Ricardo Chacón

Los políticos cada vez más criticados, pero la sociedad los necesita. De Ricardo Chacón

Pareciera que se trata de un mal necesario… La clase política, no obstante sus vicios, sus incongruencias, su separación con la población trabajadora, se necesita para administrar el Estado y fortalecer la democracia.

ricardo chacon

Ricardo Chacón es editor jefe de El Diario de Hoy

Ricardo Chacón, 10 septiembre 2017 / EL DIARIO DE HOY

Las últimas encuestas de opinión dadas a conocer esta semana, la de Diario El Mundo y La Prensa Gráfica, como también las ediciones anteriores de El Diario de Hoy, tienen metodologías diferentes que responden a objetivos de conocimiento que trazan las casas encuestadoras; sin embargo, coinciden en cuatro puntos: la inseguridad o la delincuencia y la cuestión económica son los principales problemas que agobian a los salvadoreños; dos, la gestión del actual gobierno del FMLN es duramente criticado, incluso el Presidente es evaluado con una nota muy baja; tres, el rumbo país se ha EDH logperdido en la actual gestión (percepción, a mi modo de ver, muy negativa porque tiene que ver con la desesperanza y la desilusión que como país hemos enfrentamos); y cuatro, el cada vez mayor número de ciudadanos que expresa que no va a votar, que no cree en la clase política y cuestiona duramente a los políticos, ya sea por ineficientes, por corruptos, por cómodos o simplemente alejados a los intereses de la mayoría de ciudadanos que trabajan duramente para llevar el pan a sus familias.

A este último punto quiero referirme, entre otras cosas, porque los números muestran que un 40 por ciento de salvadoreños señala que no irá a votar en las próximas elecciones, la cifra más o menos histórica de los últimos comicios, pero ahora con el agravante de que achacan a los políticos la deplorable situación sin hacer diferencia de un partido en particular. No solo hay críticas para con el FMLN sino también hacia ARENA y el resto de partidos políticos; es más, hay una tendencia creciente de ciudadanos que aseguran que no votarán por el FMLN pero tampoco lo harán por ARENA.

Cada vez más aumenta el número de ciudadano que reprocha al FMLN por la grave situación nacional, pero también dice que ARENA también es responsable.

Pareciera, y no solamente en nuestro El Salvador sino en todo el mundo, que los ciudadanos se han cansado de la llamada clase política; el profesor de Filosofía Política y Social, Daniel Innerarity, dice: “Nos recuerdan las encuestas que este es nuestro principal problema. La misma expresión clase política incluye un desafecto, alude a una distancia, a una falta de coincidencia entre sus intereses y los nuestros. No es nueva esta crítica; lo novedoso tal vez sea que, gracias al poder multiplicador de los medios y las redes, la crítica ha adquirido las dimensiones de un auténtico linchamiento”.

En un artículo de opinión publicado por el periódico “El País” de España, Innerarity se suma a estas críticas para con la clase política; sin embargo, plantea un dilema y lo hace a partir de un ejemplo chistoso; a saber, las autoridades ferroviarias descubren que los accidentes de tren mayormente afectaban al último vagón, por lo que deciden, para terminar con el problema, suprimir el último vagón de todos los trenes… esto es lo mismo que despotricar permanentemente contra la clase política, incluso llegar a plantear terminar con ésta, como si fuese la solución, olvidando el papel de los políticos no solo como representación de los diferentes sectores de la población, sino también porque juegan un rol en los procesos de diálogo, discusión y negociación para hacer viable el poder.

En la democracia representativa la política como institución y los políticos como actores son fundamentales; una cosa es que deben ponerse límites para que estos no se extralimiten y quieran convertir la política en una profesión lucrativa o en un instrumento para enriquecimiento ilícito o favorecer el crimen organizado, y otra cuestión es que se requiera la gestión política para hacer prevalecer el diálogo entre las diversas posiciones y visiones de la sociedad, así como gestionar el poder a través del diálogo y la negociación.

Una cosa es controlar minuciosamente el ejercicio de la política y evitar los abusos o la corrupción y otra es permitir que la clase política sea un instrumento eficaz para hacer funcionar el Estado a través de todas sus instancias.

Es diferente controlar por todos los medios legales el ejercicio del poder y otra que los políticos en cuanto representantes de diferentes visiones del mundo, de ideologías diferentes de posturas intelectuales, incluso contrarias, puedan debatir, dialogar y llegar a acuerdos que permitan dar solución a los graves problemas del país.

Dicho de otra manera, es necesario para la sociedad, para la democracia, la llamada clase política porque representa a los ciudadanos, busca el debate y el diálogo para encontrar solución a los problemas o administrar el Estado. Esto es claro, como también lo es que debe fiscalizárseles minuciosamente, controlarlos para evitar abusos, corrupción, prepotencia o simplemente para garantizar eficiencia en su labor administrativa.

ricardo.chacon@eldiariodehoy.com

Las medicinas perdidas, Gustavito, implantar pruebas y los medios. De Ricardo Chacón

ric chaconRicardo Chacón, 5 marzo 2017 / EDH

Hace exactamente 11 años, 4 meses y 18 días se publicó en este mismo espacio el extravío de una caja de medicinas en las aduanas. Comentaba en ese entonces, que la pérdida, entre miles que hay en aduanas, no nos debería quitar el sueño, como tampoco que exista un error… lo que nos parece extraño y fuera de toda lógica es que se pierda un lote de medicinas para enfermos de leucemia, con un valor de más de 378 mil dólares, donada por una organización internacional, y que las autoridades modificaran diariamente su discurso en torno al hecho.

diario hoyAntes de encontrarse el lote de medicinas extraviadas, porque se encontró en un anexo de aduanas, se dijo que el paquete fue quemado, que no estaba identificado, incluso que habría sanción para tres empleados. Las diversas versiones nos hicieron pensar que existía desorden, hubo un error o ambas o simplemente existía la intención y el objetivo de robarse el cuantioso lote de medicinas.

