“La expectativa que tenemos es que con los insumos que han ido surgiendo se pueda, este mismo mes de enero al final del mes, o los primeros días de febrero, presentarse una iniciativa ante la Asamblea Legislativa”.
Centro de Estudios Jurídicos CEJ, 1 febrero 2016 / LPG
Si algo ha caracterizado al proceso de reforma del sistema de pensiones es el hermetismo. Los ahorros y el bienestar de los trabajadores y pensionados están en juego. Pero ni los trabajadores ni los pensionados ni nadie saben a ciencia cierta qué es lo que pretende hacer el gobierno con el dinero de las pensiones.
Hace unos meses publicamos un artículo en el que nos expresamos sobre este mismo asunto y dijimos: “Por más que insistimos no escuchamos nunca una propuesta oficial. No ha sido sino hasta hace unas semanas que nos enteramos de una propuesta del actual Gobierno pretendiendo revertir el sistema, pero haciéndolo con un enfoque eminentemente fiscal y en clara violación a los derechos de los cotizantes”.
Nos referíamos a la publicación de ciertas presentaciones realizadas por el Ministerio de Hacienda. En ellas se delineaba, de manera muy general, una propuesta de reforma que se estaba diseñando. Incluía elementos tales como expropiar cierta proporción de las cuentas individuales de ahorro de los cotizantes para incorporarla a un fondo común administrado por el Estado, y alterar derechos adquiridos por algunos pensionados.
Luego de esas publicaciones, el hermetismo en el diseño del proyecto de reforma se intensificó. Y eso no ha hecho más que disparar el temor de que se mantenga la visión de solucionar el problema fiscal del Estado, en detrimento de los ahorros y el bienestar de los cotizantes y pensionados.
Las cotizaciones al sistema de pensiones no deben convertirse en impuestos encubiertos. Un sistema de pensiones no es parte del sistema tributario. Su prioridad no debe ser financiar al Estado, sino garantizar el bienestar de los cotizantes en su vejez.
Cuando en diciembre de 2014 la Sala de lo Constitucional declaró inconstitucionales ciertas disposiciones de la Ley del Fideicomiso de Obligaciones Previsionales, y de la Ley del Sistema de Ahorro para Pensiones, lo hizo precisamente porque con ellas se pretendía garantizar un financiamiento blando al Estado, en perjuicio de la rentabilidad de los ahorros de los cotizantes.
Lo barato que le resultaba al Estado ese dinero lo estamos pagando todos los cotizantes reduciendo la pensión que recibiremos en nuestra vejez.
La Sala de lo Constitucional ordenó a la Asamblea Legislativa que corrigiera esa situación. Ha pasado más de un año en incumplimiento, y hoy se realiza una audiencia en que esta debe rendir un informe sobre esa situación ante la Sala de lo Constitucional.
Con la reforma al sistema de pensiones, y el incumplimiento a la sentencia de la Sala de lo Constitucional la Asamblea Legislativa se encuentra en una coyuntura en que debe tomar una posición: ¿Priorizará los problemas de caja del gobierno o el bienestar de los trabajadores?
Finalmente, es lamentable que un proyecto que nos afecta a todos se cocine en el secreto. Eso desacredita a los funcionarios e instituciones que navegan izando la bandera de la participación ciudadana. Si hubiera un compromiso franco con ella, por lo menos los ciudadanos ya conocerían una primera versión de ese oscuro anteproyecto, y estarían formulando sus observaciones.
Si nos niegan la oportunidad de participar antes de que el proyecto se presente a la Asamblea, entonces lo haremos cuando este ya se haya presentado, de manera que si se aprueba una reforma que viole los derechos de los trabajadores y pensionados, usaremos los mecanismos legales y herramientas de participación ciudadana que han venido demostrando efectividad.