Pensiones

Carta a los candidatos: Si hablan de pensiones, por favor hablen claro. De Paolo Luers

20 diciembre 2018 / MAS! y EL DIARIO DE HOY

Estimados candidatos:
La primera pregunta en el debate presidencial en la UES fue sobre las pensiones, y lamentablemente nadie la contestó bien. Tratando de contestar lo que es imposible explicar en 2 minutos, fallaron. Lo correcto hubiera sido no intentar de contestar la pregunta, sino usar sus 2 minutos para definir bien el problema.

Es tiempo que algún líder (o quien quiere serlo) diga al país: El problema que tres cuartos de la población no tiene expectativa de pensión no se puede solucionar perfeccionando el sistema existente de pensiones. Este sistema (tanto el tradicional público-solidario, como el nuevo privado) está basado en que los que están en empleo formal pagan mensualmente sus aportes, igual que sus empleadores. Por definición, las cotizaciones del 25% de la población nunca podrán financiar una pensión digna para el restante 75%.

Aunque es correcto que urge hacer el sistema existente de pensiones más inclusivo (ampliar la cobertura) y más efectivo (garantizar que los ahorros se manejen de forma más rentable, para generar pensiones más altas), esto no resuelve el problema de millones de salvadoreños que no pueden esperar pensiones dignas: los que están fuera de la economía formal; los que no llegan a los tiempos requeridos (sobre todo mujeres); y los que ganan apenas salario mínimo y recibirán pensiones debajo del mínimo necesario.

Cualquier solución de este problema grave no es asunto de la reforma del sistema de pensiones basado en cotizaciones, sino de las políticas sociales que los políticos estén dispuestos a proponer y los ciudadanos a financiar – con sus impuestos.

No decir esto con claridad (y no invitar a la sociedad a discutir si está dispuesta a asumir una solución financiada por impuestos) es una falacia y una forma de engaño.

Me pregunto: ¿Por qué ningún candidato nos confronta con este problema? ¿Por qué nadie ha detectado que muchos ciudadanos estamos ansiosos a escuchar a políticos que nos obligan a enfrentar y discutir las preguntas que la sociedad se tiene que hacer para progresar?  

Por supuesto hay que hacer todas las reformas necesarias al sistema provisional. Por supuesto hay que buscar formas de gradualmente ampliar la cobertura del sistema y mejorar las pensiones que produce. Para esto, tanto Hugo Martínez como Carlos Calleja han presentado propuestas que parecen racionales y merecen discusión. Pero no deben seguir evadiendo la discusión necesaria sobre una política social que en serio enfrente el problema de la extrema pobreza de millones de viejos actuales y futuros. Y no deben evadir el hecho que una solución de este problema necesita financiamiento público.

Uruguay legó a un acuerdo nacional de aumentar el IVA y dedicar los puntos porcentuales adicionales exclusivamente a la creación de una pensión mínima universal. Urge una discusión seria y honesta sobre cómo financiar la solución en El Salvador – y este tema no debe estar ausente en la campaña electoral. Nunca es tarde, señores candidatos.

Saludos,


El triunfo de las instituciones democráticas. De Manuel Hinds

En esta ocasión debe reconocerse que los partidos políticos, y los políticos, han funcionado y han cumplido con su tarea, logrando una unidad en la diversidad. Han logrado producir y aprobar una reforma que realmente ayudará a los pensionados.

manuel hindsManuel Hinds, 29septiembre 2017 / EL DIARIO DE HOY

Con una votación de 74 votos a favor, cero en contra y 9 abstenciones, la Asamblea Nacional aprobó ayer en la madrugada las reformas a la ley de pensiones. Con esta decisión, todos los involucrados en ella han logrado un gran éxito no solo porque las reformas significan verdaderas mejoras al sistema de pensiones, y porque también facilitan la solución de los problemas de liquidez del gobierno, sino también porque el haber logrado unirse para encontrar una solución que satisficiera a las distintas tendencias políticas es en sí mismo el éxito institucional más importante en la historia de nuestra joven democracia. Los que participaron en el largo proceso que llevó a esta decisión han demostrado que la democracia es factible en nuestro país.

EDH logComo sabe toda persona con sentido común, las seguridades no existen en la vida y no hay instituciones que funcionen automáticamente, independientemente de quienes las manejan. Esto es cierto de la democracia y de los partidos políticos, de las cortes y de las salas de lo constitucional, de los tribunales electorales y de todas las instituciones humanas. En algunas sociedades funcionan muy bien, y en otras no funcionan, y en algunas de ellas funcionan bien en un período pero fallan en otros. Por eso es que en la historia hay sociedades que crecen y se desarrollan, y hay otras que no logran hacerlo, y hay otras que declinan después de haber logrado el desarrollo. Por eso también es que no es sabio diagnosticar la falla de un sistema simplemente porque una sociedad no ha podido ponerlo en práctica —como si alguien condenara como fracasados a los aviones porque ha habido un accidente aéreo.

