Presentamos el capítulo 4 del comic «Oscuro», diseñado y distribuido en el marco de programas de prevención de la violencia. Miles de ejemplares de estos folletos fueron decomisados por la PNC, y el ministro de Seguridad Mauricio Ramírez Landaverde sostuvo que se trata de contenidos que ‘promueven a violencia’. Para que los lectores se puedan formar su propia opinión, Segunda Vuelta decidió publicar los 6 capítulos. Y también porque consideramos que la policía no tienen facultad de decidir lo que podemos o no podemos leer.
Señor Bukele: Si comparo su discurso en la Universidad de El Salvador con sus exposiciones en FUSADES, me pregunto cuál de los dos realmente refleja sus concepciones e intenciones. Ante los estudiantes, un discurso incendiario contra el gran capital – ante los empresarios la promesa de proteger al sector privado. Ante un público de izquierda, como en la UES, expresiones de desprecio y amenaza a las instituciones, por ejemplo la Asamblea Legislativa y la Fiscalía General – ante un público supuestamente de derecha, en FUSADES, el compromiso de respetar la institucionalidad y de cuidar la seguridad jurídica.
Un día se nos presenta un candidato queanuncia que va a “gobernar con el pueblo”, organizándolo en “Comandos” y movilizándolo contra cualquier obstáculo institucional o político que enfrentaría su gobierno – y el día siguiente asegura en FUSADES que será garante de la institucionalidad. Estas contradicciones no abonan a su credibilidad y no construyen confianza.
Usted ha tenido la suerte que en FUSADES lo trataron con guantes de seda. Sus interlocutores fueron demasiado educados (otros dirían “blandengues”) como para toparlo con sus incongruencias y su doble cara. O para desnudar la ausencia de conceptos claros, estructurados que uno espera de un candidato presidencial. Esto tiene que ver con la admirable capacidad de victimizarse que usted ha mostrado: víctima de todo el sistema de “los desiempre”, de los poderes fácticos, de los medios de comunicación, y de campañas negras. Las campañas de ataque en redes sociales, por parte de actores anónimos, realmente son contraproducentes: crean un clima en el cual personas decentes y competentes, como los de FUSADES, se sienten inhibidos a ejercer la debida y rigurosa crítica.
Usted se presenta como un político nuevoque trasciende las ideologías. Para muchos suena bien. Para mi, no. Desconfío de políticos que dicen no tener ideología. Sospecho que son oportunistas. Trascender ideologías no significa navegar con diferentes banderas, dependiendo de la audiencia. No significa no tener posiciones claras y coherentes, sino más bien marcar posiciones claras, pero sin permitir que sean obstáculos para buscar entendimientos y acuerdos con quienes tengan otras posiciones. Esto es pragmatismo, realismo y voluntad de concertación.
La ambigüedad es su principal debilidad. Puede interpretarse como mentira o como falta de claridad y principios. Pero cualquiera de las dos cosas lo descalifica como líder de una nación que necesita resolver sus serios problemas.
Usted tiene que decidirse si quiere reformar el sistema de democracia pluralista que hemos construido a partir de los Acuerdos de Paz – o si quiere seguir descalificándolo e insinuar que pretende cambiarlo de forma y fondo. Si es lo primero, deje de usar el discurso de anti política, descalificando el diseño institucional del país. Si es lo segundo, tenga el valor de decir con franqueza con qué pretende sustituirlo – y convierta las elecciones en un referéndum sobre un cambio de sistema.
Las caravanas que se dirigen a Estados Unidos están siendo protagonistas de una tragedia entendida como en la Antigua Grecia—una historia que inevitablemente termina en grave daño para el protagonista como consecuencia de un defecto de éste, o de un error cometido por el mismo. El daño final está determinado por la colisión entre el propósito de los héroes (los participantes de las caravanas), y los propósitos de un actor infinitamente más poderoso, que no puede permitir que ellos triunfen, por razones que los héroes mismos, en su desesperación, no pueden comprender.
Como todo país soberano, Estados Unidos tiene que controlar sus fronteras de acuerdo a sus políticas migratorias. Siendo una nación desarrollada, con un régimen que protege los derechos individuales, con muchas oportunidades económicas, y que provee a sus pobladores con muchos beneficios sociales, Estados Unidos es muy atractivo para la migración, y atrae muchos más inmigrantes que los que puede absorber. Por muchos años el país ha recibido muchos inmigrantes, incluyendo muchos que se han colado ilegalmente por las frontera con México o que se han quedado al expirar sus visas de entrada. El movimiento de ilegales ha sido tal que era irrealista esperar que el gobierno estadounidense no iba eventualmente a tomar medidas para cortarlo—como lo haría nuestro gobierno si estuviéramos en esa situación. Esto constituye una parte de la tragedia, el obstáculo que inevitablemente va a detener el acto heroico del protagonista.
