Rodrigo Samayoa Valiente

Economía circular. De Rodrigo Samayoa Valiente

RODRIGO SAMAYOA VALIENTE, biólogo y consultor ecologista

19 mayo 2019 / EL DIARIO DE HOY

En el medio biológico todo funciona en ciclos. La fotosíntesis es un proceso circular que produce alimento, el ciclo de Krebs es el un proceso circular que produce energía; también los procesos macroscópicos en su forma natural son ciclos, por ejemplo el del agua o las funciones ecosistemitas dentro de un bosque. Todo es un ciclo, no existe un principio ni un fin. La única fuente externa que hay en la naturaleza es el sol, luego todos los nutrientes y elementos son finitos, solo se transforman. La cadena trófica de un ecosistema tiene productores (plantas), aquellos que reciben la energía externa (sol) y los nutrientes del sustrato, las transforman en alimento (para ellos mismos). Luego están los consumidores primarios (herbívoros) que son aquellos que se alimentan de productores. Luego están los consumidores secundarios (carnívoros) que se alimentas en consumidores primarios. Y por último, para cerrar el ciclo, los descomponedores. Estos seres maravillosos que transforman tanto a productores y consumidores en nutrientes nuevamente. Así se cierra el ciclo.

La economía funciona de una manera similar. Existe extracción de material prima, luego transformación y empaque, transporte y distribución, uso y luego fin de su vida. A diferencia de los ciclos naturales, esto es lineal y, por tanto, genera dos puntos críticos. Estos puntos críticos son los que tienen a la humanidad en crisis. Por una parte, la extracción de materia prima es finita y se han hecho grandes esfuerzos para mejor en este extremo.

La humanidad ha mejorado sus técnicas de producción agrícola y de extracción mineral. Pero todavía nos queda un largo camino que recorrer, los recursos de la tierra son finitos y la capacidad de innovación también lo es. En algún momento en esta carrera nos tropezaremos de una manera que va más allá de nuestra comprensión, agotaremos nuestros recursos, acabaremos con nuestra biodiversidad y, por ende, terminaremos con las condiciones actuales de vida.

Por el otro extremo, tenemos la otra crisis, el fin de vida de los productos. Esto nos sigue ocasionando grandes problemas ambientales: la crisis de nuestros océanos, la incapacidad nuestra de regular nuestro consumo y el aumento desmedido de las áreas dedicadas a los desechos. Más aun, materiales que podrían tener muchas vidas solo tienen uno y se acumulan y ocasionan mayores impactos.

La economía circular busca atacar ambos extremos del problema, la función de los descomponedores. Como hacemos para que estos “desechos” sean otra vez materias prima. Esto parte de entender mejor la maravilla de funciones que tienen las bacterias, los hongos y tantos otros seres vivos que ayudan a que la naturaleza no agote sus recursos. La función de reciclar es urgente en nuestra economía; mientras más cobre reciclemos, menos cobre necesitaremos extraer. Es lógico y tiene sentido económico cerrar el círculo.

Implementar la economía circular es la nueva gran frontera de oportunidades, la nueva gran riqueza está en aquellas empresas que comprendan e implementes esquemas de economía circular. La verdadera sostenibilidad está en romper la dependencia a lo materia prima exógena y la creación de modelos donde se pueda producir nuestra propia energía y materia prima. Viva la revolución circular.

El Zoológico del mal. De Rodrigo Samayoa Valiente

16 marzo 2019 / EL DIARIO DE HOY

El Parque Zoológico Nacional está lleno de crueldad. Algunos argumentan que debería cerrarse: por el abandono en que está, por la falta de inversión y por la mala experiencia educativa que representa. El mayor problema del zoológico son algunos seres humanos que están contratados.

Conozco profesionales increíbles que han dedicado mucho tiempo de su vida a ayudar al Zoo; de los mejores profesionales del país han pasado por ahí y no ha habido solución. Conozco al director y varios exdirectores, conozco a veterinarios, biólogos, jauleros y otros tantos con mística acrisolada, pasión por su trabajo, que no duermen cuando un animal está enfermo. Pero el Zoo está enfermo. Escudados en sindicatos se han reunido lo peor que tenemos como sociedad y nunca ha habido quien tenga el valor de hacerles frente. Nadie se ha parado y dicho ¡basta ya! Cada vez que ha habido exigencias administrativas, se desquitan con los animales; cada vez que se les obliga a cumplir con sus responsabilidades laborales, aparece un animal muerto. Cada vez que se tratado de llegar a una solución, el chantaje y la bajeza han ganado.

Es un ambiente que debería ser un encuentro con la naturaleza, educativo, familiar; un lugar donde nuestros hijos puedan aprender de las maravillas de la naturaleza, asombrarse por ver aves de colores, reírse por ver monos jugando, comprender lo imponente que es un jaguar; un espacio que bien administrado debería de ser grandioso. Nuestro Zoológico dista mucho de ser esto, es un ambiente viciado, es un ambiente de muerte, de crueldad, donde circula el mal.

La gente que ha pasado por el Zoo me ha contado tantas historias, como que es habitual que se pierdan animales bajo llave. Cuando se investiga o la policía interviene, vuelven aparecer mágicamente dentro de sus jaulas. Una vez un grupo de veterinarios se dedicó a investigar cuáles eran las causas de mortalidad del Zoo, se descubrió que los envoltorios de comida eran un de las principales. Con datos sólidos fue una batalla campal lograr sacar de las instalaciones del Zoo a los vendedores, da la casualidad que los puestos de venta de comida y churritos son de familiares de los miembros del sindicato.