En el país (y en el mundo actual) se ha vuelto muy de moda el tirar a la basura conceptual la democracia, los partidos políticos, y los políticos mismos y decir que hay que inventarse algo nuevo, algo que funcione sin ninguna falla, independientemente de que los que lo manejen sean ineptos, sinvergüenzas, o ignorantes. La pregunta clave es, “¿y quién los va a sustituir?”.

Estas afirmaciones no son nuevas. Benito Mussolini, Lenin, Adolfo Hitler y Mao. Estos y otros tiranos similares pronunciaron muerta a la democracia para sustituirla con sistemas de gobierno que, en su lenguaje, no dependían de partidos ni políticos. Tanto los nazi-fascistas como los comunistas establecieron sus tiranías haciendo sólo un cambio de números y de nombres, prohibiendo todos los partidos políticos excepto uno (el de ellos), y dejando de llamar políticos a los que manejaban éste y el gobierno, llamándolos en cambio líderes, o camaradas, o miembros de la vanguardia del proletariado. Tanto los unos como los otros fundieron dentro del único partido que dejaron en pie todas las instituciones del Estado, convirtiendo al gobierno, las cortes, las asambleas, los sindicatos, las gremiales en títeres de lo que decidían las autoridades del partido único.

En este cambio de nombres los nazi-fascistas y los comunistas cambiaron la esencia de la política. Los sistemas verticales y tiránicos que ellos instalaron usan las instituciones para transmitir las órdenes del pequeñísimo grupo que manda en el partido único y en el país entero. En la democracia el papel de los partidos y de los políticos es otro. En toda sociedad hay un caos natural, causado por las muchas opiniones encontradas, por los sueños de futuros que no necesariamente son consistentes unos con otros, y por las grandes incertidumbres que nublan el futuro. El papel de los políticos y de los partidos es introducir orden en este caos, organizando los temas, auscultando las posibles avenidas de entendimientos, y buscando la manera de acomodarlas para producir acuerdos sostenibles. La gran diferencia con las tiranías es que éstas logran la unidad basada en la fuerza bruta del tirano, mientras que en la democracia la unidad se logra en la diversidad.

En esta ocasión debe reconocerse que los partidos políticos, y los políticos, han funcionado y han cumplido con su tarea, logrando una unidad en la diversidad. Han logrado producir y aprobar una reforma que realmente ayudará a los pensionados presentes y futuros, a pesar de las grandes diferencias que tenían cuando el proceso comenzó hace unos años. Es un gran triunfo para la democracia y una demostración de que puede funcionar en El Salvador.

LEA SOBRE EL TEMA:

Salvador Samayoa sobre reforma de pensiones: “Este fue un acuerdo ganar-ganar”

Lorenzana: “El acuerdo de pensiones fue posible, porque todos hicimos concesiones”

Manuel Hinds: “Este es un camino que debe seguirse en el futuro”

Parker: “Por primera vez en años, jugaron todos los líderes de las fuerzas políticas”

Bertrand Galindo: “Hay que resolver la estructura fiscal en su conjunto”

Paolo Luers: La verdad les hará creíbles

Carta a todos los políticos: La verdad les hará creíbles. De Paolo Luers

paolo luers caricaturaPaolo Luers, 28 septiembre 2017 / MAS y EL DIARIO DE HOY

Parece que hay acuerdo sobre la reforma de pensiones. ¿Es la ideal? No. Es la posible y la necesaria.

Nunca las pensiones fueron el principal causante del déficit fiscal, siempre lo fue el exagerado aumento del gasto gubernamental. Por eso, la crisis fiscal va a continuar. Un poco aliviada por el arreglo de las pensiones, pero siempre habrá un déficit. Nos salvamos del impago, pero solamente del más inminente, el peligro sigue.

logos MAS y EDHCon el problema pensiones resuelto, hay que retomar las negociaciones fiscales que el gobierno abandonó. Ya estaban bastante avanzadas, entre gobierno, FMLN y ARENA, y con mediación de los organismos financieros internacionales. Ya había el diseño de un acuerdo integral, con una fórmula bien simple: calcular y sumar todo el déficit de los años 2017, 2018 y 2019; dividirlo en 3 partes iguales: uno para cubrirlo con reducción de gastos del Estado; otro cubrirlo con aumento de impuestos; y el restante cubrirlo con financiamiento del Fondo Monetario Internacional. De manera que en tres años el presupuesto estará equilibrado.