La otra parte de la tragedia, la acción del héroe condenada al fracaso, es también fácil de comprender. Son personas y familias, destrozadas por la espantosa violencia que azota a nuestros países en Centro América, así como por la falta de oportunidades económicas, que se ven forzadas a huir de sus lugares de origen y enfocan sus esperanzas en el país más desarrollado a su alcance, Estados Unidos.
La prensa nacional e internacional ha reportado las historias desgarradoras de esta nuestra gente caminando, muchos con hijos enfermos y algunos incapacitados, caminando, caminando hacia un cielo que no se les abrirá. En un artículo del periódico británico he Guardián, el autor, brean Mealer, caminando con nuestros hermanos, recuerda a lo que él llama los fantasmas de migrantes anteriores que los acompañan, los migrantes de El Salvador y Cuba Rusia y Alemania, de los campos de la muerte en Sudán, Irak y Siria, los hebreos en el desierto, la saga de una mujer embarazada de Nazaret siguiendo una estrella para huir de un tirano, y la odisea de su propia familia durante la Gran Depresión de los 1930s, inmortalizada por John Steinbeck en su novela “Las Uvas de la Ira”, que los llevó del centro de Estados Unidos para llegar a una California que los recibió con policías armados que no los dejaron entrar.
La odisea es desgarradora. Desgraciadamente, Estados Unidos no puede hacer una excepción con estas caravanas. Si las deja entrar sin pasar por el proceso legal de solicitar asilo el país se les inundaría con millones de personas que están dispuestas a caminar hasta la frontera de Estados Unidos con tal de cambiar sus vidas. Y, como se evidenció en un artículo publicado hace un par de días en El Diario de Hoy, los asilos aprobados representan una minoría infinitesimal de las solicitudes.
He aquí pues la tragedia. Pero hay un lado luminoso en ella. El comportamiento de México, su gobierno y sus ciudadanos, con nuestros hermanos, que en todo el camino los han acogido como propios. En todas las tristes historias de éste éxodo, en medio de su trágico ritmo, aparecen mexicanos que dan aliento, comida y abrigo, transporte, servicios médicos, medicinas y apoyo moral a los centroamericanos que van pasando junto a ellos—muchos de ellos compartiendo con los nuestros cosas que a ellos no les sobran. En todas partes hay gente caritativa, pero los mexicanos han ido mucho más allá de eso, pagando buses, dando aventones en camiones, haciendo tamales y sandwiches, dando albergues, y, más que nada, dando cariño.
Eso es algo que nosotros, salvadoreños, no podemos olvidar jamás, sería vergonzoso hacerlo.
Los mexicanos han demostrado ser nuestros hermanos, y amor con amor se paga.
La palabra “descontento” ha sido el más claro protagonista en una campaña electoral que inició, más o menos burdamente, hace aproximadamente un año. Los candidatos de los partidos tradicionales tomaron el descontento en su dimensión sociopolítica más común, y partieron de ahí para proponer fórmulas, unas gastadas y otras novedosas, para entusiasmar a los votantes.
Mientras tanto, el retador, l’enfant terrible, tomó el descontento, lo engordó con medias verdades y lo ha empleado incesantemente como grito único de batalla.
Ambas estrategias presuponen nociones muy diferentes sobre los salvadoreños. ARENA y FMLN se saben desgastados por su ineficaz ejercicio del poder, pero intentan tomar distancia de los errores de sus respectivos partidos y proponen, ante un pueblo escéptico, algunos caminos de solución, al menos para empezar a revertir las tendencias más indeseables. Asumen que hay interés en los votantes por conocer esas propuestas, saben que no pueden ofrecer más de lo mismo y confían en la capacidad analítica de la gente, aun sabiendo que el voto tiene importantes componentes ideológicos y emocionales.
Por su parte, Nayib Bukele le apostó simplemente al descontento y a la efervescencia de emociones negativas que esa condición subjetiva incuba. Asume que a la gente se le puede manipular fácilmente, da por sentado que la gente no quiere molestarse en analizar realidades complejas o no tiene la capacidad para hacerlo y, por consiguiente, les transmite un mensaje muy simple: Los partidos que se han alternado en el ejercicio del poder ya tuvieron su oportunidad y demostraron que no pueden… Yo sí puedo, soy el único que puede. No cargo con el lastre del pasado, soy el constructor del futuro.
