Mes: abril 2019

Carta a quienes quieren darle consejos al presidente electo: Ahórrense la molestia. De Paolo Luers

30 abril 2019 / MAS! y EL DIARIO DE HOY

Estimados amigos:

Entiendo que están preocupados por la situación en la cual va a entrar el país en los próximos cinco años.

Entiendo que ven con angustia que han pasado 2 de los 3 meses de transición (entre la elección y la toma de poder) y que no existe ningún mecanismo de entrega ordenada y transparente del poder, de las finanzas públicas y los proyectos inconclusos entre el gobierno saliente y el entrante —sólo porque el presidente electo lo prefiere así.

Entiendo que les asusta la incertidumbre en la que el presidente electo tiene al país en cuanto a la composición y las líneas de trabajo de su gobierno. 

Entiendo que ante esta situación muchos ciudadanos y empresarios, poniendo el bien del país encima de sus preferencias ideológicas o partidarias, quisieran ayudar para que el próximo gobierno no fracase.

En este contexto, casi todos los días salen columnas o entrevistas de personajes competentes y bien intencionados dándole buenos consejos al futuro presidente. Que abra un diálogo nacional con todas las fuerzas vivas del país; que busque un acuerdo nacional para enfrentar la violencia y delincuencia; que aplique el principio de la meritocracia para escoger a sus ministros y otros funcionarios claves; que deje de deslegitimar a sus adversarios políticos, porque los va a necesitar para construir gobernabilidad; que respete la independencia de los poderes del estado; que respete la libertad de expresión y sea mas tolerante con sus críticos; que aplique austeridad —y un montón de recomendaciones más detalladas en materia fiscal, de seguridad, educación y salud. Básicamente le piden a Bukele que sea buena gente y un presidente decente…

La mayoría ofrece estos buenos consejos de buena onda, expresión de su preocupación por el país. Algunos los ofrecen de manera oportunista, buscando a acercarse al nuevo centro del poder. No es a ellos que va esta carta, sino a “asesores” desinteresados, pero lastimosamente también ingenuos.

Un político que maneja la alternancia del poder con tanto desprecio a la transparencia, al diálogo y la sana administración de diferencias, no hace caso a buenos consejos. Así como es resistente a la crítica, es resistente a buenos consejos. Se ríe de quienes de buena onda y como buenos patriotas lo tratan como un ser racional y abierto que va a tomar en cuenta criticas, propuestas, recomendaciones y consejos. Es como pedir peras al olmo. Es como esperar que un lobo se comporte como un pastor alemán, solo porque de lejos se parecen.

No les pido que dejen de analizar y comentar los retos que enfrentará el país en los próximos cinco años. Es necesario que lo hagan. El país y su ciudadanía necesitan entender su situación, y sólo lo podrán lograr a través del diálogo abierto, del debate franco, de la crítica clara. Si en el nuevo gobierno se incluye alguna gente capaz de escuchar, van a sacar provecho de este diálogo de la ciudadanía —pero jamás del intento de influenciar al presidente electo con consejos bien intencionados.

Mejor esperemos qué va a ofrecer el presidente Bukele a partir del 1 de junio: qué tipo de gabinete, qué discurso, qué políticas públicas, qué manera de relacionarse con la prensa y los órganos que no controla, como la Asamblea, la Corte, la Fiscalía. Y luego sometamos todo esto a un examen crítico y veamos qué se puede apoyar y a qué hay que oponerse.

Paciencia será la virtud principal que necesitamos desarrollar.

Saludos

Asuntos irrenunciables en una república. De Erika Saldaña

Erika Saldaña, colaboradora de la Sala de lo Constitucional

29 ABRIL 2019 / EL DIARIO DE HOY

Hay asuntos que son irrenunciables en una república, como el derecho a la libertad de expresión y la pluralidad de pensamiento. Todavía no conocemos muchos de los detalles del gobierno del presidente electo Nayib Bukele, por ejemplo su gabinete, planes de trabajo y medidas inmediatas para tratar los problemas que ya existen en el país. Pero sí vamos conociendo su hipersensibilidad a la crítica, lo cual resulta preocupante.

En el ámbito político y en el manejo de la cosa pública, lo primero que salta a la luz ante una acción de cualquier persona son las críticas. Estas podrán ser fundadas o carecer de todo sentido, pero bajo el abrigo de la libertad de expresión toda persona tiene derecho a manifestar lo que piensa siempre que no le haga daños a los demás.

En un plano más estructurado, la libertad de expresión y la crítica funcionan como un mecanismo de control de las decisiones que toman las personas que ostentan el poder político. Poner en duda una medida no solo es un acto personal de libertad de la persona que lo hace, también funciona como una alerta para poner los ojos en una decisión que podría ir en contra de la Constitución y las leyes.

Es por eso que los funcionarios del Estado están sometidos al escrutinio público y deberían estar abiertos a la crítica; al final sus decisiones nos afectan a todos y su palabra no puede tomarse como verdad absoluta. Los funcionarios y líderes políticos son humanos y se pueden equivocar. La idea de la crítica también debe ser corregir la toma de malas decisiones que afectan el ámbito público.

