Roberto Rubio

La izquierda que acabó con la izquierda. De Roberto Rubio

20 mayo 2019 / LA PRENSA GRAFICA

Antes de iniciar este artículo es necesaria una aclaración. Como hemos dicho en varias ocasiones, las categorías políticas lineales de izquierda-centro-derecha son cada vez menos adecuadas para dar cuenta del complejo y cambiante mundo político de hoy en día. Lo importante ahora no es tanto la ubicación ideológica de los actores políticos sino su ubicación frente a la democracia y la ética. Sin embargo, para efectos ilustrativos vamos a utilizar la calificación de izquierda tal como la entiende la mayoría. Asimismo, a pesar de que hay varias izquierdas, nos referiremos con ello a los autodenominados gobiernos de «izquierda» que han existido/existen en Latinoamérica.

Con la caída del muro de Berlín y el derrumbe de la Unión Soviética, el llamado socialismo real (comunismo) quedó en el cementerio de la historia. Pasaron unos años para que en nuestro continente, a finales del siglo pasado y principios del presente, resucitara de las cenizas un «zombi político»: el denominado Socialismo del Siglo XXI. Los emergentes gobiernos de izquierda, encabezados por la Venezuela de Chávez, se arroparon de ese manto ideológico, con poca tela, pero cosido con muchos petrodólares.

La mala gestión y la corrupción de los gobiernos de derecha les abrió las puertas a los gobiernos de izquierda, y los «zombis políticos» plagaron América Latina, despertando en amplios sectores sociales la esperanza de algo distinto y una vida mejor. Vendieron el cambio y el eslogan del «Otro mundo es posible». Sin embargo, la mala gestión y la corrupción acompañaron también al resucitado.

Los gobiernos de izquierda del siglo XXI, quizá con la excepción de algunas áreas socioeconómicas como en Bolivia y Brasil, no solo fueron incapaces de contener o mejorar los graves problemas de sus países, sino que los agravaron, como es el patente caso de Venezuela.

Esos gobiernos de izquierda, deslumbrados por las mieles del poder, establecieron mecanismos para su perpetuidad manipulando leyes para asegurar la reelección de sus líderes, restringieron la libertad de expresión, potenciaron la intolerancia a la crítica y limitaron el control estatal y ciudadano, neutralizaron o se apropiaron de otras instancias/contrapesos del Estado, especialmente del sistema judicial. Se montaron en la democracia para desmontarla. La democracia fue un instrumento táctico y no una convicción estratégica.

En general, fueron ineficientes en el manejo de la política pública, no abordaron los problemas económicos estructurales, no aprovecharon el boom de las materias primas, no supieron reactivar la economía ni estabilizar la macroeconomía, se fueron por la vía fácil del clientelismo y del populismo social a base de inflar los déficits fiscales… con enormes déficits de Ética en el manejo de los recursos públicos.

En efecto, la corrupción y la opacidad pudrió sus entrañas, entraron a bailar con el monstruo del crimen organizado, sus principales dirigentes chuparon de la sangre impositiva, surgieron «rojos empresarios» con fortunas mal habidas, deambularon atontados por las calles del soborno, nunca quisieron ver la corrupción en sus propias filas sino usar la lucha contra la corrupción como arma política para morder a sus adversarios.

Después de largos años de pésimo desempeño y entierro de esperanzas, después de haber golpeado mortalmente la credibilidad de la verdadera izquierda, los «zombis políticos» están volviendo a sus tumbas. En la lápida de esta izquierda que no fue, se puede leer: «Aquí yace la izquierda que acabó con la izquierda».

Apoyo internacional contra la corrupción. De Roberto Rubio

8 abril 2019 / LA PRENSA GRAFICA

En los últimos años El Salvador experimentó importantes avances en la lucha contra la corrupción e impunidad, en buena medida gracias a la Corte Suprema de Justicia (CSJ), su Sala de lo Constitucional y su Sección de Probidad, junto con la Fiscalía General (FGR), y en cierta medida el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP). Sin embargo, desde hace más de un año esa institucionalidad se ha venido debilitando. En efecto, los casos de Probidad dentro de la CSJ se han estancado, en el IAIP hay mayor control partidario, y los cambios en la FGR todavía son de pronóstico incierto. Mientras tanto, la Corte de Cuentas y el Tribunal de Ética Gubernamental siguen con su histórico rol complaciente con la corrupción.

