Diego Sánchez-Ancochea

“Es muy difícil que garanticemos empleos de calidad para todo el mundo”: Diego Sánchez-Ancochea

El economista y director del Centro Latinoamericano de la Universidad de Oxford explica el rol de la política social en un contexto global complejo, en el que debe replantearse temas claves como la educación o el ingreso básico universal.

Entrevista de Guillermo Miranda Cuestas, 2 abril 2018 / El Diario de Hoy

Para Diego Sánchez-Ancochea, la política social debe ser comprendida como un activo fundamental en el progreso de las sociedades. En esta entrevista, el director del Centro Latinoamericano de la Universidad de Oxford plantea diversos desafíos para el desarrollo de América Latina, tanto respecto a los ciclos electorales como a las nuevas dinámicas de una economía global cada vez más dinámica y compleja.

En esta conversación, el economista español realiza una valoración positiva en cuanto al combate a la pobreza y la desigualdad en la región, aunque plantea dos retos aún pendientes: la sostenibilidad de la política social y la transformación de una economía más dinámica.

Asimismo, hace un breve recorrido por algunas políticas claves para enfrentar el nuevo entorno global en el que, según el académico, será cada vez más difícil asegurar empleos de calidad para todos.

Entre estas políticas menciona el replanteamiento del sistema educativo y la necesidad de revalorizar el trabajo de los maestros; además de insertar un tema cada vez más debatido en la academia: la idea de brindar un ingreso básico a todas las personas.

El rol de la política social

«Los países más exitosos en reducir desigualdades y la vez crecer son aquellos que entienden a la política social como un activo, como una forma de mejorar el capital humano y de hacerse más competitivos»

Diego Sánchez-Ancochea

¿Qué lecciones a favor del desarrollo puede apreciarse en América Latina?
Los últimos 15 años han sido bien interesantes para la región; especialmente desde 2003 hasta 2013 o 2014 porque se hicieron algunas cosas muy bien y otras cosa muy regular. Lo que se hizo muy bien fue redistribuir mejor las rentas de las materias primas para mejorar parte de la política social, tanto para los pobres con las transferencias condicionadas como para otros actores. Lo que se hizo menos bien son dos cosas. Una es pensar en cómo transformar la economía; es decir, cuáles nuevos sectores pueden desarrollarse para hacerla más dinámica. Hubo muy pocos avances en la región en este sentido. Lo otro es pensar en la sostenibilidad, no solo financiera sino también política respecto a las políticas que se estaban adoptando.

Y respecto a esta sostenibilidad, ¿hay un problema institucional en no garantizarla?
Tiene que ver con instituciones pero tiene mucho que ver también con la sostenibilidad política. No nos olvidemos que una política social u otra política pública va a ser apoyada en el largo plazo si beneficia a la población. Lo que se hizo es hacer políticas muy segmentadas en distintos grupos y por tanto no hubo una coalición de la clase media con la gente de menos ingresos defendiendo políticas comunes.

¿Por qué ocurre tal dinámica? ¿Es un problema de desigualdad?
Claro, se debe en parte a la desigualdad pero también a necesidades electorales. Es muchísimo más fácil expandir el gasto en los más pobres por un lado sin tocar los beneficios de otros grupos que tratar de incorporar a todo mundo en la seguridad social. Entonces, como lo importante era tratar de mejorar la situación de la gente lo más rápido posible no hubo suficiente estrategia sobre la visión de largo plazo de cómo ir unificando los beneficios.

¿Cómo concurren el crecimiento económico por un lado y la política social por el otro? ¿Son dinámicas que se complementan al mismo tiempo o que ocurren en un proceso en períodos distintos?
No creo que haya en absoluto una relación contradictoria entre crecimiento y política social. De hecho, creo que los países más exitosos en reducir desigualdades y la vez crecer son aquellos que entienden a la política social como un activo, como una forma de mejorar el capital humano y de hacerse más competitivos.

