Julio Borges

Discurso de Julio Borges en la entrega del Premio Sájarov

El presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, acompañado de Antonio Ledezma en representación de los presos políticos, recibieron el máximo reconocimiento que otorga la Unión Europea a los defensores de los derechos humanos.

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Antonio Ledezma y Julio Borges reciben el reconocimiento del Parlamento Europeo. Foto de Frederick Florin para AFP

Julio Borges, 13 diciembre 2017 / PRODAVINCI

prodavinciEl Parlamento Europeo concedió el Premio Sájarov para la Libertad de Conciencia a la oposición venezolana, en particular a la Asamblea Nacional (AN) y a los presos políticos de la lista del Foro Penal Venezolano, representados por Leopoldo López, Antonio Ledezma, Daniel Ceballos, Yon Goicoechea, Lorent Saleh, Alfredo Ramos y Andrea González.

Julio Borges, presidente de la AN, y Antonio Ledezma recogieron el Premio Sájarov este miércoles 13 de diciembre de 2017. Antonio Tajani, máxima autoridad de la cámara, dijo que se trata del reconocimiento más importante “que otorga la Unión Europea a aquellos que defienden los derechos humanos”. Añadió en su discurso que es la primera vez que una institución, la AN, gana este galardón.

“Como todos los Parlamentos del mundo, incluso el nuestro, es el símbolo de la democracia y de la diversidad de opinión. (…) Al otorgar este premio, defendemos las Constituciones, las instituciones, la separación de los poderes. Este es la base de la democracia. Así como la libertad de expresión. Hoy tenemos con nosotros representantes de algunos de los presos políticos. Saludo su presencia así como la de Antonio Ledezma sentado a mi lado. Pero no hay que olvidar a los demás. Según el Foro Penal son casi trescientos. Este Premio es igualmente para ellos”.

También advirtió que en el país “la situación de los derechos humanos se deteriora cada día más”.

Estas fueron las palabras del presidente del Parlamento venezolano al recibir el Premio:

“Señor Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo
Honorables miembros del Parlamento Europeo.
Respetables asistentes.
Pueblo de Venezuela.

Desde que unos navegantes llegaron a suelo americano hace siglos, Europa y Venezuela han tenido una relación de ida y vuelta.

Aunque algunos pretendan cambiar la historia, estamos hermanados desde entonces.

Hoy a los venezolanos nos toca agradecer que Europa, ustedes, nos han tendido una mano amiga en las que, sin duda, son las horas más oscuras de nuestra historia republicana. Es esa misma mano que los venezolanos ofrecimos en el siglo XX a miles de europeos que emigraron con las cicatrices de las guerras en sus almas y en sus cuerpos, entre ellos mis propios padres y abuelos.

Algunos han retornado a sus lugares de origen expulsados por los devastadores efectos del Socialismo del Siglo XXI que se ha pretendido instaurar en mi país y tristemente los jóvenes venezolanos también han dejado atrás su tierra, con la esperanza de encontrar en Europa y otros rincones del mundo el futuro y las oportunidades que el Gobierno les arrebató.

Ese viaje de ida y vuelta, esa historia común, nos ha traído hasta aquí. El Parlamento Europeo hoy reconoce la valiente e incansable lucha de los venezolanos al otorgarle el Premio Sájarov a la oposición democrática representada en la Asamblea Nacional, la cual tengo el honor de presidir, y a todos los presos políticos que hay en mi país, quisiera que hoy le diéramos un aplauso a quienes hoy nos acompañan aquí: Antonieta y Leopoldo López, padres de Leopoldo López; Antonio Ledezma, Patricia de Ceballos, esposa de Daniel Ceballos, además de los familiares y representantes de Lorent Saleh, Yon Goicoechea y Andrea González, y a todos nuestros exiliados.

Recibimos esta distinción con profundo agradecimiento. Lo acoge todo el país. Lo hace suyo Venezuela entera y unida. Es un reconocimiento para la madre que se priva de alimentos para salvar a sus hijos, para el niño que hurga en la basura intentando saciar el hambre, para el abuelo que muere de mengua por la escasez de medicamentos. Lo recibe también ese joven que hoy emigra desesperado en busca de oportunidades en otras latitudes, el maestro que vence la ceguera ideológica y se aferra a la tarea de formar hombres y mujeres libres. Lo reciben quienes luchan por los derechos humanos y los periodistas que se arriesgan para mostrar una realidad que pretende ser silenciada. Esta distinción también atraviesa los barrotes de los calabozos en los que están injustamente detenidos cerca de 350 presos políticos en las cárceles venezolanas. ¡Ellos y su lucha también están reconocidos aquí!

