Libertad de Expresión

Carta a los intolerantes: Tienen derecho de opinar, mas no se censurar. De Paolo Luers

9 abril 2019 / MAS! y EL DIARIO DE HOY

¿Hasta qué punto realmente somos tolerantes? Se demostrará con el grado de nuestra tolerancia con los intolerantes.

¿Hasta qué punto estamos dispuestos a defender la libertad de expresión? Se demostrará cuando quieren callar a alguien cuyas opiniones rechazamos. ¿Defenderemos su derecho de expresarse libremente?

La señora Julia Regina de Cardenal se destaca por su manifiesta intolerancia en temas de religión, feminismo, y sexualidad. Rechazo casi la totalidad de las opiniones que ella publica. Sin embargo, no me causó ninguna gracias cuando en Twitter apareció una señora llamada Sofía Gretti anunciando orgullosamente “Acabé con la Julia Homofóbica Regina Cardenal”. Resulta que la usuaria @sofiagretti95 había hecho las gestiones con el servicio de denuncia de Twitter para que temporalmente restringieran la cuenta de la señora de Cardenal. Y ella y sus seguidoras lo estaban celebrando en esta red social como “triunfo contra la intolerancia”.

Sin embargo, era lo contrario: otro triunfo de la intolerancia. El que lo resumió bien fue Marvin Galeas. Reprodujo en su cuenta de Twitter el triunfante tuit de Sofía Gretti, y lo comentó así: Se puede o no estar de acuerdo con las opiniones de Julia de Cardenal, lo que no se vale es acallar una posición y celebrarlo de esta manera.”

100% de acuerdo con Marvin Galeas.

La que no estuvo de acuerdo fue Sofía Gretti. Inmediatamente bloqueó a Marvin Galeas. Hay que detenerse en este: La que en nombre de la lucha contra la intolerancia pidió a Twitter que cierre la cuenta de Julia Regina de Cardenal bloqueó a Marvin por desacuerdo con su opinión.

Es más, cuando Marvin publicó en su cuenta en Twitter el anuncio que Sofía Gretti lo había bloqueado, ella tomó una medida aun más radical: Puso candado a su cuenta de Twitter, o sea la bloqueó al público. Terminándose la tolerancia, se terminó la comunicación…

El mismo día detecté en el periódico español El País una columna de Almudena Grandes, titulada “Estómago”. Casi siempre leo sus columnas, aunque casi nunca estoy de acuerdo – y muchas veces me enojo encendidamente con ella, como cuando escribió que había tantas opiniones sobre Venezuela que ella ya no sabía a quién creer, a Nicolás Maduro o a Juan Guiadó.

Casualmente, Almudena ella escribió este día sobre el mismo tema: la intolerancia y la libertad de expresión. Como para provocarme, en la primera parte de la columna le echó una gran regañada a una mujer y dirigente política que yo adoro: Inés Arrimadas, la dirigente del partido opositor “Ciudadanos” en el parlamento catalán. Y cuando ya me tenía encendido, Almudena dio un inesperado giro a su columna, describiendo como el presidente del Parlament, de manera grosera, trató de callar a Ines, quitándole la palabra. La moraleja de la columna: “Si democracia no es una palabra hueca, ser demócrata consiste en defender los derechos y las libertades de personas que dan dolor de estómago. En mi caso, sin ir más lejos, Inés Arrimadas.”

Bueno, a mi me da dolor de estómago la Santa Inquisición en todas sus formas. La católica de la señora Julia Regina, arremetiendo contra las feministas – e igual la inquisición feminista de la señora Sofía Gretti, que trata de callar a las voces que no le gustan. Pero nadie debería censurar a doña Julia – y tampoco debería autocensurarse doña Sofía. Con la censura y con la autocensura se corta toda posibilidad de comunicación.

Saludos,

Estómago. De Almudena Grandes

Ser demócrata consiste en defender los derechos y libertades de personas con las que no estamos en absoluto de acuerdo.

