Paul Steiner

Mi carta de respuesta a don Paolo Lüers. De Paul Steiner

paul-steinerPaul Steiner, 12 enero 2017 / EDH

Gracias por su carta publicada en elsalvador.com titulada “La Calidad de la Asamblea”, ya que aparte de haber sido algo divertida también nos ayuda a que más salvadoreños se enteren de las iniciativas para limpiar la democracia en nuestro país.  Sin embargo, usted hace algunas aseveraciones y juicios de opinión en los cuales siento que falta aclaración y más estudio de su parte, lo cual pone en peligro la percepción de la ciudadanía que lee su columna sobre una reforma tan importante.  Permítame explicar:

La razón principal de esta propuesta ciudadana de reforma electoral presentada por 4 ciudadanos el jueves de la semana pasada no es reducir la cuantía de diputados, sino cumplir dos fallos de la Sala de lo Constitucional de 2000 y 2002 que han sido ignorados por las Asambleas Legislativas desde ese entonces – ya van 14 años de desacato y omisión legislativa.

diario hoyEl impacto de no haber corregido las inconstitucionalidades es que los diputados electos desde 2003 no han cumplido con el mandato constitucional de representar a los habitantes, sino que representan los territorios, además de que existen 20 diputados de la Plancha Nacional quienes nunca fueron justificados por su representatividad de la ciudadanía.

Para cumplir con esos fallos y arreglar correctamente el problema es necesario crear las circunscripciones electorales correctas y establecer el nivel de representatividad igualitaria que cada diputado debe tener.  Ese es el tema principal de nuestra propuesta y lo único contenido en la pieza de correspondencia presentada.

El número de 50 diputados resulta de la división de 5.77 millones de habitantes (Censo 2007 que es el más reciente oficial) y el índice de representatividad que nosotros proponemos de 115,000 habitantes por diputado. Lo esencial de esta propuesta es el mecanismo que quedaría establecido que previene la creación y repartición arbitraria de escaños legislativos que es lo que hemos tenido desde el ’94.

Su comentario, “Los diputados son una bola de inútiles y además corruptos. Menos diputados, menos corrupción y menos gastos…”, no está contenido en nuestra propuesta ni fue expresado por ninguno de los cuatro que la presentamos – son sus palabras y no las nuestras – de allí parte el populismo.

Usted también asevera que “Si hacemos la reforma como Paul Steiner y Félix Ulloa la proponen, lo único que habremos hecho es dar una respuesta populista a un sentimiento irracional. Tendremos 50 diputados, en vez de 84, pero no habríamos resuelto nada”.
Es importante reconocer que la calidad de diputados se basa en tres factores claves:

1. La manera en que son electos dentro de sus partidos para ser postulados como candidatos (jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional y la Ley de Partidos Políticos exigen representatividad de la voluntad de los afiliados y la democracia interna para elegir a sus candidatos – algo que a la fecha no hemos visto cumplido).

2. La no contaminación de los candidatos y los diputados por influencias de financistas (jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional y la Ley de Partidos Políticos también establecen la necesidad de transparentar y regular quién financia y cómo se gasta ese dinero – otro elemento que no hemos visto cumplido a la fecha).

3. Las opciones que se le presentan al elector para poder escoger a las personas que él piensa son idóneas para representarlo (esto es el principal beneficio de nuestra propuesta ya que al crear las zonas electorales, la  mayoría de los votantes tendrá más opciones de personas por quienes votar – en La Unión, por ejemplo, actualmente tienen tres diputados a escoger, pero en la nueva circunscripción podrán seleccionar 11 personas).

Me despido con las siguientes conclusiones:

Lejos de intentar darle oxígeno al populismo, nuestra propuesta intenta establecer mecanismos claros y legítimos, pero principalmente constitucionales, para el manejo de la representatividad y la proporcionalidad que es lo que ha sido vulnerado por el actual Código Electoral.

Las opiniones que podamos tener los ciudadanos sobre los diputados y la Asamblea Legislativa se deben directamente a nuestra experiencia de su actuar sobre los años y las arbitrariedades que ellos mismos han creado en las leyes.