Más allá de la evidente falsedad de la imagen que se ha labrado Bukele, puesto que no es un actor nuevo en la escena política y tampoco es tan inmaculado como pretende parecer, lo que resulta más interesante es la actitud de sus seguidores.
Es normal que una buena cantidad de gente le ponga cien candados a su mente y se encierre en su mundo ideológico, rechazando cualquier información o razón que pudiera sacudir el fundamento de sus creencias. Eso lo conocen muy bien ARENA y FMLN y lo identifican como voto duro. Esa misma es también, por cierto, la actitud de los fanáticos religiosos, que cada día incursionan más en la política. Pero el caso de los seguidores de Bukele no parece explicarse por adhesiones ideológicas, se centra y se agota en la persona del líder, mejor dicho, en la percepción que se tiene del líder. Bukele tiene simpatizantes en todos los grupos de edad, pero les resulta mucho más atractivo a los jóvenes que a los mayores. Ellos lo perciben como un candidato “cool”, alguien que se atreve a romper con lo tradicional, a usar calcetines que no pegan con el resto de su vestimenta. Alguien que no teme confrontar con los poderosos, hablarles fuerte, retarlos. Es fácil que los adolescentes y los que no han superado esa etapa se sientan identificados con ese tipo de rebeldía. Este segmento de población no le pide casi nada a su líder, sólo que sea “cool”. Por monótona que sea la melodía, con la canción anti-sistema pueden bailar toda la noche. La pregunta es si van a levantarse de la cama al día siguiente para ir a votar, porque no parecen jóvenes realmente energizados por ideales o ideas, como los que salen a la calle y ofrendan sus vidas en Nicaragua y Venezuela.
Pero los jóvenes –sean golondrinos, areneros, frentudos o de cualquier otra estirpe política– tienen un descontento legítimo. La mayoría de ellos no sufrió en carne propia el drama de la guerra y no se encuentran actualmente en situación de extrema pobreza, pero comparten un mismo reclamo a todos los políticos: no tienen seguridad y no tienen futuro. Eso se dice fácil pero es gravísimo. Es comprensible que se sientan inclinados a buscar opciones, pero no es aceptable, por su propio bien, que las busquen cómodamente, por eliminación, sin pensar.
En otros grupos de edad, sobran razones para el descontento que ha explotado Bukele en su campaña. Las mismas que hace 5, 10 y 15 años. La pregunta es por qué antes no y ahora sí es imperativo rechazar a los partidos tradicionales. ¿Qué hay ahora que no había antes?
Ciertamente hay más cansancio, frustración y desesperanza. También indignación y enojo con el partido en el que los más pobres pusieron por décadas sus esperanzas y su cuota de grandes sacrificios. Pesa mucho además lo que se ha sabido o confirmado en el transcurso de este año sobre hechos de corrupción al más alto nivel en gobiernos de ARENA y FMLN. Pero aun estas cosas, sin negar su gravedad, deben ponerse en perspectiva. De la corrupción y el encubrimiento son culpables unos pocos funcionarios públicos, entre decenas de miles de empleados y funcionarios que nunca han robado ni un lápiz. No es como para descalificar absolutamente al sistema de partidos políticos.
Y hay que entender que, de la frustración por necesidades insatisfechas, son responsables precisamente los políticos populistas, los que promueven una concepción clientelista del Estado, levantando expectativas que no se pueden satisfacer y gastando en paliativos de cortísimo plazo el dinero que debiera invertirse para dinamizar la economía y crear las condiciones en las que cada persona pueda salir adelante por su propio esfuerzo y por sus propios méritos. De eso se trata la elección de febrero 2019, no de escapar de las brasas para caer en las llamas.
Cuando un grupo de músicos fundó The Harp (El Arpa) en 1753, el mundo
era un lugar completamente diferente: George Washington tenía solo 21
años; Francia seguía gobernada por Luis XV; el telégrafo estaba a punto
de ser descubierto; y la Academia de Ciencias de Rusia anunciaba un
concurso para explicar la energía eléctrica.
Con pasillos angostos, techos bajos y una hermosa barra de madera,
este bar en el corazón de Londres recibía a la élite artística de uno de
los barrios más vibrantes de la ciudad, a los jóvenes profesionales que
intentaban abrirse un lugar en el epicentro del poder político
británico y los trabajadores que remodelaban los preciosos edificios
aledaños.
Estos “pubs” (bares iluminados y sin música alta) se han vuelto en el
Reino Unido uno de los “grandes igualadores”, pues diversas clases
sociales y orígenes suelen encontrarse tras la jornada laboral para
disfrutar sus cask ales: cervezas tibias y no carbonatadas, pero
deliciosas.
