Mes: junio 2017

Carta a los areneros: Aprendan de Angela Merkel. De Paolo Luers

Humo arcoiris sobre el Reichstag en Berlin: «habemos amor»

Paolo Luers, 1 julio 2017 / MAS! y EDH

Estimados amigos:
Yo sé que los temas controversiales les causan dolor de estómago y los meten en dilemas. La mayoría de sus votantes duros están en contra del matrimonio para todos, incluyendo homosexuales; y de manera más decidida contra una flexibilización de la prohibición del aborto. Pero por otra parte, la mayoría de los votantes blandos están a favor de ambas reformas. Estoy hablando de los ciudadanos, que por una parte están hartos del FMLN, pero por otra parte no comulgan con las posiciones conservadores que predominan en ARENA. No hay encuestas que lo comprueban, pero yo les reto hacerlas – y apuesto a que este centro político se les dirá que el mayor obstáculo para votar por ARENA es su conservadurismo, para no decir sus posiciones reaccionarias, en cuanto a matrimonio y aborto.

Entonces, ¿qué hacer?

Aprendan de Angela Merkel, la gobernante de Alemania. Ella sí tiene encuestas que son muy claras: 61.4% de los alemanes están a favor de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo; sólo 26.5% están en contra. Pero estos 26.5% casi todos son voto duro del partido de Merkel. Por otra parte: Todos los demás partidos le pusieron de condición para una futura coalición que se pase la ley del “matrimonio para todos”. Entonces, la canciller alemana se hizo la misma pregunta: ¿Qué hacer? ¿Cómo salir de este dilema?

La solución fue muy típica para Frau Merkel: 1) Luego de años de bloquear una votación sobre el asunto espinoso, dijo en una entrevista que estaba en favor que la propuesta llegara al pleno; 2) como presidente del partido declaró que este era un “asunto de conciencia” y que cada diputado estaba libre de votar como su conciencia le dictara; 3) a la hora de la plenaria, ella razonó y votó en contra.

Claro, una mujer que a pesar de graves crisis logró mantenerse en el poder por 12 años (y va por más), sabe leer la tendencia de la historia. Ella sabía que hay una nueva mayoría, porque muchos diputados de su partido iban a votar a favor de la ley. Y cabal, la ley pasó con 393 contra 226 votos, porque 75 diputados (=25%) de su partido la apoyaron.

Problema resuelto. La ley pasó, Merkel al final del año podrá entrar en negociaciones para formar su gobierno de coalición. Su partido, aunque mayoritariamente en contra del “matrimonio para todos”, fue suficiente democrático para no bloquearlo. Ella mostró lealtad a la mayoría conservadora de su partido, pero al mismo tiempo apertura a la mayoría de ciudadanos…

Así se hace política. Aprendan de esto, areneros. Y no es un truco barato: Declarar una ley de este tipo asunto de conciencia es lo más decente que un partido puede hacer.

Si ustedes tuvieran el valor de hacer lo mismo en el caso de la flexibilización del aborto, un grupo de diputados de ARENA votaría sí, pero sin que el partido entre en crisis.

Los ciudadanos no exigimos de ustedes que abandonen sus convicciones. Sólo esperamos que sean demócratas y permitan que cada diputado vote según su conciencia. Preservarían la unidad del partido y al mismo tiempo credibilidad ante los sectores que queremos votar contra el FMLN – pero no a favor de un brazo electoral de Opus Dei.

Piénsenlo. La apertura y la tolerancia no duelen.
Saludos,

Siga con su trabajo, Superintendencia. De Sandra de Barraza

Pero… a muchos les disgusta la competencia y la Sala de lo Contencioso Administrativo se presta para esos privilegios. ¿Ya pagaron la multa las dos empresas? Ojalá que la Fiscalía, responsable de defender los intereses de la sociedad, ya tenga el cheque.

Sandra de Barraza, 30 junio 2017 / LPG

Casi la cuarta parte del ingreso de los hogares se destina a la compra de alimentos y bebidas. Y casi la cuarta parte del gasto es para el consumo en pan y cereales. El 98 % de los hogares consume pan y cereales. Cualquier modificación en los precios hace diferencia. Las encuestas de Ingresos y Gastos de la DIGESTYC lo demuestran.

En 2006, 1.3 millones de hogares salvadoreños gastaron $30.5 millones en pan al mes. Ese año los hogares gastaron $366 millones en pan. Eso es mucho dinero. Cualquier modificación en los precios del pan hace diferencia.

En octubre de 2012, miembros de la Asociación de Panaderos Artesanales Independientes protestaron frente a Casa Presidencial por el alto precio de las harinas de trigo, “los altos precios de la harina de trigo ahogan a los panaderos”.

“La principal queja de los panaderos es que los precios de la harina se mantienen altos desde agosto de 2012, cuando el quintal de harina tipo pasó de $16 a $24. En septiembre hubo otro incremento, hasta llegar a los $32 y $40 el quintal. Para noviembre, el quintal ya costaba $42, detallaron los artesanales. La pregunta que ellos se hacen es por qué en El Salvador la harina sigue tan cara, si a nivel internacional el costo ha bajado entre $60 a $70 la tonelada métrica desde noviembre de 2011”.

Analizaron la distorsión de precios con autoridades del Ministerio de Economía. A nivel internacional los precios han bajado, dijeron, y a nivel nacional, los precios van al alza. El ministerio ofreció “interceder ante las harineras, para que los precios bajen cuando el precio internacional baje”. Así informaron los medios.