En ese contexto, se ha reavivado la idea de instalar en el país una Comisión Internacional contra la Impunidad (CICIES). Hasta el momento, un «debate» contaminado por las dinámicas político/electorales, lleno de simplicidad y dualismo donde predomina el «CICIES sí o CICIES no», entre buenos y malos, así como impregnado de desinformación y prejuicios, donde la CICIES es el cielo y la salvación, o el infierno y la condena. Un envase prácticamente vacío de sustancia.

De ahí la importancia de iniciar un debate ciudadano que pueda contribuir a darle buen contenido a una instancia de apoyo internacional contra la corrupción, llámese o no CICIES. Lo importante es ver nacer la criatura sana y robusta antes de bautizarla.

La ciudadanía organizada y pertinente debe promover un debate serio, informado y continuo sobre los principales temas y componentes que debería contener una instancia de apoyo internacional: su naturaleza, su alcance, sus principios, su sustento legal nacional e internacional, su delimitación temática, su mandato o rol, su relación con las instituciones nacionales de control, su período, su conformación, sus mecanismos independientes de participación ciudadana, su ejercicio de rendición de cuentas. Esto ayudará a despejar prejuicios, temores o intereses oscuros que puedan existir entre sus detractores o promotores.

Todo ese debate y las propuestas ciudadanas que surjan de él serán importantes insumos para que tanto el próximo Gobierno como la Asamblea Legislativa tengan mejores elementos para los procesos de toma de decisiones en la materia. Un debate sano que apunte a una instancia internacional de apoyo imparcial e independiente del propio gobierno, de los partidos políticos y grupos económicos; apegada a la Constitución, a las leyes secundarias, y en sintonía con las Convenciones Internacionales contra la Corrupción de las que El Salvador es signatario; respetuosa del mandato constitucional que otorga a la Fiscalía el monopolio de la investigación del delito, pero contribuyendo con personalidad a esta; impulsando no solo el combate sino también la prevención de la corrupción; fortaleciendo y transfiriendo conocimiento/capacidades a nuestras instituciones de control; con plazos de salida; con participación ciudadana independiente del gobierno de turno, etcétera.

Transparencia Internacional (TI), y su capítulo nacional FUNDE, han venido expresado desde hace varios meses de la necesidad de contar con una instancia internacional de apoyo al combate a la corrupción, sobre todo cuando nuestra institucionalidad está dando muestras de debilitamiento, y sus estructuras todavía dependen mucho de los titulares que pasajeramente las presiden. En consonancia con ello, TI/FUNDE, junto con otras organizaciones, impulsarán el debate en torno a la elaboración, implementación y vigilancia de tal instancia internacional de apoyo.

Renovación y entendimiento. De Roberto Rubio

Si analizamos sin pasiones y pesimismo la realidad política del país, a pesar de todos los vicios, amenazas y retrocesos que le caracterizan, hay que reconocer que existe cierta institucionalidad democrática, que dicho sea de paso no la tienen los países vecinos.

8 octubre 2018 / La Prensa Gráfica

Así para el caso, hemos tenido contrapeso de poderes (en unos gobiernos más que en otros); experimentamos marcada alternancia de gobierno sin mayores traumas; los gobiernos del FMLN no pudieron salirse del cuadro democrático básico; a pesar de las dudas que generaron algunas elecciones, especialmente la última presidencial, tenemos elecciones relativamente creíbles y los perdedores han terminado aceptando sus resultados; los críticos de las sentencias de la anterior Sala de lo Constitucional, con todo y escaramuzas, terminaron cumpliéndolas en su mayoría; han existido avances en materia transparencia y combate a la corrupción, los cuales eran impensable hace unos años.

Adicionalmente, a pesar de los defectos y vicios que todos conocemos de nuestro sistema político partidario, hay esfuerzos de renovación al interior de los partidos mayoritarios (más visibles en ARENA que en el FMLN), y tenemos dos partidos fuertes, lo que ha permitido hacerse mutuo contrapeso.

Ahora bien, no es fácil percibir estos aspectos positivos de nuestra realidad política, especialmente cuando el ejercicio del poder y la polarización estéril entre los principales partidos no han permitido encarar adecuadamente nuestros graves problemas; al contrario, los ha profundizado. De ahí el creciente y amplio descontento/desencanto ciudadano con el sistema político. El cual no sabemos cuán profundo y generalizado es. Pero algo lo será pues llama la atención que buena parte de los descontentos se encanten con un político nacido de las mismas entrañas del sistema, solo porque viste, posa y gesticula diferente.