Por ello, resultan preocupantes las reacciones del presidente electo ante las críticas a su aun no iniciado gobierno. Bukele manifestó que él también tiene derecho a criticar a los medios de comunicación, “porque la libertad de expresión no es solo para periodistas o plumas pagadas, sino para todos. Y esa palabra: ‘todos’, incluye al presidente”. Tiene razón si habla como ciudadano, pero con el título de presidente de la república esto se percibe como una confrontación por las críticas que se le realizan. Si de verdad quiere respetar la libertad de expresión, debería ser más tolerante y abierto a la crítica.

Otra de las manifestaciones que resultan preocupantes es la intención de lograr el poder absoluto mediante las elecciones de 2021. Ni siquiera ha empezado el periodo presidencial ni han hecho el intento de entablar diálogos entre los distintos poderes del Estado, pero ya existen voces enfocadas en obtener poderes absolutos en las elecciones.

Promover su partido político y movimiento no está mal. Pero es erróneo hacer creer o pensar que la única vía para poder hacer un buen gobierno es que Nuevas Ideas obtenga la mayoría de diputados en la Asamblea Legislativa en 2021. El trabajo debería empezar el 1 de junio de 2019, pues los problemas del país a ser resueltos existen desde hace décadas y para ello se necesita madurez política inmediata de quienes toman decisiones, además de un consenso de todas las instituciones estatales sobre la manera en que debe abordarse las dificultades. Urge el diálogo.

Estoy lejos de defender la manera en que partidos políticos como ARENA, FMLN, PCN y PDC se han manejado durante décadas. Pero no se puede perder de vista que darle el poder político absoluto a una persona o movimiento tampoco es la solución, sobre todo cuando sus credenciales democráticas aún están en dudas; el descontento debería abrirnos a la oportunidad de crear nuevas opciones y obligar a los partidos existentes a cambiar. Estos últimos tienen una gran responsabilidad: cambian o ustedes serán cómplices de la decadencia de nuestra democracia.

Del humor. De Cristian Villalta

28 ABRIL 2019 / LA PRENSA GRAFICA

Está embrecado el país, pues.

O al menos eso quieren hacernos creer, esperando una toma de posesión que por los vientos que corren será lo más parecido al circo romano que hayamos visto en nuestra historia democrática. Digo, para decenas de nuestros diputados y ministros, estar expuestos a las arengas de la barra de Bukele será casi como ponerse en decúbito prono ante los leones.

Sí, que no nos quepa duda que el presidente electo se asegurará que naranjas pintados de cian, cianes pura sangre y rojos rosaditos, todos estén in situ en la plaza Barrios, listos para el aplauso en específicos énfasis y acentos de su discurso inaugural. Y visto lo visto, entre esos highlights de la diatriba no faltarán las referencias más peyorativas a los partidos que gobernaron antes de él.

Si hace 24 horas Bukele se quejaba del FMLN sosteniendo que «da asco», y si en el último mes no se refirió a ARENA, sino como aliado del Frente, no es difícil prever que los representantes más visibles de ambos partidos lo pasarán mal durante la primera intervención oficial del mandatario, el 1.º de junio. Si algo consta en sus manifestaciones personales una vez ganada la presidencia es su apetito de revancha.

Al pueblo, pan y circo. Y si la clientela se sacia con un guiño, con una gracejada, con una referencia hiriente al desgobierno con que el FMLN cierra su último año en el Ejecutivo, a la incapacidad de autocrítica de la cúpula de su expartido, al pésimo candidato que eligió ARENA para jugársela a todo o nada, al neciamente errático comportamiento de las bancadas de ambos partidos o a lo ladrones que salieron los últimos dos presidentes de la derecha y el primer mandatario de la izquierda, Bukele no se los negará.

Mucha de esa inquina, del incordio y antipatía contra los políticos sigue ahí, con vida propia, palpitante, real; es lo que hay en el mercado, es lo que sus «groupies» digitales y sus predicadores del YouTube recogen a diario para convertirlo en mercadería, y esa mañana sin duda llenarán las alforjas.

Eso no es un problema, vamos. Que cualquiera de nosotros le cante las mañanitas a Medardo, a Sigfrido, al hombre del casco, a Funes o a Saca, o que pidamos capirote y nazareno para que los 10 diputados más bobos y desubicados desfilen por la Roosevelt (es un decir, vamos, si ahí no se puede caminar), es pan de cada día en una democracia, incluso en una preadolescente como la salvadoreña.

Aunque nada haya de divertido en el injusto diseño de nuestro Estado, nada hay tan cómico y tan ridículo como las justificaciones con las que sus administradores pretenden ignorar sus responsabilidades. Por eso es que, al hablar de nuestros políticos, los humoristas la tienen más fácil que los periodistas.

¿Estaría mal visto que Bukele satirice contra sus antecesores en su primer discurso a la nación? No, siempre y cuando su intervención nos permita entender, al fin, qué pretende hacer su gobierno en los temas de recaudación, pensiones y seguridad pública. Si entre esos temas le caben dos ironías, bienvenido.

Bienvenido porque significará que tiene sentido del humor, ¿no? Al menos más que Sánchez Cerén… por algo en este gobierno, el de los chistes siempre fue Óscar.

Y bienvenido porque cinco años serán muy largos para el presidente, si no entiende que la ironía, el sarcasmo y la caricatura son inalienables, un lujo del intelecto, una válvula de la expresión pública, un trajecito travieso que le calza justo al que no quiere que se lo pongan.

