El Salvador recientemente ha recibido una disminución en la calificación de riesgo país por parte de la calificadora Moody’s, esta es la cuarta degradación que se le hace al país en los últimos 7 años.
Javier Castro, 19 agosto 2016 / LPG
Es hora de que el país ponga un alto y se detenga a repensar qué rumbo se debe tomar para no caer en una grave crisis fiscal. Es fundamental que se ordenen las finanzas públicas, las cuales han sido debilitadas, entre otros aspectos, por mal manejo de los fondos públicos, y el gasto injustificado en gastos corrientes, como lo hemos visto recientemente en distintas oficinas públicas con información obtenida gracias a la Ley de Acceso a la Información Pública. No podemos pretender seguir hacia el desarrollo cuando se gasta más de lo que ingresa.
La situación se agrava cuando a lo anterior le sumamos el hecho de que año con año, al Estado no le alcanza el dinero, ya que presentan presupuestos incompletos en los que se inflan los ingresos y se disminuyen los gastos, lo que lleva a que durante el año debe recurrirse a préstamos incrementando el endeudamiento público, el cual se encuentra en niveles críticos.
En los últimos años se viene hablando en el país de la necesidad de contar con una Ley de Responsabilidad Fiscal, habiendo sido conocidos en la Asamblea Legislativa al menos tres proyectos, sin que haya existido hasta la fecha la voluntad política de aprobarla. Recientemente, el presidente de la República ha expresado que pronto se aprobará dicha ley. Como siempre, no bastará con aprobarla sino que debe ser una buena normativa y como se dice coloquialmente “con dientes” para ponerle freno al elevado endeudamiento del país y al desorden en las finanzas públicas. Algunos estudios advierten que el endeudamiento podría estar cerca del 75 % del PIB en 2019, lo cual es alarmante; es por ello que es urgente tomar a tiempo las medidas necesarias para evitar llegar a una situación muy crítica.
Las leyes de responsabilidad fiscal buscan preservar la sanidad de las finanzas públicas, así como garantizar la sostenibilidad de las mismas a mediano y largo plazo. Persiguen establecer los principios rectores a los que deberá ajustarse la política fiscal y presupuestaria de los países. Considero que para que generen efectos positivos deben tener una serie de reglas numéricas con metas claras y posibles sobre los resultados que se quieren lograr, y no debe olvidarse el factor coercitivo, pues si no quedarán como simples recomendaciones y no existirán los incentivos para que se cumplan dichas reglas, por lo que además es importante valorar sanciones por los incumplimientos que se puedan presentar.
Es importante que la Comisión de Hacienda y Especial del Presupuesto de la Asamblea Legislativa lleve a cabo pronto una discusión técnica con la participación de centros de pensamiento, expertos en finanzas públicas, la academia y organismos internacionales, para que puedan dar sus aportes, a fin de que exista un amplio consenso sobre las reglas de responsabilidad fiscal que debería tener una Ley de Responsabilidad Fiscal.
Una buena señal de que existe voluntad de querer ordenar las finanzas públicas en El Salvador sería la aprobación de una adecuada normativa con los incentivos correctos para lograr su cometido, pues si se hace lo contrario aprobando una ley débil “sin dientes” o no se aprueba y continúa el elevado endeudamiento público, nos aproximaremos a una situación muy compleja y difícil.