El precio de la harina impactó a un millón trescientos mil hogares porque la harina de trigo es el principal insumo para elaborar el pan. Los hogares compraron el pan más caro. Los hogares compraron el pan más pequeño.

Desde 2008, la Superintendencia de Competencia “demostró que dos empresas acordaron repartirse el mercado de la harina de trigo en 55 y 45 % respectivamente afectando. El Consejo Directivo de la Superintendencia sancionó a dos agentes económicos ordenando el cese del acuerdo anticompetitivo; la abstención de intercambiar datos o información sensible y relacionada con producción, ventas, precios y clientes; y el pago de las multas de $1,971,015.16 a una y de $2,061,406.20 a la otra. El acuerdo habría provocado que los consumidores pagaran en un período de 25 meses un sobreprecio aproximado del 22 % en la harina de trigo, equivalente a $25 millones”.

La Superintendencia de Competencia hizo su trabajo. Sancionó y multó a las empresas. Las empresas iniciaron juicios en contra de la Superintendencia de Competencia. Cuatro años después, en enero de 2012, la Sala de lo Contencioso Administrativo dio la razón a las empresas afectando a la Superintendencia de Competencia y a 1.3 millones de hogares salvadoreños. En febrero de 2012 la Superintendencia de Competencia puso una demanda de amparo ante la Sala de lo Constitucional, demostrando integridad y compromiso con su misión.

En octubre de 2014, la Sala de lo Constitucional declaró inconstitucional la sentencia de la Sala de lo Contencioso Administrativo. Le ordenó hacer una nueva sentencia. Lo hizo porque la Sala de lo Constitucional está integrada por gente decente. Y, después de 103 meses, en mayo de 2017, la Sala de lo Contencioso emite nueva resolución “corrigiendo”. ¡Esto sucede por primera vez en este país!

A todos nos conviene la competencia porque dinamiza el mercado y favorece a los consumidores. A pocos les convienen los privilegios y los mercados cautivos. Sin competencia el capitalismo no se desarrolla. Pero… a muchos les disgusta la competencia y la Sala de lo Contencioso Administrativo se presta para esos privilegios. ¿Ya pagaron la multa las dos empresas? Ojalá que la Fiscalía, responsable defender los intereses de la sociedad, ya tenga el cheque.

Llama la atención que el presidente de la República y su equipo de trabajo no comentan absolutamente nada en su informe anual. Llama la atención porque esta resolución beneficia más que los mismos uniformes y zapatos escolares. Reconozco la importancia de la competencia y por esto felicito al superintendente y a su equipo de trabajo. Sigan haciendo lo que les manda la ley. Aprendimos que las Salas de la Corte Suprema de Justicia hacen diferencia dependiendo de la gente que las integra.

Cayó la careta del Socialismo del Siglo XXI. De Manuel Hinds

El Gobierno salvadoreño está defendiendo al ilegítimo régimen venezolano a costa de destruir económicamente a cientos de miles de salvadoreños que ahora viven en Estados Unidos.

Manuel Hinds, 30 junio 2017 / EDH

El martes, en cadena nacional de televisión, Nicolás Maduro “advirtió al mundo” que “Si Venezuela fuera sumida en el caos y la violencia y fuera destruida la revolución bolivariana, nosotros iríamos al combate, nosotros jamás nos rendiríamos y lo que no se pudo con los votos lo haríamos con las armas, liberaríamos nuestra patria con las armas”.

Con estas palabras, Maduro escupió la verdad del Socialismo del Siglo XXI: sus líderes han comprometido su vida en una lucha a muerte por el poder político y económico. La democracia no les importa. La han usado la democracia sólo como un medio para acce-der a ese poder y están dispuestos a matar con tal de no perderlo, aun si democrática-mente han sido derrotados. Esto demuestra también que sus protestas de querer el be-neficio del pueblo son sólo máscaras para establecer un poder totalitario.

Como es típico de ellos, Maduro envolvió estas declaraciones en su característico doble-hablar, usando la palabra “liberar” a Venezuela cuando en realidad se refiere a ins-talar una tiranía —y a instalarla a balazos—. Nada puede ser más contrario a una liberación que imponer el poder de un grupo sobre una sociedad, peor todavía si se hace con vio-lencia.

Ya antes de estas declaraciones se había vuelto imposible que una persona partidaria de la democracia y del imperio del derecho apoyara o siquiera suspendiera el juicio sobre el régimen venezolano, que ha venido pisoteando los derechos fundamentales de los ciudadanos desde hace mucho tiempo. En las elecciones de diciembre de 2015 la Mesa de la Unidad Democrática (la coalición opuesta a los Socialistas del Siglo XXI) ganó 112 de los 167 curules de la Asamblea Nacional. A pesar de que el gobierno tuvo que aceptar la derrota, que había sido aplastante, Maduro se negó a aceptar las consecuencias, y, en contra de la Constitución, decidió ignorar la nueva Asamblea. Más aún, se negó a respetar el derecho que la Constitución le da a los venezolanos de llevar a cabo un referéndum revocatorio para determinar si el presidente (en este caso Maduro) debiera o no terminar su mandato presidencial.

Luego, cuando el pueblo se levantó en diarias protestas que han durado ya por varios meses, el gobierno ha respondido con un total desprecio por las multitudes y con violencia, que ha dejado muchos muertos. En el proceso ha tomado muchos presos políticos, a los cuales les ha negado sus derechos y los mantienen en condiciones lamentables que incluyen torturas.