Doscientos sesenta y cinco años después, sostuve una breve plática
con el gerente de The Harp. De pocas palabras, con un conocimiento
extraordinario de la cerveza, Paul Sims me confirma lo que al ingresar
sospeché: no es casualidad que el tiempo no haya pasado por ahí. La
elegancia del siglo XVIII sigue presente y su misión no ha cambiado.
“Nosotros no tenemos música, ni cócteles elaborados, ni pasamos los
partidos de fútbol. Nuestro interés es que la gente venga y platique,
que se encuentre”, me dice Paul mientras me explica cómo se sirve una
verdadera ale británica, con una elegante cabeza de espuma.
Esto me lo confirma Frank, un electricista retirado proveniente de
Liverpool. A sus 75 años, confiesa haber llegado a The Harp al menos
tres veces por semana por las últimas cuatro décadas. Frank es amable,
divertido y gusta de repetir frases cortas de todos los idiomas que
confluyen en este bar. Con justa razón, es el favorito del personal que
ahí labora.
Esta tarde en The Harp están los “regulares”, como Frank, en su
esquina de siempre con sus bebidas de siempre. En la barra hay dos
estadounidenses aprendiendo un poco más de los gustos británicos antes
de hacer su orden. Al fondo, dos hombres lucen sus pantalones llenos de
pintura, pues recién terminan sus labores de construcción. Por la puerta
principal están llegando tres elegantes señores con sus respectivos
trajes y detrás de ellos, dos jovencitos que aparentan estar en una
cita. Paul mira alrededor con orgullo: este espacio es el gran
igualador, donde se junta toda clase de personas y de tanto en tanto se
inician las conversaciones más inusuales.
Tras haber tenido la oportunidad de vivir un año en la capital
británica, me atrevo a decir que uno de los aspectos que más me llamó la
atención es su cultura del pub. Al principio, estos lugares pueden
resultar extraños por iluminados y su falta de música estridente. Pero
nada de esto es casualidad. En estos pubs, especialmente lejos de las
grandes urbes, personas de diferentes procedencias, profesiones y
creencias suelen sentarse a discutir con la mente abierta y una pinta de
cerveza en sus manos.
En El Salvador no estamos acostumbrados a discutir fuera de nuestra
zona de comodidad y es inusual que personas de diferentes procedencias
se encuentren y se sienten a conversar. Esto afecta la generación de
empatía e impide tender puentes que por años se han derribado. Pienso
que uno de los grandes éxitos de la cultura británica es precisamente
eso: los encuentros constantes entre ciudadanos, y muchos de estos pasan
en los pubs.
Ahora que el fanatismo electoral se vuelve insoportable, pienso en lo
refrescante de esa tarde y las conversaciones que ahí se producían. Sin
prejuicios. Con mente abierta. Con una refrescante pinta de Harvey’s
Bitter en la mano.
El 19 de julio de 1972 se emitió el Decreto Legislativo No. 41. El
artículo 1 decía: “Las actuales autoridades, funcionarios y empleados de
la Universidad de El Salvador cesan, desde la vigencia del presente
Decreto, en el ejercicio de sus cargos”. Luego el artículo 6 disponía:
“Facúltase al Poder Ejecutivo para tomar las providencias y medidas
necesarias a efecto de dar cumplimiento al presente Decreto”. Con ello
el presidente Arturo Armando Molina ocupó a la Fuerza Armada para
intervenir la Universidad de El Salvador.
Tres años después una manifestación de estudiantes protestaba contra
las violaciones a la autonomía universitaria por parte de la dictadura
de Molina. Sobre la 25a. Avenida Norte les acorralaron los tanques. Fue
un 30 de julio de 1975 cuando el ejército disparó contra los estudiantes
de la Universidad de El Salvador, provocando un número indeterminado de
muertos.
Cuatro décadas después, el pasado 15 de noviembre, el candidato
presidencial del partido GANA, Nayib Bukele, realizó un mitin en la
Universidad de El Salvador. Hablaba sobre impulsar iniciativas de ley
que favorecieran a la Universidad. Dijo: “Y en esta ocasión, una vez en
la presidencia de la República, ¿a quién nos van a lanzar para
detenernos? ¿A la UMO? ¿A la Policía? ¿Al Ejército? No, señores, ellos
van a marchar con nosotros. Ellos nos van a proteger a nosotros. Porque
todos ellos son comandados por el Presidente de la República y
Comandante General de las Fuerzas Armadas. ¿Qué les va a quedar? ¿Los
custodios de la Asamblea? Le quitamos el permiso a la empresa de los
custodios de la Asamblea. No van a tener quién nos detenga. Los únicos
que nos pueden detener son ellos, aprobando las leyes en beneficio del
pueblo. Es lo único que nos va a detener. Ellos mismos, aprobando las
leyes en beneficio del pueblo. Así se construye el poder popular”.