Lo menos que se esperaba en este caso es que la dirección de esta instancia de servicio público esclareciera los hechos y, sobre todo, se tomara acción correctiva. No pasó nada, como tampoco pasa nada en la actualidad y las cosas siguen igual de caóticas, pero nadie, absolutamente nadie, se responsabiliza de los problemas, mucho menos hay sanciones.

Lo mismo sucede en estos días con la muerte de un hipopótamo del zoológico, al menos hay cuatro versiones oficiales sobre los hechos; por supuesto, a nadie se responsabiliza y menos hay sanciones. Otro ejemplo, este es muy grave, tiene que ver con la detención de un joven de una colonia en Ilopango, que al parecer los agentes le implantaron droga para apresarlo… ni la policía ni la inspectoría ni los Derechos Humanos han dado una respuesta sobre este caso, mucho menos hay sanciones.

Más allá de estos ejemplos, lo que me parece mucho más importante destacar son otras cuestiones, por ejemplo, el papel de los medios de comunicación. De no haberse dado publicidad, y en demasía, poco o nada se hubiese hecho; estoy casi seguro de que la caja de medicinas no hubiese aparecido, la muerte de Gustavito fue un hecho vandálico, y no existió la barbarie de implantar pruebas a un joven.

Esto nos lleva a dos cuestiones: por un lado, el papel de denuncia que cumplen los medios de comunicación, y por otro, la labor no puede quedarse en la denuncia sino que debe brindar los elementos para juzgar los hechos y tratar de llegar al fondo de las cuestiones.

De fondo, y esta es una de las discusiones sobre el tema, y tiene que ver con el papel de la investigación en los medios de comunicación; nadie niega esta dimensión, sin embargo, cómo y qué características debe tener sí es discutible.

Para unos, basta que tenga una dimensión de denuncia para que valga; es válido pero creo se queda corto, debe de trascender y buscar no solo el fondo de las cosas, sino brindar a la población los elementos para que pueda interpretar de mejor manera lo sucedido.

La denuncia es importante, sumamente importante, sin embargo, es todavía mucho más relevante el cuestionar lo que sucede en Aduanas, en Secultura o en la PNC… y más aún plantear con claridad qué tipo de gestión pública se realiza en esas instituciones.

Desde otra perspectiva, y aquí entramos a la diferenciación entre periodismo informativo – investigativo y el periodismo de opinión, montado sobre la investigación que cuestiona, incluso pedir la cabeza de los jefes de estas instituciones como una exigencia de la misma sociedad.

Profundicemos un par de cuestiones; ¿el periodismo, y los periodistas pueden o deben juzgar la realidad o simplemente contarla?… claramente, ambas; sin embargo, bajo ciertos criterios, teniendo de base una sólida base ética, siguiendo las reglas del juego, donde los hechos tienen que ser sustentados, vistos desde varios ángulos y dejando de lado los “particularismos”, sean estos individuales o de grupo.

Esta visión deja de lado aquellas concepciones del “purismo” periodístico montado en conceptos del objetivismo puro de corte positivo, donde los periodistas, supuestamente, se pueden aislar de la realidad y “contar con pureza los hechos”.

Ojo, no se trata de caer en los subjetivismos propios de las visiones individualistas, donde la opinión particular se impone… no, se trata de juzgar la realidad, dejando claramente sentado desde dónde se hace, bajo qué criterios se realiza y sobre todo, abierto al debate, a la discusión, al diálogo.

Tal como nos decía un profesor hace unos años, hemos de dejar de ser un trabajo informativo donde únicamente se “cuelgan los hechos noticiosos” como si fuera ropa lavada y entrar a la dimensión del análisis, el juzgamiento… no es fácil hacerlo, lo sé, pero si no damos el paso, nunca avanzaremos.

50 diputados en la Asamblea, ¿se podrá por lo menos pensarlo? De Ricardo Chacón

ric chaconRicardo Chacón, 8 enero 2017 / EDH

Hay una propuesta de un grupo de ciudadanos para que la Asamblea Legislativa esté integrada por 50 diputados, 34 menos de los que hay en la actualidad; detrás de la propuesta está la idea de definir con claridad las circunscripciones y que los diputados tengan una mayor relación con la población.

Ojo, no estoy ni defendiendo ni avalando tal iniciativa, sin embargo, me parece esencial para el país, para la sanidad de la sociedad, debatir temas fundamentales para el presente y futuro de la democracia salvadoreña; y este es uno de ellos.

diario hoyRepito e insisto, el quid de la cuestión no es el número de diputados ni mucho menos la relevancia o no de los diputados suplentes, borrados en la actual legislatura sin que haya afectado en un ápice la labor legislativa; tampoco es fundamental discutir el número de miembros de la directiva, mucho menos carece de relevancia las idas y venidas en torno al seguro de salud de los diputados y los empleados de la Asamblea Legislativa.

La cuestión de fondo, y por eso traigo a cuenta el tema, es discutir el presente y futuro de Órganos del Estado, como la Asamblea Legislativa, como parte de una amplia reforma política que permita dar respuesta a las nuevas realidades de un mundo cambiante, donde las ideologías han quedado atrás y las nuevas tecnologías han llegado no solo a la vida cotidiana de las personas, sino que está modificando aceleradamente la organización social.

El ciberespacio, el mundo de la virtualidad y las redes, la nube, las plataformas de información y las nuevas herramientas de comunicación no son más que una muestra, un ejemplo, de los cambios que está viviendo la sociedad del conocimiento de hoy y del mañana.