Pero de manera especial, el Premio Sájarov honra la memoria de los 157 venezolanos asesinados por la brutal represión gubernamental durante las protestas pacíficas que se realizaron durante más de 130 días continuos en 2017.

Cuando Andrei Sájarov fue reconocido con el Premio Nobel de la Paz en 1975 no pudo recibirlo personalmente. Se encontraba a las afueras de un tribunal lituano esperando la injusta sentencia que marcaría la vida de su amigo, el científico Serghey Kovalyev. En el discurso de aceptación del Nobel que leyó su esposa estaban los nombres de un centenar de presos políticos y exiliados. Pidió disculpas por los que no recordó y aseguró que ‘cada nombre, mencionado o no, representa un destino humano duro y heroico, años de sufrimiento, años de lucha por la dignidad humana’. Son, sin duda, palabras que remueven hoy el alma de cada venezolano y resumen su persistente lucha durante los últimos años.

Estoy convencido que nuestro noble desafío no le es ajeno a Europa. A ustedes, honorables eurodiputados, no les resulta extraña la pelea que estamos dando contra la dominación y el miedo. En pleno siglo XXI los venezolanos resistimos y enfrentamos a un Estado totalitario, una segunda Cuba pero con las reservas de petróleo, gas y oro más grandes de occidente. Puedo asegurar que nosotros, al igual que ustedes hace décadas, estamos determinados a persistir y vencer esa perversa pretensión de colonizar la conciencia de cada venezolano.

El régimen que ha secuestrado la democracia en mi país instauró el hambre para administrar la miseria. Destruyó el sistema de salud para gestionar la muerte. Expropió miles de empresas para repartir pobreza. Adoctrinó las aulas para ofrecer ignorancia.

A diferencia de la socialdemocracia, el Socialismo del Siglo XXI es una versión renovada e igual de traumática que el socialismo real que ustedes padecieron durante décadas. Aunque está condenado al fracaso, se ha constituido en el mayor obstáculo para la paz, el progreso y los derechos humanos de los venezolanos.

La imposición de este sistema en nuestra nación ha causado destrucción y miseria sin precedentes. Tras haber vivido la mayor bonanza petrolera hace pocos años, la economía venezolana acaba de entrar a la infame lista de las que han padecido una hiperinflación: el alza promedio de los precios de los alimentos llegará al final de este mes a 2000%. Dicho de otra forma, en Venezuela basta que transcurran unas horas para registrar la inflación que los países europeos acumulan en todo un año. El hambre se instauró en los hogares: 75% de los venezolanos han bajado hasta 10 kilos en los últimos 12 meses y por si fuera poco 4 de cada 10 niños ya sufren algún grado desnutrición. La muerte también avanza: en las farmacias escasean 9 de cada 10 medicinas requeridas para enfermedades crónicas.

La tragedia es evidente y dolorosa. Solo la soberbia de quienes conciben el poder como una forma de dominación la han desconocido y subestimado, hasta el punto de cerrar las puertas a quienes generosamente nos han ofrecido alivio. ¡Hoy lo reitero: la apertura de la cooperación humanitaria de alimentos y medicinas es urgente! Es una exigencia que clama al cielo y que hemos presentando en todas las instancias nacionales e internacionales en las que hemos debatido y alertado sobre nuestra realidad.

Más temprano que tarde, la larga lucha por la dignidad referida por Sárajov dará sus frutos y nos permitirá reconquistar la libertad. Nos aferramos también a lo que decía Don Rómulo Gallegos, nuestro gran literato y expresidente: ‘El mal es temporal. La verdad y la justicia imperan siempre’.

Lejos de lo que desean quienes pretenden dominarnos no estamos llenos de odio y por ello comparto con ustedes lo que considero nuestro mayor triunfo: no guardamos rencor a quienes han hecho tanto daño. Casi a diario nos empujan para obligarnos a odiarlos, pero no lo han logrado, ni lo podrán hacer. Tampoco harán que perdamos la esperanza, o que dejemos de luchar por una Venezuela libre y democrática.