Carta al presidente electo: Where’s the beef? De Paolo Luers

27 abril 2019 / MAS! y EL DIARIO DE HOY

Señor:

Revisé la sopa que nos sirve. Como usted supuso, se encontraron pelos en ella. Pero, no encontré ninguna carne. ¿Adónde está la carne, presidente?

‘Where’s the beef?’ – con esta pregunta Walter Mondale remató a su rival Gary Hart en el debate entre precandidatos presidenciales del Partido Demócrata. Hart explicó su plan de gobierno, y Mondale solo tuvo que preguntarle ‘Where’s the beef?’ para ganar la primaria… La frase se había hecho famosa este mismo año con la campaña de Wendy’s, haciendo burla de los Big Macs de la competencia, que tenían panes gigantescos y poca carne…

A partir de lo de Wendy’s y Mondale usa esta frase para decir: Pura paja, nada de sustancia. Incluso en alusión al tamaño del órgano sexual de los machos…

Regresemos a su sopa. En su Facebook live de miércoles 24 de abril, usted describió cómo lo maltrata la prensa: haga lo que usted haga, siempre le encuentran ‘un pelo en la sopa’. Sus troles ya le habían preparado el hashtag para convertir en campaña las palabras de su líder: #ElPeloEnLaSopa…

Pues hombre, sírvanos una sopa sustanciosa – una que tenga carne, no solo sabor de cubitos. Y aunque encontremos uno que otro pelo en la sopa, cosa que siempre se dará, vamos a hablar de la carne: de la sustancia, del sabor, del contenido, de las propuestas, de las soluciones… Pero si no hay carne, ¿qué hacemos?

La gente, sobre todo la que votó por usted, quiere saber ¿qué tipo de gobierno está armando Bukele, y con quiénes? Han pasado dos meses de la elección y quieren saber ¿qué va a hacer el nuevo gobierno? Usted no lo dijo en campaña y no lo dice ahora. Pero sale con un monólogo de una hora para hablar de dos cosas: De lo mal que le tratan los medios, y de cómo va a consolidar su partido. ¿Y la carne, pues? Nuevas ideas no se come…

Entonces, al no encontrar carne, lo que encontramos son los pelos.

De paso sea dicho: Cada día se parece más a Funes: la comunicación reducida a monólogos, Funes en su programa de radio, usted en su Facebook live. Ustedes piensan que es comunicación con el pueblo, pero son puros monólogos. No hay diálogo. No hay debate. No hay preguntas y respuestas. Y la otra cosa que usted aprendió de Funes: Desde el poder señalar y atacar a sus críticos – al aire, con nombre y apellido. Así como Funes me sacó varias veces en su programa radial sabatino, usted me sacó en su Facebook live. Usted tiene razón en decir que como presidente también tiene libertad de expresión, igual que cualquier ciudadano y periodista tiene el derecho de criticar al gobernante. Claro que sí. Sólo que quien lo hace desde el podio del poder, desde la inmunidad de la Presidencia, tiene otro tipo de responsabilidad. Puede caer en abuso del poder.

A veces es incomodo que te ataquen desde la altura del poder. Pero no me intimida. Voy a seguir señalando los pelos que encuentro en las sopas mal cocidas – y la falta de carne y sustancia.

Lo que me preocupa no es que me puedan atacar, primero en un programa presidencial y luego en campañas de troles, sino la expectativa de tener otro presidente, como antes Funes, que se niega a someterse al escrutinio crítico de la prensa. 

Saludos,

Los partidos después del 3F. De Luis Mario Rodríguez

25 abril 2019 / EL DIARIO DE HOY

Estos no son tiempos buenos para los partidos políticos. La gente los acusa de corruptos, mentirosos y de beneficiar exclusivamente a sus miembros más prominentes. Los ciudadanos no distinguen entre las acciones de los militantes y las del partido como institución. Si condenan a un exfuncionario, que a la vez fue dirigente del instituto político, la marca se desgasta. Cuesta mucho desvincular a estas entidades de las faltas de ética y honestidad de sus allegados.

En la era de la desinformación y de las redes sociales los partidos también son víctimas de calumnias y difamaciones. El titular de una noticia falsa se viraliza con rapidez, y cuando se intentan desmentir las fraudulentas afirmaciones, existe ya una “opinión pública” aceptada entre la población aunque esté alejada por completo de la realidad.

Por otro lado, los personalismos en política arrastran a las organizaciones partidarias. Con la muerte de Alan García, expresidente del Perú, el APRA, su partido de toda la vida, con el que ganó dos veces las elecciones presidenciales, corre el riesgo de morir con él. Lo mismo sucedió en Venezuela. Con el fallecimiento de Hugo Chávez, a Maduro no le quedó otra opción más que la de promover el culto absoluto a la figura que apadrinó al Socialismo del Siglo XXI. Tuvo que dejar en segundo plano su aspiración de suceder en el cargo al líder máximo del Partido Socialista Único de Venezuela.

La corrupción, la adulteración de la verdad y los liderazgos mesiánicos están desmantelando a los sistemas políticos. Son enemigos letales de la democracia. Los primeros afectados son los partidos. Su débil institucionalización los hace presa fácil de los discursos populistas. En Guatemala, donde las organizaciones partidarias aparecen y desaparecen elección tras elección, es muy difícil para los votantes identificar el ideario y los principios que caracterizan a los candidatos. La máxima expresión de esta situación fue la elección del actual mandatario, un outsider que supo aprovechar el desencanto de la gente con la política.

