Europa

Reinventemos Europa. Un llamado

Ha llegado el momento de hacer de la UE una potencia política, democrática, industrial, cultural, ecológica y social, capaz de defender los intereses y los valores de los ciudadanos. Tenemos el deber colectivo de actuar y asumir esa responsabilidad.

Raquel Marín

9 mayo 2017 / EL PAIS

Después de los comicios en Hungría, Austria y Holanda, la elección de Emmanuel Macron —europeísta declarado— a la presidencia de la República Francesa crea una oportunidad histórica de refundar el proyecto europeo sin perder tiempo. Por eso hemos decidido abrir desde hoy un gran debate cívico continental que implique a nuestros ciudadanos en la redacción de un nuevo capítulo de la historia de nuestra Unión Europea.

Hace un año exacto llamábamos a establecer una hoja de ruta concreta para llegar a un nuevo renacimiento europeo. Exhortábamos a nuestros conciudadanos, a los dirigentes, a los creadores de opinión de los países de la Unión, de todas las generaciones y todas las tendencias, a movilizarse contra las tentaciones de repliegue nacionalista y a promover un nuevo espíritu cívico europeo. También les invitábamos a unirse para crear las condiciones que permitieran reinventar la Unión Europea con un proyecto centrado en los ciudadanos. Ahora ha llegado el momento de esa transformación, de hacer de la UE una potencia política, democrática, industrial, cultural, ecológica y social, capaz de defender los intereses y los valores de nuestros conciudadanos, que se convierta en un elemento activo y fundamental de la globalización y deje de ser un observador débil y pasivo.

En muchos aspectos, nuestro llamamiento ha tenido eco. La conmoción provocada por el resultado negativo del referéndum británico y la nueva situación internacional, con la inesperada elección de Donald Trump y el endurecimiento de las posiciones políticas de Rusia, han hecho cada vez más patente que es urgente formar un frente europeo común. ¿Cómo, si no, afrontaremos unos retos que rebasan con creces el ámbito nacional y revitalizaremos nuestras democracias? En toda la Unión, de Portugal a Polonia, de Alemania a Rumania, pasando por Francia y los países bálticos, numerosos ciudadanos han salido a la calle para expresar su apego a la UE. Han surgido movimientos nuevos como Pulse of Europe, Stand for Europe y Civico Europa. Los eurobarómetros y los sondeos de opinión de estos nueve últimos meses muestran una gran recuperación, sin precedentes desde el comienzo de la crisis financiera, del apego al proyecto europeo y la convicción de que la UE debe reforzar su capacidad de acción en materia de seguridad, lucha antiterrorista, gestión de las migraciones y regulación de la globalización comercial, financiera, medioambiental y social. Y esa dinámica ha tenido plasmación política. Varios jefes de Estado y de Gobierno han incorporado estos temas a su reflexión, y la Unión, coincidiendo con el 60º aniversario del Tratado de Roma, ha esbozado las líneas generales de la hoja de ruta que reclamábamos. Varias de nuestras propuestas en materia social (por ejemplo, sobre derechos sociales) y de seguridad y de democracia (como las listas transnacionales) ya han empezado a debatirse en los Consejos de Ministros de la UE.

«Urge combatir las desigualdades e inventar
los derechos y las libertades del futuro»

Además, los dirigentes nacionales y los ciudadanos ya no dudan en manifestar su convicción europeísta. No temen decir que el orgullo nacional y la ambición europea no solo no se oponen sino que se refuerzan mutuamente. El fracaso del referéndum antieuropeo en Hungría, las victorias de los europeístas en Austria y Holanda y, ahora, el triunfo de Emmanuel Macron en Francia, que situó la refundación del proyecto europeo en el centro de su campaña, son ejemplos de este contexto histórico favorable.

Hoy tenemos el deber colectivo de actuar y todos debemos asumir esa responsabilidad. Somos conscientes de que nuestras sociedades todavía están fragmentadas: es urgente reforzar nuestras posibilidades de crecimiento, combatir enérgicamente las desigualdades e inventar los derechos y las libertades del futuro para ofrecer a todo el mundo unas perspectivas duraderas de progreso y de inclusión democrática; en caso contrario, la cohesión de nuestros países y de la UE correrá peligro. Para cambiar la situación, es importante que cada uno asuma sin más tardar sus responsabilidades: los Estados y la Unión, pero también los ciudadanos y los líderes de opinión. Es lo que estamos intentando hacer hoy, a nuestro nivel y con los limitados medios de que disponemos, al comprometernos y volver a tomar la iniciativa.