Ines Arrimadas en el Pleno del Parlament el pasado miércoles. Joan Valls GTRE

8 abril 2019 / EL PAIS

Hace poco más de una semana, unas declaraciones de Inés Arrimadas me dieron dolor de estómago. Miquel Iceta había dicho que, si en algún momento, los independentistas catalanes llegaban al 65%, el Estado español tendría que encontrar un mecanismo para encauzar el problema. Es una opinión razonable, que Arrimadas tergiversó, en un grado de obscenidad difícil de superar, al decir que la estrategia del PSC era esperar a que el independentismo creciera hasta el 65% para romper España. Nos estamos acostumbrando a los discursos repugnantes, pero una cosa son los candidatos, que vienen y van, dando más o menos asco, y otra las instituciones, cuya esencia consiste en permanecer. Por eso, cuando mi estómago no se había recuperado todavía, me dolió mucho más la actuación de Josep Costa, diputado de JxCat y presidente accidental del Parlament —en ausencia de Roger Torrent, que había ido al médico—, cuando mandó callar a Arrimadas en el estrado de la Cámara catalana.

La líder de Ciudadanos recordaba una serie de tuits auténticos de Quim Torra, por su contenido xenófobo y supremacista, cuando Costa, que en aquel momento era el presidente de la Cámara en la que reside la soberanía popular de todos los catalanes, la interrumpió para defender al president. Llegó a pedirle que se callara porque, desde que ocupaba ese cargo, Torra no había escrito esas cosas. La grosera, bochornosa censura de Costa, en una sala llena de lazos amarillos y carteles por la libertad de expresión, me indignó sobremanera, pero reforzó mis convicciones. Porque, si democracia no es una palabra hueca, ser demócrata consiste en defender los derechos y las libertades de personas que dan dolor de estómago. En mi caso, sin ir más lejos, Inés Arrimadas.

«OSCURO», el comic de la controversia: Los 6 capítulos juntos

Aquí presentamos juntos todos los 6 capítulos del comic “Oscuro”, diseñado y distribuido en el marco de programas de prevención de la violencia. Miles de ejemplares de estos folletos fueron decomisados por la PNC, y el ministro de Seguridad Mauricio Ramírez Landaverde sostuvo que se trata de contenidos que promueven la violencia. Para que los lectores se puedan formar su propia opinión, Segunda Vuelta decidió publicar los 6 capítulos. Y también porque consideramos que la policía no tienen facultad de decidir lo que podemos o no podemos leer.

Segunda Vuelta

Lea la carta de Paolo Luers sobre “Oscuro” y  la PNC

Capítulo 1

 

Lea también:

Policía decomisa cómic sobre violencia sin orden judicial

Así es el cómic sobre violencia decomisado por la PNC

 

Capítulo 2

 

Capítulo 3

 

Capítulo 4

Capítulo 5

 

 

Capítulo 6 (y último)

-EL FIN-

‘OSCURO», sexta y última entrega. El comic censurado por la PNC

Con el capítulo 6 terminamos la publicación del comic “Oscuro”, diseñado y distribuido en el marco de programas de prevención de la violencia. Miles de ejemplares de estos folletos fueron decomisados por la PNC, y el ministro de Seguridad Mauricio Ramírez Landaverde sostuvo que se trata de contenidos que promueven la violencia. Para que los lectores se puedan formar su propia opinión, Segunda Vuelta decidió publicar los 6 capítulos. Y también porque consideramos que la policía no tienen facultad de decidir lo que podemos o no podemos leer.

Segunda Vuelta

Si no ha visto las primeras entregas de “Oscuro”, léalas aquí:
OSCURO 1
OSCURO 2
OSCURO 3
OSCURO 4
OSCURO 5
Lea la carta de Paolo Luers sobre “Oscuro” y  la PNC

5 diciembre 2018 / SEGUNDA VUELTA

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«OSCURO», el comic sobre violencia que la PNC quiere prohibir. Entrega 5

Presentamos el capítulo 5 del comic “Oscuro”, diseñado y distribuido en el marco de programas de prevención de la violencia. Miles de ejemplares de estos folletos fueron decomisados por la PNC, y el ministro de Seguridad Mauricio Ramírez Landaverde sostuvo que se trata de contenidos que «promueven la violencia». Para que los lectores se puedan formar su propia opinión, Segunda Vuelta decidió publicar los 6 capítulos. Y también porque consideramos que la policía no tiene facultad de decidir lo que podemos o no podemos leer.