Ante semejantes adversarios, a los partidos, si pretenden recuperar la credibilidad y reconquistar el poder, no les queda más que aplicar decisiones pragmáticas. Si son acusados de asolapar la corrupción, están obligados a renovar, sin contemplación alguna, al liderazgo nacional y a mostrar que son capaces de reinventarse y de actuar conforme lo demandan los habitantes. Deben hacerlo en procesos internos que sean transparentes, en los que se garantice a todos los afiliados la posibilidad de disputar cualquier cargo de dirección. Tienen que reforzar las auditorías en las organizaciones, filtrar cuidadosamente las candidaturas a cargos de elección popular exigiendo declaraciones patrimoniales y de conflictos de interés, y promover en la Asamblea Legislativa una normativa más estricta que prevenga el robo del erario y castigue los abusos de poder.

Para enfrentar la inexactitud de las noticias y los rumores mal intencionados, los partidos deben entrar de lleno en las nuevas tecnologías. Conocer la forma en la que se administran las crisis en el “ciberespacio” les ayudará también a entender que los medios para comunicarse con sus audiencias —simpatizantes, militantes y población en general— cambiaron radicalmente en los últimos años. La elección del 3 de febrero demostró que además del contacto territorial ahora se requiere de otras vías para interactuar con los electores, como Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat, WhatsApp, YouTube y una docena más de redes sociales.

Contra las figuras absolutistas, que pretenden eclipsar a los partidos, no hay mejor antídoto que una ciudadanía educada, con una cultura política fuertemente enraizada. Este objetivo se consigue en el largo plazo, con programas educativos desde la infancia. Mostrar a los niños los beneficios de la democracia blinda a las sociedades de experimentos totalitarios. También a la epidemia del populismo le llevó tiempo penetrar en los individuos. Aunque ya venía latiendo en celebridades como Perón en Argentina, Getulio Vargas en Brasil, y Haya de la Torre en Perú, lamentablemente la ausencia de resultados y la poca diligencia de los gobiernos de turno le permitió desarrollarse en este nuevo siglo para resurgir en buena parte de América Latina a través de los personajes que abrazaron las ideas equivocadas del chavismo.

Esta época tampoco es amiga de las improvisaciones y de los maquillajes. La eterna crisis de los partidos políticos ahora se ha profundizado y amenaza con extinguirlos si no se contrarrestan sus causas. Los ciudadanos sabrán identificar si los cambios responden a una genuina disposición a recrearse o si, por el contrario, son solo disfraces tras lo que se esconden “los mismos de siempre”.

Carta sobre otro 0:2 entre Fiscalía y defensa. De Paolo Luers

25 abril 2019 / MAS! y EL DIARIO DE HOY

Podría hoy repetir literalmente la carta que publiqué el 8 de agosto 2018 sobre el primer día del juicio contra la tregua. Porque ayer otra vez fue el primer día del mismo juicio – de su repetición. En el 2018 lo perdió la Fiscalía y todos los 19 acusados fueron absueltos, pero logró que la Cámara anulara el juicio y ordenara su repetición.

Lo espectacular del arranque del juicio en agosto pasado fue que la Fiscalía presentara dos testigos prominentes (monseñor Fabio Colindres, el que fue mediador, y el general Francisco Salinas, el que fue director general de la PNC). Los fiscales abrieron con ellos para conseguir goles tempranos porque supuestamente iban a testificar en contra de la tregua y los acusados. Pero ambos, hablando con todo el peso de su trayectoria, los defendieron. Por esto le puse 0:2 en el titular.

Exactamente lo mismo pasó ayer. Y era lógico. El mismo juicio, con las mismas acusaciones manipuladas, con los mismos fiscales, con los mismos testigos, con la misma ausencia de pruebas, con los defensores ya prevenidos, ¿en qué va a terminar? En lo mismo.

Aunque los fiscales trataron de sacarles lo contrario, tanto monseñor Colindres como el general Salinas establecieron que el proceso de pacificación y reducción de violencia popularmente bautizado “la tregua” fue una política oficial del gobierno, conducida por el gabinete de Seguridad, y que tanto el presidente Funes como el fiscal general (primero Barahona, luego Luis Martínez) estuvieron informados sobre cada paso de su implementación. Según monseñor, “la tregua fue exitosa hasta que llegó Ricardo Perdomo al ministerio de Seguridad…”,

Entonces, si fue así, ¿cómo los diferentes funcionarios públicos que implementaron este plan pueden ser acusados de “agrupación ilícita”? ¿Acaso el Gabinete de Seguridad es una agrupación ilícita?

A monseñor Colindres, que acompañó a Raúl Mijango (uno de los acusados principales) en sus visitas a los penales para dialogar con los cabecillas de las pandillas, lo interrogaron durante más de una hora para encontrar comprobación para el delito de “introducción de ilícitos a los penales”, pero lo único que encontraron fue la confirmación que introdujeron pizza y pollo, porque una reunión alrededor de una mesa con comida siempre crea un ambiente más propicio para construir confianza. 0:1.

