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¿Le da igual o le disgusta la política? Entonces, esto es para usted. De Guillermo Miranda Cuestas

guillermo miranda cuestasGuillermo Miranda Cuestas, 4 octubre 2017 / EL DIARIO DE HOY

Si usted está cansado de la política salvadoreña y cree que las cosas nunca cambiarán, hoy es cuando debe reconsiderar su postura. En este día inicia un largo ciclo electoral, en el que tanto la cantidad como la calidad de la participación ciudadana definirán aquellas decisiones que afectan su vida y las de sus seres más queridos. En los próximos 18 meses se elegirán 262 concejos municipales, 84 diputados, la presidencia  de la República, los magistrados que integrarán la Sala de lo Constitucional hasta julio de 2027 y el próximo Fiscal General. En otras palabras, este no es el momento de ser indiferente a la política; al contrario, es la hora de involucrarse, al menos, en las siguientes tres direcciones.

EDH logPrimero, la conversación debe ser diferente a la usual. Los problemas de la economía, la seguridad y la corrupción, entre otros, merecen propuestas astutas, coherentes y realistas. Por ejemplo, no se vale hablar de nuevos empleos si no se explica cómo se promoverá el emprendimiento y la innovación o cómo se integrará Centroamérica para competir en los mercados globales; no se vale prometer seguridad si se ignoran los pobres resultados del tristemente célebre “manodurismo”, o si se evita la tan necesaria discusión de cómo reinsertar a la vida productiva a personas que en el pasado delinquieron; no se vale enarbolar la bandera de la transparencia si se insiste en repartirse las instituciones contraloras, como la Corte Suprema de Justicia, entre cuotas partidarias, o si se protege a funcionarios con sobrados indicios de corrupción. En fin, no se vale hacer perder el tiempo de la gente con discursos vacíos, inconsistencias manifiestas, promesas inviables o medias verdades. Los medios de comunicación son actores claves en este sentido.

Segundo, todos deben hacer su parte para que el proceso electoral sea justo y equitativo. Las causas que originaron el desastre provocado en las elecciones de 2015 no solo continúan presentes en la actualidad, sino que se acompañan de dificultades adicionales. En esta ocasión, los ciudadanos tienen una oportunidad extraordinaria de contribuir en el cuido de urnas. Por su energía y disponibilidad, los estudiantes universitarios deben ser los primeros entusiastas en integrar las Juntas Receptoras de Voto. De igual forma, si las instituciones públicas, nacionales o locales, se dedican a hacer propaganda electoral o si las campañas reciben financiamiento ilícito de gobiernos extranjeros, la ciudadanía debe presionar al Tribunal Supremo Electoral para que este actúe de oficio como establece la ley.

Tercero, hay que ir a votar de forma válida e informada. No votar o votar nulo o en blanco -que para efectos prácticos son lo mismo- es sujetar la elección a votantes incondicionales que, en varios casos, tienen una ciega disciplina ya sea por clientelismo o por fanatismo. Por otra parte, votar de manera desinformada -es decir, sin conocer las trayectorias de los candidatos ni la viabilidad de sus propuestas- es premiar la deshonestidad y las emociones por sobre la verdad y la sensatez.

Su involucramiento no solo es importante, sino también necesario. Cada vez que se sienta indiferente, cansado o disgustado, como todos nos sentimos más de una vez a la semana con la política salvadoreña, recuerde: de su apatía sobrevive, muy cómodamente, esa política tradicional que tanto daño nos ha hecho. Anímese; involúcrese.

@guillermo_mc_