Segunda Vuelta

Si no ha visto las primeras entregas de “Oscuro”, léalas aquí:
OSCURO 1
OSCURO 2
OSCURO 3
OSCURO 4
Lea la carta de Paolo Luers sobre “Oscuro” y  la PNC

4 diciembre 2018 / SEGUNDA VUELTA

 

 

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«Oscuro», el comic decomisado por la PNC. Entrega 4


Presentamos el capítulo 4 del comic «Oscuro», diseñado y distribuido en el marco de programas de prevención de la violencia. Miles de ejemplares de estos folletos fueron decomisados por la PNC, y el ministro de Seguridad Mauricio Ramírez Landaverde sostuvo que se trata de contenidos que ‘promueven a violencia’. Para que los lectores se puedan formar su propia opinión, Segunda Vuelta decidió publicar los 6 capítulos. Y también porque consideramos que la policía no tienen facultad de decidir lo que podemos o no podemos leer.

Segunda Vuelta

Si no ha visto las primeras entregas de “Oscuro”, léalas aquí:
OSCURO 1
OSCURO 2
OSCURO 3
Lea la carta de Paolo Luers sobre “Oscuro” y  la PNC

29 noviembre 2018 / SEGUNDA VUELTA

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No queremos censura ni de derecha ni de izquierda. De Erika Saldaña

Erika Saldaña, colaboradora de la Sala de lo Constitucional

8 octubre 2018 / EL DIARIO DE HOY

En los años setentas no se podían criticar a los gobiernos militares. Nada de debates donde estuviera la oposición. Oír a Los Guaraguao, Mercedes Sosa o Silvio Rodríguez era arriesgado. Ser un peludo mal vestido esquinero te convertía, como dice Roque Dalton, en un siempre sospechoso de todo. Se decomisaban libros y se prohibían viajes. El gobierno determinaba qué era lo mejor para sus ciudadanos. No podemos volver a esas épocas.

Un “republicano” nacionalista y otros más quieren que el grupo Marduk no dé un concierto porque dicen que es satánico. Yo no lo iría a ver. Pero, ¿quién soy yo para decir que otros no lo vean? El Gobierno quiere regular los programas con contenido violento; este país no ha necesitado ni de “Pablo Escobar” ni de “Narcos” para convertirse en uno de los más violentos del mundo. Por eso es absurdo y potencialmente peligroso darle alas a una ley que busque regular lo que vemos, porque luego será cómo pensamos, vestimos, etc. La libertad solo necesita una generación o menos para extinguirse sino de la defendemos de quien sea.

El ministro de Gobernación presentó una propuesta de “Ley de Espectáculos Públicos, Cinematografía, Medios de Comunicación y Publicidad”, con la finalidad de que los medios de comunicación “como principales generadores de opinión pública, contribuyan con la difusión del pensamiento con responsabilidad, respeto y objetividad”. Hasta ahí todo tranquilo. Pero es imposible que no se enciendan las alarmas cuando empezamos a leer “evaluación, monitoreo y regulación de contenidos televisivos, radiales y cinematográficos”, “inconveniencia de espectáculos públicos que propicien la pérdida de valores” y que están sujetos a dicha ley hasta las personas naturales que realicen difusión del pensamiento e ideas, como yo con esta columna.

La idea de regulaciones a la libertad de expresión no es nueva ni exclusiva del Gobierno. La diputada Lucía de León, de ARENA, hace varios meses propuso clasificar “La Bella y la Bestia” como película para mayores de edad, todo por una “escena gay” tan irrelevante que muchas personas ni cuenta se dieron; la misma diputada planteó cambiarle el nombre a “La Puerta del Diablo”, ya que ese nombre “llama a la maldad”. Aquí también se intentó impedir la inscripción de una asociación gay por “atentar contra la moral”. Entre ARENA y FMLN pareciera que hay poca diferencia. Como que les apetece a ambos censurar. ¿Vivimos en una república o no? ¿Dónde queda la libertad y el libre desarrollo de la personalidad?

Sin libertad de expresión o de pensamiento –parafraseo a George Washington– como ovejas seremos llevados al matadero. La libertad de expresión es pilar fundamental de cualquier república. La libertad implica la posibilidad que cada quien desarrolle una vida plena, en la que pueda ocupar su propio discernimiento para la toma de decisiones que lo lleven a la autorrealización. Es la facultad de tomar decisiones sin verse determinado por la voluntad de otros, incluido el Estado.

La libertad de expresión “es el derecho de toda persona a emitir, sin interferencia indebida del Estado o de los particulares, ideas, opiniones y juicios, ya sea de palabra, por escrito o a través de cualquier otro medio”. Es nuestro derecho a decir lo que pensamos sin ninguna restricción y a recibir la información o producto que consideramos relevante.