Al general Salinas le querían sacar la confesión que había perdido el control sobre los dos inspectores de la PNC que comisionó para participar en el proceso de pacificación y mediación, y que ellos actuaron y delinquieron por propia cuenta. Pero lo que le sacaron al general fue que los dos cumplieron complicadas y peligrosas misiones de inteligencia policial, que sirvieron de mucho para la dirección de la policía. 0:2.

Raúl Mijango

Raúl Mijango ya está condenado en otro caso penal (un caso donde interpretaron su labor de mediador entre una empresa y sus extorsionistas como complicidad, a pesar de que esta labor la inició a petición de la empresa). Este caso está en revisión. Ayer lo trajeron al juzgado, siempre en uniforme de interno. Y lo que manifestó a la prensa fue esto: “Me están acusando de haber servido de mediador salvando unas 6 mil vidas. Si de algo estoy orgulloso en mi vida, es de esto. Si por esto voy a estar en la cárcel, así será”.

Todos los que estaban ayer en esta sala del juzgado especializado A sintieron la repetición como un trámite tedioso. Hasta los dos fiscales nunca perdieron la cara de aburrimiento que uno pone cuando le dan una tarea sin sentido.

Va a ser aun más aburrido en los próximos días, cuando van a desfilar un montón de testigos que ya en la primera vista pública resultaron incapaces de aportar pruebas.

Se volverá a poner interesante al final, con dos testimonios: el de “Nalo”, el jefe pandillero convertido en testigo criteriado estrella de la Fiscalía, y el del único testigo que llamará la defensa, el general David Munguía Payés. El primero con un relato sobre teléfonos introducidos al penal que resultará inútil, porque estos aparatos ni siquiera existen en los registros oficiales de decomisos y mucho menos como ‘cuerpos de delito’.

Al final, al juez no le quedará otra que absolver a los 19 acusados, porque quedará comprobado que actuaron cumpliendo con una política oficial de su gobierno y porque no hay ni una sola prueba de que en este contexto hayan cometido delitos.

Saludos,

Lea también:

Carta sobre el primer día de la vista pública del “caso tregua”: FGR 0-2 Defensa. (Agosto 2018)

Carta al nuevo fiscal general: Hora de corregir (23 abril 2019)

Carta al nuevo Fiscal General: hora de corregir. De Paolo Luers

23 abril 2019 / MAS! y EL DIARIO DE HOY

Estimado Dr. Raúl Melara:
Terminando las vacaciones de Semana Santa, estoy releyendo todo lo que se escribió sobre el juicio de la tregua, que en agosto del 2017 terminó con el juez especializado absolviendo a todos los acusados de todas las acusaciones.

Bueno, lastimosamente no terminó ahí. El fiscal Douglas Meléndez apeló la sentencia absolutoria y la Cámara la declaró nula. Hay que repetir toda la vista pública, con todo el desfile de testigos y por esto, para poder nuevamente comentar el juicio, estoy leyendo todo lo que se escribió sobre este espectacular caso. Ponga “caso tregua” en google.com y le sale todo el chorro.

En agosto 2017, el juez Godofredo Salazar declaró inocentes a los 178 acusados (el mediador Raúl Mijango, un oficial de policía, el ex director general de Centros Penales, los exdirectores de varios penales y todos los integrantes del Consejo Criminológico Paracentral) con un argumento central: que todos los acusados habían actuado en cumplimiento de una política pública adoptada por el gobierno.

Esta argumentación fue atacada agresivamente por la Fiscalía General, no solo en su apelación, sino en muy violentas declaraciones mediáticas contra el juez Salazar. El mismo fiscal general de entonces, Douglas Meléndez, aprovechó una entrevista televisiva para amenazar al juez Salazar con perseguirlo penalmente. Estas amenazas motivaron a los jueces penales del Centro Judicial Isidro Menéndez a publicar una declaración conjunta, rechazando las “injerencias, señalamientos y amenazas indebidas contra la independencia judicial” y denunciaron al fiscal general ante el Relator de Naciones Unidas sobre la Independencia de Magistrados.

Estos son los antecedentes de la segunda vista pública del “caso tregua” contra los mismos acusados, a celebrarse a partir de mañana 24 de abril. La presión ahora está sobre el nuevo juez, a quien le tocará presidir el juicio y sentenciar. En una carta que publiqué sobre el tema en marzo 2018, escribí: “Presionar a los jueces con campañas mediáticas y amenazas de investigación y persecución penal es inadmisible para un fiscal general. Atenta contra su propia independencia y dignidad y las de los juzgadores. No podemos tener a un fiscal general que cada vez que pierda un caso arme berrinches contra el juez y que cada vez que obtenga la reversión de una sentencia no favorable a la Fiscalía se lance al ataque amenazando al juez de echarlo preso”.

Casi hice un llamado a sustituir al fiscal general, escribiendo: “Necesitamos que el nuevo fiscal general, que la Asamblea tendrá que elegir este año, sea una persona más equilibrada, más profesional y menos mediática. Y sobre todo que sea un profesional de derecho que entienda que el fiscal general no solo tiene la función de acusar, a nombre del Estado, a las personas imputadas de delitos, sino que también (y sobre todo) tiene que ser el garante del Estado de Derecho. Esto incluye garantizar que se aplique el principio constitucional de la presunción de inocencia, así como defender otro principio constitucional: que los jueces puedan aplicar justicia libres de presiones y amenazas”.