Cada medida administrativa implementada se ha topado con resistencia de los sindicatos, y la moneda de cambio son los animales. Hieren, mutilan y matan animales con el objetivo que la administración del Zoo se vea afectada. Amplios reportajes periodísticos enumeran la cantidad de muertes del Zoo y se culpa a los administradores. Estos temerosamente salen a dar declaraciones y no enfilan su artillería a los verdaderos culpables. Temerosos porque si hablan seguro aparece otro animal muerto. Han dejado que le chantaje les gane, o los directores no se sienten con la fuerza suficiente para pararlos. Llegamos al grado de implementar un sistema de videovigilancia, tanto para monitorear a los visitantes, pero sobre todo para monitorear a los empleados. Durante este proceso, curiosamente, de los últimos recintos en ser instalado el sistema fue el de Gustavito y ya todos conocemos cual fue el resultado.

Ya basta. Hay un mal que vive en el Zoológico Nacional. Ya no podemos soportar la indiferencia, la tibieza o la inacción. Para salvar al Zoo solo podemos si llegamos a la raíz del mal y si en este procedimiento terminamos cerrando el Zoo y mandando a todos a su casa, que así sea. Pero no se vale que sigan matando animales como carta de negociación porque les exigen trabajar. No más.

Agua para todos. De Rodrigo Samayoa Valiente

3 diciembre 2018 / EL DIARIO DE HOY

No debería ser tan difícil, en un país como El Salvador, garantizar agua para todos. Para todos los salvadoreños, para la agricultura y para la industria. El Salvador tiene un superávit de agua, tenemos un promedio anual arriba de los 2000 mm. En escala mundial eso nos sitúa dentro de los climas más lluviosos. Aun así, no es misterio que existe una profunda crisis del agua. Esta crisis es mayoritariamente debida a una mala gestión del agua.

La mala gestión del agua no es responsabilidad exclusiva de una administración o de una institución, es también responsabilidad de algunos empresarios, agricultores y comunidades. Todos compartirnos la culpa de la mala gestión del agua. Desde los que desperdician el agua limpiando una acera; a los que barren la basura y la echan en los tragantes; a la empresa que ha operado por 20 años sin tener una planta de tratamiento; o todas las alcaldías que dan permisos de construcción y no tienen alcantarillado o una solución de saneamiento, que venden fantasmas de inversión que saben que no existe la capacidad real para realizarlos y que inexplicablemente favorecen a colegas.

Es una de las crisis más importantes de nuestros tiempos, nos está matando. La mala calidad del agua nos enferma, el desbordamiento de ríos y quebradas nos ahoga, la falta de agua nos mata, nos hace migrar, nos hace tomar acciones desesperadas y fortalece el odio y la violencia. Es fácil de imaginar a los extremos que se puede llegar, si alguien le hecho veneno (contamina) al agua que toman sus hijos. Y es que hay una clara crisis de agua, hay una crisis de acceso al agua potable, esta es una crisis que no es por falta del recurso, es por mala gestión.

En el siglo 20 murieron 130 millones de personas como consecuencias de hambrunas, en una de las más grandes que afectó a Etiopía, Somalia y Chad a finales de los 70´s, la producción mundial de alimentos de esos años equivalía al 142% de lo necesario para alimentar a la humanidad. No se murieron por falta del recurso, murieron por una malévola inequidad. De las misma manera en El Salvador hoy no tenemos agua, no porque no exista el recurso, no tenemos agua porque hemos hecho una pésima gestión del recurso.

Agua para todos es una realidad que se puede alcanzar en corto tiempo. Tiene que ver con un concepto central y cuatro principios básicos. El agua es un derecho humano y la gestión del agua debería de estar guiada por la declaratoria de Dublín. El agua dulce es un recurso finito y vulnerable, esencial para sostener la vida, el desarrollo y el medio ambiente. El aprovechamiento y la gestión del agua deben inspirarse en un planteamiento basado en la participación de los usuarios, los planificadores y los responsables de las decisiones a todos los niveles. La mujer desempeña un papel fundamental en el abastecimiento, la gestión y la protección del agua. El agua tiene un valor económico en todos sus diversos usos en competencia a los que se destina y debería reconocérsele como un bien económico.

Para garantizar adherirse a estos principios, tenemos que hacer cuatro acciones claras: 1. Gestión de las aguas residuales: debemos todos pagar por el agua sucia que sacamos. 2. Gestión de cuencas: establecer con un sistema de cobro y pago por servicios ambientales. 3. Gestión de áreas protegidas: una aproximación ecosistémica a la gestión de territorios generadores de agua potable. 4. Gestión de la infraestructura: Inversión en distribución y reparación de acueductos.

No necesitamos un uso político, mediático, ni mucho menos electoral del agua. Necesitamos ciencia, principios y acciones concretas. Estas acciones son complejas pero no inalcanzables, si despolitizamos la gestión del agua, nos basamos en principios internacionales, podemos llegar a los consensos necesarios para que realmente tengamos Agua Para Todos.

Si quiere saber más sobre estas ideas puede visitar https://samayoavaliente.wordpress.com/.