¿Qué hacer entonces para enfrentar ese descontento? ¿Qué hacer para fortalecer nuestra tenue institucionalidad democrática? Podemos escoger el camino –más ligero y emocional que racional– de experimentar algo que aparece mediáticamente diferente como «nuevas» ideas. Y ello a cualquier costo. No importa que se hayan equivocado con Saca y Funes y vuelvan crasamente a equivocarse. No importa correr el gran riesgo que una vez en el poder las golondrinas se conviertan en zopilotes. No importa que ese liderazgo se encarame en el partido que más encarna los peores vicios de corrupción y clientelismo. No importa que el supuesto redentor tenga una camándula de demandas por corrupción. No importa que sean intolerantes e insulten y difamen a los que los critican, como lo harán ahora.

Hay otro mejor camino para fortalecer nuestra democracia. Se trata de apoyar aquellas todavía incipientes señales positivas que hemos señalado antes: presionar y trabajar para que los dos principales partidos se renueven y sean verdaderas opciones políticas democráticas, tanto hacia dentro de sí como hacia afuera; promover que su confrontación se desarrolle en los marcos normales de la rivalidad política y no en la jaula del despedazamiento mutuo; apoyar el entendimiento entre ARENA y el FMLN en asuntos que añadan dosis de gobernabilidad, como la aprobación del presupuesto, el manejo de la deuda, el combate a la inseguridad, la elección de funcionarios de segundo grado. Señales que muestren que son capaces de entenderse en la resolución de algunos de los graves problemas nacionales. Camino que encontrará sin duda resistencias internas, y críticas externas por ingenuidad o malicia. Pero sin duda es el camino más seguro para alejarnos de la senda escabrosa y perversa del populismo.

Impedir un Prometeo encadenado. De Roberto Rubio

24 septiembre 2018 / La Prensa Gráfica

Las instituciones de control, sobre todo la Sala de lo Constitucional, la CSJ, la Fiscalía y la Corte de Cuentas, tenían delimitado su campo de acción por parte del sistema de partidos políticos: no ir más allá de los intereses del gobierno de turno y sus aliados. La dependencia partidaria y el reparto de cuotas en la Asamblea Legislativa en la elección de funcionarios de segundo grado demarcaban el terreno donde dichas instituciones se moverían. Pero un buen día, como Prometeo, una independiente Sala de lo Constitucional transgredió las fronteras impuestas por el «Olimpo Político», y llevó sin su permiso el fuego a los mortales.

Esa Sala no pudo ser encadenada. La Corte Plena se vitalizó. La Sección de Probidad de la CSJ resucitó. El Instituto de Acceso a la Información Pública dio algunas señales de vida. Más adelante, después de una fiscalía turbia y oscura, esta emanó algunos destellos de luz. Asistimos entonces a reformas políticas y electorales que fortalecieron nuestra tierna democracia, se enderezaron leyes torcidas, se limitaron prácticas políticas consideradas normales, se desvelaron secretos que no lo eran (nombre de asesores legislativos, declaraciones patrimoniales de funcionarios y sus auditorías), la justicia comenzó a alcanzar a los de arriba, se llevaron al pasillo de la justicia a altos funcionarios, entre ellos tres expresidentes, uno de ellos prófugo y otro, en un hecho sin precedentes, condenado.

Las circunstancias históricas permitieron que el fuego comenzara a expandirse entre los mortales. Pero como todo fuego, no solo ilumina sino también quema. Y sonó la alarma entre algunos de los operadores del Olimpo Político ante la hibris cometida por algunos mortales. La llama libertaria les amenazaba.

Como muchas cosas en la vida, la acción produce reacción, las buenas acciones generan malas resistencias, los avances producen temores y retrocesos. Es así que la incipiente llama expandida del Estado de Derecho, del fortalecimiento de la institucionalidad democrática, de la independencia de poderes, resultaba incómoda en las cloacas de los corruptos y autoritarios. Y entonces reaccionaron alertados los dioses malignos, como Tántalo y Cronos que cocinaban y/o comían a sus propios hijos para no compartir el trono con nadie, tratando de apagar la llama y encadenar a Prometeo.

Sin duda los avances que tuvimos con la Sala de lo Constitucional y tenemos con la Fiscalía develaron la importancia que tienen tales instituciones para robustecer nuestra democracia y el combate a la corrupción e impunidad. Pero este hecho histórico también revela a los corruptos y autoritarios la importancia de encadenar y controlar a los que controlan.

