caso Chaparral

Los archivos perdidos de El Chaparral (I. – IV.)

I. Documentos revelan nuevas fallas en construcción de represa El Chaparral

La autónoma hizo el pago y cerró el contrato en julio de 2012, luego de un polémico proceso de “Arreglo_Directo” entre ambas partes, pese a que la obra...

La autónoma hizo el pago y cerró el contrato en julio de 2012, luego de un polémico proceso de “Arreglo_Directo” entre ambas partes, pese a que la obra…

Una serie de documentos  que forman parte del expediente de supervisión del Proyecto Hidroeléctrico El Chaparral revelan el mal manejo de la zona de trabajos, la falta de un diseño detallado para continuar su ejecución y hasta la mala construcción de una estructura de paso de aguas (ataguía), así como otras fallas que dejan sin fundamento el pago del pago de $108.5 millones de la Comisión_Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) a la empresa Astaldi SpA.

La autónoma hizo el pago y cerró el contrato en julio de 2012, luego de un polémico proceso de “Arreglo_Directo” entre ambas partes, pese a que la obra  sólo tenía un 29.29% de avance.

El archivo de más de 300 páginas, en poder de El Diario de Hoy, fue preparado por los consultores Euroestudios-Ingetec luego de analizar los problemas en la margen derecha de la montaña donde se asentaría la presa y descubre los cuestionamientos de la supervisora a la constructora.

Las fallas eran tan evidentes que la ataguía colapsó un 30 de mayo de 2010 durante la tormenta tropical Agatha, ante lo cual Astaldi SpA abandonó los trabajos.

Todo lo anterior queda claro cuando se revisa el documento titulado “Informe General de la Margen Derecha” de agosto de 2010. Su principal conclusión es que, para la supervisión, no hubo argumentos “que demostraran el movimiento de todo el macizo de la margen derecha” y recomiendan a CEL_que Astaldi SpA le presente “de inmediato” un planteamiento completo de diseño de la presa para no incumplir con los plazos contractuales.

En el mismo expediente también hay una presentación a la junta directiva de CEL_en julio de 2010 donde Euroestudios-Ingetec deja claro que Astaldi SpA, desde que inició la obra en 2008, excavó  el estribo (margen) derecha sin un patrón de soporte.

“Las excavaciones han sido ejecutadas como exploratorias, provisionales y sin control”, enfatiza el documento planteado ante la junta.

Las cartas entre Astaldi y Euroestudios-Ingetec

En el transcurso de la ejecución de la obra la constructora italiana y el asocio supervisor mantenían comunicación a través de una serie de cartas donde se plantean aspectos técnicos que nunca serían corregidos por el contratista de CEL y que desembocarían en  un desconocimiento “de facto” del rol que juega la supervisión en un proyecto de gran envergadura.

Por ello los anexos del documento en poder de El Diario Hoy registran las cartas enviadas entre el superintendente de la supervisión, Germán Rivera, y el gerente de El Chaparral por parte de Astaldi SpA, Edy Lucchini. En una primera misiva se advierte de la necesidad de un diseño detallado, ya que CEL_solo había entregado un documento básico con el cual la constructora debía iniciar los trabajos, algo ya contemplado en el contrato llave en mano_(sin cambios) a un monto de casi $220 millones.


* Documento del 24 de febrero de 2010


LO QUE ARGUMENTARON…

 «Fue Astaldi que presentó a la junta directiva de CEL un informe en el que aseguraba que el margen derecho de la montaña que iba a sostener el dique de la central había sido dañado y se estaba moviendo luego de las tormentas Agatha y Alex.»

MAURICIO FUNES,  Expresidente de la República, en octubre 2013

 “Estamos seguros, y lo hemos visto ya por más de un año con diferentes geólogos, que la montaña no tiene el problema que se había especulado, la presa El Chaparral va a estar en el mismo lugar, aunque será necesario un rediseño”

LEOPOLDO SAMOUR ,  Expresidente de CEL, en agosto de 2013


Previo a esta fecha, un 17 de agosto de 2009, los supervisores le indicaban a Lucchini que Astaldi SpA no había efectuado el análisis de estabilidad de la montaña para iniciar las excavaciones , además que no se tenía previsto la instalación de elementos de soporte ante “posibles inestabilidades” y que estos trabajos se habían desarrollado sin un programa, lo que conllevaba obras esporádicas sin una secuencia organizada.

