Jorge-Tuto Quiroga

Artículo 20 de la Carta Democrática para Venezuela. De Jorge-Tuto Quiroga, ex-presidente de Bolivia

Es hora de poner a la OEA del lado correcto de la historia.

Jorge-Tuto Quiroga, ex-presidente de Bolivia

Jorge-Tuto Quiroga es expresidente de Bolivia. Twitter @tutoquiroga

Jorge-Tuto Quiroga, 24 agosto 2015 / EL PAIS

Octubre de 2014 en Venezuela, calor abrasador, se escuchan sirenas y un tumulto a la distancia. El sol candente golpea una pequeña ventana a través de diez barrotes verticales atravesados por otro perpendicular. Un hombre fuerte, con barba, de espaldas, con pantalones cortos y remera de baloncesto se inquieta por el tumulto. Se aferra a las barras encima de su cabeza, pone los pies contra la pared en un espacio muy estrecho y cual Tarzán en los árboles trepa hacia la luz de la ventana.

Encaramado, conversa con una voz lejana, indómita y rebelde que se escucha a la distancia. Grita. Se aferra a las barras de cuclillas, cara al sol y grita. Toma un palo con la derecha, sigue aferrado con la mano izquierda a las barras y las golpea con el palo. Y sigue gritando. La voz amiga grita más fuerte. El hombre con la imagen delineada por la luz está preso pero no para de gritar, está recluido pero sin miedo, está encarcelado pero más libre que nunca.

El hombre tras las rejas es el símbolo de la libertad latinoamericana,

el luchador democrático que no se rinde

Claramente este no es un mero cacerolazo de protesta. El hombre tras las rejas es el símbolo de la libertad latinoamericana, el luchador democrático que no se rinde. Está en la prisión militar de Ramo Verde, se llama Leopoldo López y grita por su patria. La voz lejana es la del valeroso Daniel Ceballos, su compañero en una causa épica que cambiará la historia de Venezuela.

Daniel Ceballos ve el tumulto que no se divisa, se escuchan sirenas y a viva voz vocifera: «El motín no está en Ramo Verde, el motín está en las colas (de los mercados)…. el motín está en la escasez, el motín está cuando no hay luz«. Tiene razón. Venezuela vive una mezcla explosiva de debacle económica, corrupción descomunal, represión autoritaria y se acerca raudamente a una catástrofe humanitaria.

Leopoldo, tras los barrotes, responde “…por una Venezuela donde todos los derechos sean para todas las personas (…) que no se abuse del poder.” Ambos corean una frase que Leopoldo leyó alguna vez: “Estamos del lado correcto de la historia”.

Sí. Están del lado correcto de la historia, luchando contra un autoritarismo corrupto e inepto, contra criminalidad que reina en las calles e inflación que devora bolsillos, contra una administración que despilfarró los petrodólares y dejó su pueblo sin comida ni medicamentos. Están peleando contra un gobierno que conculca libertades, demuele el derecho, tritura la democracia y practica contra Colombia lo que Trump amenaza hacer contra México.

La comunidad internacional guarda un silencio cómplice. EE.UU., Cuba y el Vaticano privilegian el descongelamiento de las relaciones entre los dos primeros. Colombia parece rehén del régimen venezolano y opta por privilegiar su loable proceso de paz, a costa de la defensa de la democracia vecina, como si fueran excluyentes y no complementarias. Otros callan de manera cómplice.

La fecha de la derrota electoral del régimen está marcada: 6 de diciembre, por eso los gobernantes de Venezuela están empeñados en robarse esta elección o cancelarla. Para ello deben evitar la presencia de testigos internacionales y por eso no extienden la rutinaria invitación a la misión de observación electoral de la OEA.

El nuevo Secretario General de la OEA, Luis Almagro, se juega el futuro de esta organización y el suyo propio en Venezuela. Al jurar prometió “’más derechos para más gente”, casi parafraseando la frase de López siete meses antes.

La OEA espera una invitación de Maduro que no llegará. Sólo resta un camino, aplicar el artículo 20 de la Carta Democrática de la OEA -firmada por el extinto Hugo Chávez- que señala: “En caso de que en un Estado Miembro se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático, cualquier Estado Miembro o el Secretario General podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente”, después agrega que se puede hacer gestiones diplomáticas y enviar una misión de buenos oficios al país en cuestión.

En Venezuela tenemos alcaldes destituidos y encarcelados en guarniciones militares o sus casas; periodistas procesados por reproducir noticias internacionales; jóvenes acribillados por protestar y tuiteros detenidos por 140 caracteres que no le gustan al gobierno; jueces sometidos y la magistrada Afiuni presa y violada por no acatar dictámenes del régimen; parlamentarios inhabilitados por la vía administrativa; y un gobierno dispuesto a generar un conflicto externo para cancelar elecciones parlamentarias que sabe que tiene irremediablemente perdidas.

El orden constitucional venezolano está siendo alterado, violado y pisoteado. La situación se deteriora aceleradamente, dia tras dia. ¿Cuándo se debe aplicar este artículo 20 de la Carta Democrática de la OEA? Ahora. ¿Dónde? En Venezuela.

Es hora de responder al clamor de todo un pueblo y poner a la OEA del lado correcto de la historia.

Ayatolismo antidemocrático en Venezuela. De Jorge-Tuto Quiroga

El pueblo votará en diciembre sólo por quienes permita el régimen y mientras no se melle el poder del Ayatolá Disodado Cabello.