«Proponemos un nuevo proceso participativo
para decidir los proyectos políticos de la Unión»

¿Cuál es la vía europea hacia un futuro mejor? En concreto, ¿cómo vincular a nuestros conciudadanos con la búsqueda de soluciones positivas? Este es el gran debate cívico que inauguramos hoy, 9 de mayo, día de fiesta en Europa, en Bruselas, la capital de la Unión, con Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea. Hemos presentado a los dirigentes europeos unas propuestas concretas —lo mismo que hemos pedido que hagan los presidentes de la Comisión y el Consejo— para tratar de reequilibrar el proyecto europeo y tener más en cuenta las preocupaciones de nuestros conciudadanos en torno a siete aspectos: la democracia, la educación y la cultura, la dimensión social, el desarrollo duradero, la economía y la industria, la moneda y, por supuesto, la seguridad, la defensa y la política exterior. Pero queremos ir más lejos. Nos parece urgente dar nuevo aliento a nuestras democracias representativas fomentando una verdadera democracia deliberativa y participativa en Europa. Para ello, proponemos organizar un nuevo proceso participativo europeo que comience en otoño, cuyo propósito sea involucrar a los ciudadanos en la definición de las prioridades y los proyectos políticos de la Unión; de ahí saldrán pactos cívicos en toda la UE que comprometan la responsabilidad de los ciudadanos. Pedimos que todos los que están convencidos de que es necesario que inventemos juntos nuestro futuro se unan a nosotros y nos apoyen.

 

En nombre de los miembros de Civico Europa (civico.eu), origen del llamamiento a un nuevo Renacimiento europeo del 9 de mayo de 2016:

Guillaume Klossa (Francia), escritor, fundador de Civico Europa y autor del llamamiento a un nuevo Renacimiento europeo, fundador de EuropaNova y de los Estados Generales Europeos, antiguo asesor del grupo de reflexión sobre el futuro de Europa (Consejo Europeo); Alberto Alemanno (Italia), profesor de Derecho, fundador de Good Lobby; László Andor (Hungría), economista, excomisario europeo; Lionel Baier (Suiza), director de cine; Mars di Bartolomeo (Luxemburgo), presidente del Parlamento de Luxemburgo ; Mercedes Bresso (Italia), eurodiputada, expresidenta del Comité de las Regiones; Elmar Brok (Alemania), eurodiputado, expresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Partido Popular Europeo, Parlamento Europeo; Philippe de Buck (Bélgica), antiguo director general de BusinessEurope, miembro del Comité Económico y Social europeo; Daniel Cohn-Bendit (Francia-Alemania), ex presidente del grupo Los Verdes del Parlamento Europeo; Georgios Dassis (Grecia), sindicalista, presidente del Comité Económico y Social europeo; Leendert de Voogd (Holanda), empresario; Paul Dujardin (Bélgica), director general de Bozar; Cynthia Fleury (Francia), filósofa y psicoanalista; Markus Gabriel (Alemania), filósofo; Felipe González (España), expresidente del Gobierno de España, expresidente del Grupo de reflexión sobre el futuro de Europa (Consejo Europeo); Sandro Gozi (Italia), ministro de Asuntos Europeos; Danuta Huebner (Polonia), excomisaria europea, presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Partido Popular Europeo, Parlamento Europeo; Alain Juppé (Francia), antiguo primer ministro, alcalde de Burdeos; Alain Lamassoure (Francia), eurodiputado, exministro; Christophe Leclercq (Francia), empresario de medios de comunicación y fundador de EurActiv; Jo Leinen (Alemania), eurodiputado, presidente del Movimiento Europeo; René van der Linden (Holanda), expresidente de la Asamblea del Consejo de Europa, expresidente del Senado holandés; Robert Menasse (Austria), escritor; Jonathan Moskovic (Bélgica), responsable del proyecto G1000; Ferdinando Nelli Feroci (Italia), embajador, excomisario europeo; Johanna Nyman, presidenta del Foro Europeo de la Juventud; Sofi Oksanen (Finlandia), escritora; Erik Orsenna (Francia), escritor; Sneska Quaedvlieg-Mihailovic (Holanda/Serbia) secretaria general de Europa Nostra, movimiento para la protección del patrimonio europeo; Francesca Ratti (Italia), secretaria general de Civico Europa; Maria João Rodrigues (Portugal), exministra, vicepresidenta del grupo Socialistas y Demócratas del Parlamento Europeo; Robin Rivaton (Francia), escritor; Petre Roman (Rumanía), antiguo primer ministro; Jochen Sandig, director de la compañía de danza Sasha Waltz and Guests; Roberto Saviano (Italia), escritor; Wytze Russchen (Holanda), secretario general adjunto de Civico Europa; Nicolas Schmit (Luxemburgo), ministro de Trabajo Empleo e Inmigración; Gesine Schwan (Alemania), presidenta de la plataforma de gobernanza Humboldt-Viadrina; Denis Simonneau (Francia), presidente de EuropaNova; Guy Verhofstadt (Bélgica), antiguo primer ministro, presidente del grupo Alianza de los Liberales y Demócratas del Parlamento Europeo; Vaira Vike Freiberga (Letonia), expresidenta de la República de Letonia; Cédric Villani (Francia), matemático, Premio Fields; Luca Visentini (Italia), secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos; Sasha Waltz (Alemania), coreógrafa y bailarina, y Wim Wenders (Alemania), cineasta.