Sobre esta fórmula general hubo acuerdo. Pero como siempre, el diablo está en los detalles. ¿Dónde recortar el gasto? ¿A quién afectar y a quién no?¿Cómo aumentar los impuestos? ¿El IVA? Además, ¿cómo calendarizarlo, o sea en cada año, cuánto ahorrar, cuánto recaudar y cuánto prestar?

Técnicamente, matemáticamente, fiscalmente será fácil terminar este acuerdo. La traba es política. Antes de las elecciones, nadie quiere hablar de impuestos, mucho menos de aumentar el IVA. Y no viene una elección, vienen dos seguidas. El gobierno obviamente no quiere recortar subsidios o congelar salarios estatales en medio de una campaña electoral permanente.

Pero la solución no es postergable. No podemos esperar hasta que pasen las elecciones del 2019. Mientras pelean por el poder, se arruinaría el país que quieren gobernar. No pueden ir a dos campañas hablando de cualquier cosa, menos de decirle a la gente la verdad: Cualquiera que llegue a gobernar, necesita recortar gastos y aumentar impuestos.

Hay una solución: Que todos digan la verdad, por amarga que sea, y juntos asuman el costo político de decir la verdad y hacer lo correcto. Y si no todos, por lo menos los que dicen que vienen para componer al país…

Las elecciones no las va a ganar quien trate de engañar a la gente, sino quien tenga el valor de decir la verdad y se atreve a hacer lo necesario. Saludos,

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El impago, la Patria y el FMLN. De Manuel Hinds

Debe de haber gente en el FMLN con conciencia. Esta es la oportunidad que tienen para demostrar que no están dispuestos a dañar al pueblo con tal de quedarse con cinco mil millones de dólares que no les pertenecen.

manuel hindsManuel Hinds, 22 septiembre 2017 / EL DIARIO DE HOY

El Ministro de Hacienda ha vuelto a decir que no encuentra los dineros que necesita para que el país no caiga en impago —una cantidad relativamente pequeña, 91 millones de dólares. El Ministro, y el gobierno entero, se quedan tranquilos con esa respuesta mientras toda la maquinaria del partido se pone a funcionar para trasladarle a la población la idea de que todo lo que pase como consecuencia del impago es culpa de ARENA.

EDH logLa magnitud del desastre que un segundo impago tendría en la credibilidad del país es impredecible, aunque es claro que sería terrible. El país entero, no sólo el gobierno, se quedaría sin crédito extranjero, que es esencial para el desempeño económico de cualquier país. Sin crédito, las exportaciones y las importaciones se vienen al piso, las empresas tienen que cesar la producción, el desempleo se va para arriba bruscamente.

La tranquilidad con la que habla el gobierno diciendo que no tiene el dinero mientras gasta millones diariamente en cosas sin ninguna prioridad, y dada la facilidad con la que podría reunir la relativamente pequeña cantidad necesaria para pagar las obligaciones (91 millones de dólares), demuestra una insensibilidad total a los sufrimientos que el pueblo tendría en caso de un impago. Es como ponerle un revólver en la cabeza a un niño y decir que disparará si no se hace lo que quiere. El niño es el pueblo, al que han confundido constantemente para que no pueda entender que la culpa de todo este problema, y de lo que vendría si el gobierno del FMLN no pagara, es totalmente del FMLN.

Hay soluciones técnicas muy claras al problema, que implican mucho más que sólo autorizar préstamos. Han sido trabajadas en gran detalle. El gobierno sabe que existen y que funcionarían con costos mucho menores que los que un impago causaría además de empeorar el problema. ARENA ha pedido que se forme una nueva comisión para discutir estas soluciones y darles curso rápidamente para no haya impago. Pero el FMLN siempre encuentra una excusa para no hacerlo, para atrasar las discusiones, para que la fecha del impago se acerque sin que haya ninguna solución —excepto, piensan los del FMLN, quitarle los ahorros a los actuales y futuros pensionados—.

Este es el pago que el gobierno quiere por no hundir al país en la crisis más grande que habrá tenido en toda su historia. Es el precio que quiere cobrar por no disparar al niño. Por supuesto, ese precio equivale a herir gravemente al niño, porque quitarle el dinero que los trabajadores del país han amasado a través de muchos años para pagar sus pensiones es causarle un daño grave al pueblo mismo.