La historia de la Universidad de El Salvador volvía particularmente
grotesco que algunos de sus estudiantes, y dentro de sus instalaciones,
aplaudieran a un político cuando les proponía usar al Ejército para
amedrentar a la Asamblea Legislativa.
En esta campaña electoral han abundado los insultos y promesas
absurdas. Pero es la primera vez que se escucha el claro propósito de
minar uno de los pilares fundamentales de la República: la separación de
poderes. Eso es intolerable.
Las palabras del 15 de noviembre en la Universidad de El Salvador no
son un pasajero exabrupto de un adolescente —que no lo es. Es una
amenaza a la democracia, a la República y al orden constitucional. Un
modelo de gobierno en que el presidente logra la aprobación de leyes
mediante fuerza bruta se llama fascismo.
Los estudiantes que ese 15 de noviembre aplaudieron el uso del
Ejército para fines antidemocráticos no parecen muy distintos a los
jóvenes que el 12 de octubre de 1936, en el paraninfo de la Universidad
de Salamanca, celebraron las consignas fascistas del general Millán
Astray: “¡Catalanes y vascos son la antiespaña! ¡Muera la inteligencia!
¡Viva la muerte!”.
En esa ocasión el rector de la universidad, un anciano Miguel de
Unamuno, se levantó y dijo: “Callar, a veces, significa mentir, porque
el silencio puede ser interpretado como aquiescencia”. E increpó a esa
masa de jóvenes fascistas: “Este es el templo del intelecto y yo soy su
supremo sacerdote. Vosotros estáis profanando su recinto sagrado.
Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza
bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para
persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha: razón y derecho”.
¡Cuánta falta hizo la rebeldía de ese anciano el pasado 15 de noviembre! ¿Será que ha muerto Unamuno?
“Ya no sé en cuál encuesta creer”, me comentó un amigo, refiriéndose a
la batalla de los sondeos ciudadanos que se libra en la campaña
presidencial, lo cual para nadie debería ser sorpresa, ya que debido al
impacto que causan ante la opinión pública los estrategas de campañas
—“in crescendo”— hacen uso de ellas como instrumentos para la
consecución de objetivos. Quizá por ello estarán fallando tanto las
encuestadoras, porque hay de todos los sabores y olores aunque haya
otros parámetros de medición, menos sofisticados como el manejo del
territorio, pero que también impactan en sectores específicos de los
electores y suelen hacer diferencia en las contiendas electorales.
Acercándose la elección —estamos a nueve semanas de ir a las urnas—
otro amigo me compartió una tabulación de resultados —con la salvedad de
no hacerse públicos los datos ya que los autores de los estudios no
desean verse involucrados en política— de un modelo matemático basado en
redes sociales, similar al que utilizó El Diario de Hoy con la firma
Predictvia; por lo observado en la campaña, los resultados son lógicos
para quien escribe. Las investigaciones han sido hechas mes tras mes
desde junio hasta noviembre y sus autores concluyen: “Vemos una
tendencia sostenida de acercamiento de las preferencias entre ARENA y
GANA”. Noviembre, para el caso, está cerrándose ya en el borde del
margen de error.
Pero también reportan los estudios elementos nuevos, ya que bajo la
metodología utilizada, que contempla inteligencia artificial, puede
llegar a medirse el humor de los votantes. “Hay un voto oculto hacia
ARENA y el Frente”, precisan los autores, ya que “los ataques han sido
tan fuertes hacia estos institutos políticos que en algunos sectores
declarar que van a votar por estos partidos tiene “un costo de imagen
personal”. Por eso el entrevistado modifica intencionalmente su
respuesta en el momento de la entrevista”. Ese fenómeno, aseguran, es
cada vez más común en escenarios de alta polarización. Las tabulaciones
ratifican a su vez hallazgos anteriores: si baja Bukele sube Martínez y
viceversa.
Tras décadas de participación en la realización de investigaciones de
opinión pública y habiendo sido responsable en medios de comunicación
de interactuar con diversas firmas para la realización de encuestas para
ser difundidas en los medios, me han parecido congruentes los
resultados (no solo los hallazgos) de las tabulaciones a las que he
tenido acceso. Sustentan la posición sobre un resultado incierto que
vengo sosteniendo en las últimas semanas, ya que no hay ganador en la
campaña sino que se ha venido cerrando cada vez más. Quizá incluso se
llegue a decir después que un error estratégico de la campaña naranja
fue haber intentado vender prematuramente como ganador a su candidato.
