Norman Quijano

Una medida desesperada o un paso más al totalitarismo. De Norman Quijano

San Salvador, 12 de marzo de 2014 El candidato a la presidencial por ARENA, Norman Quijano, durante la conferencia de prensa donde expresó su descontento por las irregularidades cometidas por el TSE, en el desarrollo del escrutinio final de las elecciones del 9M. Foto D1: Nelson DueñasNorman Quijano, 15 abril 2016 / EDH

La propuesta del Gobierno del FMLN, con la cual pretenden armar a la ciudadanía para hacer frente a la delincuencia, en un primer momento me parece la más ilógica, desatinada e inoportuna que se ha hecho para hacer frente a este fenómeno.

Da la impresión que los titulares de Seguridad siguen tirando escopetazos a ver si dan en el blanco con sus decisiones, en un tema que es de suma importancia para los salvadoreños, ya que están en juego sus vidas.

diario hoyIncluso creo que las medidas que proponen y adoptan se basan en análisis simplistas de la realidad y que no quieren abordar el fenómeno de la violencia de una forma integral.

En ese sentido quiero hacer memoria de algunos datos de mi paso por la Alcaldía de San Salvador. Cuando íbamos a lanzar el Programa Conjunto Reducción de Violencia y Construcción de Capital Social, con apoyo de las Agencias de Naciones Unidas, el primer paso fue hacer un diagnóstico del fenómeno en la capital.

Y traigo a colación nada más un dato de ese informe: un 8 % de los hechos de violencia en el municipio estaban relacionados con problemas de convivencia. ¿Qué va a pasar si una persona que forma parte de estos grupos se caracteriza por su poca tolerancia y por supuesto, estando armada, tiene problemas con su vecino ya sea por el perro, por ruido, o por el parqueo? ¿Resolverán a tiros sus diferencias?

Un dato más, entre enero y febrero de este año hubo 1,493 homicidios, según los datos del Instituto de Medicina Legal, de esos, 1,175 fueron cometidos con armas de fuego, eso representa el 78 % de los casos. ¿Qué pasará en este país con más armas en circulación? ¿Lo lógico no sería buscar un mayor control sobre las armas a través de mecanismos como las vedas de armas?

Más aún, habiendo perdido el Estado el control de barrios, colonias y comunidades, ¿qué garantías hay que no les estaremos entregando armas a las pandillas para que ellos puedan garantizar el control de los territorios que ya dominan?

Realmente, reitero, parece una medida antojadiza, que, en el combate contra la delincuencia se suma a otros planes como Mano Dura, Supermano Dura, Plan Batalla por la Paz, despliegue de la Fuerza Armada en 19 municipios, Plan de Protección al Transporte Público, Plan Casa Segura, Unidad Élite contra las Pandillas, Batallones del Ejército contra las Pandillas, municipios libres de violencia, la Policía Comunitaria, el Plan El Salvador Seguro, y las medidas extraordinarias, entre otros, que no han dado resultados.

Un ejemplo más de la improvisación con la que se maneja este gobierno es la solicitud para negociar 100 millones de dólares para seguridad, como ARENA hemos dado nuestros votos para iniciar el proceso, pero eso no es un cheque en blanco, hemos pedido un detalle pormenorizado de las áreas en las que se invertirá. No podemos permitir que el gobierno, que ha tenido una pésima ejecución presupuestaria, siga pidiendo dinero y cargando de impuestos a los salvadoreños, sin ordenarse en el gasto.

En un país con la debilidad institucional que tenemos, lo lógico sería buscar mecanismos para fortalecer las instituciones, capacitar a la PNC, y no ofrecer entregar armas a los civiles para lanzarlos a una guerra contra las pandillas.

En el pasado, en los regímenes militares, el FMLN se opuso a las defensas civiles y denunciaba violaciones a derechos humanos, detenciones arbitrarias, ejecuciones sumarias, entre otras acciones, pero ¿qué puede haber de diferencia con estos grupos civiles ahora en el combate a las maras?

La única razón que veo para que el FMLN proponga la formación de estos grupos comunitarios es dar un paso más en sus aspiraciones al control férreo de la población, con una medida que nos recuerda las turbas divinas, los comités de defensa de la revolución, que se constituyeron para dar fuerza a las aspiraciones hegemónicas y totalitarias del ejercicio del poder.