El FMLN tiene dos escenarios posibles. El mejor de los posible escenarios sería que, tratando de evitar el impago, los partidos de oposición le permitan que confisque los ahorros que los ciudadanos han acumulado en el sistema de pensiones. Si esto pasara, el FMLN gana el premio mayor. Le quitaría los cinco mil millones de dólares a los ahorrantes para gastarlos de aquí a las elecciones. Esto, por supuesto, dejaría al país grotescamente endeudado con sus futuros pensionados, pero ese problema no les preocupa porque siempre tendrán palabras para decir que esa deuda fue culpa de ARENA.

El otro escenario sería que los partidos de oposición no le permitan quedarse con los ahorros de la gente. En ese caso, el FMLN tendría costos políticos altos, pero cree que podrá, como ha hecho hasta ahora, verter la culpa en ARENA, de modo que aunque la popularidad del FMLN caiga, también caiga la de ARENA.

Es una estrategia cínica, semejante a la de la mujer que en la historia bíblica prefirió frente al Rey Salomón que cortaran en dos al niño que ella decía que era su hijo que cederlo a la otra mujer que lo reclamaba. Con tal de quedarse con el botín, no les importa que el pueblo sufra una debacle económica. Debe de haber gente en el FMLN con conciencia. Esta es la oportunidad que tienen para demostrar que no están dispuestos a dañar al pueblo con tal de quedarse con cinco mil millones de dólares que no les pertenecen.

La encuesta de El Diario de Hoy: ARENA queda debajo del FMLN

Pocos días después de la publicación de la encuesta de LPG-Datos, El Diario de Hoy publica su encuesta, realizada por Predictvia. Las evaluaciones que los ciudadanos dan del gobierno del FMLN son casi idénticas: hay un mayoritaria rechazo a las políticas del gobierno. Pero a diferencia de la encuesta de LPG-Datos, la de EDH registra que ARENA todavía queda debajo del FMLN en intención de votos.

Segunda Vuelta

La evaluación del gobierno del FMLN y sus políticas

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La inclinación por los partidos

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Las políticas del gobierno del FMLN hacia Venezuela y Estados Unidos

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La reforma de pensiones

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El anális del director de Predictvia, la casa encuestadora de El Diario de Hoy

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Ficha Técnica

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Compare esta encuesta con la de LPG-Datos

 

La desinformación y las pensiones. De Manuel Hinds

Los del gobierno tratan de hacer pensar al público que los cinco mil millones que ellos quieren saldrían de la bolsa de los dueños de las AFP, cuando en realidad saldrían de los bolsillos del público mismo.

manuel hindsManuel Hinds, 8 septiembre 2017 / EL DIARIO DE HOY

Sólo hay una cosa en la que el FMLN ha mostrado destreza en el gobierno: el manejo de la desinformación, en la cual ha recibido mucha asesoría de los cubanos, maestros del arte, que lo aprendieron de la KGB, quizás la máxima autoridad en el tema. El cliché de que todos los fracasos eran consecuencia de los veinte años de ARENA, en sí mismo uno de los temas de la EDH logdesinformación, ha dado lugar a técnicas más sofisticadas, que incluyen el uso persistente de múltiples falsedades que al menos confunden al público y en muchos casos lo engañan. Estas falsedades son a veces mentiras directamente. En otras, son indirectas que hacen pensar a la gente lo que el FMLN quiere que piensen.

Los casos de ese tipo de desinformación son incontables. Uno de ellos, el caso de las pensiones, da la medida del número de falsedades que el gobierno puede acumular en un solo tema. Aunque no es posible en un espacio como este artículo enumerarlas todas, se pueden contar las principales. La primera, y más grande, es la manera en la que habla el gobierno para darle la impresión al público de que si confiscan las pensiones, las confiscadas serían las AFP, siendo que ellos mismos saben que serían todos los cotizantes del sistema. De esta forma, de vez en cuando, sale algún funcionario diciendo: “Ya las AFP han ganado mucho, ya es hora de que al gobierno le toque”. Con estas y otras declaraciones los del gobierno tratan de hacer pensar al público que los cinco mil millones que ellos quieren saldrían de la bolsa de los dueños de las AFP, cuando en realidad saldrían de los bolsillos del público mismo.

Otra gran falsedad que el gobierno ha inyectado por años es que los déficits fiscales se deben a los gastos de las pensiones, añadiendo como prueba que dichos gastos representan la mitad del déficit fiscal, lo cual es cierto. Pero la mitad del déficit no es lo mismo que la mitad de los gastos. Al creer en esta falsedad, la gente no realiza que mientras que los gastos de las pensiones son la mitad del déficit, los gastos corrientes son 5.3 veces el déficit, o que los de consumo son casi 4 veces el déficit, o que los gastos de intereses por la deuda son casi 50 por ciento más altos que los de pensiones. En realidad, los gastos de pensiones están entre los rubros más pequeños de los gastos principales del gobierno.