De ahí la operación maligna de algunos partidos por encadenar la Sala de lo Constitucional, como posteriormente lo intentarán en la elección del fiscal. No menciono con nombre y apellido a los partidos/diputados que se alinean con Cronos o Tántalo y que son los principales culpables que no tengamos a estas alturas una buena Sala. Basta que el ciudadano se fije en quiénes quieren colocar a candidatos/as que no están entre los mejor evaluados, e insisten en colocar a los peor o medianamente evaluados, y cuyo único mérito es la fidelidad partidaria o la compra de su voluntad para ocultar las fechorías de los corruptos y/o defender la podredumbre de los malignos. Por ello, hoy más que nunca involucrémonos en la lucha por impedir un Prometeo encadenado.

Preferencias electorales. De Roberto Rubio

10 septiembre 2018 / La Prensa Gráfica

La última encuesta de la LPG pone en evidencia varias cosas. No hay seguridad que la disputa presidencial se hará entre ARENA y FMLN, tal como ha venido ocurriendo. Este último es desplazado a un tercer lugar. El candidato Bukele explica la importante alza de GANA, pero también GANA explica la caída en popularidad de Bukele. Habrá segunda vuelta, y si no cambian las circunstancias actuales es bastante posible que los contendientes sean ARENA y GANA. Al momento, los que no manifiestan sus preferencias electorales son la mayoría (51.6 %), el partido mayoritario es «los sin partido».

Esto último es fundamental pues con un segmento poblacional tan amplio, cualquier cosa puede pasar. La clave del triunfo estará entonces en la capacidad que tengan los partidos de seducir a dicho segmento, donde se encuentran desencantados, voto escondido, dudosos, expectantes, etcétera.

Este partido de «los sin partido» era la pecera donde pescaba Bukele, con su discurso anti partido, con su distancia crítica de la política tradicional. Sin embargo, con su incorporación a GANA, su discurso de la anti política pierde credibilidad y se esfuma la distancia con la partidocracia. El pescador ha sido pescado… y por el partido que simboliza los peores vicios de esa partidocracia que antes criticaba. Por tanto, ahora todos los candidatos tienen probabilidades semejantes para atraer ese segmento clave para el triunfo electoral.

El Salvador, a diferencia de sus países vecinos, ha gozado de cierta institucionalidad, y la presencia de un sistema político relativamente fuerte, aunque con sus deformaciones y vicios que ya conocemos, ha permitido cierto grado de gobernabilidad. No es casual que la dispersión o ausencia de partidos políticos fuertes en Guatemala, o la práctica inexistencia de partidos como en Nicaragua, son factores que explican su cuasi ingobernabilidad. De ahí que la buena gobernanza y solución a muchos de los graves problemas que aquejan a nuestro país pasa por la transformación y modernización de los partidos políticos, especialmente de ARENA y el FMLN. Solo esta renovación podrá acercar a buena parte de ese segmento no partidario, así como alejarnos del populismo y del gansterismo político que le vende espejitos y manipulaciones mediáticas a los desencantados.

Esa transformación/modernización de los principales partidos significa, entre otras cosas: enfrentar con habilidad la contradicción entre la necesidad de renovación y las resistencias internas al cambio sin debilitar su organización territorial; fortalecer el liderazgo y autoridad de los candidatos sobre la parte esclerótica de sus cúpulas; distanciarse con firmeza de su pasado de corrupción y de sus propios corruptos; mostrar capacidad legislativa de establecer acuerdos de nación y/o entendimientos en políticas públicas que a corto plazo enfrenten los graves problemas de inseguridad, endeudamiento, desempleo, corrupción y relación con Estados Unidos; arrinconar a los que internamente impulsan alianzas turbias, como las que buscan algunos dirigentes del ex partido comunista dentro del FMLN. El perfil de los candidatos de ARENA y FMLN tiene todo el potencial para promover pronto esos cambios. Sus principales adversarios son sus propios partidos.

Por el momento nada está decidido. Tal como están las cosas, los que decidirán la elección presidencial son los que aún no han decidido. Y a estos sectores no se les llega solicitando fidelidad ideológica o partidaria, sino con propuestas y candidatos atrevidos y osados. Tienen que arriesgarse. Es mucho lo que está en juego.