Es el caso de Costa Rica durante mucho tiempo y es el caso, más allá en Europa, de los países nórdicos, por ejemplo. Sobre el porqué se han logrado estas dos cosas a la vez, en parte se debió a que tenemos democracias. Aunque criticamos mucho y tienen toda clase de problemas, las presiones democráticas hicieron que se pusiera más acento en satisfacer parte de las necesidades de la población.

El nuevo contexto global

«Nos encontramos ante un mundo global cada vez más complejo. Y creo que es cada vez más complejo porque tenemos serias dudas de si podemos crear empleos para toda la población»

Diego Sánchez-Ancochea

¿No es este entorno democrático, y especialmente el electoral, el que a veces afecta la calidad de la política social al priorizar el alivio de la pobreza por sobre potenciar el capital humano?
No cabe duda que aquellos países que tienen democracias más débiles pueden acabar haciendo políticas clientelares. Incluso en México ha sido un problema a lo largo del tiempo. Pero en algunos de los países se hizo una política para los pobres pero basada en derechos. Es el caso de Bolsa Familia, a pesar de todos los problemas de Brasil, y es el caso de Renta Dignidad, de las pensiones en el caso boliviano. No cabe duda que estar en el ciclo electoral es un problema -lo hablábamos antes- pero también tiene la virtud de mejorar la situación de la gente a través de algunos programas sociales bien diseñados.

De cara a la dinámica global, ¿cuáles son los retos de los nuevos mercados laborales en cuanto a las habilidades de las personas?
Nos encontramos ante un mundo global cada vez más complejo. Y creo que es cada vez más complejo porque tenemos serias dudas de si podemos crear empleos para toda la población y de cómo hacer frente a ese gran reto que tiene que ver con la globalización, pero también con las nuevas tecnologías. Creo que hay varias formas de hacerlo. Una es invertir más en educación y en capacidad tecnológico en todos los países.

En segundo lugar, tenemos que buscar cómo integrar más a los sectores más dinámicos de la economía con el resto; cómo buscar formas en que esos sectores compren más productos al resto de la economía.

Y tercero, tenemos que entender que la política social va a ser importante para compensar a aquellos que pierdan, por eso creo que debates entorno a mejor salud y educación son importantes pero también lo son debates sobre el ingreso básico universal, que ahora apoyan tanto parte de la izquierda como parte de la derecha.

En ese contexto de dinamismo, ¿está agotado un sistema educativo con marcos que ya llevan varias décadas atrás?
Sí, sin duda. Hay trabajos muy importantes que plantean que el sistema educativo estaba educando obreros en una relación “fordista”, mientras que ahora tiene que crear individuos, mujeres y hombres, para la creatividad, para el pensar en el mañana, para pensar en cómo utilizar nuevas tecnologías. Es decir, todo debería estar entorno a la creatividad y esto quiere decir que sobretodo en el mundo latinoamericano y el español, de donde yo vengo, tienen que cambiar radicalmente.

La educación

«La función de educar es importante para crear ciudadanos más democráticos, pero también para crear economías más dinámicas»

Diego Sánchez-Ancochea

¿En qué sentido?
No puede ser el profesor hablando, sino el profesor fomentando el debate entre los alumnos. Lo que pasa es que tampoco debemos pedirle más de la cuenta a los profesores; todos esos cambios tienen que ir de la mano de un mayor fortalecimiento del profesorado en términos de valorarlo más, tanto económica como socialmente. Ojalá hubiera gobiernos que hicieran las dos cosas a la vez, que no siempre se hacen; que por un lado dijeran a los profesores “ustedes tienen que cambiar la forma de educar y estar más preparados para la creatividad” y por el otro les dijeran “a cambio nosotros vamos a valorarle más y vamos a estar dispuestos a darles más ingresos”. No somos capaces de vincular esas dos cosas al mismo tiempo en el debate educativo.