Un concierto, una serie o una película no agravan la violencia ni condicionan la moral de una sociedad. El problema de las regulaciones a la libertad de expresión son las interpretaciones que haga el gobernante de cuestiones indeterminadas como la moral, buenas costumbres o valores. Alguien puede prohibir la música de Marduk por satánica o el reggaetón por vulgar; así podrían prohibir la música de Elton John por ser gay, la de Luis Miguel por considerarla machista. Vamos a depender de los gustos de la autoridad de turno. Ningún gobierno debe determinar las preferencias de sus ciudadanos o qué es bueno para ellos. Esa es una decisión personal.

Debemos tener claro que no todos pensamos igual. Nos agradan y nos ofenden cosas distintas. Defendemos causas diferentes. Las preferencias individuales o susceptibilidades de un grupo de personas no pueden condicionar los comportamientos colectivos; permitir eso abre la puerta a conductas autoritarias o totalitarismos. Ni el gobierno ni grupos políticos son guardianes de la moral de este país. No queremos censura ni de derecha ni de izquierda.

A los censores de todos los partidos. De Ricardo Avelar

8 octubre 2018 / EL DIARIO DE HOY

“Y cuando los discos de los Beatles no se podían tener, los chicos descubrieron que sus padres los escuchaban también”.

En 1993, el cantautor Carlos Varela dedicó una de sus más célebres piezas a la nostalgia de crecer en una Cuba con televisores rusos, superhéroes fabricados en el socialismo y sin árbol de Navidad o Santa Claus. En “Memorias”, toma de la mano a quien lo escucha y lo lleva a recorrer ese barrio que parece nunca cambiar.

Dentro de esta canción se respira la melancolía de una infancia sencilla a la que en apariencia no le faltó nada a pesar de estar alejada de las comodidades occidentales. Sin embargo, una inspección más cuidadosa de las letras de Varela revela la incomodidad de muchos artistas cubanos de la segunda mitad del siglo XX: la censura.

Eso sí, lo hace siguiendo su estilo, de manera burlona y sarcástica. Varela nos recuerda que en la “isla siempre fiel” los discos de los Beatles estaban prohibidos. En efecto, a inicios de los setentas, el director del Instituto Cubano de Radio y Televisión, Jorge Serguera, impidió la difusión de esta y otras bandas por considerar entre otras cosas que el inglés promovía el capitalismo y valores estadounidenses.

Varela nos aclara que la prohibición era fácil de burlar y que no solo no lograba su objetivo, sino que unía más aquellos que de cualquier manera pensaban consumir lo restringido. Décadas después, el mismo Serguera admitió que él disfrutaba la música de los Beatles en privado. Y así como él, cientos de jóvenes se escondían en los parques a escuchar al cuarteto británico en sus reproductores de cassettes.

En pleno 2018, parece que la clase política de El Salvador no ha aprendido las numerosas lecciones de los colapsados modelos autoritarios del siglo XX y los pocos que sobreviven en el presente. Líderes de izquierdas, derechas, y nuevas tendencias (?) han optado por ceñirse al viejo libro de jugadas de esos regímenes, incluyendo el intento de vigilar la emisión de contenido con oscuras definiciones de lo “inapropiado”, lo “inmoral” o lo “pernicioso”.

Afortunadamente, esta espuria batalla no es monopolio de uno u otro bando. Digo afortunadamente porque nos permite constatar que la censura, como cualquier otro rasgo autoritario, le puede pertenecer a cualquier bando, así que no nos dejaremos estafar por falsos demócratas ni repetir la cantaleta de que una corriente es más noble que otra. Las motivaciones pueden ser distintas, pero las herramientas se parecen demasiado.

Hace una semana, en medio de un mar de apremiantes prioridades, dos diputados de ARENA ingresaron a la Asamblea Legislativa un recomendable para impedir la presentación del grupo musical Marduk. Estos alegaban que lesiona la moral de los salvadoreños y uno de los diputados incluso habló de proteger al pueblo mayoritariamente cristiano, cuando eso no tiene nada que ver con su trabajo.

Más parece que los legisladores Ricardo Velásquez Parker y Karla Hernández cedieron a la tentación demagógica de los discursos moralistas y de apelar a un segmento reaccionario de la población, lesionando en el camino la libertad de expresión y olvidando por que El Salvador no tiene un estado confesional.

