dos años de gobierno

El Salvador duele: 7 años gobernando con la gente. De Mauricio Ernesto Vargas

Mauricio Vargas, general retirado y diputado

Mauricio Vargas, general retirado y diputado

Mauricio Ernesto Vargas, 9 junio 2016 / EDH

El Presidente de la República acudió a la Asamblea Legislativa para rendir el informe del segundo año de su gestión y siete del FMLN.  Confieso: Al escuchar dicho informe, no tengo idea adónde estamos, ni para dónde vamos, las referencias para ubicarnos en nuestro El Salvador han desaparecido.  Siento que estamos volando en la niebla, sin radio y sin instrumentos.  A lo largo de mi vida recorrí casi todo el país, lo sentí, lo incorporé a mí, me hice parte de él.  Con este informe no lo reconozco ni lo encuentro.  Las referencias del discurso no me hacen sentirme en casa, siento que nuestro país agoniza, son como letras sin libro, que se extingue aceleradamente, sin tiempo ni espacio, es una dislocación, están extraviando mi país, no es aquel solidario, con paz, con amor, con unión.

diario hoyEl informe y su celebración me indica cómo el FMLN canaliza la agresión y la lucha de clases, “el Presidente llama a una agenda de Nación y su partido insulta desde la tarima”, y esto no es una táctica nueva y su contenido no tiene noción de los fundamentos del éxito. Son populistas, despreciando las instituciones, rechazan las experiencias y en sus famosos diálogos  lo que ofrecen es ignorancia, culpando siempre al pasado y presentando una visión suma cero en las negociaciones.  Estos delirios son preocupantes, dañan el orden económico y político de nuestro El Salvador.  ¿Qué proponen al problema fiscal?  Les encanta jugar con el gasto y la deuda, erosionando la legitimidad día a día, ignorando que a la mayoría de los salvadoreños nos está yendo muy mal.  Hay un deterioro de la moralidad reflejada en la desesperación de la población, no hay soluciones coherentes, solo proporcionan chivos expiatorios y las medidas que impulsan me saben a medicina casera o curandería.  Nuestro querido El Salvador duele y está en manos de personas de dudosa moralidad.  Han dejado a un lado las casas de cartón y han saltado a las casas de la Escalón, con harta codicia, incompetencia e irresponsabilidad. “Saquen su Donald Trump”.

Amigo que nos lee: Estamos ante una grave enfermedad y nuestra responsabilidad es encontrarle una manera eficaz para curarla.

Me voy a referir a la materia de seguridad donde estamos sometidos a un asedio mediático y a una falta de información.    Si la población ha contestado que lo mejor que ha hecho el Gobierno, el 38 % responde que son las medidas contra la criminalidad, para que luego, un 58 % responda que no van a generar una mejora real y sostenible, lo que me está diciendo es que un 62 % afirma que lo mejor que está haciendo el Gobierno no solo no es bueno, sino que no servirá para nada y que se irá al vacío.

Hemos caminado por una difícil ruta en tiempo y espacio para poder llegar al ejercicio de mínimas coincidencias y no lancemos las campanas al vuelo porque no es cierto que esté construida una buena relación de diálogo en todos los ámbitos.   La pelota está en la cancha del Gobierno.  Tiene todo lo que ha pedido en materia de seguridad.  Tiene las leyes especiales que solicitó.  Tiene los recursos financieros adicionales que ha pedido.  En conclusión, el FMLN ha recibido más de lo que ha concedido.

El Presidente no puede presentarnos la seguridad pública como un logro de su gestión.  Es de muy mal gusto y no es honesto.  Esto está basado en los últimos dos meses que han reflejado una pírrica tranquilidad.  La crisis de seguridad que experimenta el país debemos de contrastarla con los dos años de su gestión. En 2015 se registró el mayor número de homicidios en la historia del país y los desaciertos en estos dos últimos años han sido muchos y las consecuencias son graves.

Solo nos habló de implementación de las medidas extraordinarias como un logro y éstas solo compensan las falencias de las que adolece el combate frontal a la criminalidad, es decir, no lo podemos ver como un logro, es recoger una pieza del rompecabezas para cubrir errores del Plan El Salvador Seguro, que se pudiera haber evitado o corregido antes de llegar a la situación en que nos encontramos.

Si no nos habla de la visión integral de la crisis de inseguridad, no debería de jactarse de logros inexistentes.  Si nos dicen que acaban de recibir 16.5 millones para medidas de seguridad del impuesto a la telefonía y el secretario Hasbún nos dijo: “Vamos a distribuirlo para formar 550 agentes PNC, pago del bono trimestral PNC, 2.5 millones para pago bono de 200 soldados FAES y 270 mil para 200 agentes penitenciarios, 1.5 millones para emplear a 300 jóvenes en municipios Injuve, 1.6 millones para reparar techos, baños y pintura para 116 escuelas Mined y 1.2 millones para escuelas inclusivas a tiempo completo Mined”.  No continúo el detalle porque quiero preguntarles: ¿Es esto prevención de la violencia y no de combate a la criminalidad?  ¿Son prioridades o son necesidades?   ¿Son estas medidas contra la criminalidad que nos azota?  ¿Es gasto corriente o combate a la criminalidad?   ¿Esta inversión es de un plan de desarrollo para tiempo normal? Aló Presidente: como dice un buen amigo, vaya usted a saber.

Aló Presidente, nos dijo “fortalecimos la presencia del Estado en todo el territorio nacional”, y yo le pregunto: ¿Y la isla Conejo?  Qué pena ajena.