Francisco Flores

Inolvidable. De José Antonio Rodríguez Rivas

tono rodríguezJosé Antonio Rodríguez Rivas, 1 febrero 2016 / EDH

Dicen que la vida es para ser vivida y no para ser comprendida. Yo nunca pretendería comprender una vida ajena, ni mucho menos la de una persona tan especial como Francisco Guillermo Flores Pérez. No sé si fue por la sangre de su abuelo, de su madre o de su padre, o de la combinación de éstas, pero Paco siempre vivió de lleno su vida en sus términos. Vivió con base en lo que le llamaba a hacer su prodigiosa inteligencia, la cual definió claramente sus valores y principios. Sus convicciones le llevaron a ser amado por los que lo conocían mejor: su esposa, sus hijos, sus hermanos y amigos.

Todos lo recuerdan por su sentido del humor agudo y su profunda conversación. Su familia lo acompañó, sabedora de que era un hombre de bien, hasta en las más difíciles circunstancias. Compartir un tiempo con él siempre fue una oportunidad diario hoypara disfrutar de sus ocurrencias y para aprender de su filosofía de la vida, refinada por la mucha lectura y la puesta en práctica. Era amante de los niños y los perros, tal vez porque sentía que en ellos no existe la hipocresía. Es irónico que sus detractores y acusadores, en los últimos años, son todos políticos sin solvencia moral, incapaces de mantener una familia o una comunidad unida, que espetan un discurso de odio y división.

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Querido lector, le pregunto: ¿a quién pusiera usted de ejemplo para sus hijos? Yo me solidarizo con Paco Flores, y lo digo con orgullo. Sólo me queda la esperanza de que mis hijos hayan aprendido algo de él.

Paco gozaba de su juventud hasta hace poco, hasta que su salud se fue deteriorando por las injusticias, por el tiempo en la cárcel, por la tensión extrema constante de cada día, porque le fue negada la pronta atención médica cuando la necesitó. Se entregó voluntariamente a la justicia salvadoreña, confiando en que se pudiera hacer justicia, pero el sistema lo traicionó. Cuando necesitó hacerse una operación de la vesícula, le negaron el permiso. Cuando necesitó hacer ejercicio para darle tratamiento a su condición médica, le negaron el espacio. Lo humillaron y encarcelaron. Lo exhibieron y lo maltrataron, de una forma que ni se trata a los que le disparan al pecho a la policía, o manejan en estado de ebriedad y chocan su automóvil y matan al pasajero.

Paco tenía 56 años y su cuerpo nunca se contaminó con drogas ni alcohol. Era disciplinado en su régimen de ejercicio diario, como en su lectura, como en todo en su vida. Hubiera durado y producido mucho más si no lo hubieran asesinado negándole el tratamiento médico que necesitaba recibir oportunamente.

Aún siendo un hombre justo, cuando lo acusaron falsamente, los que lo rodeaban por interés, lo abandonaron. Su partido fue el primero en darle la espalda. “No nos interesa. Que se defienda como pueda”, dijeron. Cuando el juez encargado de su caso se atrevió a pedirle respeto a la querella, lo cambiaron. Al que mostrara simpatía por Paco, lo acribillaban. Hubo médicos que le negaron atención, para evitarse inconvenientes. Solo quedaron unos pocos valientes a su lado, los amigos que vale la pena tener. Cuando su hijo (¡Tan buen muchacho! ¡El orgullo de cualquier padre!) le apoyó públicamente por las redes sociales, los troles se lo acabaron inmisericórdemente. Piense usted, querido lector, ¿es este El Salvador que usted quiere dejarle a sus hijos? ¿Usted todavía cree que lo que le pasó a Paco no le puede pasar a usted, o a su hermano, o a su hija?

Yo me decepciono de mi país. Siento la injusticia con que trataron a Paco, lo que le llevó a su muerte, en mi piel. No temo hacer pública mi empatía, porque lo conocí y sé que fue el mejor Presidente que tuvo El Salvador en los últimos años. Lo que hicieron con Paco lo hicieron conmigo, con mi amor por la Patria, con cualquier ideal de un país mejor que tuve alguna vez. Y, querido lector, aunque usted no se haya dado cuenta, lo han hecho con usted también. La Patria ha perdido a un hombre noble y a un buen líder, víctima del odio que se respira en el ambiente en el país que lleva el nombre de El Salvador.

José Antonio Rodríguez es hijo del Dr. José Antonio Rodríguez Porth, asesinado por un comando guerrillero en 1989, y hermano de Lourdes Rodríguez de Flores, viuda del ex presidente Flores. Desde la administración Calderón Sol ha sido director ejecutivo de la GEO.