Y cuando la población encontraba estupor en este burdo intento de censura, el FMLN decidió no quedarse atrás. La semana anterior, dos diputados y el ministro de Gobernación presentaron un anteproyecto para regular contenidos audiovisuales. Este contempla posible censura previa, lo que riñe con la Constitución y múltiples tratados de libertad de expresión. Además, abre la puerta a regular contenido de noticieros, bajo la excusa de proteger a nuestra niñez de la violencia, cuando esta misma niñez convive con muertes y robos todos los días en sus comunidades.

En cuanto a los otros líderes políticos en ciernes, su actitud hacia la prensa y su promoción de medios fake-news-propagandísticos habla con elocuencia de su postura en este debate.

No olvidemos, pese a estos intentos, que la censura es la más torpe de las medidas del libro de jugadas autoritario. Es fácilmente franqueable, genera desconfianza y resentimiento en autoridades que por alguna torpe razón se creen eternas y une a aquellos comprometidos con la democracia. Muy pronto descubriremos que los censores son minoría y que a la libertad de expresión —y libertad en general— es imposible ponerle muros o mordazas.

@docAvelar

La ley mordaza. De Manuel Hinds

4 octubre 2018 / EL DIARIO DE HOY

El gobierno y el FMLN han presentado con cara de gran inocencia un proyecto de ley que daría al gobierno el poder de censurar los medios de comunicación. El pretexto que justifica la imagen de inocencia es que el gobierno, preocupado por la negatividad de las noticias y por el impacto que ellas y la transmisión de novelas y películas con crímenes tienen en la actitud de la ciudadanía, desea contribuir a mejorar dicha actitud a través de establecer un sistema de censura que le dejaría al gobierno el poder de decidir qué se publica y que no.

En esto el FMLN se está pasando de vivo. La depresión colectiva que existe en la población del país, evidente en el número de los que se quieren ir a vivir a otro país, equivalentes al 75 % de la población, es un sin duda una fuente de preocupación. También es cierto que es terriblemente depresivo enterarse de la cantidad de crímenes que se cometen diariamente en el país, y del desastre en el que están todos los servicios públicos, con las escuelas y las unidades de salud cayéndose y con el sistema entero de salud sin medicinas ni materiales médicos.

También es cierto que todo esto es deprimente para un partido que se enfrenta a sus hechos viendo que todo lo que prometieron por décadas ha sido un enorme fracaso, que metieron al país en una guerra fratricida y sangrienta para lograr este enorme desastre, y que luego lo endeudaron enormemente sin poder enseñar nada por todo el dinero que han gastado. Esto podría describirse parafraseando lo que Edmund Burke escribió hace dos siglos sobre la Revolución Francesa, “¡Siguiendo estas falsas luces, el FMLN ha comprado calamidades sin par a un precio por el que cualquier nación hubiera podido comprar las más claras bendiciones!”.

Pero esconder la verdad no es la manera de mejorar esta situación. Ese es un método que solo se les ocurre a los tiranos y a los incompetentes, que fue muy usado en la Unión Soviética y que todavía es muy usado en Cuba y en Venezuela, en donde Castro y Maduro pintan la vida en sus países como si fueran utopías en un esfuerzo vano de tapar las tristes realidades que sufren sus ciudadanos.

Pero hay que ser muy ingenuo para creer que estas preocupaciones puramente sicológicas son la verdadera razón por la que el FMLN y el gobierno han presentado este proyecto de ley. Ellos tienen un problema terrible en sus manos. Han tenido los dos gobiernos peores en la historia del país y ya no pueden ocultar los resultados del desperdicio, las ineficiencias y los daños institucionales que ellos han causado al país y no pueden ya echarle la culpa a gobiernos anteriores por ellos. Las consecuencias de sus acciones los han alcanzado y no encuentran ya ninguna manera de evitar que el electorado se los haga pagar en las elecciones de 2019. Es por esta razón electoral, no porque estén preocupados por la sicología del pueblo y de ellos mismos, que el FMLN quiere controlar los medios de comunicación y hacer parecer que todo está muy bien.