Nada de esto ha detenido al Gobierno de El Salvador de convertirse en uno de los poquísimos defensores del régimen venezolano en el Continente, llenando al país con el oprobio de estar del lado de una de las peores y más sangrientas tiranías que ha habido en América entera.

Peor aún, en su afán por hacer cualquier cosa por defender a Venezuela, el gobierno ha logrado impedir que la OEA condene la matanza en Venezuela y con eso se ha echado encima a la región entera, incluyendo a Estados Unidos, con lo que pone en peligro el TPS para cientos de miles de salvadoreños y la posibilidad de habitar en ese país para otros miles. Es decir, conscientemente, el Gobierno salvadoreño está defendiendo al ilegítimo régimen venezolano a costa de destruir económicamente a cientos de miles de salvadoreños que ahora viven en Estados Unidos y de causar un golpe enorme a la economía y la seguridad del país al causar la expulsión de ellos.

Esto prueba que la lealtad del FMLN está con Maduro y sus asociados y no con los salvadoreños. Esa lealtad es ominosa porque indica cómo el FMLN piensa y siente. Si no condenan al régimen del Socialismo del Siglo XXI están indicando claramente que para ellos es legítimo ganar con las armas lo que no puedan ganar con los votos. El FMLN no ha cambiado nada desde que se formó en La Habana bajo la autoridad de Fidel Castro. Para los seguidores de Castro, la paz es una interrupción temporal en la lucha armada por el poder.

A Venezuela por Cuba. De Jorge Castaneda

No hay una solución para la tragedia de Caracas que no pase por Washington y La Habana.

Aspecto de la 47 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Cancún.

Aspecto de la 47 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Cancún. Mario Guzmán EFE

Jorge Castaneda, político, intelectual y comentarista mexicano. Ocupó el cargo de Secretario de Relaciones Exteriores de 2000 a 2003

Jorge Castaneda, 28 junio 2017 / EL PAIS

Una de las posibles explicaciones de la interminable tragedia venezolana yace en la persistente indiferencia o complicidad de la región latinoamericana. Hace años que los vecinos de Venezuela debieron haber tomado cartas en el asunto y evitar el paulatino deslizamiento del régimen de Chávez y ahora de Maduro hacia la dictadura en el que se ha convertido. Una vez iniciada la espiral descendente, debieron actuar para revertir la tendencia. Nada de eso sucedió. Hasta ahora. Ya era tiempo.

Hay varios resultados de la Reunión de Consulta y de la Asamblea General de la OEA, celebradas en Cancún entre el 19 y el 21 de junio. Tres revisten particular relevancia, tanto para México, como país anfitrión, como para el resto de América Latina, sin menosprecio de las consecuencias y balances para Venezuela, tema central de los debates.

Empezando por México, por fin vuelve a contar con una postura moderna, digna y correcta. En Cancún, el país antepuso los compromisos regionales de defensa colectiva de la democracia representativa y de derechos humanos a los principios caducos de no intervención y de supuesta autodeterminación de los pueblos. Durante muchos años, México combinó, en ocasiones con una leve dosis de hipocresía, la no intervención con el combate diplomático a las dictaduras latinoamericanas (y al régimen de Franco, por cierto). Rompió relaciones con Pinochet y con Somoza; apoyó a la oposición chilena, nicaragüense y salvadoreña contra los Gobiernos autoritarios de esos países, tanto localmente como en foros internacionales. Colocó esta encomiable definición en una línea más congruente al censurar, desde 2001, a la dictadura castrista en la ONU, y en el plano bilateral, desde 1998. Hoy, con Venezuela, vuelve a esa tradición, al cabo de un decenio de abandono.

Este avance de política exterior de inmediato generó repercusiones en la política interna. No se puede disociar la posición mexicana ante Venezuela de la decisión de duplicar las aportaciones aztecas y de los demás países al sistema interamericano de derechos humanos. Tampoco es útil separarla de la declaración del canciller Luis Videgaray de dar la bienvenida a todo escrutinio externo, incluyendo observadores internacionales para las elecciones del 2018. No se puede lo uno sin lo otro, aunque el abogado de los padres de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa admire a la dictadura de Maduro.

Los Gobiernos que representan a más de 90% de la población y del PIB de América Latina votaron por una resolución sobre Venezuela contra la convocatoria a la Asamblea Constituyente. Hace pocos años, Brasil, Argentina, Perú y México no lo hubieran hecho. Solo Bolivia y Nicaragua se solidarizaron con Maduro; ni Ecuador ni El Salvador los siguieron. El cambio es notable. Sin embargo, México y sus aliados fracasaron. No se consiguieron los votos necesarios para que el proyecto de resolución fuera aprobado. Fue imposible arrancar tres votos más a los países del Caribe, que hicieron la diferencia, entre abstenciones y votos en contra.

Hay varias explicaciones. La primera es la que parte del petróleo que Venezuela regala o vende con subsidio a las islas caribeñas. La segunda consiste en que EE UU no hizo la tarea. Rex Tillerson, el secretario de Estado, no viajó a Cancún, y debilitó así el esfuerzo de todos. Hay un caso especialmente escandaloso: República Dominicana. Que EE UU no pueda convencer a Santo Domingo que vote con él es increíble. Otra interpretación adicional involucra a otro país formalmente ausente en Cancún: Cuba, que ejerce una enorme influencia sobre esos pequeños países vecinos porque ha puesto en práctica una política de cooperación, desde hace muchos años. Ha enviado a miles de agentes de inteligencia, médicos, maestros, instructores deportivos y militares. Esto le ha aportado a Cuba un gran ascendiente sobre sus gobernantes.

