Eduardo Cader

Poco a poco… De Eduardo Cader

Un país de fértiles campiñas y ríos majestuosos, de soberbios volcanes, apacibles lagos, de un cielo de púrpura y oro… por lo menos se merece un gobierno que esté a la altura de su pueblo.

Eduardo Cader

Eduardo Cader

Eduardo Cader, 30 diciembre 2015 / LPG

Realizar un diagnóstico detallado de la realidad actual de nuestro país implicaría escribir un libro adicional a este; sin embargo, y con miras hacia lo que necesitamos en el futuro, subrayaré de forma breve y sencilla los problemas más relevantes que tenemos en el presente, en lo económico y social.

De todo lo que sufrimos a diario en lo político seremos jueces todos, a medida vaya pasando el tiempo y cuando llegue el momento.

En lo económico, en los últimos años, nuestro país ha mantenido el crecimiento económico más pírrico (FMI) y la menor inversión privada, según datos del BCR, de la región. A falta de una estrategia económica definida y a pesar de tener la mayor recaudación fiscal en la historia, según datos del BCR), se han aprobado miles de millones en préstamos, como si fueran eficiente y efectivamente administrados o como si fuera fácil pagarlos. Hoy también tenemos la deuda más alta, según datos del BCR, en la historia.

El alza en los impuestos, además de encarecer incesablemente la vida para todos los salvadoreños, se traduce en recursos que se pierden en sacos rotos de una ya deficiente administración. Esta alza además disminuye las oportunidades de empleo, principalmente para los jóvenes (según información de DIGESTYC), quienes más potencial y ganas de trabajar tienen para llevar sustento a sus familias, y a la vez, aportar al desarrollo del país. Hoy en materia económica vamos para atrás, en lugar de ir para adelante.

En lo social, el país sufre una crisis histórica: los hospitales carecen de la infraestructura y los medicamentos para salvar vidas de adultos, jóvenes y niños. Las escuelas se encuentran en situaciones deplorables, sin recursos didácticos y empleando a docentes que desde hace mucho no gozan de un apoyo de calidad para su formación profesional.

Para quienes nos preocupamos por eliminar la pobreza en lugar de eliminar la riqueza, es impactante que de 2013 a 2014 casi 200,000 personas se hayan sumido por primera vez o de nuevo en situación de pobreza, según cifras de la DIGESTYC.

En agosto de este año ocurrieron 911 homicidios, el mes más violento de nuestra historia en el año más violento de nuestra historia, de acuerdo con el IML.

Basta con esto para darnos cuenta que hoy no vamos en la dirección correcta.

Todo pueblo tiene un límite y la reiterada ineptitud, burda ineficiencia, intencional falta de voluntad, profunda corrupción, el descarado abuso del poder, la ambivalente impunidad y el cinismo obsceno están finalmente hastiando al salvadoreño. Justo así como se han hastiado ya varios pueblos latinoamericanos que castigaron severamente en las urnas a quienes han sido, en resumen, pésimo gobierno.

Es imperante que la juventud tome conciencia pronto y decida cambiar el rumbo del país que viene hacia un futuro soñado si el presente no le garantiza seguridad, prosperidad y libertad.

Poco a poco llegará la hora de la sensatez, poco a poco llegará la hora en la que un país de fértiles campiñas y ríos majestuosos, de soberbios volcanes, apacibles lagos, de un cielo de púrpura y oro… tenga su primera primavera. Ese será el país que viene.