Nos sumamos a su llamado en la última oración de su carta:

“Tomemos la actual propuesta como punto de partida de una debate racional. Necesitamos una reforma política, no sólo una reforma electoral”.

Vea la carta de Paolo Luers a qué se refiere esta columna:
Carta a los diputados: El problema es la calidad de la Asamblea

Debate sobre «desestabilización» y «golpes de estado». Con Eugencio Chicas y Paul Steiner

Desestabilización ¿Quién gana? ¿Quién pierde?

Eugenio Chicas, ex presidente del Tribunal Electoral, actualmente secreteraio de comunicación de la Presidencia

Eugenio Chicas, ex presidente del Tribunal Electoral, actualmente secreteraio de comunicación de la Presidencia

Eugencio Chicas, 18 agosto 2015 / ELMUNDO.SV

En los últimos meses se ha debatido sobre la existencia o no de un proceso de desestabilización política en el país, que pueda desencadenar eventualmente en un golpe de estado -tradición antigua- o en un “golpe suave”, como han sido comunes en el periodo de postguerra fría. Para el análisis debemos empezar por nuestra historia, la que desafortunadamente ha sido muy prolífica en estos males.

En el siglo XIX se registraron en El Salvador cinco golpes de estado (1883, 1885, 1890, 1894, 1898); en el XX, siete (1913, 1931, 1944, 1948, 1960, 1961, 1979) y mientras éstos llegaban habían elecciones fraudulentas. Por supuesto en aquellos momentos carecíamos de institucionalidad electoral, sistema de libertades democráticas y pluralismo político e ideológico; teníamos un sistema de partidos y estado de derecho endebles. El Salvador funcionaba mediante decisiones ejecutivas, juntas de notables y, fundamentalmente, por la incidencia y control del poder económico y dictatorial de la época. Parte de esto nos condujo a la guerra civil, capítulo que fue superado con la suscripción de los Acuerdos de Paz, hecho de mayor trascendencia después de nuestra independencia patria.

En el periodo de posguerra fría cobró notoriedad mundialmente Gene Sharp, teórico ultraderechista promotor de nuevas modalidades de desestabilización, golpes de nuevo tipo y gestor de las nuevas guerras de este siglo, cuya propuesta es usurpar el poder de gobiernos legítimamente constituidos mediante operaciones enmarcadas fuera de convencionalismos tradicionales. Sus recetas están publicadas a los ojos de todos y son ávidamente estudiadas en alguna escuela de comunicaciones del país.

Como parte de ese diseño, la Primavera Árabe inaugura una nueva etapa de disputa del poder político que combina diversos ingredientes, que van desde la acción militar quirúrgica y la efervescencia social, hasta procesos de desestabilización política. Como núcleo de esta estrategia por recomponer correlaciones está el análisis, seguimiento, estímulo y potenciación de los conflictos internos de cualquier tipo, incluso el delincuencial-criminal, según los textos. A esto se agrega el uso de tecnología, comunicación –convencional y no convencional–, sumado a un neo oenegismo disfrazado de sociedad civil.

En América Latina esta diabólica aplicación tiene mayores componentes políticos, mediáticos, exposición en redes sociales y participación de grupos, hasta transnacionales, de una supuesta sociedad civil articulada coincidentemente con injerencia diplomática. Hay un fuerte componente comunicacional para estimular el desaliento, malestar y movilización antigubernamental, erosión de la institucionalidad policial y de las fuerzas armadas, descalificación sistemática del liderazgo institucional, boicot a programas de beneficio social y el consecuente bloqueo de toda iniciativa gubernamental progresista de corte social, así lo reflejan los estudiosos.