El interés del gobierno de pintar a las pensiones como las “culpables” de los déficits fiscales no tiene nada que ver con que lo sean sino con el hecho que los fondos de pensiones, de los cuales son dueños los trabajadores, tienen 10 mil millones de dólares. En su esfuerzo por culpara a las pensiones para preparar el terreno para apropiarse de ellas, el gobierno está siguiendo la filosofía cínica de que hay que quitarle no al que la debe, sino al que tiene de donde quitarle.

Una tercera falsedad es que la deuda que tiene que pagar el gobierno por las pensiones se ha acumulado por la reforma que se hizo en 1998. El sistema reformado trabaja con cuentas individuales que son propiedad de los cotizantes. Las pensiones se pagan con esos recursos. Cada quien paga su propia pensión. Este sistema reemplazó a un sistema en el que los cotizantes le daban el dinero al gobierno contra la promesa de que gobiernos futuros les pagarían su pensión como contrapartida. La deuda que tiene el gobierno es la que se acumuló con esas promesas, más otro poco que se acumuló al extender ese sistema a ciertos grupos años después de la reforma. El sistema de cuenta individual no acumula deuda para el gobierno.

Esto vuelve todavía más cínica la otra mentira que cabe en este espacio. El gobierno dice que quiere reducir el peso de la deuda al confiscar los ahorros de los ciudadanos, pero en realidad la aumentaría enormemente, porque esos 5 mil millones habría que pagarlos, y el dinero ya se lo habría gastado este gobierno. Ya es hora de que se vayan a esparcir desinformación a otra parte.

Pensiones no es un juego. De Erika Saldaña

Las reformas al sistema de pensiones presentadas por cada sector resaltan los puntos que a cada uno le interesan. Pero olvidan aquellas situaciones que deben incluirse para no seguir tapando parches a cada rato.

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Erika Saldaña, colaboradora de la Sala de lo Constitucional

Erika Saldaña, 28 agosto 2017 / EL DIARIO DE HOY

Sistema de pensiones es un tema del que hay que seguir hablando, pero no de forma política interesada, sino bajo criterios técnicos que de verdad ayuden a controlar esta bomba de tiempo. Ya perdí la cuenta de cuántas propuestas de reforma hay, pero queda claro que el Gobierno, los partidos de derecha, sindicatos y otras entidades directamente involucradas, en vez de resolver el problema, quieren que se apruebe una reforma a la medida de sus intereses. Ninguna de las propuestas está tocando los puntos trascendentales para solventar el problema de la sostenibilidad del pago de pensiones y de la crisis fiscal que su mantenimiento conlleva.

EDH logHay dos aspectos importantes que deberían estar incluidos en la reforma que se haga, pero su costo político hace que todo el mundo los ignore; en primer lugar, la edad de jubilación. En El Salvador la ley establece 55 años para las mujeres y 60 años para los hombres como requisito para jubilarse; si los salvadoreños en promedio tenemos la expectativa de vivir 70 años, significa que nuestro ahorro para la pensión nos tendrá que durar entre 15 y 20 años. No se trata de trabajar hasta morir, pero sí de que seamos realistas sobre cuánto tiempo viviremos de una pensión.

En segundo lugar, las reformas presentadas no tienen en cuenta la ampliación de la base de cotizantes, es decir, cuántas personas deberían encontrarse ahorrando en el sistema. Solo un 25 % de la fuerza laboral en El Salvador se encuentra cubierto por el sistema y solo un 16 % de los adultos mayores reciben su pensión de este sistema. La informalidad laboral es algo que complica la posibilidad de que más personas coticen para su jubilación y que el fondo sea más grande para pagar más y mejores pensiones.

Las reformas al sistema de pensiones presentadas por cada sector resaltan los puntos que a cada uno le interesan. Pero olvidan aquellas situaciones que deben incluirse para no seguir tapando parches a cada rato. Como mencionó el experto en pensiones Carmelo Mesa Lago en su visita al país, ni la propuesta del Gobierno, ni la de ICP, tocan la extensión de cobertura, ajuste de pensiones ni competencia y ampliación de administradoras; la del Gobierno tampoco aborda la diversificación de la cartera, por lo que buena parte del fondo de pensiones se seguiría invirtiendo en bonos que pagan bajísima rentabilidad. Y la última propuesta de los partidos de derecha, que es un mix entre propuesta de ICP y el partido GANA, tampoco trata estos asuntos.