Por otro lado, México, Brasil, Argentina y Colombia han hecho hasta lo imposible para complacer a la dictadura cubana, en detrimento de sus propios valores y principios. Ya es hora de que haya un mínimo de reciprocidad cubana por estos esfuerzos desmedidos que todos han llevado a cabo por Cuba. Tal vez no surgieron las condiciones para alcanzar esta correspondencia cubana en las reuniones de Cancún. Pronto se celebrarán otras reuniones y surgirán otras oportunidades. Pero tres tesis parecen evidentes. No hay salida de la tragedia de Caracas sin Cuba; no habrá cooperación cubana sin algo a cambio; solo EE UU tiene algo que dar a cambio.

Columna Transversal: Respuesta de un ‘cochinito hipócrita’. De Paolo Luers

 

Es en este contexto que se desarrollará la vista pública del “caso tregua”.

Paolo Luers, 30 junio 2017 / EDH

A muchos no le gustará, pero retomo el tema de “la tregua” y su juicio penal. El fiscal general, lejos de haber comprobado la culpabilidad de los acusados, se volcó al tribunal paralelo de la opinión pública. En la mejor tradición de su antecesor, Douglas Meléndez tildó la tregua de “cochinada”. Luis Martínez (ahora preso, acusado de fraude procesal) fue más prudente: hizo campaña política y mediática contra lo que llamó “tregua hipócrita”, pero como no pudo comprobar delitos, se abstuvo de presentar acusación. Sabiendo que no tenía caso, se limitó a sus bravuras mediáticas. Sí mandó a su mano derecha Julio Arriaza (otro acusado de fraude procesal, actualmente prófugo) a componer una acusación, pero no para presentarla a un juez, sino como instrumento de extorsión política.

El nuevo fiscal no entendió esta jugada, y presentó el caso así como Julio Arriaza lo había armado. Echó preso a 21 personas, incluyendo al mediador Raúl Mijango, a quién mandó a desfilar por la primera audiencia en ropa interior blanca, e irresponsablemente mandó a publicar las fotos de oficiales policiales a los cuales se asignó, paralelo a la tregua, una delicada y peligrosa misión de contrainteligencia como agentes encubiertos.

Los fiscales Luis Martínez y Douglas Meléndez ganaron el juicio mediático, mucho antes de que intervinieran jueces y defensores. Lograron diabolizar la tregua, declarándola culpable del auge de la violencia que se produjera luego de que Mauricio Funes se desmarcara de su propia política de facilitar la mediación; e incluso de la explosión de violencia que vivió el país, una vez que asumiera el segundo gobierno del FMLN y comenzara a implementar su nueva política de seguridad: enfrentamiento total, militarización de la PNC, estado de excepción en los penales…

La alianza de los opuestos

En esta labor de diabolizar la tregua y a todos sus protagonistas, los fiscales generales encontraron poderosos aliados: Luis Martínez se apoyó en Ricardo Perdomo, quien en junio 2013 asumió el ministerio de Seguridad. A pesar de que como director de la OIE fue uno de los funcionarios al cargo de implementar la política oficial de facilitar y hacer sostenible la tregua, Perdomo luego asumió la misión de desmantelar todos los mecanismos de mediación y facilitación. También se convirtieron en caja de resonancia de esta campaña los partidos políticos: ARENA tratando de ganar las elecciones presidenciales con consignas de mano dura; y el FMLN, que nunca estuvo de acuerdo con la tregua y la mediación, por la simple razón que se escaparon de su control y su interés partidario, porque los mediadores eran independientes.

Combinadas estas alianzas extrañas con la tendencia de los medios de comunicación masiva de apelar a los resentimientos y miedos de la población que quiere ver culpables – y el resultado fue una “tormenta perfecta” que devora el análisis racional.

Ausencia de análisis

Nunca el gobierno, los partidos, los medios, la academia, el Consejo de Seguridad Ciudadana hicieron un análisis crítico (mucho menos autocrítico) del proyecto de reducción de violencia del 2012/13. Y esto a pesar de que en su tiempo este intento de pacificación tuvo el aval del PNUD, la OEA, y la Unión Europea. El problema es que estos organismos multinacionales no pueden implementar políticas que no sean consensuadas con el gobierno. Así que no les quedó otra que acomodarse con las nuevas políticas de Seguridad del gobierno del FMLN, que fue suficiente inteligente de ofrecerles aparente participación en su Consejo de Seguridad Ciudadana. No importa que ahí nunca se discuten las políticas “duras” de represión, exterminio y militarización, sino solo la políticas “blandas” de prevención…

Nunca se hizo un análisis para entender porqué la violencia se profundizó y masificó a partir de que el gobierno abandonara la política de facilitar la mediación y la tregua. Sin ningún análisis y debate, los detractores del proceso lograron establecer en el imaginario popular y político su tesis: La violencia aumentó como resultado de la tregua que fortaleció a las pandillas.

Nunca se analizó con seriedad y rigor la tesis contraria: El incremento de la violencia fue resultado de la manera irresponsable como el gobierno abortó el proceso de diálogo, mediación y facilitación, y sobre todo de las políticas de mano dura que aplicó luego de el FMLN recuperara en 2014 el control total del aparato de seguridad: ministerio, centros penales, PNC, academia policial, oficinas de inteligencia.