Tal como lo plantea el sociólogo Darsten Kruger, la sociedad del conocimiento resume las transformaciones sociales que se están produciendo en la sociedad moderna y sirve para el análisis de estas transformaciones, al mismo tiempo ofrece una visión del futuro para guiar normativamente las acciones políticas.

Como parte de un amplio debate sobre las estructuras políticas debe tomarse en cuenta la necesidad urgente de elaborar una moderna y completa legislación electoral, que incluya por ejemplo la financiación de los partidos políticos o la creación de un nuevo organismo electoral que haga la diferencia entre lo administrativo electoral y lo jurisdiccional.

En estos ámbitos hay mucho que recorrer como también hay un amplio trecho por caminar en cuestiones elementales del Ejecutivo como son la carrera administrativa, los salarios de los empleados públicos y una legislación adecuada de la función pública; en general el tamaño del Estado y con ello su eficiencia que implica reglas claras de evaluación de la gestión gubernamental, tarea que conlleva entre otras cuestiones, rehacer, reinventar, hacer una reingeniería a fondo de la Corte de Cuentas, en la actualidad como un antro, un establecimiento de mal aspecto y reputación cuestionada.

Muy aparejado a esta discusión sobre la reforma política debe de pensarse y ponerse sobre la mesa de la discusión pública la reforma educativa que, como lo hemos dicho en otras ocasiones, no solamente se agota en el incremento del presupuesto de este rubro, sino que se trata de convertirla en una de las dinámicas esenciales para el desarrollo del país.

Reforma educativa implica pensar y repensar qué modelo de sociedad queremos, cómo queremos educar las presentes y futuras generaciones, qué papel juega la educación en los procesos productivos de mediano plazo y cómo estos afectan los planes, el currículo educativo.

Educación parvularia que siente las bases para generar competencias en los jóvenes para que, en secundaria y bachillerato, les permita pensar, ser críticos y creativos para dar respuesta a través de la ciencia y la tecnología a los problemas de siempre como son la exclusión y la pobreza.

En este mes que estamos celebrando los 25 años de la firma de los Acuerdos de Paz que dieron fin al conflicto bélico del pasado, los salvadoreños deberíamos de recoger, retomar la metodología que permitió poner fin a la guerra: enfocarnos con una actitud positiva, tolerante y colaborativa para intentar resolver problemas puntuales, en el pasado fue la guerra, en la actualidad la extrema pobreza, el progreso y el desarrollo y los nuevos desafíos propios de la sociedad del conocimiento.

Si fuimos capaces hace 25 años de terminar la guerra y sentar las bases de una nueva sociedad con renovadas instituciones como la PNC, los derechos humanos y el sistema político electoral, sin duda alguna podremos ser capaces, con una nueva mentalidad y renovada actitud positiva, los diversos sectores de la vida nacional sentarse en una mesa grande y amplia para darle respuesta a los problemas de hoy y del mañana. ¡Somos capaces!

El informe de Pisa, Singapur y la pobreza nacional con la Paes. De Ricardo Chacón

ricardo chacon

Ricardo Chacón es editor jefe de El Diario de Hoy

Ricardo Chacón, 11 diciembre 2016 / EDH

Analizar las competencias de los alumnos de 15 años de 71 países del mundo en matemáticas, lectura y ciencias es el objetivo de la prueba de Pisa; los últimos informes coordinados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) muestran que Costa Rica queda bien parado y con dignidad, ya que es uno de los cinco o seis países de América Latina que se atreven a realizar esta prueba que pone en remojo las barbas de la educación de sus naciones tanto en la eficiencia de sus sistemas educativos como la equidad y la calidad.

diario hoySe dice que en los resultados para los países latinoamericanos hay pocos avances, más bien hay retrocesos; sin embargo, como es el caso de Costa Rica en las últimas pruebas, la más reciente es la de 2015, muestran los avances en su sistema educativo. Los ticos se posicionan en el tercer lugar de la región, después de Chile y Colombia; otros países que están rondando estos puestos son México, Brasil, Perú y República Dominicana.

Hay que decirlo sin tapujos, con bombo y platillo, no obstante estar abajo del promedio y no ser de los 25 países que mejor desempeño tienen en educación mundial, no solamente se atreven a someterse a esta prueba internacional de alto calibre, sino que alcanzan una posición digna, mucho mejor que la mayoría de países latinoamericanos.

En la última prueba Pisa, que se realizó entre mayo y junio de 2015, participaron unos 540 mil estudiantes de quinto año de centros de estudios públicos y privados, muestra además que el gasto por estudiante en la educación primaria y secundaria a nivel mundial ha aumentado casi un 20 por ciento desde 2006; el rendimiento en ciencias ha aumento solo 12 por ciento de los 372 países y economías evaluados en este período, entre ellos, cita el estudio del OCDE, sistemas educativos de alto rendimiento como lo son Singapur y Macao (China) y de bajo rendimiento como lo son Perú y Colombia.

Costa Rica está un poco mejor que Perú y Colombia, ya esto es un logro, pero muy por debajo de Singapur y Macao; la pregunta básica ¿cuál es el éxito de Singapur?… un país asiático de unos 5.5 millones de habitantes que residen en 719 mil kilómetros cuadrados formado por 63 islas.

A lo mejor nos ilustra lo que nos dice Pak Tee Ng, responsable del liderazgo en el Grupo de Estudios Académicos del Instituto Nacional de Educación del país, en un video colgado en YouTube en 2014, titulado “enseña menos, aprende más”, donde se refiere a los tres pilares básicos: uno, “entender la educación como una inversión y no como un gasto”; nunca se han recortado sus presupuestos, ni siquiera en tiempos complicados desde el punto de vista financiero”. Dos, “reclutamos muy buenos profesores y prestamos atención a su desarrollo profesional”. Y tres, “el trabajo conjunto para objetivos comunes entre el gobierno, el Ministerio de Educación, las escuelas y colegios y los profesores”.