Bueno, Douglas Meléndez no fue reelegido y ahora tenemos un Fiscal General que ha prometido que ya no habrá juicios mediáticos y politizados.

Esperemos que en la repetición del “caso tregua”, uno de los juicios con más vicios de politización y pre condena mediática por parte de la Fiscalía, veamos la diferencia. Cierro con a misma frase de la carta de marzo 2018:

“Deje que la nueva vista pública se desarrolle sin presiones indebidas de ninguna parte. Deje que se haga justicia, basada en pruebas, y no en campañas mediáticas”.

Saludos,

Lea también:

Carta sobre el primer día de la vista pública del “caso tregua”: FGR 0-2 Defensa.

Carta sobre el último día del juicio en el “caso tregua”: La Fiscalía es una desgracia.

Carta al Fiscal General: Goleada de 0-18

Mal perdedor, mal ganador

Contra el público. De Martín Capparós

Dicen que hacer periodismo es contar lo que alguien no quiere que se sepa. Quizá, cada vez más, sea contar lo que muchos no quieren saber…

En Ucrania, Gareth Jones se encontró granjas colectivas y campesinos que morían de hambre.
En Ucrania, Gareth Jones se encontró granjas colectivas y campesinos que morían de hambre. Getty Images
Martín Capparós,
escritor argentino

15 diciembre 2015 / EL PAIS

Se llamaba Gareth Jones como quien se llama Juan Pérez y aun así, en esos días confusos, su nombre resonó en tres continentes. Había nacido en Gales en 1905, hijo de un profesor y una maestra, y fue un alumno de primera –Cambridge incluido. Hablaba francés, alemán, ruso; en cuanto se graduó lo contrataron en el Foreign Office, pero pronto prefirió ser su propio hombre. En 1931 hizo su primer viaje por la Unión Soviética, como negro de un americano rico, el señor Jack Heinz, príncipe del ketchup. Después volvió a Londres para redactar las memorias de Lloyd George, ex premier británico, pero su momento llegó a principios de 1933, cuando viajó a Alemania para contar la llegada al poder de unos señores de camisas marrones y designios negros. PUBLICIDADinRead invented by Teads

“Si este avión se cayera, la historia de Europa cambiaría. Porque a unos pocos metros de aquí está sentado Adolf Hitler, canciller de Alemania y líder del despertar nacionalista más volcánico que el mundo haya conocido”, escribió, desde el avión oficial nazi, en febrero de 1933. “¿Cómo consiguió este hombre de aspecto tan ordinario que 14 millones de personas lo tomaran por un dios?”.

Gareth Jones (1905-1935), periodista galés

El mundo rico lo miraba con cierta simpatía, porque Hitler les ayudaría a combatir el comunismo; Gareth Jones les decía que se cuidaran: el nazismo “era una masa de dinamita humana”. Y en marzo se tomó un tren a Ucrania. Alguien le había dicho lo que todos callaban: que el Gobierno de Stalin estaba hambreando la región, que sus habitantes morían como moscas. El 29 de marzo publicó en varios periódicos un despacho que sería famoso: “He caminado a través de pueblos y granjas colectivas. Por todos lados oí el mismo grito: ‘No hay pan. Nos estamos muriendo”. Jones explicó que los comunistas lo negaban y decían que si faltaban alimentos era por culpa de los campesinos –y que, ya en el tren, tiró una cáscara de naranja en la basura y un hombre se abalanzó para comérsela.

Sus reportes, publicados en el Manchester Guardian y el New York Evening Post, no consiguieron que Occidente interviniera, y provocaron desmentidas fervorosas: los intelectuales más influyentes apoyaban la revolución soviética, y no querían saber. El jefe de la oficina rusa del New York Times, Walter Duranty –premio Pulitzer 1931–, escribió que la historia era falsa, y muchos lo sostuvieron. Jones insistió, citó fuentes, contó; cinco meses más tarde, Duranty todavía sostenía que “cualquier noticia sobre hambruna en Rusia es exageración o propaganda malintencionada”. Para entonces unos ocho millones de ucranianos habían muerto de hambre. La decisión de no mirar no es un invento actual.

Jones fue expulsado de Rusia y se fue a explorar el Extremo Oriente. A veces se preguntaba para qué sirve hablar cuando nadie quiere oír lo que dices; después pedía que le volvieran a llenar el vaso. Recorrió China, Japón, Mongolia. Por allí andaba cuando los japoneses ocuparon Manchuria; Jones quería contarlo, pero lo secuestró una banda mongola. Pidieron por su rescate 100.000 pesos de plata mexicana; mientras negociaban llegó un enviado del Soviet que –se dice– pagó más. Lo fusilaron en el justo medio de la nada el 22 de agosto de 1935; el día siguiente habría cumplido 30 años.

Pasaron 80 años; a mí me gusta recordarlo como ejemplo de eso que los periodistas hacen cada vez menos: escribir contra el público. Nuestros medios se inventaron tantos medios –clicks, retuits, megustas– para averiguar qué quieren sus clientes que no reparan en medios para satisfacerlos, y así se llenan de listas y consejos y dietas y tetas. Dicen que hacer periodismo es contar lo que alguien no quiere que se sepa; quizá, cada vez más, sea contar lo que muchos no quieren saber.