Más adelante, un 6 de marzo de 2010, Rivera le envía a Lucchini otra  carta con el asunto_“Margen derecha, trabajos sin diseños detallados aprobados” donde se dice que es riesgoso para el proyecto, incluso para el contratista, la ejecución de obras que no tienen diseño de detalle que permitan planificar de manera clara y ordenada, lo que puede conllevar a la pérdida de recursos importantes para el desarrollo del proyecto e incluso afectar los plazos.

“Como es de su conocimiento la supervisión en diferentes documentos como comunicaciones, actas de reunión e informes de revisión de diseños  ha manifestado la necesidad que el contratista entregue el diseño detallado de manera integral. No resulta aceptable la entrega separada de partes de un mismo elemento”, enfatiza la supervisión.

Después Euroestudios-Ingetec envió otras cuatro cartas en las que enfatizaba en el mismo hecho:_la urgencia del diseño detallado y el cuido de la margen derecha, sobre todo por filtraciones del río Torola que se presentaban.



El detonante de las diferencias entre Astaldi SpA y Euroestudios-Ingetec fue la carta del 30 de abril de 2010 en respuesta a una enviada por la firma italiana donde dice que los supervisores “le están haciendo requerimientos más allá de lo que pide el contrato de la obra”

“No aceptamos lo indicado por el contratista en su comunicación y le solicita (a  Astaldi SpA) que se apegue a los requerimientos técnicos y contractuales que le corresponden (…) ratificamos nuestra preocupación con la estabilidad de los taludes de la margen derecha, hay aspectos de seguridad pendientes”, contesta el supervisor al contratista de la CEL.

Ataguía, mala construcción que colapsó

Una estructura fundamental en la construcción de la obra fue la ataguía para frenar el cauce del río Torola, sobre todo en momentos de invierno copioso pero, según el archivo de la supervisión consultado, Astaldi SpA no realizó un trabajo adecuado para garantizar la estabilidad de la margen derecha, que incidió en el daño durante la tormenta Agatha.

“La ataguía no tiene ningún diseño geotécnico de detalle (…) se solicita revisar completamente el informe  de las ataguías de manera que se incluyan criterios básicos del diseño y las propiedades de los materiales que se utilizarán (…) muy seguramente será desbordada y deteriorada”, indica el informe sobre la ataguía por parte de Euroestudios-Ingetec que incluso adjunta imágenes del daño.

Por todo esto al final se desconoce porque CEL_no inició un proceso sancionatorio contra Astaldi Spa y se llegó a un millonario arreglo, pagando incluso por obras inexistentes y recibiendo más adjudicaciones del gobierno.

Lea mañana: Contrato era «llave en mano» y Astaldi tenía que asumir costos

*Así cambió el proyecto en dos días, luego de la tormenta

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La supervisión deja constancia que a la fecha el contratista Astaldi SpA no ha entregado el diseño detallado de la estructura de la presa cuando ya se llevan 14 meses de ejecución del proyecto (…) reiteramos la solicitud de entrega de dicha información a la mayor brevedad…

II. Contrato por la represa El Chaparral no permitía pagarle más a empresa constructora

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Juan José Morales, 26 mayo 2016 / EDH

Los asesores legales, Curtis, Mallest-Prevost, Colt & Mosle, no recomendaron a la junta directiva de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) hacer un  “arreglo directo” con la firma italiana Astaldi SpA, sino que le advirtieron que debía hacer cumplir el contrato que exigía la entrega de la represa El Chaparral totalmente concluida, sin el pago de sobreprecios, o iniciar un arbitraje.

Lo anterior consta en documentos oficiales a los que tuvo acceso El Diario de Hoy y que establecen que la obra tenía que ser entregada terminada y que si había costos adicionales, tenían que ser asumidos por Astaldi.

Es decir y según el contrato, legalmente era inviable el pago de $108.5 millones por una obra que fue dejada inconclusa.

Esto se relaciona con el hecho de que el contrato CEL 4143-S para el polémico proyecto se firmó un 28 de septiembre de 2008 bajo la modalidad “llave en mano”, un esquema de contratación en el que, según el artículo 68 de la Ley de Adquisiciones y Contrataciones de la Administración Pública (LACAP), el contratista debe hacer desde el diseño detallado de la obra hasta su terminación total.