En una nota firmada por Héctor Llanos Martínez, de El País de España, se dice que el programa Edusave, la columna vertebral de la educación singapurense, se lanzó en 1993 con el objetivo de maximizar las oportunidades para los estudiantes de escuelas financiadas por el Ministerio de Educación; unos de los objetivos de este programa es que los alumnos sobresalgan en “áreas académicas y no académicas”. La contribución inicial del Gobierno para el programa Edusave fue de mil millones de dólares, en la actualidad es de 5 mil 500 millones de dólares.

Costa Rica, en medio de sus limitaciones, a diferencia de nuestro El Salvador, ha intentado desde hace varios años entrar en esta dinámica y sin duda alguna, aunque esté lejos, trata de emular a Singapur o Shanghai, también a la cabeza del Pisa, o cualquiera de los otros países líderes en educación y por lo tanto en progreso y desarrollo como lo son Corea del Sur, Finlandia, Hong Kong, Canadá, Nueva Zelandia, Japón o Australia.

Mientras en nuestro terruño, nuestro querido El Salvador, nos debatimos en una precariedad de primer nivel, donde pareciera que el horizonte es una prueba tan pobre como lo es la Paes, en sí misma deficiente y carente de vinculación con el proceso de enseñanza y aprendizaje, con las políticas de educación, la inversión, docentes de primera calidad que buscan y pretenden alcanzar metas de una educación que no solo sea meta sino medio para alcanzar el progreso y el desarrollo.

La visión democrática o autoritaria de la comunicación pública. De Ricardo Chacón

El gobierno del FMLN firmó un convenio de cooperación sobre el tema comunicación con Cuba, esperamos que esta sea de beneficio no solo para el país sino para la isla que está cambiando hacia una visión más abierta.

Ricardo Chacón es editor jefe de El Diario de Hoy

Ricardo Chacón es editor jefe de El Diario de Hoy

Ricardo Chacón, 25 septiembre 2016 / EDH

El presidente de la República no da entrevistas a los medios informativos, alguna vez ofrece declaraciones; pareciera que no es su estilo estar en permanente contacto con los periodistas, aunque no se “desaparece” del escenario y tiene una actividad pública con cierta regularidad. Una de sus principales actividades “en contacto con la población” es el llamado “Festival del buen vivir”, donde el aparato de propaganda de la presidencia organiza en distintos lugares del país, reuniones públicas donde se dan cita las diversas instancias del gobierno para ofrecer sus servicios a la comunidad y el presidente se dirige a la población tratando temas de actualidad.

diario hoyEn el otro extremo mediático están los funcionarios del gobierno que hacen todo lo posible por llenar el espacio de los diferentes medios informativos e imponer la visión de gobierno; en este rubro se dividen en dos: unos, los que están casi a diario en los medios gubernamentales como lo son Radio Nacional o el Canal 10; el Secretario de Comunicación y el Secretario Técnico son un ejemplo de estos. Por otro lado, están los que asisten principalmente a los medios privados para copar los espacios de opinión de la televisión; el ministro de Seguridad y el Director de la PNC a diario dan no solo declaraciones a los periodistas sino que copan casi todos los programas de opinión, especialmente en la televisión.

Acá la cuestión no es ni buena ni mala, el punto central es si estas acciones responden o no a una estrategia de comunicación gubernamental o son simplemente actividades espontáneas; me explico, toda institución, y por supuesto todo gobierno y cualquier gobierno del mundo tiene estrategias de comunicación como eje central de su labor pública.

Es por eso que algunos hablan de que la política y la gestión pública en gran medida es eso, comunicación, comunicación política; y es que este tipo de comunicación no es más, como dicen los teóricos, que hacer coincidir los intereses o los objetivos de los públicos con los intereses del gobierno… realizar esto de manera ordenada y técnica es la labor que llevan a cabo los profesionales de la comunicación.

Esta visión de la comunicación institucional tiene de base dos cuestiones: uno, la concepción que se tiene de la democracia, de las instituciones democráticas y de la gestión de esta en la realidad cotidiana de un país como el nuestro. Y dos, no basta la concepción y la práctica democrática que se posea sino también la vocación y el talante democrático de cada actor político, esto es clave. Me explico.

En un gobierno abierto, tolerante de las diferentes voces sociales y políticas, defensor de las libertades individuales incluida la libertad de expresión, el papel y la concepción de la comunicación no es más que un instrumento para transparentar y hacer pública la labor gubernamental. Mientras que un gobierno cerrado, intolerante, coercitivo, represivo y limitante a las libertades individuales, la comunicación no es más que un instrumento para hacer llegar la visión del poder, más bien para imponer las ideas y necesidades de la clase hegemónica. El primero es para fomentar la libertad, el segundo es para imponer una ideología o doctrina.

Cuba, por ejemplo, aunque ahora está cambiando y lo está haciendo aceleradamente, el poder está centrado en el Partido Comunista y sus órganos de gobierno, el papel de los medios de comunicación se reduce únicamente a divulgar, informar la visión gubernamental, la crítica y la investigación periodística está fuera de lugar.

Hay una identidad entre la visión del gobierno y la visión de los medios de comunicación que responden únicamente a una visión, la visión que emana del poder, del partido comunista.

En Estados Unidos, por citar el caso contrario, el papel de los medios de comunicación responde a las necesidades no del poder gubernamental, ni del partido de gobierno, sino de las expectativas crecientes y cambiantes de las audiencias, de la población, de los usuarios y consumidores de información. ¿Hay medios gubernamentales? Sí los hay, los llamados públicos, y responden desde la propiedad del Estado a los intereses del público, no del gobierno. Pero la gran mayoría, y los grandes medios de comunicación, suelen navegar en un mar, donde la democracia, la tolerancia, el juego de las ideas, y el respeto a la oposición, es fundamental y clave… hay un talante y una práctica democrática esencial.