Entrando a la fase crítica de la campaña, quien esto escribe no
descartaría a este momento al tercer candidato en contienda porque como
tan claramente observé en las tabulaciones que comento, Martínez y
Bukele están como en un sube y baja; baja uno sube el otro y viceversa.
Los números a noviembre, empero, está entre dos contendientes —pocos en
realidad seguirán creyendo en un “game over”. Pero hay volatilidad en
las tabulaciones y si en efecto llega a haber voto escondido de los
partidos mayoritarios, más la experiencia de estos en el terreno y en la
organización del “Día D”, la lógica indica no descartar a ninguno de
los tres aunque sean Bukele y Calleja los que a este momento estén casi
taco a taco.
Al igual que Calleja, el candidato Martínez está formulando
propuestas concretas, además de andar ambos “pateando” el territorio, no
así Bukele, cuya presencia continúa estando en la blogosfera y en
publicidad pautada. Las líneas maestras de cada campaña están en
ejecución, se trata también de que no cometan errores los candidatos, ya
que vamos entrando a la fase de definición. La lógica nos continúa
diciendo que esta historia está aún por escribirse.
Luego de divisiones y derrotas en los últimos dos años, la oposición democratica de Venezuela se está redefiniendo, ampliando y adoptando un nuevo lenguaje. El «Frente Amplio Venezuela Libre», luego de meses de consultas en todo el país, presentó el 26 de noviembre su Manifiesto Venezuela Libre.
Somos el Congreso Venezuela Libre. El encuentro de una gran cantidad
de sectores sociales y políticos, de las fuerzas democráticas de todo el
país, convocados por el Frente Amplio para intercambiar propuestas y
coordinar acciones. Representamos una nueva forma de organización del
país democrático. Resueltamente decididos a construir una instancia de
encuentro social y político a través de la cual pondremos en marcha el
cambio político definitivo en nuestro país. El país nos demanda
construir una Unidad Superior, y no descansaremos en este esfuerzo.
Nuestros objetivos son transparentes y democráticos: accionar todas
nuestras decisiones desde el consenso que resulta del debate eficaz y
oportuno, organizar las fuerzas democráticas que componen a la sociedad
venezolana, plantear las líneas estratégicas de la lucha por el cambio
definitivo en la política nacional y, sobre la base de estas
orientaciones, ser la voz que cuente la historia verdadera del proceso
que estamos llevando adelante.
Así, a partir de las propuestas e ideas esenciales del Congreso Nacional
Venezuela Libre, resultado de los exitosos Congresos Regionales,
hacemos de conocimiento público el siguiente Manifiesto:
I. Este Congreso marca el inicio de una etapa de reunificación de
todas las fuerzas democráticas dispuestas a enfrentar a la dictadura
para superar la crisis humanitaria que azota a los venezolanos, permitir
que todos vivamos en condiciones dignas del ser humano, conquistar la
libertad y, en lo adelante, evitar que el populismo y el autoritarismo
la pongan en riesgo.
II. Definimos el 10 de enero de 2019 como una fecha que representa un
hito histórico en esta etapa oscura de la vida nacional. Ese día vence
el periodo presidencial vigente. Con ello desaparece por completo
cualquier vestigio de legitimidad de un dictador totalitario que por la
vía de los hechos ya carecía de ella, razón por la cual, a partir del 10
de enero, ocurriría una usurpación continuada del poder presidencial,
pues quien pretende ejercerlo lo haría sin la legitimidad de origen que
solo da la voluntad del pueblo.
III. Por ello, nos organizamos desde ahora en instancias tácticas,
estratégicas y logísticas para darle cauce al creciente malestar social
del pueblo venezolano, víctima de una terrible crisis humanitaria y de
un brutal proceso de empobrecimiento generalizado, a través de la
protesta pacífica de calle que aumente la presión sobre la dictadura y
haga cesar la usurpación.
IV. El Frente Amplio Venezuela Libre se compromete a construir las
bases de un Acuerdo Nacional que defina las reglas de una transición
ordenada e inmediata y que garantice la plena vigencia de la
Constitución de 1999 como instrumento jurídico- constitucional que
unifica el sentimiento de la mayoría del pueblo venezolano. En este
sentido, reconocemos a la Asamblea Nacional como la única institución
con legitimidad democrática y responsabilidad institucional para
garantizar y conducir la transición.
