Iván Simonovis lleva casa por cárcel. Es decir, llevó todas las restricciones, todo el encierro, toda la vigilancia, a su casa. No está libre, no puede salir a caminar. Sigue preso. Y su esposa, Bony Pertinez de Simonovis, continúa adaptándose. Si bien ya no tiene que visitarlo en prisión, ahora debe aceptar y convivir con un nuevo integrante de la familia: el aislamiento
Bony e Iván Simonovis con sus dos hijos
Por: Carlos Flores, 25 mayo 2015/Newsweek Español Venezuela
Bony Pertinez de Simonovis ha vivido, sentido, padecido, tanto drama en su vida que cualquier introducción que pueda realizar a esta entrevista, sería tratar de presentar o describir niveles de dolor que solo ella conoce. Bueno, ella y tal vez un grupo de mujeres, esposas, hijas y madres que han tenido que sudar pundonor ante la dura colección de bofetadas con que la historia les arremetió, hasta marcarlas con un sello de aguante único, homérico. Y es que la mujer de un preso político debe tener falda y pantalones bien puestos. Sobre sus hombros, el compartir una condena que jamás aceptará como legal y entre sus brazos, la familia que se dispersa, así como transcurre la atroz pesadilla carcelaria.
Atrás quedaron los tiempos de visitar a Iván en la cárcel. Hoy la casa es la cárcel. El SEBIN está asomado afuera. Es parte de sus vidas, y ahora es parte de cada persona que los visita, interrogatorio por medio. Amigos y familiares han fallecido… y hasta su propio país da la impresión de haberse marchado hace largo rato, sin mayores ganas de retornar. Bony se ha ido quedando sola.
Al menos, Iván está ahí… maltrecho y débil, pero es su esposo. Y eso no lo cambiaría por nada. Es armar el rompecabezas de la vida conyugal con piezas que fueron arrebatadas. Hay que crearlas, hay que poner empeño… paso a paso… juntos.
-Recordemos momentos difíciles. Hoy, al pensar en lo ocurrido el 11 de abril de 2002, ¿qué le viene a la mente?
-En ese momento yo trabajaba en PDVSA, en la sede de Chuao y precisamente viví parte de lo ocurrido. No me lo contaron, yo presencié una concentración multitudinaria, indignada con el gobierno de Chávez, queriendo expresarse legítimamente contra lo que estaba pasado en ese momento en el país. Recuerdo haber visto a mi esposo subirse en la tarima de la plaza en Chuao, pidiéndole a la gente que no fuera hacia Miraflores, que la marcha estaba permisada solo hasta ese lugar. Pero la gran mayoría, no le hacía caso, incluso tumbaron unos cordones humanos de funcionarios de la Policía Metropolitana que se habían ubicado en la calle, para que la marcha no avanzara hasta Miraflores. No es que no me provocara también ir y gritarle mi indignación al presidente Chávez en el Balcón del Pueblo, que es de todos los venezolanos, sino que al igual que Iván, imaginaba que cualquier confrontación entre chavistas y opositores solo traería violencia.
-¿Cómo reacciona cuando alguien le recuerda esa fecha?
-Mi reacción es como la que tienes cuando recuerdas una pesadilla que quisieras que nunca hubiera ocurrido. Como aquellos recuerdos que quisieras borrar para siempre de tu memoria. Sin embargo, estoy clara que es parte de la historia y nos tocó vivirla, muy de cerca, dolorosamente.
-¿Es algo de lo que se habla en casa?
-Depende, cuando la fecha se acerca, siempre es un tema necesario pues es un momento en el cual el gobierno revolucionario enfila todo su odio contra nuestra familia. Nos insultan por cualquier medio de comunicación, nos han amenazado. Han atacado mi casa. Han insultado y acosado a la familia, incluyendo a mis hijos, por las redes sociales.
– Durante los años de encarcelamiento de su esposo. ¿Cuál fue el peor momento, el punto más bajo, cuando pudo haber sentido que la esperanza se extinguía?
-Existieron muchos momentos. En el momento de la detención, yo iba al trabajo y mis hijos estaban en el Colegio. De repente Iván desapareció de nuestras vidas y toda nuestra rutina familiar se trastocó. Tuve que separarme de mis hijos, pues el juicio fue en Maracay, debimos empezar a visitar a su papá en la cárcel, entre cucarachas y ratas, las requisas, los maltratos, la injusticia; ver esposado a Iván, confinado a una celda sin luz natural, dependiendo de nosotros para todo, desde su comida, hasta su ropa.
-¿Cómo se vive con la preocupación diaria de saber que su esposo estaba preso, enfermo?, bajo esas circunstancias, ¿cuánto pesaba o cuán difícil era ser madre, líder familiar?