La situación de Venezuela es difícil. Nos urge concretar un cambio político hacia la democracia para enfrentar la terrible crisis humanitaria, que apenas he podido describir aquí y caminar de forma decidida y unidos hacia el progreso. Así lo manifestamos en el reciente encuentro que tuvimos con la delegación del Gobierno venezolano en República Dominicana y que se dio gracias a la intermediación y veeduría de varios cancilleres latinoamericanos.

No hemos dejado de levantar nuestra voz, pese al efecto distorsionador de la censura y la propaganda. Nos mantenemos firmes en todos los espacios y terrenos de lucha posibles. Por eso hemos acudimos a la comunidad internacional, a ustedes, al mundo libre, para invocar los principios de justicia social internacional y encontrar caminos que contribuyan con el rescate democrático en mi país. Por eso hemos luchado en las calles, ejerciendo nuestro derecho a la protesta pacífica.

En nuestra memoria aún están nítidas las imágenes de la brutal represión que las fuerzas de seguridad del Estado desplegaron en contra de ciudadanos desarmados, muchos de ellos jóvenes que apenas sobrepasaban los 20 años de edad. Las armas de la República enlutaron a 157 hogares venezolanos. Esas armas no deben usarse para resolver lo que podemos dirimir a través de la palabra y el voto, que es precisamente el vehículo para que millones de voces hablen en los sistemas democráticos”.

 

Derecho a la rebelión. De Julio Borges

La oposición busca fórmulas pacíficas para frenar la deriva autoritaria del Gobierno de Maduro.

Una bandera venezolana, durante una protesta contra Maduro el día 26. ALEJANDRO CEGARRA (AP)

Una bandera venezolana, durante una protesta contra Maduro el día 26. ALEJANDRO CEGARRA (AP)

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Julio Borges es el líder de la fraccion mayoritaria de la Asamblea Nacional de Venezuela y coordinador nacional de Primero Justicia, principal partido de oposición de Venezuela.

Julio Borges, 28 octubre 2016 / EL PAIS

¿Te lo perdiste? En pleno año 2016 ocurrió un golpe de Estado en América Latina. Sin emitir un solo disparo, Venezuela es ahora el único país en las Américas, además de Cuba, en eliminar el derecho constitucional a elecciones democráticas.

El 20 de octubre, el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela suspendió un proceso popular que serviría para destituir al presidente Nicolás Maduro, bajo cuyo mandato los venezolanos están sufriendo la peor crisis económica y social de la historia del país. Frente a desmesuradas tasas de inflación, la rampante corrupción estatal y la inimaginable escasez de comida y medicinas, los venezolanos estaban preparándose para participar a finales de este mes, en la última fase de una campaña para activar un referéndum revocatorio. Ante esto, de repente, el régimen desconoció los resultados de un requisito previo que consistía en recoger el uno por ciento de las firmas de la población. La denuncia de fraude de este solo porcentaje de apoyo, para la cual no se presentó la más mínima evidencia, pareciera irrisoria si la situación no fuese tan seria —ocho de cada diez venezolanos está en contra del presidente Maduro. Precisamente por eso su régimen convocó el autogolpe.

el paisPero el presidente Maduro olvidó lo más importante: el cambio es indetenible. El Gobierno de Maduro buscó robarle al pueblo venezolano la oportunidad para exigir un cambio pacífico y democrático que se realizaría a través de las urnas, sin tomar en cuenta que en las últimas elecciones parlamentarias los venezolanos ya demostraron su gran rechazo a la actual administración. En diciembre, 14 millones de venezolanos salieron a votar y le concedieron a la alianza opositora una amplia mayoría en la Asamblea Nacional y con ella el compromiso de defender la separación de poderes y el Estado de derecho. Por lo tanto, las amenazas y acciones provenientes del Gobierno en aras de disolver la Asamblea Nacional o prohibirle a los partidos de oposición su libre ejercicio, no representan entonces ataques en contra de un cuerpo legislativo, al contrario, son embestidas que van en contra de la población venezolana.

