsito,… corresponde a los particulares en las calles, plazas,… sujetos a las disposiciones de este Código, y a las ordenanzas generales o locales que sobre la materia se promulguen”.
La Constitución creadora de la autonomía municipal (art. 204) faculta al municipio para decretar ordenanzas y reglamentos locales; y el Código Municipal, art. 4, prescribe que compete al municipio: “La regulación del uso de parques, calles, aceras y otros sitios municipales”. Y agrega: “En caso de calles y aceras deberá garantizarse la libre circulación sin infraestructuras y otras construcciones que las obstaculicen”, ¿como los obstáculos que limitan el carril de SITRAMSS? ¿Los sapos amarillos? El municipio es la autoridad facultada para regular el uso de nuestras vías urbanas, construidas lógicamente por el Estado con los impuestos que pagamos los salvadoreños.
Además, de acuerdo con la Constitución (art. 120), toda concesión que otorgue el Estado (Mrio. de OOPP), para la explotación exclusiva de calles construidas por el Estado, con nuestros impuestos, debe ser sometida a la aprobación de la Asamblea Legislativa. Debemos preguntar al viceministerio ¿si la Asamblea Legislativa aprobó la concesión al SITRAMSS?, cosa que ya mencioné en otro artículo que fue publicado a mediados del año pasado, pero parece ser que ya se concedió su uso general y habrá que botar la muralla de exclusividad.