La documentación en poder de este periódico es parte de una presentación hecha por el despacho Curtis, Mallet-Prevosta, Colt y Mosle para informar a la junta directiva de CEL el 25 de noviembre de 2010 sobre las consideraciones jurídicas del abandono del proyecto El Chaparral. Además plantearon una estrategia a seguir y los pasos posteriores para encontrar alternativas de solución, según se confirmó también en el acta de la sesión 3430 de la junta directiva de CEL.

Al respecto los abogados externos de esta firma internacional, Ricardo Castrillo y Javier Jiménez, explicaron a la directiva de CEL que conforme a la modalidad “llave en mano” el contrato entre CEL y Astaldi no preveía ajustes de precios ni órdenes de cambio e incluye cualquier tipo de imprevistos relacionados con su ejecución. En ningún momento de la presentación hacen recomendaciones de llegar a un arreglo directo con el contratista, que recibió un anticipo de $65.9 millones.

El documento también recuerda que este tipo de contratos le traslada la responsabilidad al contratista de elaborar “ingeniería de detalle, dándole flexibilidad para las variaciones de diseño y obras adicionales que se requieran al enfrentar los problemas técnicos que en la ejecución de se vayan presentando”, es decir todos aquellos imprevistos que luego Astaldi plantearía.

En este sentido la presentación elaborada por el bufete de abogados recuerda que en noviembre de 2009 el contratista italiano presentó un primer reclamo, considerando que los detalles de la fundación de la presa (el dique) resultaron ser distintos a los descritos en el diseño básico de licitación, lo cual implicaba obras adicionales que aumentarían el costo del megaproyecto y que según Astaldi deberían de ser asumidas por CEL.

Sin embargo Astaldi conocía de la situación, ya que fue descrita en las bases de licitación del proyecto, reconocen los abogados,  que citan a la supervisión de la obra, a cargo del asocio colombiano-español Euroestudios-Ingetec.

“Si Astaldi plantea una solución alternativa que sea técnicamente aceptable, esta puede ser implementada pero con cargo a Astaldi conforme al artículo 14 del contrato”, indican los abogados.

Suspende trabajos

Más adelante Astaldi suspendió las obras aduciendo que detectó dos problemas: una falla en el cauce del río Torola y supuestos desplazamientos registrados entre mayo y junio de 2010, con el desarrollo de las tormentas Agatha y Alex en la margen derecha. En ese momento el cronograma de la obra requería un avance del 52% pero el real era del 23.68%, según la supervisión de Euroestudios-Ingetec, y 34.63%, según la realizada por Astaldi.

El entonces presidente Mauricio Funes informó en octubre de 2013 que le pagaron $108.5 millones a la constructora Astaldi con el argumento de que se cerraba el contrato “Llave en mano” con un 38 % de avance de la obra.

Sin embargo, en el Informe Físico Financiero del Programa Anual de Inversiones, presentado a la Junta Directiva de CEL en septiembre de 2012, definió —con técnicos y supervisores de la autónoma— que sólo se construyó el 29.29 % de la represa El Chaparral.

Las actas incluso reflejan que en la negociación entre ambas partes se hizo una sobreestimación aproximada de un 8.71 %, ya que según el Arreglo Directo y el comunicado conjunto entre CEL y la constructora italiana, el valor a julio de 2012 de la central hidroeléctrica inconclusa era de un 38 %, lo que permitió sustentar el pago de $28.7 millones como cifra definitiva de sobreprecio.

La documentación consultada por este periódico también revela que los problemas anteriores fueron el argumento para que Astaldi frenara la construcción de la presa y propuso la suspensión de las obras en el margen derecho de la montaña (continuó con la ejecución de la casa de máquinas), un nuevo estudio de factibilidad (a cargo de la CEL), la elaboración de un diseño básico (siempre por la autónoma) y un diseño de detalle a cargo de la firma italiana.

“En relación a la falla parece ser que ésta ya estaba identificada en las bases de licitación, aunque sin determinar su naturaleza geológica. La supervisión de obra incluso nos ha mostrado un mapa incluido en las bases de licitación, en donde la falla ya estaba identificada”, indican los abogados en el documento presentado a la junta de CEL.

Incluso se le dice a los directivos de la CEL que el tema a resolver “no es si existe la falla o no” sino si ésta es de naturaleza tectónica, es decir, si se encuentra en movimiento.

