Bernard Garside

La política en la aldea. De Bernard Garside

Bernard Garside, embajador del Reino Unido

25 abril 2018 / El Diario de Hoy

Crecí en una pequeña aldea en Escocia; una aldea que, en aquel entonces, la consideraba el mejor lugar del planeta. No fue hasta que salí y conocí otros lugares cuando mis ojos comenzaron a abrirse y, bajo otras luces, empecé a ver a mi pueblo de manera distinta.

En nuestra aldea tendíamos a pensar de la misma manera y a hablar de la misma manera. En particular, teníamos perspectivas negativas, sexistas e introspectivas sobre las mujeres, la diversidad y la sexualidad. Ahora me avergüenza admitirlo, pero en aquel tiempo, copiar a los demás me parecía de lo más natural. Durante esos años, jamás soñé con hablar y ser diferente, porque no era eso lo que se esperaba que hiciéramos.

En nuestra pequeña aldea también había un “ayuntamiento” –un gobierno o asamblea local– dirigido por acaudaladas personas de negocio que decidían sobre los asuntos “importantes” del pueblo. En realidad, lo que hacían era mantener un estilo “único” de la aldea, porque nada cambiaba nunca. Nunca.

Al recordar la vida en mi pueblo, comprendo lo fácil que fue dejarse llevar por lo que otros decían y hacían. Se esperaba que todos pensáramos y actuáramos del mismo modo y que nadie lo cuestionara. De hecho, nadie se atrevía a salir de esa zona de confort y desafiar la inercia de la aldea. Nos encontrábamos en nuestra pequeña burbuja y fuera de ella nada podía cambiarnos; ni el mundo exterior ni el estrecho ángulo con el que lo veíamos.

Al irme a la universidad, empecé a ver la vida de una manera distinta –una vida bella, llena de opciones y elecciones en lugar de restricciones, llena de visión en lugar de un status quo impuesto. Rápidamente, caí en la cuenta de que esta nueva perspectiva era algo que valía la pena abrazar, en lugar de rechazar como se hacía en nuestra aldea con el propósito de mantener su “estilo único”. También me di cuenta de que el efecto de ese “estilo único” y de permanecer igual, en lugar de abrirse al cambio, era que la prosperidad había pasado por alto a nuestra aldea y había ido a otros lugares. ¿Y por qué no habría de hacerlo, si parecíamos que nunca queríamos cambiar? Luego aprendí que esto era responsabilidad de los miembros de nuestro ayuntamiento, quienes, al ver amenazadas sus ideas, nunca abrieron las puertas a un cambio que permitiría ideas frescas. Ellos pensaron que debíamos continuar viviendo en el pasado en lugar de potenciar un nuevo futuro, ya que la inercia, convenientemente, encajaba con sus propios intereses.

A veces imagino con enorme tristeza lo que mi aldea pudo haber sido, en lo que mi pueblo pudo haberse convertido si alguien hubiera tenido el coraje de aceptar el cambio muchísimo antes. Estábamos tan asustados de un futuro incierto y “maléfico” que vivir en el pasado parecía la única alternativa real y aceptable. Y lamentablemente, muy tristemente, esa óptica isleña traía consigo un cúmulo de estereotipos conservadores sobre las mujeres, los derechos reproductivos –¡los santos no permitan que las mujeres tengan alguno de estos!– y, por supuesto, las personas con una orientación sexual distinta.

Afortunadamente, puedo decir que nuestra aldea eventualmente tuvo un nuevo ayuntamiento y cambió rápidamente. Ahora es un lugar próspero para regresar. Tiene cafés “cool”, actividades culturales fascinantes para las familias y hoteles boutique fabulosos. También tiene nuevos negocios, un museo, su propio equipo de fútbol y atrae inversiones de todos los rincones del Reino Unido e incluso del mundo exterior. Los antiguos miembros del ayuntamiento, seguramente, están revolcándose en sus tumbas por todo el horror que ahora ocurre en mi pueblo.