Ese valor social, ¿tiene que ver con la reputación de ser maestro?
Correcto, me refiero a que en muchos países no se piensa el ser maestro como una de las labores más importantes de la sociedad. No queremos que los jóvenes sean maestros, ahora queremos que sean parte del sector financiero o bancario. Pero algo que debería estar aceptado en todos los países es entender que la función de educar es importante para crear ciudadanos más democráticos, pero también para crear economías más dinámicas.

¿Ves en la región algún referente en esa dirección?
Veo intentos, que son siempre difíciles. Históricamente ha sido el caso costarricense, por supuesto, donde se han hecho reformas importantes y donde ministros anteriores, como el ministro Leonardo Garnier, vincularon mucho la parte creativa, incluso el dibujo o las humanidades, con la parte de las ciencias. Pero no hay tantos casos de éxito porque es muy difícil romper las dinámicas de muy largo plazo de sistemas educativos poco dinámicos.

Desafíos para El Salvador

«El reto en El Salvador es, por un lado, conseguir mayores consensos entres los grandes partidos políticos y, por el otro, promocionar más el crecimiento»

Diego Sánchez-Ancochea

Mencionaste el ingreso básico universal, ¿qué tan cerca ves al mundo y a América Latina de implementar políticas en esa lógica?
Hay posibilidades de ir avanzando, pero es uno de los muchos casos que nos tenemos que acordar que la política es progresiva. Por tanto, lo que hay que buscar no es una forma de crear un ingreso para todo el mundo de la noche a la mañana, sino de ir expandiendo lo que ya existe. Por ejemplo, en Argentina existe un ingreso familiar tanto para el sector formal como una compensación para el sector informal. Cómo ir avanzando en ello e integrarlos es importante. Entonces, no lo veo para el corto plazo, pero sí para el mediano y largo plazo basado en la agenda de más gobiernos, porque es una forma de ir compensando y de ir haciendo frente a la idea de que es muy difícil que garanticemos empleos de calidad para todo el mundo.

¿Por dónde empezar entonces esta discusión?
Empieza desde ir incorporando a distintas poblaciones a nuevas pensiones; por ejemplo, empezando por los mayores con una pensión universal que sea solo para los adultos mayores y luego ir a otros grupos poblacionales. Y a la vez, esto puede crear nuevas demandas que generen nuevas necesidades de aumentar impuestos, que sin duda es una de las grandes restricciones, sobretodo en el contexto latinoamericano.

Por último, háblanos de la subregión centroamericana y del rumbo de estos países que muestran direcciones y problemáticas muy distintas. ¿Cuál crees que es el eslabón que ha hecho la diferencia entre los países que les va mejor que a otros?
Lo interesante de Centroamérica es entender tanto lo común como la diversidad. Es decir, lo común es una presión global y una oportunidad de riqueza para algunos grupos de población que está creando presiones hacia la desigualdad en la región, incluso en Costa Rica. Lo interesante es que países distintos responden de formas diferentes y más interesante aún es que los retos de cada país son distintos.

Por ejemplo, creo que el reto en El Salvador es, por un lado, conseguir mayores consensos entres los grandes partidos políticos y, por el otro, promocionar más el crecimiento. Mientras que en países como Guatemala, los problemas de institucionalidad o las dificultades para que haya partidos políticos serios son muy importantes.

Es clave que las universidades y los organismos de pensamiento en la región hagan esas comparaciones. Más que darte una respuesta diría que necesitamos más comparación que se centre en tres áreas fundamentales: el área institucional del Estado y de los partidos políticos, el área del crecimiento y el área de la política social y la igualdad. Ojalá seamos capaces de hacer formas de pensar más sofisticadas que no simplifiquen el debate más de la cuenta.

Diego Sánchez-Ancochea

Nacionalidad: Español

Cargo: Director del Centro Latinoamericano de la Universidad de Oxford, Inglaterra.

Áreas de especialidad: Desarrollo, política social y economía política en América Latina.

Formación: Doctor en economía de la New School for Social Research de Nueva York con maestría en administración pública y políticas de gobierno de la Universidad Complutense de Madrid.