Pero hay otros motivos para la censura además de ocultar fracasos por razones electorales. También permite sofocar noticias que pueden generarse en el contexto de las elecciones presidenciales que vienen y de los arreglos secretos que el gobierno está realizando con China. En un artículo anterior escribí sobre la crisis constitucional que se ha planteado porque la alianza del FMLN y GANA está bloqueando la elección de la Sala de lo Constitucional. Con esta acción, esta alianza ha eliminado la protección que la Sala puede dar a los derechos constitucionales de la ciudadanía. Pero también ha neutralizado a la Asamblea porque el Presidente de la República puede vetar cualquier ley que esta apruebe, diciendo que veta por inconstitucionalidad. En este caso, la Sala debe decidir si la ley propuesta es constitucional o no, pero como no hay Sala, lo que priva es lo que decidió el Presidente, hasta que haya Sala. No tenemos defensa frente al Ejecutivo. Es obvio que una ley que censure los medios sería muy conveniente para el gobierno en estas circunstancias, para que la ciudadanía ni se dé cuenta de lo que le pasó.

Carta a los aprendices de censores: Aquí hay libertad de expresión. De Paolo Luers

4 octubre 2018 / MAS! y EL DIARIO DE HOY

Diputados y burócratas:
La libertad de expresión es el corazón de la democracia. Su gemela es el derecho del ciudadano de tener acceso libre a las noticias, opiniones, obras de arte, películas, diversiones y cualquier otra expresión cultural que quiere. Libre de control estatal.

Para conquistar esta libertad se libró una guerra. Ambos bandos tuvieron la libertad de expresión en sus banderas. Unos la vieron pisoteada por un Estado autoritario, otros la vieron amenazada por un movimiento insurgente, al cual vieron intenciones totalitarias. Al fin todos nos pusimos de acuerdo en construir un Estado democrático que garantice la libertad de expresión y sin espacio para censura.

Parece que no todos comparten este consenso fundamental. Dentro de una sola semana hubo tres intentos de volver a establecer censura en nuestro país. Un diputado de ARENA presentó un “dictamen recomendable” para exigir al gobierno que prohíba el concierto de una banda de heavy metal. Bueno, siempre hay algunos fanáticos que están dispuestos a sacrificar la libertad de expresión para imponer sus gustos o disgustos. Lo grave no es un diputado desequilibrado, sino el hecho que esta noción encontró una mayoría de 48 votos en la Asamblea.

Días después, el ministro de Gobernación y varios diputados del Frente presentaron una iniciativa de ley para “regular” y “normar” los contenidos de los medios de comunicación, incluyendo canales de cable y servicios como Netflix. No lo llaman así, pero es censura – y censura está explícitamente prohibida en nuestra Constitución. Es el mismo ministerio de Gobernación que diariamente coloca rótulos en las pantallas de televisión que advierten que los programas de entrevistas y debates no son aptos para menores de 18 años. O sea, el que mañana debe votar, hoy no debe ver a los candidatos en entrevistas. ¿Qué mentalidad hay detrás de estos burócratas censores?

El mismo día, un funcionario de aduanas se arrogó la potestad de no dejar entrar al país un lote de un libro llamado “El Niño de Hollywood”, que cuenta la historia de un pandillero, quien luego de servir como testigo criteriado, es abandonado por el Estado y asesinado. El argumento del funcionario: “Contenido pernicioso”.
¿Vamos a permitir que el Estado -sean diputados, sea un ministro, sea un funcionario de aduana- decida qué libros, conciertos o películas podemos consumir? Obviamente, no.

Todos nos topamos con películas, noticieros, libros o discos que detestamos. Pero todos somos diferentes y preferimos o rechazamos cosas distintas. Este dilema comienza en la familia. La única forma de resolverlo es con tolerancia – y con la regla que nadie tiene el derecho de imponer sus gustos o disgustos a los demás. Ciertamente no el Estado. Esto establece la Constitución, y aplicándola, ninguna de las tres iniciativas de censura arriba mencionadas tiene validez. El “recomendable” del diputado armado, aprobado por 48 diputados, choca con la Constitución, igual que la iniciativa de una nueva Ley de Mordaza del ministro de Gobernación – y la censura ejercida por un funcionario de aduana constituye el delito de acto arbitrario.

Cualquiera tiene derecho de criticar los contenidos de libros, películas y conciertos, en los términos duros que quiere – este es otro derecho ciudadano protegido por la libertad de expresión. Pero el Estado, en todas sus expresiones, tiene que ser neutral en estos asuntos, porque es de todos, incluyendo de los consumidores de conciertos o libros polémicos.


Los intolerantes de todos los colores siempre van a pedir censura, motivados por fanatismo religioso o estrechez ideológica, o simplemente por ínfulas de poder y control. Y si no nos cuidamos, van a actuar de censores. Depende de nosotros pararles sus pretensiones autoritarias.


Saludos,