Ya en 2012, según varias actas de la junta directiva de CEL, se insistió en que se debía resolver vía arbitraje los costos adicionales que Astaldi reclamaba  y que la CEL debía pagar “solo por obras realmente ejecutadas”, algo que va en sintonía con la LACAP y con la modalidad contractual optada por el gobierno en 2008.

Así, el acta número 3507 del 19 de marzo de 2012, confirma que una parte del proceso de negociación se realizó entre el 12 y el 16 de marzo de 2012 y que se tenía que pagar por las obras construidas conforme a precios contracta de un 8.71 %, ya que según el Arreglo Directo y el comunicado conjunto entre CEL y la constructora italiana, el valor a julio de 2012 de la central hidroeléctrica inconclusa era de un 38 %, lo que permitió sustentar el pago de $28.7 millones como cifra definitiva de sobreprecio.

Si Astaldi plantea una solución alternativa que sea técnicamente aceptable, esta puede ser implementada pero con cargo a Astaldi conforme al artículo 14 del contrato

EDH20160526NAC009P

EDH20160526NAC011P

III. La montaña de la represa El Chaparral no se movió y constructora conocía las fallas

Empleados de la empresa constructora Dycsa realizan trabajos alrededor en la casa de máquinas. | Foto por Drone/ Mauricio Castro

Empleados de la empresa constructora Dycsa realizan trabajos alrededor en la casa de máquinas. | Foto por Drone/ Mauricio Castro

Juan José Morales, 27 mayo 2016 / EDH

Una presentación hecha a la junta directiva de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), en julio de 2010, por el consorcio supervisor de la construcción de la represa El Chaparral, el asocio Euroestudios-Ingetec, revela que las fallas alegadas por la constructora Astaldi SpA para solicitar un “arreglo directo” eran de su conocimiento desde 2008 y que la montaña del margen derecho de proyecto “no se había movido” como  argumentó  la firma italiana.

Además, una carta  firmada por el ex coordinador de proyectos de CEL, Jaime Contreras, del 12 de agosto de 2010, enviada a Mario Pieragostini, apoderado general administrativo de Astaldi, le recuerda al contratista italiano que no hay evidencias de los supuestos movimientos planteados en la margen derecha de la montaña que respalden la  emergencia que la constructora alegó para abandonar los trabajos.

“Se concluye que los reclamos presentados por Astaldi no son procedentes en vista de que no cuentan con los sustentos técnicos que puedan confirmar los argumentos en que se basan y no demuestran la concurrencia de razones imprevisibles de fuerza mayor o caso fortuito, debiendo continuar con el desarrollo de las obras para no incumplir con los plazos contractuales. No omitimos manifestar que en ninguna de las cartas se indicó el daño o perjuicio del que presuntamente fue objeto Astaldi”, dice la carta enviada por Contreras.

El documento, que fue presentado a los directivos de CEL mientras duró el contrato de supervisión (marzo 2009-mayo de 2013), también reconoce un mal manejo en las tareas de excavación y de soporte del macizo montañoso, lo cual generó “un problema de estabilidad”, sobre todo por el abuso de dinamita y otros materiales para adecuar la montaña.

“Se concluye que era claro para los licitantes que la situación geológica y geotécnica de la margen derecha era extremadamente complicada y desfavorable, siendo por lo tanto algo previsible para Astaldi”, dice un extracto del análisis de la supervisión, consultado por este periódico.

En contraste, según el mismo documento, el supervisor cuestiona al asesor de Astaldi, Giovanni Lombardi, quien insistió ante los técnicos de Euroestudios-Ingetec que las condiciones en la montaña “fueron inesperadas”, detalle que permitió la justificación de no continuar con la responsabilidad en el megaproyecto.

“Desde el diseño básico se establece la necesidad de colocar anclajes para prevenir deformaciones o relajaciones de roca. Hay un grado de descompresión que deterioraron la montaña”, asegura la supervisión, que más adelante agrega que se excavó “sin control”.

En la carta de Contreras a Pieragostini también se le recuerda a Astaldi  que, por respeto a sus obligaciones contractuales, tenía que reanudar los trabajos en cada uno de los frentes de obra sin implicación con la situación margen derecha y que tenían que tomar en cuenta que dicha decisión, unilateral, afectaría el programa de ejecución de las obras.

Asimismo enfatiza que Astaldi SpA debía presentar un planteamiento completo del diseño detallado de la presa El Chaparral, asociado a medidas técnicas y constructivas que se tomarían en cuenta para no incumplir con los plazos contractuales, un aspecto que no conllevó sanciones por parte de la CEL.