La mentira de un “país lleno” Columna Transversal de Paolo Luers

21 abril 2019 / EL DIARIO DE HOY

El número de imbecilidades que puede decir (más bien, tuitear) un presidente demagogo es ilimitado. Trump es el ejemplo de un presidente cuya demagogia no tiene límites de racionalidad, veracidad, responsabilidad o decencia.

“Our country is FULL” (Nuestro país está LLENO), anunció Trump en Twitter, agregando su advertencia de cerrar la frontera con México, si este país no capturaba a todos los “illegals” que tratan de entrar a Estados Unidos.

No me voy a detener en esta columna con las numerosas barbaridades políticas que le cupieron a Trump en un solo tuit: hablar de personas “ilegales”; pensar que los mexicanos podrán decidir a arrestar a los miles de migrantes que diariamente cruzan su país; amenazar con cerrar una frontera de 3,175 km y 56 pasos para peatones, vehículos, trenes y mercancías. De todo esto ya se ha hablado bastante.

Pero que el presidente de un país diga: Estamos llenos, ya no cabe más gente – esto si es nuevo. Sobre todo, cuando es tan evidentemente falso.

Igual que en los demás países desarrollados e industrializados (Europa, Canadá, Australia), el desarrollo demográfico y económico de Estados Unidos depende de una permanente inmigración. Un reciente análisis del New York Times, titulado “Trump Says the U.S. Is ‘Full’,” llega a la siguiente conclusión: “Esto sugiere que la nación ya no puede acomodar mayor inmigración, porque ya está sobre estirado. Pero esto va en contra del consenso de expertos de demografía y economía. Ellos ven amplia evidencia de que el país no está ni cerca de ‘lleno’. Más bien, una población cada vez más vieja y la decreciente tasa de nacimiento entre la población nacida en Estados Unidos están creando ciudades y pueblos carentes de población, viviendas desocupadas y finanzas públicas en crisis.”

Sobre todo el mercado laboral exige que elevados números de jóvenes entren a la vida productiva – pero sin migrantes esa exigencia quedaría insatisfecha.

La misma situación absurda se generó en muchos países europeos. En Alemania, por ejemplo, la entrada de millones de refugiados de Siria, Irak, Afganistán y otras regiones en crisis causó todo un movimiento anti migración, a pesar de que los expertos en demografía y desarrollo tienen años de señalar que el país necesita más inmigración, sobre todo de jóvenes, para evitar que colapsen el mercado laboral, el sistema de aprendizaje de trabajadores calificados, y el sistema de pensiones.  

Ahora los alemanes se dieron cuenta que la migración es un fenómeno no solo inevitable, sino manejable. Y es más, es un fenómeno incluso necesario y positivo, cuando es bien administrada. Positivo para los países receptores, que necesitan mano de obra fresca y crecimiento demográfico – pero también para los países de origen, que necesitan bajar presión social, recibir ingresos por remesas y calificar su mano de obra. Los países del Sur de Europa (Italia, Serbia, Croacia, Grecia, España y Portugal) lograron despegar su desarrollo económico, social y democrático en los años 60/70 en gran parte porque Alemania, Suecia, Holanda Francia y Gran Bretaña necesitaban millones de trabajadores – y los integraron en concepto de “Gastarbeiter” (“trabajadores invitados”). Los países del Sur se beneficiaron, porque evitaron hambrunas y recibieron miles de millones de remesas; y los países del Norte se beneficiaron, porque tenían disponible mano de obra económica para el desarrollo de sus industrias claves, por ejemplo la automotriz. Buena parte de los “trabajadores invitados” regresaron luego a sus países a los 15 o 20 años, con ahorros y formación profesional – pero un alto porcentaje (unos 40%) se quedó en el Norte, integrándose plenamente a sus sociedades y culturas.

En épocas anteriores, sin la migración masiva a Estados Unidos, países como Irlanda e Italia se hubieran hundido en su pobreza – y Estados Unidos no se hubiera desarrollado tanto en el Siglo 20. Cosa parecida había pasado en el siglo 19 con la migración alemana a Estados Unidos.

Estos países europeos, en ciertos momento de sus historia, sí estaban llenos, o sea con más población que podían alimentar. Así como ahora El Salvador es un país ‘lleno’, que necesita de la migración para que la sobrepoblación no la hunda en pobreza. Solo imagínense a nuestro país con los 8 ó 9 millones de habitantes que tuviéramos sin el movimiento masivo de emigración al Norte.

Claro que hay salidas de la pobreza, y de la necesidad de la migración. Irlanda, que todavía al principio del siglo 20 tuvo hambrunas y tuvo que mandar a millones de sus hijos a Estados Unidos e Inglaterra, ahora es un país vibrante que recibe migrantes para poder continuar creciendo. Portugal, el Sur de España y buena parte de Italia comenzaron a salir del “tercer mundo” con la integración europea y su mercado laboral libre. Sin la posibilidad de migración masiva y mercados laborales libres no hay desarrollo para países como los nuestros del triángulo Norte de Centroamérica.