Entonces, ¿cómo debemos los venezolanos responder ante una dictadura? Al robarnos nuestro derecho a la participación democrática y electoral, el régimen de Maduro está imprudentemente profundizando la crisis social e incitando un vuelco hacia el extremismo. El presidente Maduro espera que el pueblo cometa el error de utilizar la violencia como pretexto para seguir tomando medidas drásticas en su intento desesperado de aferrarse al poder. Por eso, después de anular el proceso del referéndum revocatorio, el régimen calificó a los convocantes del plebiscito como delincuentes, hizo un llamado público para su detención y prohibió su salida del país. Es esta la razón por la cual simpatizantes de la actual administración, entraron por la fuerza a la Asamblea Nacional para irrumpir en el debate democrático que se estaba llevando a cabo y amedrentar y hostigar a los venezolanos que ahí se encontraban trabajando por brindarle un mejor futuro al país.

«Al robarnos nuestro derecho a la participación democrática
y electoral, el régimen está profundizando la crisis social
e incitando un vuelco hacia el extremismo»

Ante la ruptura del orden constitucional y las provocaciones del régimen actual, la alianza de partidos de la oposición está más comprometida que nunca en ofrecerles a los venezolanos una alternativa pacífica y democrática para que puedan elegir el mejor camino para el futuro de su país. Sin embargo, adoptar la ruta de la resistencia no violenta no significa que nos someteremos a un Gobierno ilegítimo. Juan German Roscio, uno de los héroes civiles de la independencia de Venezuela, decía que frente al abandono de la Constitución “tenemos el deber y el derecho a la rebelión”. Con la misma tradición de libertad, declaramos la rebelión de la Asamblea Nacional frente a la flagrante indiferencia del presidente Maduro hacia los derechos de la ciudadanía.

En este marco, la Asamblea Nacional está preparando el terreno para un juicio legal y político del presidente. Además, ha creado una hoja de ruta para restituir el orden constitucional en Venezuela, incluyendo el nombramiento de nuevos miembros al Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia, los cuales actúan como instituciones títeres del régimen de Maduro. La Asamblea Nacional también ha solicitado a la comunidad internacional la activación de todos los mecanismos que sean necesarios para garantizar los derechos del pueblo de Venezuela, en especial su derecho a la democracia. Asimismo, los responsables de la persecución política al pueblo venezolano también serán llevados ante la justicia en la Corte Penal Internacional.

Con la radicalización del Gobierno de Maduro, la alianza opositora también llamó a los venezolanos a convocar manifestaciones públicas, a llenar las calles y demandar su derecho a un referendo revocatorio. Ante esto, las Fuerzas Armadas tienen el ineludible deber de respetar y defender la Constitución, en lugar de subordinarse a una parcialidad política, y que la obediencia debida no los exime de responsabilidad por la violación de Derechos Humanos.

Los venezolanos hemos elegido el camino del voto, de la democracia y de la Constitución, mientras que el presidente Maduro ha elegido el de la violencia y el golpe de Estado. Los venezolanos ejerceremos y haremos valer nuestros derechos. Con la rebelión pacífica, el deseo y la elección de los venezolanos, cambiaremos la historia de nuestro país.

 

Comenzó el cambio en Venezuela. De Julio Borges

Nuestro compromiso es una nueva Asamblea que reconcilie al país.

Julio Borges es el Coordinador Nacional de Primero Justicia, partido de miembro de la MUD. Fue reelecto como Diputado a la Asamblea Nacional.

Julio Borges es el Coordinador Nacional de Primero Justicia, partido de miembro de la MUD. Fue reelecto como Diputado a la Asamblea Nacional.

Julio Borges, 8 diciembre 2015 / EL PAIS

el paisArmados de esperanza y de su voto, los venezolanos este pasado domingo arrancaron el cambio económico y político en Venezuela. En las elecciones parlamentarias, los venezolanos hablaron claramente contra la inflación rampante y la escasez, contra la polarización que nos divide como compatriotas amantes de nuestra tierra, y por el cambio de un modelo agotado y fracasado que ha sumido al país en su peor crisis económica en la historia. Alcanzando 99 curules – con 19 aún por adjudicar – los diputados de oposición que formamos parte de la nueva mayoría en la Asamblea Nacional entendemos que la confianza que el pueblo ha depositado en nosotros viene con una gran responsabilidad. Hoy estamos listos para asumirla y arrancar el cambio que busca nuestro país.