V. Junto a las reglas para una transición ordenada e inmediata, el
Frente Amplio Venezuela Libre se compromete a presentar un Plan de
Políticas Públicas para ser ejecutado en el momento de la reconstrucción
nacional. Serán diez las prioridades de este Plan de Gobierno en
Consenso:
Atención de la emergencia humanitaria compleja en materia de salud y
alimentación, con énfasis en nuestra población más vulnerable.
Cambio del modelo político, económico y social.
Atención inmediata a la crisis económica. Detener la hemorragia
causada por la hiperinflación y recuperar el poder adquisitivo de la
población.
Recuperación de los servicios públicos para hacerlos eficientes y sostenibles.
Reestructuración de las instituciones y lucha frontal contra la
corrupción, que incluya la recuperación de activos provenientes de ella.
Respeto a los derechos laborales, a fin de garantizar el acceso de
todos al trabajo, a un salario digno y a la posibilidad de crecer
económica y socialmente en progreso y en paz.
Reforma integral del sistema de seguridad ciudadana, que incluya no
sólo la reducción drástica de los índices de criminalidad que desangran a
nuestro pueblo sino también la recuperación de territorios tomados por
grupos irregulares, y respeto de los Derechos humanos de todos por
igual.
Compromiso pleno con la educación masiva y de calidad de los
venezolanos, para que sin importar lugar de nacimiento o situación
social, todos tengamos la posibilidad de desarrollar nuestro potencial
como seres humanos.
Compromiso con el restablecimiento de la dignidad de nuestra Fuerza
Armada Nacional, con la mejora en las condiciones de vida y de servicio
de sus integrantes, todo lo cual pasa por el respeto estricto a su
naturaleza y funciones, descritos de manera clara en el artículo 328 de
nuestra Constitución Nacional.
Reconciliación nacional y justicia, y desmontaje del lenguaje y prácticas de odio que dividen y explotan a los venezolanos.
VI. El Frente Amplio Venezuela Libre se ofrece como el lugar de
encuentro nacional para coordinar la Protesta Social y la Defensa de la
Democracia, que tendrán como fin último la transición democrática.
VII. El Frente Amplio Venezuela Libre anima a la comunidad
internacional a continuar reconociendo las luchas democráticas del
pueblo venezolano, y a intensificar la presión y las acciones que
contribuyan con la salida de la dictadura. La dictadura venezolana es
una amenaza para todos los pueblos libres del mundo, y en especial de
nuestra América.
VIII. El nuestro es un compromiso con la construcción de una
estructura organizativa funcional y efectiva, que haga posible reforzar
la necesaria organización ciudadana y la acción de nuestros objetivos en
cada uno de los rincones del país. Para ello hacemos un llamado al
trabajo conjunto con otras organizaciones ciudadanas y populares. La
Unidad Superior es nuestro norte.
IX. Convocamos a toda la ciudadanía a defender la Constitución, y de
manera especial a los hombres y las mujeres de la Fuerza Armada Nacional
a asumir su responsabilidad con el inmediato restablecimiento del orden
constitucional. La dictadura es un peligro para todos los venezolanos,
tanto civiles como militares. La represión es contra todos por igual y
se da en las calles y dentro de los cuarteles también. Necesitamos
rescatar el espíritu cívico de unidad del 23 de enero de 1958.
X. Los hijos e hijas de esta tierra llamada Venezuela, hoy le decimos
al mundo, a nuestros hermanos de otras latitudes y pueblos, que estamos
decididos a ser plenamente libres. Gritamos a todos los vientos que NO
habrá dictador alguno que pueda contener la fuerza y la férrea
determinación del pueblo de Venezuela en la lucha por su libertad, su
soberanía, su felicidad, su prosperidad, y por una sociedad democrática e
inclusiva.
Todos somos hijos, hermanos o hermanas, padres o madres, somos el PUEBLO DE VENEZUELA, y podemos encontrarnos en la Constitución vigente. Somos el país con el que soñamos ser y por el cual luchamos: un país de oportunidades, un país de igualdad, de acceso a bienes y servicios públicos, donde se respeten TODOS los derechos de TODOS, incluyendo a quienes disienten de nuestras ideas.
«Como Bálsamo de Fierabrás» es una recopilación de ensayos sobre cultura en situaciones de conflicto. Los autores tratan de explorar cuales son los aportes que a cultura puede dar para encontrar salidas a conflictos sociales y violentos en nuestras sociedades. Aquí reproducimos el ensayo de Paolo Luers. El libro completo está disponible en este sitio WEB.