 

Tres hechos en los que se sospecha querer pasar encima de la ley. De Ricardo Chacón

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Ricardo Chacón, editor jefe de El Diario de Hoy

Ricardo Chacón, 10 julio 2016 / EDH

Hay indicios en la realidad salvadoreña que son preocupantes…indicios, pistas que carecen de sentido en sí mismas pero que juntas nos ayudan a entender un mensaje mucho más amplio, muestran un deterioro y, lo peor, pareciera que volvemos a un pasado no muy lejano que se había dejado atrás para siempre.

Algunos de estos indicios pareciera que son fútiles, como lo es ocultar información desde Casa Presidencial sobre lo sucedido en un accidente ocurrido en una carretera al Puerto de La Libertad, en la madrugada, hace un poco más de dos meses; en este caso, la Presidencia ha sido incapaz de transparentar a quién estaba asignada la diario hoycamioneta que estuvo involucrada en el accidente que dejó un muerto, si estaba o no en misión oficial…Lo único que ha hecho, después de una serie de presiones de propios y extraños,  es revelar el nombre del motorista y nos imaginamos haber proporcionado los seis mil dólares que sirvieron para conciliar con la familia del difunto.

No se trata de un hecho fútil, muy al contrario, es grave, muy grave que desde el Gobierno Central se trata de ocultar información, que se haya modificado la escena del accidente, dejando de lado a la policía y la fiscalía y que hombres armados, supuestamente miembros del Batallón Presidencial, trataran de ocultar los hechos y dejarlo en la obscuridad de la noche…

Hay otro hecho que también parece desestimable o fútil, pero que no lo es; sí, un grupo de insignes diputados de la Asamblea Legislativa pretendieron aprobar un “recomendable” para sacar del aire un anuncio publicitario donde se hacía una parodia de la clase política… los flamantes legisladores se sintieron “insultados y agraviados” porque en un anuncio de televisión de una compañía de teléfonos se ponía a un grupo de políticos haciendo de las suyas… Los diputados recularon y no se atrevieron a redactar, aprobar y enviar la carta a Gobernación para que se sacara del aire el spot publicitario de Digicel.

A diferencia de los de Casa Presidencial, en este caso, los diputados no faltan a la transparencia y someterse al imperio de la ley en un accidente de tránsito que dejó un muerto, sino que pretenden coartar, mancillar, menospreciar la libertad de expresión; todavía más, muestran una falta de tolerancia para entender, comprender y aceptar la sátira, que como dicen los diccionarios, se trata del discurso o dicho agudo y mordaz, que censura o ridiculiza a alguien o algo.

Todavía más grave, el poder instituido legalmente, la autoridad formalmente empoderada, pareciera que está involucrada en desmanes propios de los grupos paramilitares del pasado que tomaban en sus manos la justicia…la Fiscalía ha puesto al descubierto una red de policías que al parecer tenían por tarea “ejecutar, liquidar o asesinar” a supuestos delincuentes vinculados con las maras.

A diferencia de los dos casos anteriores, el intento de “aniquilar mareros” al margen de la ley es un hecho sumamente grave; se ha puesto al descubierto lo que era un secreto a voces, que grupos están involucrados en el asesinato de mareros.

Esta cuestión, no sé si es justificado, pero al menos se le “echa tierra” para pasar desapercibido por la sociedad cansada, tiene como manto el hastío, fastidio por las acciones de las pandillas que no solamente asesinan y extorsionan a diestra y siniestra en todo el territorio nacional, sino que generan un ambiente de terror entre la mayoría de la población honrada y trabajadora.

Incluso, activistas del pasado, defensores de los derechos humanos, algunos de ellos en puestos de gobierno en la actualidad, han fingido demencia sobre estos hechos donde hay indicios claros de exterminio de pandilleros.

En fin, y esto sí debemos resaltar, que la institucionalidad, las leyes, y gente decente se ha puesto a la cabeza de las acciones que buscan transparentar el accidente de tránsito provocado por un vehículo de Casa Presidencial. La opinión pública, especialmente manifestada en las redes sociales, ha jugado un papel preponderante de contención y evitar que la libertad de expresión sea mancillada. Todavía más, la Fiscalía, con la ley en las manos, se amarró los pantalones y ha enfrentado, y llevado a la justicia, al menos a un grupo de personas, varios de ellos vinculados con la PNC, involucrados en el exterminio ilegal de pandilleros…

Se trata de tres hechos que no podemos dejar pasar, son indicios que no podemos permitir que se conviertan en una tendencia sólida donde primen la impunidad, la prepotencia y el pasar por encima de las leyes y la institucionalidad.

 

Un caso emblemático de transparencia, un accidente de tránsito. De Ricardo Chacón

ric chacon

Ricardo Chacón es editor jefe de El Diario de Hoy

Ricardo Chacón, 3 julio 2016 / EDH

El hecho es simple pero no por eso menos dramático; simple como lo son los accidentes de tránsito que a diario ocurren por cientos en todo el país, dramáticos porque la mayoría de cada percance vial deja una familia sufriendo ya sea porque hubo un muerto, un herido o un descalabro financiero.