Como nadie –ni la oposición, ni los medios, ni la academia, ni instituciones estatales como la PDDH o la Asamblea- ejerce un escrutinio crítico sobre el gobierno y la fiscalía en el terreno de la seguridad pública, estos dominan la opinión pública. Diabolizar e criminalizar la tregua sirve para deslegitimar a cualquiera que proponga que sin mecanismos de diálogo y mediación no habrá solución al problema de la violencia – y para legitimar las políticas de Seguridad del FMLN, aunque hayan cobrado un altísimo costo en vidas humanas y violaciones los Derechos Humanos.

Es en este contexto que se desarrollará la vista pública del “caso tregua”.

Sobre el resurgimiento y prosperidad de El Salvador. De Alberto Arene

Enfrentar y superar semejante crisis histórica conduciendo al país a su resurgimiento y prosperidad constituye el desafío histórico de nuestro tiempo.

Alberto Arene, 29 junio 2017 / LPG

Lideramos el homicidio mundialmente, el menor crecimiento y competitividad de la región, el mayor endeudamiento e insostenibilidad de las finanzas públicas, y los mayores grados de división y polarización política sostenidas –Venezuela excluida– en el nuevo siglo, en el país más pequeño y de menores recursos de Latinoamérica. Enfrentar y superar semejante crisis histórica conduciendo al país a su resurgimiento y prosperidad constituye el desafío histórico de nuestro tiempo; tarea de estadistas y visionarios comprometidos con la transformación y el futuro, pero también de políticos capaces y honestos en la sociedad civil y el Estado.

El punto de partida es, por supuesto, un diagnóstico y caracterización de los principales problemas con los que concluiremos la segunda década del siglo XXI en un mundo que se transforma aceleradamente. Estos problemas constituyen, en su mayoría, manifestaciones de agotamientos estructurales de varias décadas con distancias que siguen creciendo respecto al mundo que se transforma aceleradamente con la revolución científico-tecnológica y las tecnologías de la información, particularmente.

Se trata de aprovechar las oportunidades del futuro que ya se hizo presente. Y esto es precisamente lo que dijo Francisco de Sola en su discurso de aceptación de Miembro Honorario de FUSADES 2017, que por su relevancia, citamos ampliamente. Después de referirse a Otto Von Bismarck (“La tarea del estadista es de captar el sonido de los pasos de Dios a través de la historia, ¡y de tratar de agarrarse de sus faldones al pasarle por frente!), dijo “¡DESPIERTEN! Se trata de “agarrarnos de los faldones” de esa evolución tecnológica que nos está pasando por frente con una rapidez asombrosa, y cambiando el mundo como hoy lo conocemos…”.

Francisco de Sola

Efectivamente, y continuó afirmando: “Cuando más gente tiene acceso a información, a contacto con otras gentes, hay disrupción: los Estados se ven forzados a apertura y transparencia, las fronteras como las conocemos se derrumban, los trabajos que nos dan seguridad se disgregan, las ventajas comparativas que nos dieron de comer desaparecen, todas las reglas de la convivencia tambalean. Y la velocidad del cambio es lo que preocupa. Lo sensato no es abandonarnos en pánico, más bien es de enfocar en que las tecnología de información, al forzar que sean más eficientes los procesos, a la vez empodera nuevos modelos de negocios, nuevos productos y nuevas plataformas de crecimiento… Los sabios de hoy nos insisten que en la historia mundial, las sociedades que son abiertas a los flujos de información, de finanzas, de cultura, de comercio y de educación, y las que aprenden de todo esto son las que saldrán adelante”.

Dos son las ventajas competitivas que tenemos, nuestra ubicación geográfica y nuestra gente, pero tenemos que hacer la tarea que no hemos hecho en ambas. Si bien es fundamental crear confianza y certidumbre para favorecer la inversión privada y el crecimiento, necesitamos apalancarnos y sacar provecho de ambas, impulsando sostenidamente la transformación productiva, fomentando el desarrollo logístico y productivo-exportador, el cluster de servicios aeronáuticos, la industria exportadora de bienes y de servicios diversos con niveles crecientes de tecnología y comercialización digital, la agro-industria azucarera, cafetalera y del cacao con mayores grados de diversificación, productividad y valor agregado. Así transformaríamos la economía, crearíamos más y mejores empleos y nos insertaríamos a la economía regional y mundial de manera competitiva.

Por eso afirma de Sola: “América es un gran continente donde hemos sido estratégicamente colocados por el destino en el centro, entre norte y sur y entre los grandes Océanos Pacífico y Atlántico. Esa es una de nuestras grandes riquezas. La otra gran riqueza, también excepcional, es la pirámide poblacional de la región, donde la edad media se estima en 27 años. ¡En esas dos riquezas está nuestro futuro: una ubicación ideal para conectividad, con una población joven que ya absorbe la tecnología moderna de comunicación! Hoy día nos definimos por fronteras físicas, legales y comerciales, por preceptos y culturas que nos impiden pensar en grande, como demandan los retos del siglo XXI”.