Duda crítica. De Roberto Rubio

No me canso de repetir que no solo la fe sino también la duda mueve montañas. Es gracias a la duda, a la curiosidad, al cuestionamiento de lo dado, que se han logrado cambiar paradigmas sociales y científicos obsoletos y hacer avanzar las distintas ciencias.

30 julio 2018 / La Prensa Gráfica

Como afirmaba en una ocasión: «Lo que subyace en las teorías físicas de Einstein no es solamente su fe en la relatividad del tiempo y del espacio, sino también sus dudas en torno al paradigma newtoniano basado en realidades físicas absolutas y mecánicas» (LPG, 2/2005).

La inercia, la costumbre, proporciona zonas de confort, y nos mantiene complacientes y pasivos ante lo establecido. Creemos que como las cosas siempre han sido así, así serán. Sin embargo, acostumbrarse a lo dado ha llevado a varios equívocos. Como también afirmaba en su oportunidad: «Afincar nuestras convicciones y creencias en el así ha sido siempre no es una actitud adecuada en un mundo ávido de respuestas. Como menciona Jostein Gaarder en su novela El Mundo de Sofía, el que no hayamos visto cuervos blancos no quiere decir que no existan. Quizá un cuento narrado por el filósofo Bertrand Russel sea ilustrativo al respecto. Un pollito percibe todos los días que el granjero cruza el patio y le lleva su plato de comida. Después de mucho tiempo, el pollito tiene fe que el cruce del patio por el granjero significa tener acceso a comida. Sin embargo, más adelante, el otrora pollito engordado y ahora convertido en gallina se dará tristemente cuenta de que si el granjero cruzó el patio era para degollarlo y llevar comida a otra mesa».

Si fuéramos más curiosos, muchas cosas que nos venden como normales/posibles no lo son. Por ejemplo, estamos acostumbrados a ver en las películas de guerra y combate en las galaxias, ruido y fuego de explosiones; pero como dicen los físicos, esto es imposible pues en el espacio vacío no hay oxígeno, y no puede haber sonido ni combustión.

«No crean que son diferentes porque hablan y visten diferente.
No se dejen seducir por sus juegos mediáticos»

La duda crítica no solo debe ser asunto de los científicos/investigadores, sino también de los ciudadanos. Un campo es el del ejercicio del poder. Así para el caso, donde la duda crítica debe ser intensa es en el proceso electoral. El militante, el simpatizante, el votante, debe indagar sobre sus dirigentes y candidatos. Debe estar informado de sus trayectorias, comportamientos, posicionamientos frente a hechos/coyunturas concretas. Hoy no hay excusa, pues existen los medios y plataformas para informarse. Basta un poco de esfuerzo, una actitud curiosa, una mirada objetiva.

Desgraciadamente muchos se dejan ir por lo que dice la línea del partido, por la propaganda, por el discurso estridente y promesas del candidato/a. Miren lo que nos pasó con Saca y Funes, y el discurso anti corrupción de este último. No vuelvan a equivocarse. Como también lo he repetido, no crean en lo que dicen sino en lo que han hecho y hacen. Duden siempre de lo que dicen. Tengan más bien fe en su trayectoria y calidad personal.

No se dejen ir por las formas sino por los contenidos. No crean que son diferentes porque hablan y visten diferente. No se dejen seducir por sus juegos mediáticos. Fíjense en los compromisos concretos que asumen, y cuestiónense sobre la viabilidad de los mismos. Quizá así tendremos mejores diputados y alcaldes, y un mejor presidente.

¿Qué le pasó al CD? De Roberto Rubio

Los dirigentes del CD que maquinaron esta alianza la justifican/venden diciendo que su presencia servirá para “domesticar democráticamente” al líder populista. Se olvidan que si un partido tan fuerte como el FMLN no pudo “domesticar” a Mauricio Funes, mucho menos lo hará un partido tan débil a un líder que gira todo en torno a sí mismo.

2 julio 2018 / La Prensa Gráfica

Los dirigentes que convencieron a otros dirigentes y bases del CD con la adopción de la candidatura de Bukele dicen que lo hacen porque hay coincidencias de ideología, principios y bases programáticas. Sin embargo, el Movimiento Nuevas Ideas afirma no tener ideología, y no se le conocen sus principios ni sus bases programáticas. Al CD se le ha percibido como un partido de centro izquierda, y es chocante que ahora sus aliados sean los oscuros y rancios personajes de derecha que conforman Nuevas Ideas.