La cuestión suele complicarse cuando en el accidente de tránsito hay agravantes, dolo, irresponsabilidad en los involucrados, por ejemplo hay alcohol de por medio, alta velocidad, irresponsabilidad o todo junto. Se complica aún más cuando a esto se suma un manto de prepotencia gubernamental dejando en entredicho la institucionalidad del país. Partamos con los hechos.

diario hoyHace dos meses en una carretera del Puerto de La Libertad, a medianoche una camioneta asignada a Casa Presidencial tiene un percance vial con una moto, las consecuencias: el motociclista murió y deja en la orfandad un niño de apenas tres años… la autoridad llega pero es neutralizada por una especie de “operativo de limpieza” por supuestos miembros del Batallón Presidencial. Pese a las peticiones de la Fiscalía se desconoce quién era el conductor, y por supuesto mucho menos que haya responsables del hecho respondiendo por el accidente de tránsito.

Se dice que hay acuerdo entre las partes, está claro la familia y sus abogados, no en el otro lado; los familiares dicen tajantemente que no han llegado a ninguna conciliación. La fiscalía investiga con dificultades. El gobierno lo único que ha declarado, no sin altas y bajas y presiones de todo tipo, es que la camioneta estaba asignada a la Presidencia y ha decretado como “información confidencial” lo relacionado con el hecho.

Tres puntos al respecto; uno, al parecer es una práctica de este y al anterior gobierno que el Batallón Presidencial actúa con prepotencia y fuerza no solo cuando cuidan al presidente sino fuera de esta función; “ni en los tiempos de los militares pasaba esto”, me comentó un día de estos un ex oficial del batallón presidencial de antaño.

Dos, la transparencia en el manejo de la información, sobre todo en casos emblemáticos como este accidente, no solo es deficiente sino ofensiva a la inteligencia de la ciudadanía… el punto es claro y contundente: simplemente entregar a las instancias de la justicia la bitácora de movimiento de la camioneta presidencial, quién o quiénes la usaban, y qué andaba haciendo en la noche o la madrugada del 1 de mayo en la carretera del Puerto de la Libertad… Todavía más si fuéramos más expeditos, la camioneta y sus ocupantes estaban en misión oficial o particular, dependiendo de esto las responsabilidades habrá que asumirlas.

¿Dónde está la flamante oficina de Transparencia y su activista Secretario para dar cuenta de este hecho? Y el Secretario de Comunicación, ¿cómo puede aparecer ante los medios hablando sobre el tema a medias? Y la Oficina de Ética Gubernamental, ¿cómo puede seguir funcionando y abrir sus oficinas diariamente como si nada hubiese pasado con un vehículo de Casa Presidencial involucrado en un accidente y cuyos responsables fingen demencia?

Y tres, no obstante este hecho obscuro y bochornoso del accidente y la ocultación de información gubernamental, no podemos dejar de señalar que el país en tema de transparencia ha avanzado, hay una legislación en marcha que ha expuesto ante la opinión pública los “secretos” de las instituciones de gobierno. La institucionalidad en el tema también se ha fortalecido y los procesos, a pesar de las dificultades, caminan con paso sólido. Hoy con cierta facilidad se puede pedir y obtener información sobre lo ocurrido en una y otra institución.

He señalado este punto porque el país, la democracia y las instituciones se fortalecen cada vez más que la información sale a la luz pública y que los medios la difunden responsablemente para que nadie, nadie, absolutamente nadie se crea listo y quiera pasar por encima de las leyes y no cumplir su deber, amen de garantizar que los funcionarios públicos deben guardar, cuidar y utilizar de la mejor manera los fondos públicos.

Solventar de la mejor manera, incluso conciliar con la familia de la víctima del accidente de moto es importante, pero también es clave para la institucionalidad del país que la información pertinente fluya para que la Justicia, la Fiscalía pueda actuar como Dios manda y que predomine la verdad de lo sucedido.

Qué y cómo informar, ahora que hay medidas extraordinarias. De Ricardo Chacón

Ricardo Chacón es editor jefe de El Diario de Hoy

Ricardo Chacón es editor jefe de El Diario de Hoy

Ricardo Chacón, 1 mayo 2016 / EDH

La pregunta no es retórica ni mucho menos tiene un carácter ideologizado, simplemente trata de indagar cómo hacer periodismo e informar sobre seguridad y violencia en el país, actualmente en medio de una operación incisiva del gobierno del FMLN contra la delincuencia de las maras con la puesta en marcha de una serie de medidas extraordinarias.

El ejecutivo de turno las ha llamado medidas extraordinarias, resumidas en un control total de los centros penales, lo que incluye medidas de aislamiento de los cabecillas altos y medios en las cárceles, el desplazamiento de tropas élites del ejército y la policía en las zonas de control de las maras, el enfrentamiento directo, con fuerza y sin miramiento, de la autoridad contra las pandillas que ha dado como resultado “enfrentamientos armados” con decenas de muertos.

diario hoyAcciones que no solo cuentan con el aval de todo el aparato gubernamental y de las llamadas organizaciones e instancias defensoras de los derechos humanos, sino también de la opinión pública, cansada hasta la “coronilla” del accionar de las pandillas que provocan muerte y dolor en la ciudadano común y corriente.

Estas acciones extraordinarias, al parecer y supuestamente como lo dicen los voceros del gobierno, han hecho que bajen drásticamente los asesinatos diarios a casi una decena diaria (cuando hace poco tiempo habían días que la cifra superaba los treinta asesinatos), las extorsiones pareciera que están disminuyendo y se comienza a generar una sensación que la “cuestión va mejorando”; mientras tanto los políticos se enfrentan a sendas discusiones para darle financiamiento y continuidad a estas medidas de seguridad.

En este contexto, resumido a vuelo de pájaro, me surge la interrogante, ¿qué y cómo informar? La respuesta, por supuesto, no puede ser ni definitiva ni taxativa, entre otras cuestiones porque debe definirse qué es eso de las medidas extraordinarias, si así lo fueran metodológicamente, deberían de ser para un momento determinado… y por lo tanto tendrían que pasar en un período perentorio.