La odisea para lograr esta nueva mayoría no fue nada fácil. Por un lado, el gobierno usó un brutal ventajismo para intimidar a los votantes y aprovecharse de la gran maquinaria de propaganda a través de los medios de comunicación del Estado para avanzar su campaña y calumniar a la oposición. Por otro lado, a través de la persecución y control del ente electoral y los tribunales, inhabilitaron a líderes políticos de la oposición de ser candidatos y manipularon salvajemente los circuitos parlamentarios. Pero a pesar de todas estas maniobras, el pueblo venezolano no cedió en sus deseos de cambio para el país.

Esta victoria electoral ratifica la posición de todo un pueblo que unido está convencido que la salida de la crisis que vivimos es a través de la vía electoral. Así como nuestro pueblo, nosotros en Primero Justicia siempre hemos creído que es posible derrotar democráticamente a un gobierno que no es democrático. Nuestro partido se ha mantenido firme aún ante fuertes críticas de ciertos sectores opositores que dudaron de la vía electoral. Así lo hicimos en el 2005, cuando fuimos el único partido opositor que se negó a retirarse de los comicios parlamentarios, a diferencia de todos los otros partidos de oposición en ese momento.

La errada decisión de los partidos políticos de no participar en esos comicios resultó en una Asamblea Nacional casi totalmente chavista. De igual manera, en los últimos dos años, Primero Justicia ha resistido estrategias improvisadas y malogradas que han sido ampliamente rechazadas por nuestro pueblo y que son utilizadas por el gobierno para desviar la atención de la crisis que se ha generado en el país. Pero sobretodo, lo rechazamos porque tenemos la convicción que para asegurar un cambio estable, pacífico y de largo plazo, es crítico lograrlo en las urnas y apegados a la constitución. El tiempo nos ha dado la razón.

Ahora comienza una nueva etapa. Una etapa que exige no defraudar a la mayoría de venezolanos que exigen un cambio para el país. Antes que nada, el cambio exige acabar con el modelo económico fracasado donde el gobierno central es amo y señor de los instrumentos de producción y ve al sector privado como enemigo y no socio. El resultado de esas políticas ha sido la contracción económica, la reducción de nuestra producción nacional en un 80 por ciento y la generación de la inflación más alta del hemisferio y de una escasez brutal. Por eso vamos a impulsar incentivos para generar mayor producción local, terminar con la política de expropiaciones y empezar a trabajar mano a mano con el sector privado como parte integral de la economía del país.

También vamos a devolverle la independencia a los poderes públicos, especialmente a la justicia venezolana que se ha convertido en servil al gobierno. Esto incluye impulsar una Ley de Amnistía para liberar a los presos políticos y permitir el regreso al país a esos venezolanos obligados a huir por motivos políticos. Igualmente, tenemos que atacar la inseguridad, especialmente acabar con la impunidad que deja indemne 9 de cada 10 delitos en el país.

Pero sobretodo, tenemos una gran tarea de volver a unificar al país. Por 16 años el gobierno chavista ha usado la calumnia y la retórica de la división para polarizar a los venezolanos. No queremos más polarización. No queremos más división. Queremos volver a ser un país unido, en el cual se respeten las opiniones de todos. Ese es nuestro compromiso: una nueva Asamblea que reconcilie a Venezuela.

En esta nueva etapa política invitamos al gobierno y a los diputados del oficialismo a discutir con nosotros los problemas de los venezolanos y encontrar soluciones viables para ellos. Eso es lo que exige nuestro pueblo. Sería un error si el gobierno se interpone en el camino del progreso y continúa por la vía de la polarización. Dejemos nuestras diferencias atrás y comencemos a trabajar por una Venezuela de progreso para todos por igual.

Sabemos que lo que viene no es un camino fácil, pero aceptamos el reto de luchar cada día para hacer de Venezuela un país de progreso y oportunidades para todos. En Venezuela empezó el cambio.

Julio Borges es el Coordinador Nacional de Primero Justicia, partido de oposición en Venezuela. Fue reelecto como Diputado a la Asamblea Nacional. 

@julioborges