Lo único que podemos conocer del pensamiento del líder de Nuevas Ideas es su aproximación al populismo. Ahora resulta que un partido que se define democrático abraza una figura que se cree encima de las instituciones, que no tolera críticas, que promueve acciones agresivas y amenazas contra las instituciones que no hacen lo que él quiere (pequeña muestra al estilo Ortega-Murillo). ¿Qué le pasó al talante democrático y de izquierda del CD?

El CD venía siendo uno de los partidos menos tocados por hechos de corrupción, con algunas excepciones. Sus líderes históricos le daban una marca de respeto y honestidad a este partido. La ética era importante.

¿Qué le pasó ahora a su talante ético? Lo dejaron estacionado. Ya no les importa abrirle la puerta a una persona que con apenas pocos años de ser funcionario público ya tiene condena del Tribunal de Ética Gubernamental por nepotismo, varias licitaciones y compras cuestionadas, una petición de los magistrados de la Sala Constitucional para que la Fiscalía lo investigue por evasión de impuestos, el haber sido investigado por la Sección de Probidad por enriquecimiento ilícito, el enfrentar un proceso judicial por difamación, y posiblemente otro en el caso del Troll Center, etcétera. Apenas se ha asomado al poder y ya tiene en su haber una estela acumulada de casos judiciales. Ya nos podemos imaginar qué puede suceder si llega a la Presidencia. Funes se quedará pequeño. Por lo visto, el comportamiento y trayectoria ética de su futuro candidato les es irrelevante.

Los dirigentes del CD que maquinaron esta alianza la justifican/venden diciendo que su presencia servirá para “domesticar democráticamente” al líder populista. Se olvidan que si un partido tan fuerte como el FMLN no pudo “domesticar” a Mauricio Funes, mucho menos lo hará un partido tan débil a un líder que gira todo en torno a sí mismo. Al contrario, cuando el líder populista cumpla su cometido, les quitará el taxi con todo motorista y licencia, y dejará a pie a todos los que se creyeron sus acompañantes. La muerte histórica del CD será entonces no solo moral sino real.

Sé que este artículo será merecedor de todos los insultos e infamias a las que acostumbran recurrir los troles simpatizantes o sicarios de Nuevas Ideas. Toda la semana anterior se dedicaron a ello ante una entrevista televisiva donde lancé estas críticas al CD. Tan poca es la decencia que tienen que incluso pusieron entre comillas frases atribuidas a mi persona, donde supuestamente afirmaba que solicitaba poner obstáculos a la candidatura de Bukele, cuando lo que mencioné fue lo contrario (ver mi entrevista en Frente a Frente del lunes anterior). Esta es la calaña de los nuevos amigos del CD, estos son los troles y personajes oscuros de la derecha que ahora atacarán y difamarán a los antiguos amigos del CD.

Salida populista o democrática. De Roberto Rubio

21 mayo 2018 / La Prensa Gráfica

Sin lugar a dudas han venido creciendo los descontentos y desencantados con el actual sistema de partidos políticos. Y con razón. Ahora ya son mayoría, y entre muchos de ellos se ha despertado la anti política, el anti partidismo, el rechazo a lo existente. Caldo de cultivo para el populismo. Tierra abonada para que las emociones predominen sobre las razones y evidencias. Campo fértil para que la palabra ligera y superficial del líder populista cautive a la gente “cansada de los políticos” (como si los populistas no fueran políticos del mismo cuño).

En ese mar de desencanto/descontento ha venido pescando Nuevas Ideas. Y por el momento pesca solito. Pesca sin mayores ideas y sin nuevos argumentos, seduce con discurso superficial y envases sin contenido. Pero pesca bastante. En ese mar de frustraciones, bastan espejos mediáticos sin mayor carnada para que se aproximen los peces. Tanto así que su líder se ha convertido es un importante rival para las elecciones presidenciales.

¿Tendremos un desenlace populista en nuestro sistema político? ¿De qué depende que tengamos una salida política populista o democrática? La hipótesis que acá planteamos es que no depende tanto de lo que haga o deje de hacer Nuevas Ideas, sino de lo que haga o deje de hacer el FMLN y ARENA; es decir que el éxito de dicho movimiento no está tanto en función de factores internos sino de factores externos al mismo.