En El Salvador es notorio y demostrable un proceso de desestabilización política contra la institucionalidad de gobierno, en la que coinciden en tiempo y espacio tanto la oposición política partidaria de derecha, un sector empresarial ideologizado y un agrupamiento de medios de comunicación, acuerpados por sectores de derecha latinoamericana, bajo la complacencia de algunos diplomáticos extranjeros. Este proceso de desestabilización coincide –y esto no significa de ninguna manera responsabilizar a los referidos– con la agresión criminal pandillera, sabotaje económico vía extorsión, boicot al transporte, terror sistemático, rumores, bloqueo a obras y acciones del Estado en muchos territorios; lo que aunado a la desinformación y la invisibilización de las obras y acciones del gobierno, que se impone desde los mismos medios, produce desaliento y desesperanza absoluta en la población, generando un odio tal que llega al límite de identificar como única salida al problema de seguridad, la muerte de cada miembro de pandillas, no importando cómo.

Se agrega a esta situación la gestión en redes sociales exacerbando el descontento, estimulando el desbordamiento y la sedición dentro de las filas de la policía y del ejército, así como la permanente deslegitimación del actuar de los órganos de seguridad. Además, la movilización de sujetos que asumen el rol de portavoces de la sociedad civil promoviendo mecanismos que vulneren, por la vía de comisiones internacionales, la institucionalidad surgida de los Acuerdos de Paz y que terminan estimulando de manera artificial una agenda de reivindicaciones sociales, con el objeto de propiciar un permanente clima de malestar social. Otro factor es el bloqueo permanente del principal partido de oposición a toda iniciativa gubernamental desde la Asamblea Legislativa y en todo espacio de diálogo multisectorial, lo que podrá parecer normal por su rol natural pero contribuye en el escenario descrito.

El Salvador cuenta con un equilibrio a favor de las fuerzas revolucionarias democráticas y progresistas, somos producto del proceso de nuestra propia historia, lo que como país nos da la fortaleza de contar con la institucionalidad constitucional, política y social para defender las conquistas que tanto sacrificio costaron a nuestro pueblo y para enfrentar cualquier aventura  desestabilizadora de quienes se resisten a comprender que somos una nueva sociedad y no estamos dispuestos a retroceder.

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Mi respuesta a Eugenio Chicas

PAUL STEINER, tuietro y miembro del 'Movimiento Democracia Limpia'

PAUL STEINER, tuietro y miembro del ‘Movimiento Democracia Limpia’

Paul Steiner, 19 agosto 2015 / ELMUNDO.SV

Con todo respeto, Señor Chicas, yo no estoy tratando de “desestabilizar” su gobierno ni estoy asumiendo un “rol de portavoz” de la sociedad civil. Permítame explicarle un par de cosas desde el punto de vista de un ciudadano:

Si su gobierno estuviese dando resultados en la lucha contra los asesinatos, las extorsiones y la corrupción política no estaría ni yo ni miles de otros salvadoreños de todas las ideologías, clases sociales y credos buscando la creación de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en El Salvador.

Si su gobierno reconociese que SU “rol” es de escuchar a la población y representar sus anhelos como es la labor por la cual se le PAGA a funcionarios públicos, hace ratos nos hubiésemos sentado todos a explorar puntos en común entre todos y creado una visión de país que TODOS entendiéramos y compartiésemos

Si lo que usted busca es desviar la opinión pública para que no culpemos a su gobierno de ine-fectividad, de ineptitud en su cargo y de tener instituciones inestables y enfocadas al beneficio de otros que no son los ciudadanos honrados, entonces busque otro tipo de excusas, porque este movimiento, Democracia Limpia, no descansará hasta que la clase política regrese al ciudadano a ser el verdadero fin del Estado.

El ciclo de la partidocracia y el dominio del Estado por la clase política para servirse y no beneficiar al ciudadano está llegando a su fin. Los chanchullos, los abusos y los privilegios de los pocos pronto serán cosa del pasado y usted con ellos.

¿No le parece irónico que hoy la ciudadanía le está diciendo al gobierno de los exguerrilleros las mismas palabras que ustedes le dijeron a los oligarcas?

Abra sus ojos, Señor Chicas, reconozca que usted se ha vuelto parte de la desesperanza que la clase política de todos los partidos ha causado en el pueblo.

Un pueblo que ha sufrido bajo ya todos los partidos políticos existentes en su respectivo turno en el poder y está trazando una línea en la arena y diciendo, “¡Ya estuvo!”