Francisco Flores continúa en estado crítico tras 2 operaciones

Francisco Flores fue ingresado alrededor de las 07:00 de la noche del domingo después de que su hija lo hallase inconsciente en su casa, donde cumple arresto domiciliario, informó su abogado Edgar Morales Joya.

El Hospital de la Mujer en colonia Escalón, donde se encuentra internado Francisco Flores

El Hospital de la Mujer en colonia Escalón, donde se encuentra internado Francisco Flores

Beatriz Calderón, 26 enero 2016 / LPG
El expresidente salvadoreño Francisco Flores permanece hoy en estado de coma clínico en el Hospital de la Mujer de la capital, donde fue trasladado de urgencia la noche del domingo, tras ser encontrado por su hija en estado inconsciente en su casa, a consecuencia de una obstrucción arterial.

Fuentes del centro hospitalario informaron a Acan-Efe de que el exmandatario continua «sin respuesta a estímulos» y a la espera de ver cómo reacciona tras dos intervenciones quirúrgicas que se le practicaron, pasadas las 10:00 de la noche de ayer, con el objetivo de «deshacer el coágulo que se le ha formado».

El abogado de Flores, Edgar Morales Joya, que las intervenciones a las que fue sometido Flores fueron un cateterismo y una craneotomía, ambas con la finalidad de «desobstruir» la arteria taponada que le provocó el coma y la parálisis de la parte derecha del cuerpo.

Además, dijo que la situación de Flores durará varios días debido a que los médicos abrieron una parte del cráneo para evitar la inflamación del cerebro y permanece conectado a un respirador artificial.

Según la representante legal de Flores Yanira Ticas, el estado del exdirigente «es muy grave y crítico», ya que los doctores le han diagnosticado «un trombo en una arteria, que le ha inmovilizado toda la parte derecha del cuerpo», lo que lo mantiene con «pronóstico reservado» en la unidad de vigilancia intensiva.

La esposa del exmandatario, Lourdes Rodríguez de Flores, estaba en el extranjero pero se espera que este día arribe a El Salvador.

«La situación es difícil y muy compleja, y por el momento no se puede avanzar nada más que lo que nos han dicho los doctores que lo atienden», explicó a últimas horas del domingo Ticas a la prensa que se permanece a la espera de noticias en el exterior del hospital.

Por el momento, Flores se encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital, según información dada por el diputado de ARENA, Ernesto Muyshondt.

Los abogados del expresidente dijeron que durante este día no harán ninguna diligencia en el Juzgado Quinto de Sentencia, y que la situación de la salud del expresidente será atendida de acuerdo a protocolos ya establecidos.

El abogado Joya dijo que el percance médico de Flores no influye en el proceso judicial en su contra. Por su parte, el fiscal Douglas Meléndez, dijo que lo principal es la atención médica a todo reo y luego se verificará con el Instituto de Medicina Legal (IML).

Por otro lado, el diputado de GANA, Guillermo Gallegos, sugirió que tendrían que ser los médicos y no los abogados, quienes informen sobre la situación de salud de Flores.

Francisco Flores, quien padece de trombosis en su pierna derecha y problemas de vesícula, también fue hospitalizado de urgencia el pasado 22 de diciembre, tras sufrir un sangrado interno, pero en esa ocasión no llegó a perder la consciencia.

Durante la audiencia preliminar, que se celebró el 6 de octubre del pasado año, Flores tuvo que abandonar la sala en un par de ocasiones para recibir rehabilitación en la pierna y solicitar recesos extra, debido a su estado de salud.

Francisco Flores ya había sido hospitalizado durante 19 días en octubre de 2014 por la trombosis que padece y los problemas biliares.

El expresidente se encuentra a la espera de ser juzgado por los delitos que se le imputan, tras haber sido aplazada la vista pública, inicialmente fijada para el pasado 18 de enero y retrasada hasta nuevo aviso, por petición de la Fiscalía «para resolver el sistema de declaración de los testigos que viven en el extranjero».

El exjefe de Estado es acusado de apropiarse y desviar 15 millones de dólares de donaciones taiwanesas, que tenían como destino proyectos de reconstrucción y atención a víctimas de dos terremotos que asolaron El Salvador en 2001.

Las cargos que pesan contra Flores son peculado, enriquecimiento ilícito y desobediencia de terceros.

Durante la audiencia preliminar, el juez Miguel Ángel García Argüello, del Juzgado Séptimo de Instrucción, agregó a la imputación el delito de lavado de dinero, pero la citada cámara suprimió ese delito del proceso penal.

Según la acusación fiscal, el imputado sumó 5 millones de dólares a su patrimonio personal y desvió otros 10 hacia una cuenta del partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena), ahora en la oposición y que lo llevó al poder.