Internamente, las ventajas y desventajas que tiene Nuevas Ideas, hasta cierto punto se “neutralizan”. Por un lado, la popularidad de Bukele, su fortaleza mediática, su rol de víctima, son ventajas que se ven contrarrestadas por las desventajas: falta de organización y presencia territorial del movimiento, abultadas informaciones e investigaciones publicadas en diversos medios de comunicación sobre casos de corrupción en su breve paso como funcionario, rodeado de viejos personajes con nuevas mañas, popularidad entre muchos jóvenes que no votan. Haciendo una simplificación del complejo entramado, podemos afirmar que, más o menos, las ventajas y desventajas se neutralizan.

Por tanto, las posibilidades de éxito de Nuevas Ideas dependen más de factores externos. Por un lado, de la capacidad de renovación y unificación de los partidos políticos existentes, especialmente FMLN y ARENA. Por otro lado, del fortalecimiento de las capacidades cognoscitivas y organizativas de la ciudadanía.

En la medida que esos partidos tradicionales dejen de serlo, se separen en palabras y obras del viejo sistema político, expongan no solo un nuevo discurso y narrativa sino y sobre todo nuevas prácticas y comportamientos políticos, condenen y no permitan la opacidad y corrupción incluso dentro de sus propias filas, dignifiquen el degradado ejercicio del poder y de las desprestigiadas instituciones, fortalezcan su democracia interna, se alejen del clientelismo y nepotismo, prioricen la ética sobre la política, en esa medida la pesca alegre que ahora lleva a cabo Nuevas Ideas ya no lo será tanto.

Asimismo, en la medida que tengamos una ciudadanía más organizada, más fresca, más informada, más crítica no solo hacia los viejos sino hacia los nuevos liderazgos, una ciudadanía que no se deja ir tanto por las emociones del momento sino por el análisis objetivo de los hechos, en esa medida nos alejaremos también de los riesgos del populismo, y nos aproximaremos más a una salida hacia adelante y democrática a nuestro esclerótico sistema político.

Huérfanos de estrategia de crecimiento y desarrollo. De Roberto Rubio

Roberto Rubio, 9 abril 2018 / La Prensa Gráfica

A pesar de que la situación fiscal del país sigue siendo delicada, la reforma de pensiones, entre otros factores, ha dado un respiro, y los nubarrones de la crisis y el impago se han despejado por el momento. Es ocasión entonces de pensar más en una problemática que se había relegado en el debate nacional: la falta estructural de crecimiento de nuestra economía. En efecto, desde hace años la economía salvadoreña está atrapada en un crecimiento vegetativo que apenas ronda el 2 %. Como hemos dicho en otras ocasiones, se trata de una “economía pasmada”.

Mientras esa “pasmadencia” continúe, cualquier reforma fiscal no tendrá los frutos deseados, ni habrá suficientes inyecciones de inversión pública para reactivar la economía, ni lograremos buena calificación de riesgo para mejorar nuestro acceso al crédito internacional. Es fundamental dedicarle tiempo y energías para responder interrogantes como: ¿Por qué la economía no crece, y cuando crece no es sostenible? ¿Qué hacer para reactivar la economía y lograr una dinámica sólida y robusta? ¿Cómo hacer para que cuando la economía crezca se traduzca en procesos de desarrollo?

La ruta de las respuestas parte de la necesidad de contar con una estrategia de crecimiento y desarrollo, que permita animar la decaída economía, darle sostenibilidad, y mejorar la calidad de vida y bienestar de la población, especialmente de los más vulnerables y marginados. No es la intención acá analizar las causas de nuestro enclenque crecimiento y mal desarrollo. El espacio con que contamos acá tampoco lo permite. Pero podemos mencionar algunos “tips” al respecto.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que las causas del bajo crecimiento económico son estructurales, y residen en su esquema de funcionamiento: desarticulación sectorial, territorial y empresarial, consumismo, baja propensión a la inversión, inversiones de poco valor agregado, excesiva dependencia de remesas, inestabilidad política permanente, debilidades institucionales, etcétera.

En segundo lugar, la reactivación demanda acciones de corto plazo: reestructuración de deuda y acceso a créditos en mejores condiciones (Banca Multilateral) para lograr una inyección sustantiva de inversión pública (big push), acuerdos políticos básicos, mejora de tramitología y aduanas, ingeniería financiera/constitución de fondos para expansión de crédito para vivienda, etcétera.