La transformación productiva y exportadora anclada en la conectividad digital, logística, productiva y exportadora desde una perspectiva centroamericana e internacional debe constituir el eje vertebrador de la estrategia de resurgimiento y prosperidad: “Un tema toral de infraestructura es concentrar exportaciones en grandes y eficientes puertos fortalecidos y nutridos por servicios y manufacturas en su derredor. Se fomentaría que las poblaciones se muevan en libertad dentro de la región, con visión de logística y productividad. Concentraríamos inversiones y proyectos de desarrollo en territorios idóneos, según ventaja comparativa, en vez de replicarlos en cada país. Se crearían núcleos de innovación en ciudades abiertas a la atracción de talento, capital y la conectividad que es el tuétano de la evolución tecnológica. Las grandes eficiencias que vienen de pensar, gestionar y construir a escala mayor cambiarían la región completamente, en educación, en salud, en producción agrícola, en administración del Estado, y muchos otros campos, y nos apuntarían a competitividad progresiva y multiplicadora, en un nuevo esfuerzo visionario para vencer la pobreza y escalar a otro nivel de desarrollo”.

Vaya desafío el que tenemos. Para visionarios y estadistas, y políticos capaces y honestos.

De Berlín a Antiguo Cuscatlán. De Federico Hernández Aguilar

Federico Hernández Aguilar, 29 junio 2017 / LPG

“Todavía hay jueces en Berlín”. Y parece que todavía los hay también en El Salvador, específicamente en Antiguo Cuscatlán. Cuenta la leyenda que hasta Federico II, rey de Prusia, se alegró de que un juez tuviera el atrevimiento de impedirle a él, el monarca, derribar un molino feo y avejentado, propiedad de un humilde campesino, que le estorbaba la vista desde su glamuroso palacio de Sans-souci, en Potsdam. El fallo, al beneficiar al molinero, obligó al soberano a reconocer la importancia de los poderes jurisdiccionales de Berlín, la entonces capital prusiana, como límites necesarios a su propio poder real. Federico “el Grande”, por supuesto, era un hombre sensato, con inclinaciones bastante democráticas para su época, cosa que a veces es difícil hallar en ciertos políticos salvadoreños, por jóvenes y modernos que parezcan.

El juez de Paz de Antiguo Cuscatlán, José Antonio Palma Trejo, ha emitido una sentencia que el país entero debería aplaudir, porque sienta un precedente que urgía en el siempre tortuoso camino de la protección a los derechos fundamentales ciudadanos, en particular el de la libertad de expresión. De paso, con fallo tan bien razonado, el juez Palma ha puesto en su sitio a un funcionario que, a varios años-luz de Federico II, sí que exhibe ínfulas de absolutista europeo.

Por alguna razón que se me escapa, hay políticos que tienen ideas extrañas sobre el funcionamiento de la democracia. Piensan que la gente debe rendirles pleitesía y estarles agradecida por las cosas que hacen, como si su sola presencia en ese fugaz y movedizo mundillo de la política fuera una especie de “don divino”. No se dan cuenta de que el servicio público, lejos de ser un trono o un altar, o un escenario para coreografiar las columnas de humo del propio ego, es una oportunidad valiosa para trabajar por los demás mientras se apechuga con la carga del escudriñamiento ciudadano, aspecto en el cual la prensa juega un protagónico rol de intermediación.

El político que se ofende personalmente por la labor crítica de los periodistas, incluso cuando esta crítica es insistente o agresiva, en realidad está mostrando su escasa tolerancia hacia la democracia, entendida como el ejercicio de convivencia e interacción –a veces armonioso, a veces tenso, pero siempre problemático– entre los derechos de los ciudadanos y los deberes de los funcionarios. Por eso suele entrañar un peligro cuando los políticos caen en la tentación de mezclar su personal trayectoria –por muy buenas perspectivas que tenga– con las libertades de la gente, pretendiendo que la popularidad o el mero poder temporal se conviertan, a su favor, en fuente de “castigo” o “aprobación” para los demás, incluyendo en el mismo saco a adversarios ideológicos, críticos independientes o la prensa.

Desde Adolfo Hitler a Donald Trump, pasando por Joseph Stalin, Francisco Franco y Hugo Chávez, quien desde el servicio público pretende erigirse en “juez” que determina la bondad o la maldad objetivas del periodismo de un país, y además insta a los ciudadanos a seguirle en ese camino de intolerancia, ese, sin duda, es un político peligroso.

Contener y limitar a esta clase de personalidades es, por cierto, trabajo de una judicatura sagaz e independiente. Sin jueces que tengan las agallas y los argumentos para impedir los abusos de los poderosos de turno, la ciudadanía honrada estaría en manos de sátrapas y tiranos. A Dios gracias, nos quedan “jueces en Berlín”. Y así como aquel viejo molino puede verse todavía en Potsdam, junto al fastuoso palacio de Sans-souci, aquí en El Salvador aún tenemos, rechinando pero en pie, pilares de la democracia que todos debemos defender.

La columna menos popular de la historia. De Alfredo Atanacio

Para salir adelante como país, es necesario que salgamos de nuestra zona de confort y comencemos a actuar ante verdades que muchas veces no queremos escuchar e ignoramos.

Alfredo Atanacio, 29 junio 2017 / EDH

Hace algunos días, dije en un tuit que hace falta que venga alguien que nos diga lo que necesitamos oír y no lo que queremos oír. Y los políticos que tenemos saben esto mejor que nadie, y como lo que más les interesa son los votos, no nos dicen lo que necesitamos que nos digan, sino lo que queremos escuchar. Y hasta cierto punto es lógico, pues por algo también dicen que la verdad no mata, pero duele…y también puede hacer perder votos.