Hay cuestiones que en el papel y en las ilusiones se ven muy bonitas; todos quisiéramos un fondo con la capacidad de entregar pensiones mínimas para la mayor cantidad posible de adultos mayores; que los trabajadores tuviéramos la oportunidad de una pensión desde el momento de la jubilación hasta la muerte; que la pensión sea de —al menos— el 70 % del promedio de los últimos salarios; que las pensiones se puedan subir a $700 como dice el último comercial del Gobierno. Sin embargo, nadie explica cómo harán para pagar todos esos beneficios sin que eso signifique convertirse en una carga insostenible para las finanzas del Estado ni tocar las cuentas de ahorro individual. Cuando le ofrezcan un beneficio pregúntese de dónde sacarán el dinero para dárselo.

En todas las propuestas presentadas hay puntos buenos y hay cuestiones que definitivamente necesitan ser repensadas y modificadas. La solución a la crisis de las pensiones no vendrá de la imposición de una propuesta por algún sector, sino del reconocimiento y análisis profundo de los problemas y la consecuente construcción de soluciones, no de placebos temporales. Urge que los políticos se pongan serios con la apertura y el debate sobre la reforma de pensiones. A todas las generaciones y sectores nos tocará hacer algún sacrificio, pero más vale eso a que el sistema se termine de quebrar por completo.

La cháchara. De Cristian Villalta

A nuestro gobierno no hay que creerle ni la incapacidad. Si parece que varios diputados del FMLN, así como algunos ministros, no conectan con la población y no tienen sensibilidad en temas delicados de la agenda pública, no hay que tomárselo de modo literal.

CRISTIAN VILLALTACristian Villalta, 30 julio 2017 / LPG

La intervención del presidente de la república a media semana pareció prueba final de una desconexión con la población. Creer que los salvadoreños abrazaremos mensajes de siniestra ambigüedad es ignorar nuestra historia moderna, la inercia de esta época, y abstraerse de las conquistas en materia de separación de poderes y orden constitucional que la sociedad, Frente incluido, debería considerar orgullosamente suyas. Pero ¿qué hubo de auténtico en esas palabras?

LPGNo estoy discutiendo que el partido oficial ha perdido la huella de muchos de sus votantes, que no encuentra el rastro de la izquierda académica, que rompió sus vasos comunicantes con la clase media. Ese divorcio paulatino con el interés de la mayoría, por obvio que este sea, es resentido cada cinco o 10 años por cientos de miles de votantes que desprecian a aquellos a quienes eligieron como sus representantes en el Ejecutivo. Esa ha sido la dinámica de nuestra vida política en democracia. Tal divorcio ocurre no porque los políticos sean todos corruptibles o el poder esencialmente corrupto, sino porque a más tiempo en el Gobierno, más ideología y menos pensamiento.

Lo vimos con ARENA, que aún no se recupera de sus años en el poder, y ahora con el FMLN: el pensamiento es sustituido por la ideología. Y no ideología de derecha o izquierda, sino a una versión menor y menos digna, que es la pura mentalidad ideológica, es decir, una visión sin filosofía ni metafísica ni cosa alguna que la respalde que reemplaza el razonamiento por eslóganes y descalificaciones, y que no aspira sino a la conservación del estado de las cosas y a simular lo políticamente correcto.

Si sumamos las declaraciones brindadas esta semana por Sánchez Cerén, Mata Bennett, Lorena Peña y Roberto Lorenzana, voceros representativos del oficialismo, establecemos rápidamente la naturaleza del contenido, la lógica del método y el tenor de los meses que vienen. Y toda la narrativa gubernamental puede resumirse como patrañas.

Denominador común en sus discursos, se simplifica la insolvencia de nuestro sistema previsional, reduciendo un problema multidisciplinario a mera agenda arenera de los magistrados de la Sala de lo Constitucional; ni el más militante de los dirigentes del FMLN se cree ese argumento, reduccionismo de cátedra. Y sobre esa base, cada uno puso algo de su cosecha personal: manierismos revolucionarios poco creíbles en el doctor Mata, sarcasmo bien logrado en la diputada Peña, casi marasmo emocional en Sánchez y nada en Lorenzana.

¿Por qué el partido en el Gobierno no quiere pasar de la cháchara ideologizante en el tema de las pensiones? Quizá porque considera que poner el énfasis en la retórica contra las AFP y sus propietarios es más conveniente en estos tiempos electorales, le permite reconectar con su votante duro a través de una neocruzada contra el capitalismo y echar mano del resto de páginas del manual de Martita Harnecker. Y todo eso mientras el futuro de los jubilados de hoy y mañana es cada vez más negro.