-Antes de iniciarse este Vía Crucis llevábamos una vida como cualquier pareja de clase media de manera organizada, previsiva. En nuestro hogar, a nuestros hijos nunca faltaba nada. Intentando desarrollar capacidad de adaptación para enfrentar problemas, incluidos los económicos. Pero Iván nunca ha estado preso solo. Hemos compartido como familia, cada desagradable minuto de su injusta prisión. Sin duda alguna una dura lección de vida y prueba de amor.
– ¿Se apoyó en alguna religión?
-Parafraseando al poeta José Zorilla que: “Para la verdad está el tiempo y para la justicia está Dios”.
-Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Cuando su esposo estuvo encarcelado, ¿llegó usted a arrepentirse de alguna pelea, algún conflicto que tuvieron en el pasado? ¿No le pasó eso de: “por qué le grité aquella vez o le reclamé esto o lo otro?
-La historia no parece historia cuando la estamos viviendo. Y precisamente nuestra vida familiar se quedó paralizada en el tiempo. Siempre supimos lo que estábamos perdiéndonos mientras Iván ha estado preso. Le dimos valor a cada recuerdo, intentando llevar una dinámica lejos del resentimiento. Enfocándonos en lo positivo que tiene cada situación, inclusos las peores, como es la cárcel.
-¿Qué tan difícil fue ver, al mismo tiempo, el deterioro de su esposo pero también el del país?
-No solo el deterioro progresivo y paulatino de mi esposo, sino el de amigos, familiares. Acompañar a mi hermana, Katy, un 30 de diciembre mientras se hacia la quimioterapia; asistir al funeral de nuestro abogado y amigo Carlos Bastidas, y padecer la larga y penosa enfermedad que llevó a la muerte de mi mamá. Todo esto sin que Iván pudiera estar a nuestro lado, reconfortándonos con su presencia. Ha sido un proceso de duelo permanente, con múltiples pérdidas de todo orden y con alta carga emocional. Sigue siendo una situación de estrés sostenido para la familia, para mis hijos.
”Paralelamente ha sido muy duro ver cómo el país se convertía cada vez más en un lugar intolerante, lleno de resentimiento. Un sitio antidemocrático, inseguro, desunido, subdesarrollado, sin justicia social, donde el gobierno no lucha por superar la pobreza. Una Venezuela sin Estado de Derecho, sin seguridad jurídica ni social, donde la Constitución y las leyes no se cumplen. Sin separación de poderes y donde el sistema de justicia está parcializado, carente de ética, moral e independencia
-Muchas familias han sido divididas por el chavismo, ¿hay algún casi similar en la suya?
-Afortunadamente no.
-Actualmente, ¿cómo se encuentra su esposo?
-Tras casi 10 años de prisión, Iván recibió la medida de detención domiciliaria por razones de salud, por el estado actual de sus patologías, las cuales han conducido a un grave deterioro de su salud física y mental, así comosu equilibrio psicosocial.Entre ellas, puedo mencionar por ejemplo:hipertensión arterial, taquicardia, osteoporosis y dolores musculares; problemas gastrointestinales, secuelas de una enfermedad degenerativa de la columna vertebral y trastornos graves de sueño.
”Iván sigue preso, pero en casa. La prisión se trasladó a nuestro hogar. Por lo tanto Iván carece de libertad plena, añora caminar y respirar libremente bajo el sol, en plena naturaleza y compartir con su familia actividades al aire libre. Quiere trabajar, sentirse útil.
”Adicionalmente,Iván no puede dar declaraciones ante medios de comunicación social públicos o privados, y tampoco a través de las redes sociales. Tiene que presentar cada 3 meses un informe actualizado de su estado de salud.
-¿Cómo fue la primera noche en casa, cuando Iván retornó?
-Ocurrió en la madrugada. Mi hija estaba en una reunión fuera de la casa y yo, dormida. Fue toda una sorpresa. De las buenas, que tenían tiempo sin ocurrir en la familia. Nadie durmió en la casa. Le presentamos nuevamente nuestro hogar a Iván. Le explicamos dónde quedaba todo, cuáles eran las rutinas, le presentamos a nuestras mascotas. En eso estamos, aún adaptándonos.
-¿Y el amoldarse a la vida con su esposo, con la familia completa?
-Mi familia ya no está completa. Mi hijo no vive en el país, mi mamá murió, mis sobrinos crecieron y hay algunos a quienes ni siquiera conocemos porque viven en el extranjero y les da miedo venir a Venezuela. En fin, es una situación difícil, complicada, llena de heridas emocionales que espero se curen algún día.