Llevo tres años de vivir en El Salvador y realmente disfruto la vida acá. Lamentablemente, algunas veces me recuerda de mi isleña y pequeña aldea en Escocia, con personas que insisten en sellar la burbuja y mantenerla fuera del progreso. Pero construir un muro no es la respuesta correcta y aquellos que hablamos en favor de los derechos de la mujer, de los derechos reproductivos, de los derechos de la comunidad LGBTI y todos esos “males hedonistas de la vida mundana en el extranjero” lo hacemos porque hemos visto, como en mi pequeño pueblo en Escocia, ese enorme cambio positivo que espera a los valientes que están dispuestos a promover transformaciones –y que sabemos que no es aterrador como lo describen.

Cuando regreso de visita a mi aldea, me encanta ver que algunos de mis recuerdos de juventud aún permanecen. Mientras ahora tenemos cafés geniales y varios hoteles boutique, aún tenemos el viejo molino y otros edificios antiguos que recuerdo con cariño. No todos aceptaron las ideas del siglo XXI, pero incluso aquellos que eligieron mantenerse en sus creencias e ideas tradicionales han sido beneficiados por los cambios emprendidos y han vivido en perfecta armonía con aquellos que las han aceptado.

Esto es el poder de elegir, algo que puede ser maravillosamente liberador, empoderador y democrático.

“Costumbres viejas no abren puertas nuevas”. De Bernard Garside

El partido que tenga éxito en las elecciones será el que proponga ideas frescas, políticas innovadoras, una visión inclusiva (en lugar de divisiva) del futuro de El Salvador y (quizás lo más importante) el que posea una porción saludable de miembros con mentalidad joven, abierta.

Bernard Garside, embajador del Reine Unido

Bernard Garside, 7 julio 2017 / EDH

Dentro de un año tendremos una nueva Asamblea Legislativa. La votación se habrá llevado a cabo, los votos habrán sido contados, y en algunos casos, recontados, con la esperanza de que el proceso de votación termine de forma tranquila y con transparencia. Así que, ¿cuál será la forma de la política y de la Asamblea Legislativa en El Salvador el próximo año?

Espero que la política sea diferente. Espero que los miembros de la Asamblea Legislativa sean renovados, con nuevos ímpetus, frescos, dispuestos a trabajar juntos por los salvadoreños.

Se dice que el futuro de cualquier país está en las manos de la juventud, que es vital que se invierta apropiadamente en la nueva generación y que nos sintamos orgullosos de eso. Pero también debemos aceptar que las nuevas generaciones ven las cosas de forma muy diferente a nosotros y que esa diversidad debe ser aceptada. La frase “a mí manera o de ninguna manera” (My way or the highway) tiene poco, o nada de mérito. Solo miremos alrededor de la región para darnos cuenta lo malo que resulta este tipo de políticas. Si quieren seguir adelante, no pueden caminar solos. Necesitan llevar a la gente con ustedes.

Pero hay un buen equilibrio que debe ser experimentado. Como J.K. Rowling escribió en la orden del Fénix, “la juventud no puede saber cómo piensa y siente la edad. Pero los adultos son culpables si se olvidan de lo que era ser joven”. En otras palabras, la juventud no puede reemplazar fácilmente la edad y experiencia; y aquellos con edad y experiencia no pueden sustituir la innovación, entusiasmo y visión fresca sobre la vida. Pero lo que se puede lograr es una mezcla saludable y diversidad de pensamiento, que es importante en cualquier organización que quiera sobrevivir. Porque con la edad, nuestra mente nos juega trucos y, entre los muchos malos hábitos que recogemos, creemos que lo que sucedió en el pasado siempre fue mejor que lo que nos espera en el futuro. ¿Qué mejor manera, por lo tanto, que aceptar el cambio a través de la juventud, recibiéndolo con entusiasmo pero suavizando la inexperiencia con la sabiduría de la edad?

Y solo es una advertencia saludable; porque esto no va a resolver todos los problemas que enfrenta la política global. Es comprensible, la gente quiere más que nunca que su clase política sea honesta, transparente y que tenga en el corazón un interés genuino por su país.

En El Salvador, el partido que tenga éxito en las elecciones será el que proponga ideas frescas, políticas innovadoras, una visión inclusiva (en lugar de divisiva) del futuro de El Salvador y (quizás lo más importante) el que posea una porción saludable de miembros con mentalidad joven, abierta, que están dispuestos a escuchar lo que el público quiere, en lugar de lo que su partido quiere.