 

Crisis de los refugiados: Slowenia, la marcha de la verguenza

Carros de combate, camiones y 140 soldados han sido desplegados en la frontera mientras el Parlamento vota las reformas legales. El titular esloveno del Interior alega que, desde que Hungría cerró su paso con Croacia el viernes, 19.000 personas han llegado a su país.

Eslovenia, desbordada por la crisis de los refugiados IMAGEN: SRDJAN ZIVULOVIC REUTERS

Vea aquí el video de esta marcha

Alberto Rojas, 20 octubre 2015 / EL MUNDO

La enorme columna de refugiados e inmigrantes que cruza Eslovenia, la mayoría de origen sirio, deja una imagen propia de otra época que se creía superada por la caída de lo muro y la construcción de la Unión Europea. Un hombre a caballo, seguido por una hilera de cinco policías con porra y casco, antecedían este martes a miles de personas que consiguieron cruzar la frontera entre Croacia y Eslovenia, con militares a ambos lados de la marcha, para evitar que nadie tuviera la tentación de salir del rebaño.

el mundoLos refugiados que entren a Eslovenia saldrán de Eslovenia. Ese es el mantra que repite el Gobierno de este pequeño país balcánico, cuyas acciones y declaraciones se parecen bastante a las realizadas por el Ejecutivo de Viktor Orban, en Hungria, antes de que levantara el doble muro fronterizo con Serbia y Croacia. De momento, ha desplegado al ejército para reforzar el control de sus fronteras. Columnas de tanques y camiones militares han tomado posiciones por toda la línea divisoria entre Eslovenia y Croacia. Además, ha solicitado la ayuda de la UE después de que se haya visto desbordado por la llegada de casi 20.000 refugiados en los últimos cuatro días, informa Efe.

«Eslovenia pide a los países miembros de la UE y a las instituciones europeas que tomen parte activa en afrontar este peso de magnitud desproporcionada para nuestro Estado», señaló el Gobierno del centrista Miro Cerar, que asegura que este país de dos millones de habitantes «ha superado su capacidad para acoger y atender a los miles de refugiados que han entrado en su territorio» después de que Hungría sellase su frontera con Croacia el pasado sábado. Eslovenia ha tratado de limitar el flujo de entradas, lo que ha provocado grandes tapones en otras fronteras. Sólo dejará pasar a 2.500 refugiados al día y nadie volverá a entrar hasta que estos mismos salgan por Austria.

El problema es que el invierno se echa encima y la gente se ha cansado de esperar: alrededor de 2.000 inmigrantes y refugiados se escaparon este martes de un centro de tránsito en Sentilj, una localidad eslovena cercana a la frontera con Austria. «Se marcharon por la fuerza y arbitrariamente a Austria. Rompieron la valla, todo que tenían delante, no cuidaron de nada, ni de sus propias mujeres», declaró a la agencia de noticias eslovena STA una representante del Ministerio de Defensa. Según esta misma fuente, la policía usó gas pimienta en este y en otros incidentes, pero hasta ahora no se han registrado heridos. En Brezice, cerca de la frontera con Croacia, los agentes también emplearon gases para detener a 3.000 refugiados que pretendía salir del centro y proseguir camino hacia la frontera austríaca.

Para detener esta huida desesperada, las autoridades eslovenas no descartan otro tipo de «barreras físicas» para mejorar el control de las entradas, aunque no han hablado de construir un muro de 670 kilómetros de frontera con Croacia, al estilo húngaro.

Amnistía Internacional denuncia las condiciones terribles en las que avanzan estas columnas de refugiados. «Las autoridades croatas y eslovenas deben buscar con urgencia soluciones eficaces, ya que no tardarán en sumarse miles de refugiados y solicitantes de asilo a los varios centenares que han quedado atrapados durante la noche entre los puestos fronterizos».