Anabella Giracca

“Es hora de que el Presidente salga” Anabella Giracca, columnista y novelista

Anabella Giracca, columnista, novelista e integrante del Movimiento Semilla, explica cómo un grupo de académicos decidió desde octubre de 2014 analizar y proponer una agenda integral en busca de reestructurar y transformar el Estado de Guatemala. Lo sucedido el 16 de abril, los obligó a asumir en la coyuntura un nuevo papel, uno que contribuyera a solucionar la crisis política que desde entonces afecta al país.

Anabella Giracca, columnista y novelista guatemalteca

Anabella Giracca, columnista y novelista guatemalteca

Elías Rodríguez, 29 agosto 2015 / elPERIODICO

¿Cómo nace Movimiento Semilla?

– Este grupo está integrado por personas que tenemos, todas, el interés de la transformación del Estado. Nos reunimos al inicio con la idea muy clara de hacer un análisis profundo de un Estado derruido, defraudado, para luego comenzar con una línea de propuestas.

¿Eso a raíz de lo sucedidoel 16 de abril?

– No. Nosotros nos hemos reunido desde octubre de 2014 y comenzamos con este trabajo, y la corrupción era una de nuestras máximas preocupaciones. Esto antes de que explotara la crisis. Nosotros reconocemos que Guatemala era un país que estaba en crisis y necesitaba planteamientos fuertes para su transformación. Iniciamos con reuniones quincenales, organizamos retiros y vimos que teníamos alianzas muy claras, ideológicas y por supuesto el entusiasmo de proponer.

¿Entonces, la propuesta de un gobierno de transición no es la única que el Movimiento ha elaborado?

– No. Comenzamos en el principio con un tema de transformación a nivel general. Buscábamos cuáles eran las salidas que tenía Guatemala. Nos dividimos incluso en diferentes temas, educación, salud, seguridad justicia, por supuesto la corrupción y lo fiscal. Porque el Movimiento Semilla es multidisciplinario. Somos 24 integrantes pero queremos ampliarnos a nivel territorial.

¿Por qué el presidente Otto Pérez Molina debe dimitir?

– Es fundamental empezar a limpiar la mesa. Sabemos que con eso no se va a lograr un cambio radical, pero sí es importante sacar al Partido Patriota del poder y allí es donde surge la idea de un gobierno de transición, de renovación nacional como nosotros lo llamamos. Hoy no tenemos Gabinete, tenemos un gobierno en shock, se han ido los ministros, no hay planes ni posibilidades de articular ni Presupuesto ni con futuros gabinetes. La renuncia de un Presidente tiene como fin contribuir a las soluciones y no al caos. Él ya no es una persona que representa la unidad nacional y esto es peligroso, pero la oposición y los actores externos se fortalecen. Por eso creemos que es hora de que el Presidente salga.

¿Movimiento Semilla había elaborado propuestas sobre salud, educación, desarrollo, en torno al Presupuesto, había previsto dar a conocerlas a los partidos políticos para que fueran incluidas en sus planes de Gobierno?

– No. Las elecciones generales no eran el objetivo, sino uno de largo plazo, porque somos un grupo de largo alcance, sin pretensiones de vanguardia o de articular o de figurar. Sin ínfulas de grandeza ni de protagonismo. Somos un grupo que articulamos y evidenciamos dónde están los grandes vacíos. Podemos ser uno de los grupos que articule. Con la coyuntura, nuestra agenda se detuvo y tuvimos que dar respuesta a la crisis. En nuestra agenda están las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Ante las jugarretas políticas nos sumamos a la petición de que el Presidente tiene que renunciar y que se aceleren los procesos de antejuicio pendientes y se tomen como emergencia nacional.

Ustedes proponen que, en caso de que el Presidente acepte retirarse y con él el PP, se aplique el procedimiento que dicta la Carta Magna.

– Sí. Se promovería la renovación nacional y la Constitución establece que en estos casos el Vicepresidente asume la Presidencia y posteriormente analiza los nombres que incluirá en la terna que envía al Congreso, para que de esa lista sea electo el nuevo Vicepresidente. Dentro de una crisis semejante no podemos hacer propuestas maximalistas sino ir paso a paso. Nosotros no creemos en el rompimiento institucional, sino que con creatividad se pueden lograr avances en esta situación tan terrible.