Talvez en otra época habríamos aplaudido este derroche de pragmatismo, pero a aquellos en el FMLN que camuflan la independencia y fuerza de su pensamiento, acomodados entre lo que han acumulado y la aprobación de sus mentores, solo cabe reclamarles por su inacción y silencio. Sería preferible tener incapaces auténticos a gente inteligente pero domesticada y cobarde.

¿Quiere suicidarse el gobierno? De Manuel Hinds

Un segundo impago llevaría a un paro del financiamiento al país —no sólo al gobierno, sino al país entero—. Y al gobierno esto parece no importarle. Es difícil entender por qué está dispuesto a tirar al país a un barranco.

Manuel Hinds, 23 junio 2017 / EDH

Hace un par de meses —sin necesidad, porque tenía el dinero para pagar—, el gobierno cayó en impago en una deuda con los cotizantes de las pensiones. Con esto se le volvió casi imposible conseguir financiamiento.

Ahora, el gobierno, con toda tranquilidad, juega con la posibilidad de no pagar completamente otro vencimiento de las deudas con los cotizantes de las pensiones. Al igual que en abril, el gobierno tiene dinero para hacer el pago completo, pero está insistiendo en que en todo caso pagará sólo los intereses, aunque las clasificadoras de riesgo le han advertido seriamente que el pagar sólo los intereses sería clasificado inmediatamente como un impago. Este segundo impago llevaría a un paro del financiamiento al país —no sólo al gobierno, sino al país entero—. Y al gobierno esto parece no importarle.

Es difícil entender por qué el gobierno está dispuesto a tirar al país a un barranco: si lo está haciendo por mala intención o por ignorancia, ya que ambas existen.

La mala intención parece ser que el gobierno usaría el impago como pretexto para expropiar las pensiones y con ellas tener plata para reventarla durante las campañas electorales de 2018 y 2019. Pero aquí entra la ignorancia. Creen que el único problema del impago sería la falta de financiamiento para el gobierno, que ellos piensan que estaría resuelto con la expropiación de las pensiones. Pero la cesación de créditos llevaría a un colapso de la demanda interna y a un crisis similar a la de Venezuela, y, con ella, al derrumbe de la gobernabilidad del país.

Para que entiendan. El financiamiento externo aumenta la demanda interna del país porque se usa para financiar gastos domésticos e inversiones, que a su vez se convierten en demandas de bienes y servicios y en producción. Las salidas brutas de divisas en operaciones corrientes en 2016 fueron de $12,104 millones, y las entradas brutas de $11,573 millones. Al restar las salidas de las entradas queda un neto de $531 millones, que se cubrió con préstamos netos adicionales. Si lo que dejara de entrar al país fueran sólo esos $531 millones, la actividad económica del país caería por esa cantidad, que representa el 2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país.

Pero el efecto en la demanda sería mucho mayor que eso. Usar el flujo neto para calcular el impacto en la demanda lo subestima porque muchos créditos externos son necesarios para generar las exportaciones que los pagan. Como se toman y se pagan en el mismo año no aparecen como aumentos en el crédito neto. Pero el impacto de su eliminación en la producción del país sería devastador ya que las exportaciones y la producción local caerían si desaparece el crédito necesario para financiar las materias primas. Este impacto se magnifica porque el mismo crédito de largo plazo se usa dos o tres veces al año, de modo que, por ejemplo, un crédito rotativo de mil dólares puede ser usado para producir tres mil dólares en mercadería en tres períodos secuenciales. De igual forma, al caer el crédito del ejemplo de mil a cero dólares, la producción perdida no sería de mil sino de tres mil.

Es imposible estimar exactamente cuánto sería la caída de la producción si el crédito internacional se nos negara como consecuencia de un segundo impago, pero sería enorme. Las salidas brutas de divisas, $12,104 millones en 2016, son financiadas en gran parte con créditos externos de corto plazo. Estas representan cerca del 50 por ciento del PIB de El Salvador. La caída de la demanda no sería tan grande porque las empresas se ajustarían a trabajar con menos crédito por producto terminado. Pero aun tomando en cuenta este efecto, la contracción de la economía al secarse el financiamiento externo podría ser del orden del 25 por ciento del PIB —o sea, del mismo orden que lo que está pasando en Venezuela—. Infligir esta tragedia en la población es lo que, por la mala intención de quedarse con las pensiones, y por su ignorancia de la más elemental economía, se está jugando con tanta liviandad el gobierno.