Jorge-Tuto Quiroga, ex-presidente de Bolivia

Jorge-Tuto Quiroga, ex-presidente de Bolivia

Jorge-Tuto Quiroga, 23 julio 2015 / EL PAIS

Imaginemos un mágico país dotado de tierras fértiles, minerales, puertos marítimos, gigantescas reservas de hidrocarburos, gente talentosa, deportistas extraordinarios, músicos de nivel mundial y con una democracia ejemplar durante décadas. Imaginemos que produce mucho petróleo, cuyo precio trepa vertiginosamente, lo que genera más recursos en 15 años que en medio siglo.

Ahora imaginemos un desafío inmenso: ¿podría un régimen en una década y media despilfarrar esos extraordinarios recursos, destrozar la democracia, fomentar una criminalidad pavorosa, pulverizar la economía, instaurar un sistema autoritario, encarcelar a opositores, aplastar una vibrante prensa libre…mientras participa en organismos regionales que NO toleran estos abusos? No, parecería misión imposible y ni García Márquez podía inventar ese realismo de pesadilla.

Esto está sucediendo hoy, no en la imaginación perversa sino en Venezuela. La combinación de hecatombe económica y represión dictatorial han puesto a ese hermano país al borde de una catástrofe humanitaria.

La combinación de hecatombe económica y represión dictatorial
han puesto a Venezuela al borde de una catástrofe humanitaria

La dura realidad superó la imaginación. ¿Un Banco Central podría vender billetes de 100 dólares en 1 dólar? Sí, en Venezuela. Quince años de errores y confiscaciones obligan a importar todo lo que se consume y hoy se tiene menos dólares para sufragar esas compras. El régimen entrega las preciadas divisas a un céntimo de su valor a un círculo delincuencial pequeño, que nunca adquiere insumos básicos y roba estos recursos. Bolívar hoy tiene su nombre e imagen devaluados, porque el billete de más alta denominación que circula es el oxímoron de 100 Bolívares “Fuertes”, que no valen ni 16 centavos de dólar. Ese es el Socialismo XXI: los corruptos llenan sus cuentas bancarias en el exterior, los anaqueles están vacíos en mercados locales, la criminalidad se apodera de las calles, la inflación devora bolsillos, los pobres no tienen que comer y los enfermos no tienen medicina. Este desquiciado manejo del tipo de cambio sólo se arreglará cambiando los tipos que manejan la economía.

Ese cambio se logra con el voto. Por eso el despavorido régimen tenía congeladas las elecciones parlamentarias. El sacrificio de Leopoldo López y muchos valerosos huelguistas obtuvo la fecha para estos comicios: 6 de diciembre.

El gobierno que no cuenta ni con un tercio del electorado, ha decidido contraatacar con la receta de Ayatolás Iraníes: el pueblo votará el 6 de diciembre, pero sólo por los que permita el régimen y mientras no se melle el poder del Ayatolá principal, el Presidente del Parlamento Disodado Cabello. Este personaje es quien hoy verdaderamente manda y necesita preservar su cargo, para asegurarse inmunidad ante las investigaciones internacionales que enfrenta. Para lograrlo requiere prohibir postulaciones parlamentarias de adversarios notorios y dividir la oposición.

La lista de prohibiciones suma y aumenta: Ceballos, Machado, Scarano, Rosales, Pérez. Vienen más, porque Cabello no puede permitir que un opositor destacado, que le pueda disputar la Presidencia Congresal, sea elegido. Aquí todo vale, su Contraloría es el brazo que inhabilita por la vía administrativa y no judicial. No declarar cupones de alimentación nunca recibidos, en un país donde se roban miles de millones y el pueblo muere de hambre, sirve de excusa para proscribir candidaturas incómodas. Alcaldes constitucionales, brutalmente arrestados, son inhabilitados porque al “dejar el cargo no entregaron su declaración jurada a tiempo”. Venezuela vive bajo un sistema dictatorial que puede arrestar un opositor a patadas en su domicilio, y después expropiarle la casa por dejar a luz encendida cuando salía.

El régimen entrega las preciadas divisas a un céntimo de su valor
a un círculo delincuencial pequeño, que nunca adquiere insumos básicos y roba estos recursos

Pronto llegará la medida para dividir: prohibir la participación de la oposición bajo el paraguas único de la Mesa de Unidad Democrática (MUD). Con sólo un tercio del voto, Cabello busca obtener la “primera minoría” fracturando los dos tercios opositores en varios pedazos y descabezando sus liderazgos mediante inhabilitaciones. Así intenta desmoralizar, doblegar y dividir a sus contrarios para preservar el poder y la inmunidad de su cargo.

Esto está pasando, esto va a suceder en Venezuela si los demócratas callan y encubren. El momento de definiciones ha llegado. Este Ayatolismo dictatorial debe ser denunciado y detenido por misiones de observación electoral en Caracas. Venezuela y su democracia necesitan elecciones sin exclusiones y con observación.

La integración de Mercosur es cuento, sólo funciona en Barcelona con el tridente de Messi, Neymar y Suarez. Pero, ¿la cláusula de defensa democrática de este Mercosur, aplicada el 2012 en Paraguay, está vigente? Almagro, el nuevo Secretario General de la OEA, dice lo correcto. ¿Va a hacer algo? Desmond Tutu, Nobel de la Paz sudafricano, ha cuestionado el silencio ensordecedor de vecinos de Venezuela. ¿Los gobernantes de la región seguirán sumidos en su cómplice silencio?

Martin Luther King en su lucha por derechos civiles decía que no recordaría las palabras de enemigos sino “el silencio de nuestros amigos.” Líderes, autoridades y gobernantes del hemisferio es hora de pronunciarse y actuar. Ahora. Por Venezuela.

La historia no perdonará el silencio de los amigos de la democracia.

@tutoquiroga