Una de las cosas que menos nos gusta escuchar es que nos digan que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Más de alguna vez hemos estado en desacuerdo, porque no puede ser que los salvadoreños nos merezcamos estos gobernantes. Pero la verdad es que si seguimos teniendo los líderes políticos que tenemos es porque nosotros mismos lo hemos permitido. Por mucho que digamos que queremos ver caras nuevas y que necesitamos nuevas maneras de pensar, terminamos votando por los mismos y hasta les celebramos cuando se comienzan a atacar entre ellos, nos burlamos de quienes piensan diferente y hasta llegamos a caer en el mismo nivel de sus troles.

Otra cosa que no nos gusta oír es que nos tenemos que involucrar en la política. Muchos dicen que la política es sucia, pero cuándo vamos a darnos cuenta de que es nuestro deber limpiarla. Y lo podemos hacer fácilmente al votar por gente limpia.

Meterse en política no significa afiliarse a un partido y buscar una candidatura o tener un puesto en el gobierno. Como sociedad civil podemos hacer mucho. Vivimos en una situación de polarización extrema que a nadie le gusta, pero eso también sigue siendo culpa nuestra, porque seguimos respondiendo ante las campañas sucias de los políticos.

También, así como les deberíamos exigir a los políticos que cumplan, deberíamos nosotros cumplir como ciudadanos. Comenzando por pagar impuestos. Actualmente hay un gran porcentaje de personas que no están pagando impuestos, pero deberían hacerlo, y en este caso no me refiero solo a empresas grandes que pueden eludir o evadir impuestos, sino una gran cantidad (cerca del 70 %) de los negocios no están formalizados, es importante que se amplíe la base tributaria.

El Salvador está en una condición fiscal delicada, tenemos bajo crecimiento y un clima inadecuado de inversión, el potencial del país es gigantesco, pero así como están las cosas la verdad es que nos acercamos a un periodo en el que se tendrán que hacer ajustes o sacrificios para poder darle un mejor futuro a las generaciones venideras. Este sacrificio puede venir en forma de aumento en impuestos (incluso el IVA), aumento de edad para jubilarse, despidos, etc.

Algo más en lo que seguramente a la mayoría no le gustará escuchar es sobre los salarios en el gobierno. En lo personal, me molestan los sueldos del gobierno, pero no porque considere que son muy altos. De hecho, pienso que algunos deberían ser mucho mayores. Lo que sí me molesta es que muchos de estos puestos están siendo ocupados por personas incapaces. ¿Qué porcentaje de los funcionarios actuales pudiera tener un trabajo que les pague lo mismo que el gobierno?

El gobierno debería tener la capacidad de ofrecer salarios que compitan con los de una empresa privada, para poder garantizar que tendremos a los mejores profesionales. Pero también se debería medir el desempeño de los funcionarios por medio de KPI. Por otro lado, pasa lo contrario con muchos puestos operativos en el gobierno que requieren una menor preparación, pero que tienen salarios mucho mayores que los de una empresa. Y ni hablar de todas las plazas innecesarias que deberían desaparecer, entiendo que lo anterior no podrá ser parte de la campaña de ningún candidato. (¿Se imaginan? “Voy a despedir gente y subir salarios de funcionarios”).

Para poder salir adelante como país, es necesario que salgamos de nuestra zona de confort y comencemos a escuchar y a actuar ante estas verdades que muchas veces preferimos ignorar. Tenemos ya 25 años ignorándolas. Y esto nos ha costado también 25 años de retraso en el desarrollo como país. El Salvador no se arregló con los Acuerdos de Paz, eso fue solo un primer paso.

@aatanacio

DECIDE… De Luis Mario Rodríguez

La gran controversia en la actualidad tiene que ver con la credibilidad de los partidos políticos. Precisamente ese es el “disparador” para el surgimiento a movimientos amplios y democráticos como DECIDE.

Luis Mario Rodríguez, 29 junio 2017 / EDH

El hartazgo político está haciendo ebullición. Era natural que el fastidio con los partidos generara tal efervescencia que obligara a la sociedad civil a pasar de la crítica a la acción. Está sucediendo desde hace un quinquenio cuando surgieron los indignados en España y los “Occupy Wall Street” en los Estados Unidos. Luego explotó en Brasil y Guatemala con escandalosos casos de malversación de fondos públicos, llegó a México cuando la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, se extendió a Honduras con la “marcha de las antorchas”, y los referéndums en Colombia y el Reino Unido reflejaron un comportamiento diferente de los habitantes. También las elecciones en Francia, Grecia y España mostraron una motivación del voto influenciada por el desasosiego de cientos de miles de familias afectadas por diversas razones.

Este hervidero de frustraciones ciudadanas se repite periódicamente en algún lugar del mundo. Abundan los reclamos por la falta de servicios públicos, por el pobre desempeño de la economía, por el creciente desempleo, por los intentos de concentrar el poder y por la abultada corrupción.

El empacho colectivo con los representantes que surgen de las urnas está provocando un remezón de enormes magnitudes en diferentes latitudes. En algunos sitios el malestar de la sociedad hundió a los partidos tradicionales, fragmentó el sistema y abrió el espacio para los líderes populistas. La reacción del electorado está causando oleajes peligrosos para la democracia. Se deteriora aceleradamente la confianza en las instituciones, las grietas por las que se cuela el financiamiento ilícito de la política se están ensanchando y se cree que las candidaturas independientes son el sustituto ideal a falta de liderazgos partidarios.

Por eso es relevante el surgimiento de nuevas voces y de entidades civiles que aspiran a proteger el sistema político, a fomentar el Estado de Derecho y a educar a la población para elevar la calidad del debate político. Esta es precisamente la plataforma que distingue al movimiento “Defensa ciudadana de la democracia” el cual, según sus fundadores, está integrado por varias otras iniciativas cuya agenda es coincidente con los intereses de DECIDE.