¿Hay alguien que les pueda explicar que lo que quieren hacer es un suicidio?

Para creyentes y afortunados. De Erika Saldaña

Las cartas están sobre la mesa; la reforma de pensiones debe ser integral, contemplar las propuestas y observaciones de todos, no solo de los creyentes en el Gobierno o de los más afortunados.

Erika Saldaña, colaboradora de la Sala de lo Constitucional

Erika Saldaña, 6 marzo 2017 / EDH

En El Salvador ya llevamos varios años con una bomba de tiempo que atenta con explotarnos en la mano. La reforma de pensiones sigue pendiente, postergando la toma de muchas decisiones que afectarán la vida de todos los ciudadanos de un país que busca soluciones y garantías sobre el derecho a una pensión digna. Para todos. Algo bueno ha pasado en los últimos días; distintas organizaciones presentaron recientemente una contrapropuesta a la ofrecida por el gobierno el año pasado, reviviendo un debate que estaba guardado en el congelador  y obligándonos a retomar las discusiones.

De ambas propuestas para reforma de pensiones hay que considerar lo bueno y lo malo. La idea de una pensión universal propuesta por el Gobierno ayudaría a mantener un mínimo de vida a todos los salvadoreños en la vejez. Sin embargo, uno de los puntos más cuestionados de la propuesta presentada es que condiciona la entrega de la pensión a la disponibilidad de fondos que tenga el Estado; con las habilidades que ha demostrado el Ejecutivo en la elaboración de presupuestos y cumplimiento de obligaciones, es probable que las pensiones se conviertan en otra promesa sin cumplir y solo sus férreos creyentes confíen la promesa.

La propuesta hecha por el sector privado plantea reestructurar y ordenar los gastos provenientes de la deuda provisional, así como extender el plazo de pagos pendientes, dando un respiro a las ya forzadas finanzas públicas. Además, dentro de la cotización se constituye una reserva vitalicia, la cual permitirá mantener la pensión en caso que el monto ahorrado por el cotizante se agote.

Un punto propuesto por la iniciativa privada es que se aumente la tasa de cotización; esta ayudaría a obtener una pensión mayor y más estable a futuro, pero no considera el impacto que puede tener a los bajos sueldos que se devengan en el país. Es necesario analizar propuestas paralelas que permitan implementar esta medida y no afectar el agotado bolsillo de los salvadoreños.

Considerando ambas propuestas, ¿tendremos los salvadoreños una pensión que nos permita vivir dignamente en la vejez? La repuesta a esto depende de las condiciones de cotización de cada uno. La pensión de una persona será alrededor del 40 % del sueldo con el que cotice; entre más alto es su sueldo, mayor será su pensión; esto hay que insertarlo en una realidad donde solo una mínima cantidad de trabajadores gana más de mil dólares mensuales. Y depende de si el nivel de ingresos le permite a alguien hacer aportes voluntarios de manera permanente. Así, el sistema podría garantizar una pensión digna y suficiente para las personas más afortunadas, aquellas que gozan de un buen empleo en el presente y lo mantienen por varios años.

Al analizar los proyectos del Gobierno y del sector privado, una vez más se dejan a un lado las medidas que muchos expertos señalan como necesarias para tratar de solucionar el problema de insostenibilidad de las pensiones. Hay cuestiones complicadas que no se contemplan, por ejemplo: aumento de la edad de retiro, cuando hoy tenemos la esperanza de vivir alrededor de 73 años o más, mientas la edad de retiro se mantiene en 55 y 60 años; aumento de cobertura del sector que se mantiene informal o que no tiene trabajo, considerando que solo 1 de cada 4 personas invierte para tener una pensión a futuro. Estas medidas son impopulares y nadie quiere asumir el costo político de decisiones técnicas y realistas. En ese sentido, las propuestas dan un paso adelante en la restructuración del sistema de pensiones, pero aún resultan insuficientes para resolver el problema de las pensiones.

Para estructurar una propuesta que soluciones la bomba de tiempo de las pensiones, hay que abrirnos al diálogo y retomar las cosas buenas de cada postura. El Gobierno debe dejar de tratar de resolver su problema fiscal con los fondos de pensiones; ese dinero no puede tener un fin distinto ni asumir ningún tipo de riesgo. Por otra parte, las propuestas privadas deben contemplar opciones realistas y no caer en un populismo disfrazado al ignorar puntos necesarios. Las cartas están sobre la mesa; la reforma debe ser integral, contemplar las propuestas y observaciones de todos, no solo de los creyentes en el Gobierno o de los más afortunados.