Hace unos pocos días los salvadoreños fuimos testigos de nuevo de ese espectáculo grotesco que cada año protagoniza la izquierda en el país, supuestamente para celebrar el Día del Trabajo. Lo que debería ser una celebración del espíritu emprendedor del pueblo salvadoreño ha sido deformado por el FMLN y sus aliados hasta convertirse en un carnaval de desorden, destrucción e insultos, que poco o nada logran para mejorar las condiciones de los trabajadores, pero que les permiten a los dirigentes actuales lucirse ante sus bases con las declaraciones más inflamatorias posibles. Lo que llama la atención es la discrepancia entre sus palabras y sus acciones, lo que se podría considerar como una paradoja propia del mes de mayo.
José Miguel Fortín Magaña, 5 mayo 2017 / LPG
¿De qué otra manera se podría calificar las declaraciones de la antigua presidente de la Asamblea Lorena Peña, cuando declara que “solo unidos se derrotará a los opresores que son dueños de bancos, fábricas y grandes medios de comunicación”, mientras que el gobierno que encabeza su partido trata de convencer precisamente a estos “opresores” a que inviertan más en el país, generen más empleo y paguen más impuestos? ¿Es acaso coherente que el secretario general del FMLN, Medardo González, tilde de “imperio” a los Estados Unidos y lo acuse del descalabro que vive Venezuela, y después vaya con el sombrero en la mano a pedirle que por favor le cooperen con los fondos del Fomilenio y que le mantengan el TPS a nuestros conciudadanos? ¿Cómo se puede justificar una campaña de publicidad donde el gobierno del FMLN les insta a los salvadoreños a que nos unamos para crecer, pero sus dirigentes incitan a sus correligionarios a luchar contra aquellos que no piensan como ellos?
La verdad es que esas posiciones son tan ridículas como declararse en “impago” y culpar a ARENA y a la derecha de la situación fiscal del país cuando el gobierno como nunca ha recolectado más impuestos, pero es completamente incapaz de erogarlos prudentemente. A pesar de que el gobierno no podía pagar el dinero que le prestan obligadamente los fondos de pensiones en la fecha correspondiente, sí encuentra recursos para seguir repartiendo plazas entre sus activistas o pagando casi medio millón de dólares por el diseño de una nueva marca país. De la misma forma, mientras el FMLN no encuentra fondos para que el Tribunal Supremo Electoral tenga lo necesario para las elecciones de alcaldes y diputados de 2018, sí logra encontrar suficiente dinero para movilizar masivamente a correligionarios y simpatizantes para que se vistan de rojo y salgan a marchar el primero de mayo por las calles de San Salvador.
Y es que es claro que los dirigentes del FMLN creen que con arengas políticas van a convencer a la clase trabajadora que ellos están para defenderlos, cuando en los últimos ocho años poco o nada han hecho para darles más empleo y mayores oportunidades, solo que ahora ya no es tan fácil tapar el sol con un dedo. La verdad es que el país está en su peor momento desde que se firmó la paz, y cualquier intento del FMLN o de su gobierno de esconder la realidad o culpar a otros de esta, no es más que un producto de su propio mal de mayo.