La gran controversia en la actualidad tiene que ver con la credibilidad de los partidos. Precisamente ese es el “disparador” que impulsa a las agrupaciones sociales a lanzarse al activismo. El debilitamiento de los primeros es precisamente el “caldo de cultivo” para demandar, entiéndase bien, su depuración, no su desaparición. Nada bueno puede surgir en un sistema democrático sin organizaciones partidarias. Cuando en política participan individuos sin un ideario que refleje la forma de pensar del que quiere alcanzar el poder, sin una estructura nacional y con un personalismo por encima de cualquier institución o grupo social, se fomenta el autoritarismo y se desnaturalizan las políticas públicas confundiéndose con programas asistencialistas que no garantizan su sostenibilidad en el tiempo.

DECIDE incluye entre sus acciones el “desarrollo de un amplio programa de educación y formación política que le permita al ciudadano interpretar la realidad del país y entender cómo esta le afecta directamente”. Con ello se compromete, en resumen, a fortalecer la cultura política de los salvadoreños. Buena parte de los dilemas nacionales tienen su origen en la falta de información y en el desinterés por los asuntos políticos y por la administración del Estado. En la medida que los funcionarios públicos, los partidos y quienes desempeñan un cargo de elección popular sepan que se les exigirá una detallada y más exhaustiva rendición de cuentas seguramente mejorará su desempeño, teniendo en cuenta que, con excepción de la presidencia y la vicepresidencia de la república, la reelección es admitida por la Constitución y la ley.

DECIDE agrega en su comunicado que servirá de “plataforma de debate político para la gestión de ideas, proyectos y propuestas de solución de los grandes problemas nacionales”. Se trata de una labor fundamental que lamentablemente no se practica en el país y, cuando se hace, se instrumentaliza ideológicamente. Si la nueva organización cumple con aquel objetivo habrá contribuido a mejorar la vida en democracia. Esa es la ruta para que los partidos elijan mejores candidatos, se modernicen, ajusten sus planes a las necesidades del país y procuren buscar acuerdos con sus adversarios.

Carta al Cardenal: Tu nuevo poder. De Paolo Luers

Paolo Luers, 29 junio 2017 / MAS! y EDH

Estimado…
…no sé cómo dirigirme a vos ahora. Hasta ahora siempre te he dicho Goyo, pero ahora que el Papa Francisco te nombró Cardenal, no sé si es falta de respeto vosearte o si incluso tengo que decirte Su Excelencia o Su Eminencia. Como todos en El Salvador, no tengo experiencia de lidiar con cardenales.

Sigo con mi costumbre personal: en caso de duda, es vos – siempre cuando la persona me caiga bien. Sean ex presidentes, premio Nobel o –esto sí es nuevo- cardenales…

Entonces, aclarado esto, te felicito, Goyo. Me imagino que para un sacerdote católico, es un honor muy especial. Como siempre en la vida, el honor viene con grandes responsabilidades. Y con poder. No sé cuáles son los poderes que un cardenal tiene dentro de la jerarquía de la Iglesia. Pero el hecho que seas el primer cardenal salvadoreño; el otro hecho que todos -católicos, cristianos no católicos, incluso ateos; pobres y poderosos, de izquierda y de derecha- celebran el privilegio de tener un conciudadano cardenal te da un poder moral que desde la muerte de monseñor Romero y de Ignacio Ellacuría nadie ha tenido en nuestro país.

Y esta falta de autoridad ética constituye un vacío que dificulta al país resolver sus problemas. Aquí necesitamos quienes pueden confrontar a los gobernantes y poderosos, pero también a la ciudadanía, con autoridad desinteresada para obligarlos a reflexionar y dialogar y dejarse de pajas y mentiras.

Como soy celoso defensor del estado laico, no estoy pidiendo que como jerarca eclesial te metás en la política y legislación cotidianas. Más bien, siempre he criticado esta tendencia de los obispos. Te pido que ahora que estás arropado con el respeto y la admiración de toda una nación, usés este poder sabiamente para romper con tabúes, bloqueos de debate y ligerezas éticas que no nos permitan avanzar.

Hace dos meses te transmití una petición de los líderes pandilleros: Pedían que vos ofrezcas al presidente de la República tu servicio de interlocutor honesto e independiente para que en el marco del Diálogo Nacional promovido por Naciones Unidas ellos, aunque estén fuera de la ley, sean escuchados y también confrontados con las exigencias de las sociedad.

Esta interlocución, que no hubiera sido más que un sondeo sin compromisos ni negociación, nunca se dio. Sé que no fue por falta de voluntad tuya. Simplemente el presidente no te escuchó. Bueno, necesitamos que como cardenal seas alguien que nadie -ni presidentes, ni pandilleros- pueda darse el lujo de no escuchar. Este nuevo poder te está otorgando no el Papa, sino más bien el pueblo salvadoreño que celebra tu elevación a cardenal. Espero que lo sepás usar siempre y cuando el país lo demande.

Muchos, sobre todo este gobierno tan ansioso de vestirse de legitimidad, va a tratar de aprovecharse de vos, así como lo están haciendo con el legado de monseñor Romero. Estoy seguro que la responsabilidad que viene con tu nuevo cargo te hará inmune a estos pretensiones indecentes.

Me despido con un abrazo,