Ahora bien, si estas medidas extraordinarias se convierten en ordinarias, como lo deberían de ser (por ejemplo el control total de los centros penales y evitar que haya señal telefónica para que los reos extorsionen a la población) la respuesta de qué y cómo informar tendría otras dimensiones.

Para no divagarnos hay al menos dos cuestiones claras y definidas que guían la labor de la prensa, a saber: uno, informar los hechos de la realidad que interesan a la población; en este sentido, se trata de explicar, no justificar ni mucho menos obviar, los hechos de la realidad que afectan a la población.

Y dos, fiscalizar a los creadores y ejecutores del accionar estatal; lo que los clásicos del periodismo llamaban el control del poder, entre otras cosas, porque se trata de acciones públicas que afectan al público, y en general a la sociedad.

Desde esta óptica, no hay vuelta de hoja, a la prensa y a los periodistas nos toca seguir informando sobre los hechos de violencia, tratando de explicar porque siguen existiendo; siempre que muere violentamente una persona, debe de indagarse las causas, quiénes son los responsables y si la justicia actúa o lo deja impune como ocurre en la mayoría de casos.

También es un hecho que debe de reportarse, con mayor profundidad y acuciosidad, si el accionar de la autoridad está enmarcado en las leyes y no está abusando de su poder, por ejemplo, si se realizan acciones de ejecución y excesiva fuerza. El día que se use las tanquetas o las ametralladoras M60 y se mate a ciudadanos comunes y corrientes, que viven alrededor de una casa de mareros, será noticia de primera plana.

Será información noticiosa las acciones policiales y militares, que supuestamente son extraordinarias. Hay que determinar si realmente están dando los resultados esperados, sobre todo si se está “focalizando el problema central de la violencia y delincuencia” y se están generando las condiciones para construirse una sociedad más segura y sin violencia.

Dicho en pocas palabras, la labor de información sobre la violencia poco o nada ha cambiado, lo que se ha modificado es que se han tomado acciones extraordinarias que deberían haberse tomado desde hace mucho tiempo.

En el país lo ordinario es lo extraordinario y viceversa, así estamos. De Ricardo Chacón

ric chacon

Ricardo Chacón, editor jefe de El Diario de Hoy

Ricardo Chacón, 3 abril 2016 / EDH

El diccionario lo dice claramente, lo ordinario tiene que ver con “lo común y corriente, sucede habitualmente”, también se puede decir lo mismo de otra manera, que “no destaca por nada especial y se encuentra en lo que se considera normal”; mientras que lo extraordinario se relaciona con “lo poco común, sale fuera del orden o regla general o sucede rara vez”, también se puede decir de lo que “es mejor o mayor que lo ordinario”; la diferencia es clara y contundente, no obstante, en nuestro país y nuestra clase política pareciera ha perdido la diferencia entre uno y otro, y por momentos se confunden y hasta se identifican. ¡Qué pena!

diario hoyEs más, hechos que en otras latitudes, en países con más tradición democrática e institucional, serían cuestiones ordinarias, acá son extraordinarias; y viceversa, cuestiones que en otras naciones son hechos extraordinarios, acá son ordinarias.

Me explico con el tema de las noticias, ya que sospecho que será un tema que pronto será abordado por el poder, con la intención de tratar de callar a los medios de comunicación y que estos se “pongan a tono” para crear un ambiente de tranquilidad en la población, se pongan en línea con las medidas extraordinarias ahora puestas en marcha por el actual gobierno, con la bendición de todos los partidos políticos y avalado por la opinión pública.

En países mucho más desarrollados y civilizados, el asesinato de una persona, no se diga 20 diarios, es noticia y noticia de primera magnitud; no solo porque se ha terminado con una vida, sino porque lo ha hecho otra persona ya sea por robarle, por envidia, o por cualquier otra causa. Lo menos que podemos hacer es convertir un asesinato o un crimen en un hecho ordinario… Las noticias son eso, hechos extraordinarios.

En este sentido, que se consigne, se registre, se publique cada asesinato en la prensa o la televisión no es simplemente “para vender más” o formar parte del “espectáculo de la violencia” sino dar cuenta que una vida se ha terminado a causa de la vorágine de violencia que padece el país; se trata de mostrar una y otra vez que no podemos permitir que la inseguridad toque a nuestra puerta y violente a nuestra familia.

Otra cosa, y este es el desafío para los periodistas profesionales, cómo contar la violencia, no solamente registrando los hechos sino tratando de explicar el porqué de los hechos, las causas de la inseguridad y la violencia, así como los esfuerzos serios, y los no muy serios, para enfrentarla y hacer de El Salvador un país seguro.

Lo ordinario, en otro punto, es que el control de los Centros Penales lo tenga el Estado, de esto no hay vuelta de hoja, como también que los reos no posean celulares, mucho menos que desde las cárceles sigan delinquiendo y extorsionando a los ciudadanos; lo normal es que los mareros en las cárceles no tengan celulares, no tengan cargadores ni tomas para cargar los teléfonos, mucho menos que los custodios introduzcan celulares o que sean víctimas de los reos y “presten” los teléfonos o que “suban” la señal; lo ordinario, y no me parece que sea extraordinario, que las telefónicas quiten la señal en los penales, si no, las van a multar.

Todavía más, lo ordinario es que el Estado y sus instituciones controlen el territorio nacional, esto debería ser lo normal y cotidiano, pero no, en nuestro país pareciera que es ordinario que las pandillas autoricen o no el ingreso de personal de empresas comerciales a ciertos lugares, todavía más, se ha convertido en costumbre y en normalidad el cobro de la extorsión, de la renta, incluso hay empresas que incorporan este gasto en el “presupuesto”, se coloca un incremento por el período de vacación y se toma en cuenta el aguinaldo… ¡el colmo!