Ese partido político no tendrá miedo de abordar temas controversiales como el diálogo con las pandillas, embarazos en menores de edad, o los derechos sexuales de las mujeres –todas las mujeres, ricas y pobres– sin ningún tipo de prejuicio. Por último, será un partido político que reconoce que la responsabilidad del poder no es un derecho divino o algo para tomar por sentado y mantenerlo para siempre. En cambio, entenderá que el poder político es algo que la población le ha confiado, a la cual deberá responder, como individuo, así como partido político.

Entonces, ¿ese partido en realidad existe en El Salvador? Dejo que ustedes juzguen, pero personalmente presiento que aunque la gente se oponga y quiera vivir en el pasado, viene un cambio. La pregunta final es si la gente desea recibirlo y montarse a la ola de dicho cambio para un futuro El Salvador, o si desea ser barrida en el proceso.

El Arte de la Política. De Bernard Garside, embajador del Reino Unido

La vida y el arte rara vez son de color blanco o negro.  Asimismo, la política es mucho más compleja que la izquierda y la derecha. Pero la tendencia histórica ha sido una simplificación excesiva:   estás con nosotros o contra nosotros.

Bernard Garside, embajador del Reine Unido

Bernard Garside, embajador del Reino Unido

Bernard Garside, 20 agosto 2015 / EDH

Sin embargo cuando miramos los resultados históricos de las elecciones en democracias genuinamente libres y abiertas, estos tienden a cambiar desde la izquierda a la derecha y de nuevo a la izquierda con el paso del tiempo. Lo llamo el tedio de los diez años. Siempre hay excepciones porque el mundo es un lugar complejo, y diferentes grados y estilos de ‘’democracia libre y abierta’’ existen. Pero esta tendencia subyacente es aún, usualmente visible.

Sugiere que una población libre, abierta y democrática promedio es por naturaleza centrista en sus políticas. Entonces, luego de aproximadamente  una década de políticas de derecha, el deseo natural es de una medida de izquierda y viceversa; un giro político subconsciente diseñado para balancear la política y las políticas de su país. Entonces, ¿por qué los partidos políticos de centro generalmente son incapaces de ganar las elecciones? ¿Talvez  parecen demasiado comprometedores? O talvez porque las personas temen la emergencia de una dominación centrista lo que, a su vez,  podría llevar a un gobierno autoritario, el cual en su extremo, es dañino y difícil de quebrar.
Las políticas de derecha e izquierda siguen siendo populares porque ellas tienden a ser más claras y más decisivas. Sin embargo, tal como tu doctor te dirá, ¡todos los extremos pueden ser malos para tu salud!

La clave es el balance. Indiscutiblemente los países más exitosos son aquellos donde los políticos gobernantes de ambos lados, derecha e izquierda, rigen con confianza, transparencia y claridad. Pero también donde ellos reconocen que su tiempo es siempre limitado y, por tanto, usan su tiempo en el poder para incluir algunas prioridades, ideas o políticas de la parte de oposición. Puedo imaginar que algunos deben pensar que esto no sólo es contra intuitivo, sino también loco. Pero tragarse el orgullo personal y el orgullo del partido político extendiendo una mano solo para el diálogo, sino además para ayudar genuinamente a la oposición a producir algunas de sus políticas , permite que la parte gobernante ayude a moldear y balancear la introducción de las políticas de la oposición (la cual, si la tendencia histórica es correcta, será introducida de igual forma cuando ellos retornen el poder). También provee una plataforma para avances sustanciales de largo plazo que están dirigidos a los mejores intereses del país mientras que también promueve instituciones gubernamentales sólidas y la gobernanza. Es la definición de estadista.

Esto, por supuesto, no es fácil y se necesita de un  verdadero coraje político. Pero la habilidad de llegar a las otras partes políticas en beneficio de los intereses a largo plazo del país es lo que separa a los países exitosos de los países sin éxito, permitiéndoles introducir sus propias políticas dentro y fuera del gobierno, mientras recortan cualquier elemento extremo de las políticas del partido de oposición.
Para que este estilo de políticas funcione el enfoque debe estar dirigido hacia el futuro y no hacia el pasado. Un enfoque en el futuro es lo que ayuda a construir esperanza nacional, prosperidad y éxito. Este es el verdadero arte de las políticas y el mundo podría hacer mucho más con él.