Obra con poco avance

Durante los tres años (2008-2011) en los que Astaldi SpA realizó obras  de El Chaparral siempre hubo claras diferencias en relación a los porcentajes de avance en la ejecución de los trabajos, no solo con Euroestudios-Ingetec sino que también con la misma CEL, que realizaba su propio seguimiento a través de su gerencia de proyectos.

Al respecto un documento de Astaldi con el que reportó a CEL su avance de obra en mayo de 2012 indica que lograron un 42.65% de avance.

Sin embargo la supervisión interna de la autónoma dijo, previo al pago de $108.5 millones, que solo se había construido un 29% de la obra cuando el contratista italiano las abandonó, aduciendo “imprevistos imprevisibles” en la zona de trabajos.

Pero además el Informe Físico Financiero del Programa Anual de Inversiones de septiembre de 2012, que  fue presentado a la directiva de CEL_dos meses después que se firmó el arreglo directo, deja claro que solo se construyó un 29.29% de la obra.

No obstante CEL y Astaldi, en un campo pagado tres días después de firmar el controversial “Arreglo Directo”, afirmaron que el contrato se cerraba con un 38% de avance, tanto en obras como en la instalación de varios equipos electromecánicos.

Hay que destacar que, según el artículo 95 de la Ley de Adquisiciones y Contrataciones de la Administración Pública (Lacap), se puede optar por la modalidad de terminación de contrato por mutuo acuerdo, no pudiendo en este caso reconocer cantidades que no pertenezcan al valor “de la ejecución de la obra realizada, al servicio parcialmente ejecutado o a los bienes entregados o recibidos”.

Esto no sucedió con El Chaparral en el pago de $108.5 millones.

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IV. Administración de CEL se desliga del anterior manejo de El Chaparral

David López Villafuerte, presidente de la CEL. | Foto por EDH

David López Villafuerte, presidente de la CEL. | Foto por EDH

Juan José Morales, 27 mayo 2016 / EDH

La falta de adecuados criterios técnicos llevó al fracaso del proyecto de El Chaparral en la anterior administración, según lo expone el actual presidente de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), David López Villafuerte, a El Diario de Hoy.

Esto llevó a que el proyecto fuera abandonado y a un cuestionado pago de $108 millones a la constructora Astaldi pese a que dejó inconclusa la obra.

López Villafuerte refuerza la tesis de que en el arreglo directo entre CEL y Astaldi no se cumplieron varias cláusulas del contrato de obras y que la institución, lejos de pagar por obras realizadas, terminó desembolsando $108.5 millones sin dar la batalla ante su contratista.

En esta entrevista López Villafuerte además habla del futuro de El Chaparral, un proyecto que CEL jecutará solo con empresas salvadoreñas bajo la modalidad de múltiples contratos y que podría star generando energía eléctrica en 2018 luego de una inversión de $290 millones.

— El proyecto El Chaparral es para varios sectores nacionales como un enigma con respuesta: nadie sabe qué sucedió pero sí tienen claro que se hizo un millonario desembolso para una obra que aún no genera energía eléctrica, ¿por qué se tomó esa decisión? ¿Era la única opción viable?

Considero que desde esta importante institución se tomaron decisiones que quizá no fueron las adecuadas, pero todo proviene de no administrar técnicamente el proyecto, con la anterior gestión la CEL vivió otra época, se manejó con ambigüedad el problema con Astaldi desde que comenzó con los supuestos reclamos y nunca se construyó una salida rápida a los inconvenientes en la margen derecha de la montaña donde se asentaría el dique, desde ahí las cosas no pintaban bien…

— ¿Color oscuro?

Probablemente. Lo que pasa es que si usted tiene un terreno y quiere construir una casa debe hacer estudios, evaluaciones, sondeos y en todos los sitios posibles para construir El Chaparral la prefactibilidad decía que habían ciertas fallas que corregir, lo cual modificaba muchas cosas, incluso el presupuesto. Yo debo de decir la verdad: hubo un error de los técnicos porque ya en 2004 en el estudio que dejaron los japoneses (J-Power) se decía que se tenían que hacer más perforaciones, más análisis técnicos pero esto no se realizó en 2007 y así se licitó y se adjudicó a Astaldi el proyecto en 2008, eso no fue lo correcto.