Carta a monseñor Fabio Colindres: Profeta abandonado. De Paolo Luers

20 abril 2019 /MAS! y EL DIARIO DE HOY

Para esta Semana Santa,
decidí volver a publicar
mi carta del 1 de abril 2015)

Muy estimado Fabio:
Nuevamente, el país celebra Semana Santa. Siempre he percibido la Semana Santa por sus procesiones, por las palmas, las alfombras… O sea, más bien como evento folclórico. Nunca logré conectar con el contenido humano y ético de estas fiestas.

Hasta la Semana Santa de 2013, cuando usted me invitó a acompañarle a Mariona, donde iba a celebrar la misa del Jueves Santo y el rito del “lavatorio de pies”. Uno de los inmensos patios cercados lleno de cientos de reos, no solo de Mariona, sino de delegaciones de todas las cárceles del país. En medio un toldo con un altar improvisado y 12 sillas. En ellas tomaron asiento 12 convictos, uno de cada prisión, varios de ellos pandilleros de la MS y de la 18. A todos ellos usted les lavaría y besaría los pies, así como, según la Biblia, Jesús lo hizo con sus 12 apóstoles. Y así como, según usted me contó, el Papa Francisco lo haría, ese mismo día, en una cárcel de Roma.

Entendí el sentido humano de este rito católico, cuando usted comenzó a hablar a los reos, y muy en particular a los pandilleros y sus líderes. Cada palabra suya fue un reto -un reto muy fuerte y exigente- a reflexionar, a recapacitar, a dejar de hacer daño a la sociedad, y a reparar este daño apostando a la paz. Pero cada palabra suya también fue una oferta: Si ustedes abandonan la violencia y apuestan a la reinserción, las puertas de la Iglesia y de la sociedad estarán abiertas.

Su mensaje: Los más odiados de nuestra sociedad, los que más daño le han causado, siguen siendo hijos de Dios para la Iglesia y ciudadanos para la sociedad, si así lo deciden y lo muestren con sus hechos. Este mensaje hizo que el rito litúrgico de un obispo lavando y besando los pies de los condenados se convirtiera en el acto que simbolizaba, mejor que cualquier análisis o discurso político, la disyuntiva en que se encontraba el país en este momento del 2013: apostar audazmente a la construcción de la paz, aprovechando el insólito hecho que en esta Semana Santa del año 2013 completamos ya un año entero con tasas de homicidio reducidas a un histórico mínimo de 6 al día, o guiarnos por los miedos, rencores, y resentimientos y resistencias en la opinión pública, que rechazaba cualquier entendimiento con los pandilleros.

Ya sabemos qué pasó. En junio del mismo año 2013, el gobierno de Mauricio Funes optó por lo oportunista: no asumir el costo político-electoral que significaba apostar consecuentemente al proceso de diálogo como método de reducción de la violencia. Inmediatamente, el país comenzó a regresar a la conflictividad y a las tasas de homicidio crecientes.

En la Semana Santa del año siguiente, el 2014, ya no había condiciones para celebrar una misa parecida en una prisión salvadoreña. Pero usted no se rindió: invitó a una misa todavía más inusual, esta vez en una de las comunidades más conflictivas del país, la “13 de febrero” en Ilopango. Esta vez, las 12 sillas estaban ocupadas por 6 familiares víctimas de la violencia y 6 victimarios, pandilleros de esta comunidad.

Su discurso, Fabio, fue el mismo; pero aún más insistente. Los 150 pandilleros presentes tuvieron que aguantar palabras muy desafiantes: “Ustedes se comprometieron, ante este obispo, ante la Iglesia y ante la sociedad, a buscar el camino de la paz. Aunque el gobierno les ha fallado y no está invirtiendo en la transformación de sus barrios, y aunque está regresando a políticas de mano dura, ustedes no pueden abandonar el proceso de reducción de violencia.”

En este momento, abril 2014, el país ya había recaído en un número de 10 homicidios diarios. Usted, Fabio, ya me parecía un profeta solitario, abandonado incluso por su misma Iglesia. Las comunidades, e incluso los pandilleros, todavía lo escucharon, pero el gobierno ya no le prestó ninguna atención. El gobierno, tanto el saliente de Funes, como el nuevo de Sánchez Cerén, ya tenía otros planes, y en ellos no había lugar para usted.

Poco después la Conferencia Episcopal le pidió apartarse del tema. La Iglesia siguió hablando del “diálogo”, pero un diálogo tibio, estéril, excluyente, bajo tutela directa del gobierno. La Iglesia nombró otros obispos para integrarse al Consejo Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana del gobierno. Los resultados: una marcha blanca encabezada por el presidente y un obispo, y una nueva escalada de violencia, que ahora incluye enfrentamientos armados entre policía y pandilleros, ejecuciones extrajudiciales, operaciones policiales de aniquilamiento y atentados de pandilleros contra policías.

Sus palabras, don Fabio, llenas de retos para gobernantes y poderosos, para los pandilleros y para la sociedad, hacen una terrible falta. Hago un llamado a los obispos de la Iglesia Católica: Pidan a Fabio Colindres que vuelva a tomar la iniciativa y la mediación. El país lo necesita. Hasta el gobierno, aunque no lo quiere reconocer, lo necesita. No se trata de treguas, ni de pactos, ni de negociaciones con delincuentes. Se trata de volver a construir un diálogo que nos encamine nuevamente en la ruta de la paz. Así como vamos, nos encaminamos a una guerra.

Saludos,