Hace unos años, entrevisté a uno de los artífices del cambio en Colombia, que contribuyó decididamente a convertir esta nación, una nación vinculada a la delincuencia y la violencia, en un país próspero, seguro y pacífico como lo es la actual Colombia, que la coordinación de los tres poderes del estado, la coordinación institucional, la coordinación entre las diferentes instancias de la sociedad civil y la sociedad política, permitió transformar a la sociedad colombiana. Dicho en pocas palabras, lo ordinario es la coordinación interinstitucional… acá, en nuestro El Salvador, lo extraordinario es que haya coordinación, como al parecer ha ocurrido en estos días donde de manera exprés, el Ejecutivo puso en marcha un plan de medidas extraordinarias, logró el consenso entre los partidos políticos y fue aprobado en la Asamblea Legislativa… no sin antes negociar o dialogar entre los tres Órganos del Estado, tomando en cuenta a la sociedad civil e incluso informando a la comunidad internacional… esto debería ser lo ORDINARIO.

Claroscuro sobre la cobertura de prensa sobre delitos policiales. De Ricardo Chacón

Ricardo Chacón es editor jefe de El Diario de Hoy

Ricardo Chacón es editor jefe de El Diario de Hoy

Ricardo Chacón, 21 febrero 2016 / EDH

Esta semana estuve en una discusión entre periodistas, cuestión que se hace constantemente e incluso varias veces al día, sobre la violencia en el país; la información noticiosa suele ser tema de análisis, no solo para determinar enfoques sino para verificar y garantizar el debido proceso noticioso.

El debate tuvo como centro la misma policía, particularmente a partir de tres hechos: uno, la manifestación de varios cientos de agentes de la PNC y las consecuencias disciplinarias; dos, las sospechas de que existan policías que atenten contra los mareros fuera de la ley; y tres, policías involucrados en extorsiones y otros delitos.

La discusión tenía como centro la interrogante siguiente, ¿cómo cubrir estos hechos e informar de la mejor manera a la ciudadanía?

diario hoyBásicamente había dos niveles en la discusión, lo que la hacía complicada, pero a la vez interesante: ser o no ser condescendiente con la autoridad policial ante este tipo de hechos; o entrarle de lleno al tema, a fondo, sin poner en la balanza, aunque se valore, las consecuencias de informar sobre la principal institución que vela por la seguridad del país.

De entrada, y este es mi punto de vista, la prensa y los periodistas no están para ser o no ser condescendientes con la autoridad policial, su tarea es la de informar; es esencial informar, informar de la mejor manera sobre los hechos de tal forma que la ciudadanía tenga el mayor número de datos, de datos basados en hechos contundentes y fácticos, que le permita tener una visión cada vez más clara de lo sucedido.

Si bien es cierto en el análisis deben entrar las valoraciones sobre las consecuencias de una noticia, en este caso sobre la policía, la prensa no es el gran juzgador de los acontecimientos personales o institucionales… su labor es dar cuenta de los hechos de cara a los ciudadanos, insisto.

Este principio es básico, es elemental entenderlo en toda su dimensión, la labor de los periodistas es contar los hechos, no juzgarlos, mucho menos utilizar la información noticiosa para defender o atacar personas, instituciones… la labor es la de informar y si esto conlleva consecuencias, no son responsabilidad del medio, del mensajero, sino de la fuente. Dicho coloquialmente, “si usted no quiere aparecer como un ladrón en una noticia… simplemente no robe…”, así de simple.

En el caso de la policía, la labor ha estado centrada en reportar una manifestación de agentes que “saltaron” el cordón de seguridad y llegaron hasta las puertas de Casa Presidencial. No solo se trata de consignar el hecho, en sí mismo noticioso, sino buscar las causas como son las precarias condiciones de trabajo. Por supuesto hubo consecuencias, como los traslados y hasta “castigos”, especialmente los de la UMO que permitieron el paso a Casa Presidencial.

Por supuesto que hay que informar tal cual sobre los agentes policiales involucrados en hechos delictivos, no hay vuelta de hoja; asimismo, y lo decimos con toda claridad, si hay participación policial en grupos llamados de “exterminio” y se logra probar de manera contundente, habrá que publicarlo.

Esto es básico, sin embargo, cada información convertida en noticia, de interés y relevancia para la población, tiene sus dificultades; me explico: los hechos suelen presentarse de manera aislada, deben recogerse tal cual y armarlos en una historia además de lógica, verosímil y suficientemente clara para que pueda ser entendida en toda su dimensión por las audiencias.

Acá entramos a los problemas en el tema policial. Las fuentes suelen actuar “corporativamente” y en cuanto tal esconder posibles hechos delictivos; esto se nota en cuestiones simples y sencillas, como por ejemplo, “no presentar ante los medios” los imputados o ponerles una manta en la cara para que no sean identificados, cuestión que no hacen con la gran mayoría de detenidos. Cuestiones más graves tienen que ver con la falta de posición oficial e incluso esconder hechos que a todas luces muestran otras realidades como es el caso de “enfrentamientos armados” cuando las evidencias muestran lo contrario.

Además, y esto tiene que ver con el olfato periodístico, de poder no solo reconstruir los hechos de posibles masacres sino sustentarlo con fuentes vivas y por supuesto con hechos fácticos que muestren lo que realmente sucedió en varios de los llamados “enfrentamientos armados contra pandilleros”.

La gran tentación periodística es la especulación noticiosa y dar por sentado una masacre, por ejemplo sin el debido proceso periodístico caracterizado al menos por tres cuestiones: fuentes claras y precisas, pruebas contundentes que avalan lo dicho por las fuentes y sobre todo, contraste de ambas cuestiones.

ricardo.chacon@eldiariodehoy.com