En tercer lugar, a medio/largo plazo es esencial contar con una apuesta productiva estratégica, la cual sea el eje vertebrador de las actividades empresariales, sectoriales y territoriales. Una puesta que defina qué queremos ser en los próximos años. A manera de ejemplo: ser una plataforma logística y de valor agregado de talante mundial. Puede ser esta u otra, pero lo importante es contar con una apuesta basada en un análisis serio de nuestras potencialidades y oportunidades, de tal forma que permita darle rumbo económico al país.

Finalmente, es estratégico saber traducir el crecimiento económico en desarrollo, ya que ni el crecimiento ni los mercados por sí mismos generan desarrollo. Los beneficios del crecimiento tienen que enfocarse a disminuir la inequidad y mala distribución de la riqueza, dar acceso amplio y de calidad a los servicios públicos, priorizar el combate a la pobreza, manejar amigable y sostenidamente el medio ambiente, mejorar el transporte público, elevar la cobertura y calidad de la educación y la salud, impulsar cambios culturales y la investigación científica, asegurar la seguridad ciudadana, combatir la corrupción e impunidad, fortalecer la institucionalidad democrática, etcétera.

No se vuelvan a equivocar. De Roberto Rubio

Roberto Rubio, 26 marzo 2018 / La Prensa Gráfica

El mapa electoral de los últimos años muestra el desencanto de una buena parte de la población con el actual sistema de partidos políticos. Si hace algunos años el conjunto de partidos captaba alrededor del 60 % de las preferencias electorales, y los que no tenían ninguna preferencia giraba en torno al 40 %, ahora esa proporción se ha invertido: los “sin partido” rondan el 60 % y los “con partido” el 40 %. Los desencantados del actual sistema de partidos son mayoría, y lo son cada vez más. La anti política ha ido ganando terreno.

Ese fenómeno es comprensible, en la medida que el actual sistema de partidos no ha sido capaz de enfrentar adecuadamente los graves problemas que tiene el país; al contrario, en buena parte ha contribuido a agravarlos. El desencanto ha sido aún mayor ante el hecho que las esperanzas de cambio de rumbo que tuvieron miles de ciudadanos con la alternancia política de 2009 terminaron en el cementerio.

También desde hace muchos años que algunos de los partidos llamados pequeños han intentado captar ese segmento creciente de los sin partido. Lo han tratado de hacer con el discurso de “ni derecha ni izquierda”, “hay que romper con la polarización”, “somos la tercera vía”, etcétera. Todos estos argonautas políticos buscaron, con la nave discursiva de la despolarización, ese apetecido “Vellocino de Oro”. Ninguno lo ha logrado. La llamada tercera fuerza, GANA, más bien se llevó parte del pastel de ARENA, pero no ese segmento de los desencantados.

Ante una robusta mayoría de los sin partido, sin señales claras de renovación dentro del sistema de partidos, y con uno de los polos políticos seriamente debilitado, se abre la puerta a las alternativas, a lo fresco, a la búsqueda de nuevos espacios políticos… pero también se le abre la puerta ancha al populismo. Terreno fértil para el líder endiosado, para los gestos políticos vacíos de contenido, para huecos discursos anti partido, para magos mediáticos perversos, para vendedores falsos de ilusiones.

Muchos, con la idea que hoy es la oportunidad para salir de la partidocracia, enarbolando la bandera de la anti política y argumentando que es el momento de la despolarización, se tiran a los brazos de “Nuevas Ideas” (aunque no percibimos ninguna nueva).

Esta apuesta política por la tercera fuerza no es la primera. Recientemente algunos le apostaron a la candidatura presidencial de Saca con GANA, y se equivocaron. Más adelante, muchos de ellos le apostaron al supuesto cambio de rumbo de Funes, y se volvieron a equivocar. No se vuelvan a equivocar apostando a farsas políticas y dinámicas populistas.

Tomen en cuenta que el sistema de partidos todavía es fuerte y con gran capacidad de organización territorial, que el Frente no ha tenido su “jaque mate” o perdido toda su capacidad organizativa y movilizadora, que no es lo mismo tener popularidad que tener electores, que es difícil convertir una popularidad sin contenido en votos, que no es fácil que la grama crezca bajo la sombra de un gran “amate bipartidario”, que el liderazgo de nuevas ideas suma varias investigaciones por posibles delitos que lo pueden inhabilitar, y que este todavía no ha enfrentado en serio el ácido de la exposición pública a la que se ven sometidos los presidenciables. No se vuelvan a equivocar. Recuerden que la tercera es la vencida.