En las últimas semanas he tenido el enorme gusto de conversar con
cientos de mujeres a lo largo del país, quienes me han compartido sus
aspiraciones, pero también sus historias de dolor; de igual forma me
compartieron sus expectativas de los cambios que esperan en el siguiente
Gobierno. Ha sido un ejercicio de mucho aprendizaje, mucha empatía y,
sobre todo, mucha sororidad.
En estos talleres participaron profesoras, trabajadoras de la salud,
madres solteras, profesionales, emprendedoras, amas de casa, pequeñas
productoras agrícolas, artesanas, jóvenes estudiando bachillerato,
pensionadas, etc. Todas con una historia de vida diferente, pero todas
anhelando ver un mejor El Salvador para ellas, para sus hijos, para sus
familias.
Yo les compartí a ellas algunos de los temas que, desde la
Presidencia, Carlos Calleja y yo trabajaremos para brindar más
oportunidades a la mujer salvadoreña; por ejemplo, las becas para que
nuestras niñas y jóvenes puedan continuar sus estudios y nuestra apuesta
por la infancia temprana, para que los niños tengan atención de calidad
en los primeros años de su vida, y las madres que trabajan puedan dejar
a sus hijos con la garantía que ellos serán bien cuidados. También
conversamos de nuestro programa de vivienda digna, sobre todo para las
madres solteras, quienes enfrentan enormes dificultades en el acceso a
un hogar digno.
Hablamos de la necesidad de mejorar el sistema de salud, de
emprendedurismo femenino y también discutimos un tema del que muchas
veces no se habla pero que sufren en silencio miles de mujeres en
nuestro país: la violencia contra la mujer. Conocí historias dolorosas
que me hicieron consciente de la resiliencia de las mujeres
salvadoreñas, pero también de la necesidad de combatir de frente este
flagelo.
Yo les contaba a ellas que no sabía el nivel de agresividad que me
esperaba al entrar en el mundo político y que si bien se trataba de
violencia psicológica, y por ende no era comparable al sufrimiento que
viven miles de mujeres en un país donde cada 10 horas una mujer es
asesinada, seguía siendo violencia, sistemática y dolorosa. Al hablar
del tema, varias me compartieron sus historias de violencia y me
hicieron ver la necesidad de reforzar los mecanismos gubernamentales
para que la mujer se sienta segura al denunciar, pues persiste mucha
impunidad y —en muchos sentidos— sigue siendo un tema tabú. Hablamos de
la necesidad de fortalecer el autoestima de nuestras niñas y jóvenes y
de la necesidad de un enfoque integral en el abordaje de esta
intolerable realidad. Ante todo, hablamos. Algo que para muchas se daba
por primera vez.
Varias mujeres me dijeron que, pese a ser un tema doloroso, es un
tema que hay que visibilizar, que hay que denunciar y que hay que
enfrentar con valentía, pues ya no podemos permitir que lo sufran en
silencio.
El tema de la violencia contra la mujer y, sobre todo, de las
desigualdades estructurales que nos limitan, no es un tema que se deba
electoralizar; es un tema que se debe tratar con absoluta seriedad. Pero
eso demanda superar los prejuicios y el estigma que muchas veces nos
inhibe a alzar nuestra voz. El derecho de la mujer de defender su propia
dignidad no debe ni está sometido a su condición social o forma de
pensar.
Mejorar las condiciones de vida de las niñas, jóvenes y mujeres fue
una de mis motivaciones para haber ingresado a la política y representar
la voz de todas esas mujeres que quieren oportunidades reales e
inmediatas para superarse, autorrealizarse y sacar adelante a sus
familias.
Las conversaciones que sigo sosteniendo con mujeres y jóvenes en todo
el país me comprometen cada día más a trabajar por lograr el gran
objetivo de brindar igualdad de condiciones a las mujeres salvadoreñas.
No ha sido falta de talento lo que ha limitado el desarrollo de las
mujeres en nuestro país, ha sido falta de acceso a oportunidades. Es por
lo tanto un tema de justicia social al que daremos prioridad en nuestro
Gobierno. Mi compromiso es ser esa voz que ponga el tema de mujer en
aquellas mesas de decisión donde con demasiada frecuencia han estado
ausentes.
Como bien sabemos las mujeres, el camino no será fácil, nada que
valga la pena viene sin esfuerzo, pero como mujer aspirando a un cargo
de liderazgo, trabajar este tema es mi deber.
P.D. Agradezco a todas esas mujeres que me han dado palabras de
apoyo, que comparten sus anhelos conmigo. Gracias, me siento
profundamente comprometida con todas ustedes y con nuestro país.