— En estos términos, ¿CEL estafó a Astaldi al entregar las bases y los documentos de licitación?

La disputa era algo que podía darse. CEL esperaba recibir El Chaparral terminado pero Astaldi le reclamaba por los estudios previos y en estos términos quizá podría decirse que CEL se estafó a Astaldi.

Por eso creo que lo mejor era hacer más estudios, más sondeos, más exploraciones geológicas y eso era obligación de la autónoma, darle más certeza a su contratista para asegurar la responsabilidad de una obra tan delicada y transcendental para el país.

— En este sentido ¿qué falló? ¿cómo podían hacerse las cosas de otra manera?

La solución estaba en resolver técnicamente el problema, arreglar todo este conflicto con Astaldi pasaba por una decisión y un criterio técnico que fue abandonado en la anterior gestión de la CEL.

Lamentablemente hubo ignorancia técnica, y los que podíamos hacer recomendaciones técnicas y resolver estas fallas estábamos relegados y en un segundo plano, todo era otra cosa porque en CEL era otra época…

— … ¿de errores?

Sí, pero sobre todo de decisión porque hubo una deficiencia técnica para resolver el problema con Astaldi, eso fue muy determinante, CEL no hizo lo que tenía que hacer y pasaban meses sin resolver las consultas hechas y las quejas sobre El Chaparral. Con el tiempo todo se fue prolongando, se le dio largas y no se veían las soluciones para echar a andar el proyecto, un exceso de burocracia. Se decía que se había contratado a una empresa para hacer estudios y análisis pero estos nunca llegaban , todo se iba dilatando y nunca se planteaban alternativas.

— ¿Hubo irresponsabilidad de los técnicos y de las autoridades de CEL por no resolver de manera inmediata esto?

Yo considero que en esto tuvo mucho que ver el hecho de que la anterior gestión de esta importante institución se perdió por completo el perfil técnico, ¿cómo podíamos enfrentar a Astaldi en un tema tan delicado si ellos también tienen a su gente y a sus especialistas? Y lo que terminó de agravar la situación es que nunca hubo respuestas rápidas, diligentes, la burocracia incidió y durante todo ese tiempo donde CEL no daba respuestas Astaldi se preparó para el arreglo directo.

— ¿Qué situaciones conoció usted de falta de celeridad en querer resolver el problema con Astaldi?

Yo recuerdo que en las sesiones de junta directiva de CEL se presentó un inconveniente. Se había fijado que todos los jueves a las 2 de la tarde se tenían que celebrar las reuniones para ver estos problemas pero nunca había quórum (asistencia) y lo mismo sucedía una semana después y así sucesivamente.

Esa fue una clara muestra de falta de diligencia y ahí rompimos, en cuestiones como esta si yo digo que hoy hay que hacer una reunión de junta quizá solo un miembro faltaría, hemos enfrentado momentos donde hay que hacer hasta tres reuniones a la semana y se hacen. Pero antes las dinámicas eran bien pasivas y no generan mayores cambios y ese modo de operar era evidente en todo, incluyendo El Chaparral.

— ¿Por qué la supervisión de la obra (Eroestudios-Ingetec) no metió más presión para que se buscara terminar el proyecto?

De nuevo, por el mismo problema técnico, no se tenía una tropa fuerte que empujara esto, la CEL prácticamente estaba relegada, a pesar de ser el dueño del proyecto, ellos ponían los tiempos. Yo, si no tuviera el conocimiento técnico, fácilmente aceptaría plazos prolongados y millonarias cantidades de dinero para resolver algo que en términos teóricos y prácticos es mucho menos complejo. Todas eran justificantes y nunca se pudo sacar adelante una verdadera solución.

— ¿Qué es hoy de El Chaparral? ¿Ya hay avances en las obras que CELactualmente ejecuta?

El proyecto ya lo retomamos, ya superamos todos los problemas que impedían que lo echáramos a andar. De momento estamos trabajando en la turbina en los laboratorios de la firma rusa Tyazhmash y en la estructura de la casa de máquinas, la cual la está elaborando la constructora salvadoreña Dycsa. El plan de inversión del proyecto se mantiene, aunque de momento no tenemos el estimado final de costos pero estamos seguros que lograremos un ahorro mínimo de $10 millones.

Además en los próximos días anunciaremos otros tres nuevos contratos donde esperamos definir quien será el que suministrará el concreto, todo según lo esperado para generar energía en 2019.