¿En este proceso podría intervenir la sociedad civil?

– Sí, que se pueda articular en torno a este tema y que así proponga a las mejores personas, las más idóneas, transparentes y comprometidas con el país, y que los tres sean elegibles para ese cargo. Esta es una solución creativa, porque luego las nuevas autoridades podrían elaborar una agenda mínima que dé los primeros pasos. No creemos que con ese gabinete el país esté salvado, pero sí que es un inicio importante dentro de la ley.

¿Con tan poco tiempo, en qué podría avanzar un nuevo gobierno?

– En el rescate de la institucionalidad, garantizar la independencia de poderes, incidir en el desmantelamiento de redes, ver el tema de alcaldes, diputados y que amarre al próximo gobierno con mecanismos certeros de fiscalización.

¿Se han reunido con otras organizaciones sociales para compartir esta propuesta?

– Sí. Nuestro fin es articularnos, la idea es crear una identidad nacional, plural, respetuosa de la ley, con voz articuladora.

¿Han buscado al vicepresidente Alejando Maldonado?

­– No, a ningún político.

“Que lo urgente no nos impida hacer lo necesario”.

“La corrupción la sienten en la piel los ciudadanos,
a los del área rural los toca con más fuerza”.
Anabella Giracca

Fin (“the end”). De Anabella Giracca

ANABELLA GIRACCA

ANABELLA GIRACCA

Anabella Giracca, 26 agosto 2015 / elPERIODICO

Sobran ejemplos en la historia de la humanidad sobre ineludibles caídas de imperios; sobre lo inexorable. Sobre la absurda negación de lo innegable. Esto hace recordar la célebre frase de Madame Pompidou, amante de Luis XV, cuando ve inevitable la revolución francesa: “después de nosotros, el diluvio”. Sin duda que, durante su reciente mensaje, el presidente asumió la actitud lógica del “fin de régimen”. Con frontal agresividad y falta de racionalidad, insinuando que “después de mí, no hay nada”.

Luego de tan desafortunadas palabras, el gobierno está en shock. Prácticamente sin ministros. Sin atención, sin planes ni estrategia. Un mensaje a todas luces ajeno a las terribles circunstancias que mantienen esta maquinaria oxidada, este cascarón vacío, árbol en el aire, este final inapelable.

Pero el colmo de los colmos, la gota que rebalsa el vaso, el deslave del cinismo brutal arremete cuando el “presidente” pide apoyo a la “Guatemala profunda” que, según él, ha estado en el centro de su atención. Se olvida la realidad. Se desdibuja el cuadro que, sin duda, en esa profundidad nacional, la gente tiene muy claro, dibujado con su penuria cotidiana. ¿Amnesia voluntaria?; ¿Y su historia durante el conflicto armado?; ¿y la masacre de Alaska?; ¿y los desalojos abruptos y sin misericordia?; ¿y los enfrentamientos en La Puya, por poner tan solo unos ejemplos?; ¿y las licencias otorgadas a transnacionales para devastar territorios sin escuchar consultas?; ¿y los retrocesos significativos en educación, como cobertura y ausencia de materiales, refacción o transferencias de gratuidad?; ¿y los líderes comunitarios encarcelados?; ¿y las condiciones terroríficas en los hospitales?; ¿y los millones de personas que quedaron sin vacunas?; ¿y el hambre desatendida de infinidad de niños?; ¿y la sequía ignorada?; ¿y los jóvenes sin proyectos educativos?; ¿y los chascos de carreteras y proyectos inconclusos o fantasmas? ¡No Señor! Seguir burlándose y abusando de la pobreza, de la diversidad, es una postura desvergonzada y desafortunada. Hoy usted representa nada más y nada menos que el gobierno de la desunión, de la ruptura sin precedentes. No se engañe: no existen entidades indígenas o campesinas que lo apoyen libremente.

Guatemala merece mejor suerte, señor Otto Pérez Molina. No merece pagar las consecuencias de delirios incontrolados de quienes insisten en arrastrarla a su naufragio. ¡Renuncie! Porque después de diluvio, el renacimiento.