-Si tuviera que explicarle a alguien que no conoce Venezuela, que no sabe nada de lo que ocurre, lo que ocurrió con su esposo, lo que usted tuvo que vivir, ¿cómo lo explicaría?
-Les diría que en Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro, así como lo hiciera el gobierno de Chávez, viola el debido proceso y el derecho a la libertad personal por razones políticas. Niega la existencia de presos, perseguidos y exiliados políticos.Utiliza los tribunales de justicia para mantener en las cárceles a determinados opositores, inventándole al preso político, un delito común, con penas aterradoras. Somete a los presos políticos a juicios que constituyen una mascarada miserable, en la cual son vulnerados sus DD.HH, una farsa grotesca que, a pesar de los esfuerzos de los abogados, los mantiene literalmente indefensos, sin que el tribunal siquiera eche una ojeada a las pruebas de descargo presentadas por la defensa, para, finalmente, dejar caer sobre ellos las penas más severas que tribunal venezolano alguno haya dictado en casos similares.
”El ensañamiento del gobierno venezolano en contra de los presos políticos llega a extremos de crueldad, de crueldad psicológica… quizás peor que la tortura física. Porque pretende recubrir todos sus actos de represión con una cobija de «legalidad».
-¿Cómo es su día a día actualmente?
-Ahora estamos todos presos en la casa. Me toca hacer lo que haría cualquier madre soltera venezolana, salir a la calle, trabajar, hacer mercado, encargarme de mis hijos, de mi esposo.
-¿Hay algo que no pueda hacer?
-No puedo vivir como viviría una familia normal. Todo debe hacerse dentro de la casa porque Iván no puede salir, sigue preso. Cada cumpleaños, o fecha a celebrar debe hacerse en nuestro hogar. Hemos debido aprender a estar vigilados por funcionarios del Sebin las 24 horas del día. Cada vez que salimos en carro de la casa, los funcionarios nos revisan hasta la maleta. Chequean a cualquier persona que venga a visitarnos, incluyendo a nuestros hijos, les toman fotos, le piden su número de cédula y le exigen expliquen el motivo de la visita.
-¿Cómo visualiza el futuro de su familia y el de Venezuela?
-Una senda dura y empinada, la cual se hace más leve y llevadera gracias a tantos venezolanos solidarios que están dispuestos a luchar por una mejor Venezuela.Y es por eso que le pidoa nuestro pueblo venezolano su solidaridad con nuestros presos, perseguidos y exiliados políticos. Y su respaldo incondicional a sus familias,quienes sufren la prisión política de sus esposos, hijos, familiares.
-¿Qué puede decirle a las madres, parejas, familia de los presos políticos?
-Mis palabras, son eco de la necesidad de justicia que claman nuestras familias.En Venezuela contamos hoy con más de80 presos políticos encarcelados y miles de procedimientos abiertos contra venezolanos con régimen de presentación en tribunales y contra perseguidos que han tenido que abandonar la patria. Finalmente les digo que por la liberación de todos nuestros presos políticos, por el respeto a la dignidad de lafamilia, por el enaltecimiento de nuestra bien amada Venezuela, no es suficiente clamar por la justicia. Ahora es necesarioseguir la luchapor la liberación de los presos políticos, el regreso de los exiliados, el cese de la persecución a la disidencia,por la justicia. Por la libertad de nuestros hijos. Por la de mi esposo. Y por la de todos aquellos quienes deben dormir tras las rejas injustamente.
-Si alguien le hubiera dicho un día antes de contraer matrimonio, que en el futuro les iba a ocurrir todo eso, ¿hubiera aceptado ser la esposa de Iván Simonovis?
-Sí, claro.
-¿Por qué?
-Porque Iván tiene todos los atributos que siempre había deseado para mi compañero de vida. Carácter, inteligencia, personalidad y es un excelente padre sobre todas las cosas. Este 5 de Abril de 2015 Iván y yo cumplimos 24 años de casados. Fue nuestro primer aniversario juntos, luego de pasar 10 años separados. Una separación que solo fue corporal porque sentimentalmente hemos estamos siempre unidos. Inevitablemente tuvimos que cambiar momentos de pasión por los de comprensión y desarrollamos un vínculo de amor que nos ha llevado a un nivel de entendimiento, al cual estoy seguro llegaríamos a través de nuestros años, pero las circunstancias han acelerado esta maduración como pareja.
¿Quién es Bony Simonovis: Vea una entrevista de Paolo Luers del 2010
Otra entrevista a Iván Simonovis del 2012
¿Quién es Iván Simonovis? Vea una entrevista de Paolo Luers