Porqué no solo es necesaria una Comisión Internacional Contra la Impunidad, sino esencial. De Paul Steiner

Publicamos la primera respuesta a la carta de Paolo Luers sobre la propuesta de instalar en El Salvador una Comisión Internacional contra la Impunidad.

Segunda Vuelta

11731660_10153502645155799_6071990299686524742_opaul steinerPaul Steiner, 14 julio 2015 / FACEBOOK

Estimado Paolo:

En su carta de ayer usted menciona “que todos nos concentremos en presionar que el país tenga una Fiscalía que puede combatir la impunidad y la corrupción” y “hacer funcionar nuestras instituciones constitucionales y permanentes” en vez de ir directamente a la creación de la CICISV para resolver los problemas del sistema corrupto y roto que tenemos de una vez por todas.  Su comentario implica que los que eligen al fiscal y manejan las instituciones son los que deber recapacitar bajo la presión de los ciudadanos honrados para que por su propia voluntad elijan bien un nuevo Fiscal, destituyan a todos los jueces corruptos y parciales, re-estructuren las instituciones del país para que no sean fábrica de empleos clientelistas y sean eficientes y enfocadas al bien de la ciudadanía que sirven, eliminen los privilegios que disfrutan sin el consentimiento del pueblo pero erogados de sus impuestos, que logren no solo escoger al Fiscal General sin buscar favorecerse sino que también le permitan nombrar un Fiscal Especial (y extranjero para más joder), etc.

Al leer su carta y analizar lo que usted propone, cerré los ojos y se me formó una imagen de pajaritos preñados en la mente.  Herr Lüers, “Ich weiß nicht in Fantasyland leben”; o para ponerlo en buen salvadoreño: “Yo no vivo en el país de las fantasías”.  No sé si el objetivo no escrito en su carta era criticar la labor del Fiscal y cómo fue elegido (critica que comparto), pero le tomaré el contenido de su carta en base a lo que sí escribió:

Cuando el sistema que impera en el país es uno que fue diseñado por los mismos que le hacen trampa; cuando la partidocracia que domina toda la institucionalidad del país y la vuelve sumisa a sus privilegios y beneficios es la misma que debe darse golpes de pecho, reconocer su error y corregir los problemas; cuando los mismos partidos políticos que supuestamente defienden la democracia son anti-democráticos en su manera de elegir sus candidatos y sus propias cúpulas; cuando el mismo ciudadano en la calle escoge aprovecharse de un compatriota y tomar su lugar en la cola del banco que darle paso adelante y agregarse al final de la cola – esas son las cosas de las son hechos los sueños, Paolo, no la realidad en que vivimos en El Salvador.

Desde los años 60’s el país ha sido sujeto a intervención por parte de corruptores que han manipulado las instituciones del país para sacar su propio provecho.  La misma guerra fue peleada, matando a sus propios hermanos, por gente que vivía la causa de la igualdad de oportunidades y en busca de la superación; pero, fue manipulada por oportunistas como el Partido Comunista Salvadoreño siguiendo las instrucciones de Cuba como con OLAS en los 60’s y 70’s.  Ahora esos mismos veteranos de guerra le reclaman a sus antiguos comandantes porque no les cumplen las promesas que les hicieron – y ¿qué les responden estos? Les ponen la UMO para que no molesten.

Los Acuerdos de Paz y la Ley de Amnistía no fueron más que un encubrimiento de la bienvenida a los comandantes del FMLN al club de los corruptores donde ya estaban varios del gran capital, militares y otros que sí son extranjeros e interfieren todos los días (pregúntele a Lorena Peña).

¡Ya no más, Paolo! ¡Es hora que el ciudadano honrado no solo diga, sino demuestre “¡Basta Ya!” forzando la creación de una Comisión Internacional Contra la Impunidad y recordándole a la partidocracia que tal como dice el artículo 83 de la Constitución de la República “La soberanía reside en el pueblo” y el artículo 86 “El poder público emana del pueblo” y el artículo 1 que dice “es obligación del Estado asegurar a los habitantes de la República, el goce de la libertad, la salud, la cultura, el bienestar económico y la justicia social.”